domingo, 14 de julio de 2019

Una pintora del Renacimiento



Una pintora del Renacimiento

Sofonisba Anguissola​, fue la primera mujer pintora de éxito en el Renacimiento. Había nacido en Cremona en el siglo XVI (1535) y fallecería en Palermo, en 1625. Sofonisba comenzaría a pintar en Italia, donde siendo hija de una familia de nobleza baja, a pesar de ser seis mujeres y un varón, ella tuvo los contactos y la sensibilidad suficiente para poder acceder a la educación artística. No obstante, Anguissola nunca tuvo acceso a estudios de anatomía ni tampoco pudo recibir dinero por pintar, pues la pintura como trabajo no se consideraba propio de una mujer y cobrar la deshonraría.

A la edad de 27 años, la pintora se estableció en la corte del rey Felipe II en España, y se transformaría en una experta en la pintura del retrato y del autorretrato, logrando establecer nuevas reglas en el ámbito del retrato femenino. A pesar de todas estas dificultades, Sofonisba Anguissola tuvo un importante papel como eslabón entre el retrato italiano y el español en el siglo XVI, y ejerció una notable influencia en el desarrollo posterior de este género en Italia. Su trayectoria resultó un precedente para varias mujeres artistas que habían sido excluidas de la enseñanza académica, de gremios y talleres y del mecenazgo papal, pero que sí encontraron respaldo en las cortes europeas entre los siglos XVI y XVIII.

Sofonisba Anguissola fue una mujer cuyo rol en la historia fue disminuido u ocultado, como el de otras mujeres que se han visto obligadas a firmar con seudónimos masculinos o sencillamente serían otros pintores contemporáneos quienes se llevarían el crédito por sus obras. Sus maestros Bernardino Campi y Bernardino Gatti “el sojaro”, le enseñaron tempranamente el arte del retrato hasta que se mudó a Roma donde conoció a Miguel Angel Buonarroti, quien se convirtió en su maestro de manera informal. Un extracto de una carta de su padre al pintor dice así: «Os aseguro que entre los numerosos favores que le debo a Dios, figura el de saber que un caballero tan eminente y tan repleto de talento, más que ningún otro ser en el mundo, ha sido tan bueno como para examinar, juzgar y alabar las pinturas realizadas por mi hija, Sofonisba».

Autoritratto con Bernardino Campi, 1550
Cuando ya era conocida, Sofonisba se desplazó a Milán, hacia 1558, en donde pintó al duque de Alba. Unos meses más tarde, durante el verano de 1559, el duque de Alba prepararía en París los esponsales entre Felipe II e Isabel de Valois, tercera esposa del rey. Entre otras cuestiones, se ocupó de las damas que iban a llevar consigo la joven reina a España, y el duque sabedor de la afición de la reina por el dibujo decidiría incluir a Sofonisba entre dichas damas. Alba cursó una invitación a Amilcare Anguissola, quien en septiembre accedería a dejar partir a su hija a España. 

Su talento la hizo acreedora al reconocimiento de Giorgio Vasari, considerado uno de los primeros críticos de arte y apoyada por su origen noble, la ayudó a unirse a la corte del Rey Felipe II y de su esposa Isabel de Valois, a quien Sofonisba instruyó en la pintura. Ahí realizó diversos retratos de la familia real, ganando su favor un mecenazgo casi vitalicio. Desde febrero de 1560 hasta el verano de 1573, Anguissola viviría en la corte española, primero como dama de Isabel de Valois y, tras la muerte de la reina, como tutora de las infantas, especialmente de Isabel Clara Eugenia. Durante su estancia convivió con otros pintores de la corte como Alonso Sánchez Coello y Antonio Moro, a quienes les serían atribuidas las pinturas de AnguissolaHacia 1562 pintó los retratos El príncipe Carlos (Buckingham Palace, Londres, Reino Unido), Juan de Austria (Pollock House, Glasgow, Reino Unido) y Alejandro Farnesio (National Gallery, Dublin, Irlanda), y un nuevo retrato de Isabel de Valois (Museo del Prado, Madrid), atribuido anteriormente a Sánchez Coello o a Pantoja de la Cruz. Se le han atribuido recientemente un retrato de Felipe II (Museo del Prado, Madrid), realizado en 1565.  

Felipe II, 1573. Atribuído a Sánchez Coello
En 1570 aún Sofonisba continuaba soltera y para buscarle un matrimonio adecuado, se hace responsable el rey. Ella pidió un partido italiano, y se casará con don Fabrizio Moncada, hijo del príncipe de Paterno, virrey de Sicilia, noble siciliano de ascendencia aragonesa. Recibió una dote del rey de España, y se trasladó a Sicilia en el verano de 1573. En 1575 pintó de Ana de Austria (Museo del Prado, Madrid) y que presenta el mismo carácter grave y austero. De la infanta Catalina Micaela hizo dos retratos, uno en 1585, que se conserva en el Museo del Prado, en Madrid, y otro en 1590 o 1595, titulado La dama del armiño (Pollock House, Glasgow, Reino Unido), atribuido anteriormente a El Greco, que se aparta de los convencionalismos del retrato cortesano. Residirá en Palermo hasta 1579, y tras la muerte temprana del marido el año anterior recibirá una vez el apoyo de Felipe II.

En 1581 Sofonisba se casará en segundas nupcias con Orazio Lomellini, hijo de una distinguida familia genovesa, comerciante marítimo y capitán del barco que la trasladaba a Cremona. Orazio reconoció y apoyó su trabajo de pintora y se establecieron en Génova, en una gran casa en donde pudo tener su propio estudio y tiempo para pintar y dibujar. La fortuna personal de Orazio, además de la generosa pensión que le otorgó Felipe II, permitió a Sofonisba pintar y vivir libre y cómodamente. Bastante famosa entonces, recibió la visita de muchos de sus colegas. Varios de éstos eran más jóvenes que ella y aprendían e imitaban el estilo distintivo de Anguissola.
 
Detalle de su Autorretrato de 1556
Un total de 50 obras han sido atribuidas con seguridad a Sofonisba. Sus cuadros pueden ser vistos en las más famosas galerías europeas. Su obra ha tenido gran influencia en las generaciones de artistas posteriores. Su retrato de la reina Isabel de Valois con una piel de marta cibelina fue el retrato más copiado en España. Entre estos copistas se incluyen muchos de los mejores artistas del momento, como Pedro Pablo Rubens. Desde 1581 hasta 1615 Sofonisba residirá en Génova, donde mantuvo una posición de prestigio tanto por su cultura y su talento artístico como por sus privilegiados contactos con la corte española. Sus últimos diez años los pasará en Palermo, en sus posesiones sicilianas. En 1623, la visitó el pintor flamenco Anton van Dyck, quien en la época era uno de los retratistas más famosos y populares, y se dice que estuvo fuertemente influenciado por las enseñanzas de Sofonisba Anguissola. Van Dyck  hizo alusiones a sus visitas a Sofonisba en su hoy famoso cuaderno de bocetos del Museo Británico de Londres.  Él diría: “Aunque su vista está debilitada, se mantiene aún muy alerta mentalmente”. En contra de lo que algunos biógrafos reclaman, ella nunca se llegó a quedar ciega; quizá tuvo cataratas

Sofonisba falleció en Palermo en 1625 y siete años después, en lo que sería la celebración del centenario de su nacimiento, su viudo colocó una inscripción en su tumba en la que se leía, en parte: «A Sofonisba, mi mujer [...] quien es recordada entre las mujeres ilustres del mundo, destacando en retratar las imágenes del hombre [...] Orazio Lomellino, apenado por la pérdida de su gran amor, en 1632, dedicó este pequeño tributo a tan gran mujer». 

Mississauga, Ontario, periferia de Toronto, el domingo 13 de Julio del 2019

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