miércoles, 28 de septiembre de 2016

¿Que hay en "El año de la lepra"?




          ¿QUE HAY EN “EL AÑO DE LA LEPRA”? 

El año 2012 la Editorial de Mérida elotro@elmismo publicó mi novela El año de la lepra la cual distribuyó (y supongo que aún sigue haciéndolo) EdicVen. Nunca pude seguirle la pista a la misma, de modo que como no supe si la vendían, ni menos aún, que tal había sido percibida por posibles lectores, si acaso tendría lectores, me atreví entonces a publicarla por capítulos en este mi blog, (lapesteloca.blogspot.com) entre el 27 de febrero y el 29 de junio del año 2014. No sé si alguien tuvo la paciencia para seguirla y la constancia para de esa manera, leerla…
Con Eduardo Liendo aprendí que el escritor debe ser testigo de su época, y en la novela “El año de la lepra” se supone que narro algo que sucedió durante el año 2011. La época ya pasó... 
Al comienzo de la novela decidí escribir una aclaratoria que dice: Aunque por esta narración circulen numerosos personajes reales, de esos que existen, o que han existido y algunos de ellos hasta han hecho historia, lo que se describe a continuación, conviene catalogarlo como una novela y por lo tanto, en su mayor parte  pertenece al territorio de la ficción.”
En la novela “El año de la lepra”, hay…

Hay: una isla en el río Esequibo, donde los ingleses instalaron un leprocomio para que el doctor Luís Daniel Beauperthuy descubridor de la transmisión insectil de la fiebre amarilla y conocido como “el médico de Cumaná” intentará allí demostrar como curar  la lepra.
La historia del este médico es lo único real y verdadero en la novela…

Hay: otra isla en un lago frente a “la ciudad de fuego” con un leprocomio que funcionó durante siglos y donde un cura, decidido a transformar la isla en un parque infantil parece que lo va a lograr a través de una alianza con un consorcio iraní.

Hay: un bieloruso quien durante años en la KGB ha soñado con poder crear un arma biológica utilizando los bacilos de la lepra.

Hay: una joven que escribe un diario desde los 13 años y estudiará para hacerse médico e investigadora sobre los bacilos leprosos.

Hay: un poeta que se casa con la joven doctora pero es dominado por el demonio de los celos particularmente después de sufrir un accidente.

Hay: un investigador judeo-polaco quien sobrevivió a la segunda guerra mundial y terminará trabajando en el leprocomio frente a la ciudad de fuego y estudiando la lepra en los cachicamos.

Hay: una amistad interesada entre el bieloruso (ex KGB) y el investigador polaco que perseguirá indagar sobre los experimentos en los cachicamos y las mutaciones de los bacilos.

Hay: algo más que amistad entre el cura y su carnal amigo y compinche para que los iraníes les ofrezcan “una boloña” de billetes verdes que  terminarán derivando hacia un narco negocio.

Hay: gran amistad entre los hermanos de la doctora y un joven asistente del investigador, quien los llevará con sus amigos, a buscar en la isla del lago lo que no se les había perdido. 

Hay situaciones terminales que habrán de resolverse en El Aladín.


A los interesados, les puedo decir que creo ( no lo sé ) que todavía EdicVen posee ejemplares de la novela, y quizás podrían contactar a la distribuidora para informarse…

Maracaibo 28 de septiembre del año 2016


martes, 27 de septiembre de 2016

¿Estaremos en nuestro período especial?





¿Estaremos en nuestro “período especial”?

En 1888 Henry Strachan, un oficial médico inglés apostado en Jamaica describió en 510 pacientes en su mayoría negros, del Hospital Público de Kingston, una forma de "neuritis periférica múltiple". Por razones no bien claras, él atribuyó la "neuritis jamaiquina" a la malaria, aunque no aportó ninguna evidencia para sustentar su hipótesis. Los pacientes fueron tratados con reposo en cama, "alimentos nutritivos", quinina, estricnina y yoduro de potasio notándose que la recuperación "más o menos completa" y la muerte fue inusual. La contribución de Strachan fue olvidada hasta que Miller Fisher en 1955, describió los hallazgos patológicos encontrados en soldados canadienses hechos prisioneros por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial en la guerra del Pacífico y a los cuales designó como enfermedad de Strachan. 

Curiosamente en 1889, Domingo Madan describió en Matanzas (Cuba), 80 casos de neuritis óptica ocurrida en 1888 durante el bloqueo norteamericano como parte de su guerra contra España. Otras epidemias remisniscentes de la condición, habían sido previamente descritas en la guerra civil española, descritas por Grande Covián y Peraita, e igualmente entre prisioneros norteamericanos sobrevivientes de Bataan y Corregidor en campos japoneses como Canabatuan en las Islas Filipinas durante la segunda guerra mundial. En todas estas circunstancias, millares de seres humanos afectados de malnutrición y maltrato, sufrieron los rigores de neuropatía óptica, neuropatía sensorial periférica o ambas; amén de síndromes inducidos por la deficiencia nutricional y vitamínica desarrolladas en los primeros 4 meses de prisión, destacándose el beriberi en sus formas húmeda y seca, el escorbuto, la pelagra o pie urente de Casal (burning feet).

Durante el período especial en Cuba, y debido a una combinación de factores nutricionales y tóxicos, surgió una epidemia de neuritis óptica y polineuropatía periférica carencial en la población. Los primeros casos esporádicos entre 1991 a 1992 para luego progresar hasta mayo de 1993 con 30.000 casos. Para 1997 el total de casos reportados ascendía a los 56.800 enfermos por los graves problemas en la salud (1,2) y Santiesteban propuso llamar a la neuropatía carencial cubana, enfermedad de Strachan-Madan recordando los episodios de Jamica y el de Matanzas en 1888.  El período especial fue la mayor crisis económica que como producto del colapso de la Unión Soviética afectó a Cuba en 1991. La depresión económica del Período Especial fue especialmente severa a comienzos y hasta mediados de la década de los 90. En el año 1994 se inició una lenta recuperación. 

El período especial transformó a la sociedad cubana y su economía ameritó de críticas reformas, particularmente en la agricultura. Los envíos de petróleo de la Unión Soviética dejaron de ser recibidos y se produjo una disminución en el uso de automóviles, y obligó también al racionamiento de gasolina. Al desaparecer el programa "petróleo por azúcar" de los soviéticos, la producción de azúcar fue drásticamente reducida. Durante el segundo semestre de 1991 en la provincia occidental de Pinar del Río en la República de Cuba, los servicios de vigilancia epidemiológica comenzaron detectaron un aumento de pacientes con déficit visual bilateral. Se observó el mal principalmente en hombres maduros, fumadores de cigarrillo o tabaco (92,8%) y consumidores de alcohol por lo que se sospechó un proceso inflamatorio, calificándolo como una "neuritis óptica". En diciembre del mismo año ya se habían informado en 5 de las 14 provincias cubanas (La Habana, Sancti Spiritus, Holguín y Santiago de Cuba) y para mayo de 1993 se habían afectado más de 50.000 personas en una población de 10,8 millones, por lo que durante la asamblea plenaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza (4 de mayo de 1993), el gobierno cubano a través de su viceministro de salud, Dr. Jorge Antelo, pidió ayuda internacional "ante... una epidemia que, por sus características y patrones de ocurrencia, no se corresponde con ningún antecedente según la experiencia internacional y la literatura especializada" (3). Para entonces los médicos cubanos se encontraban totalmente aislados de sus contrapartes norteamericanos o europeos; por tanto su experiencia e información eran deficitarias. 

La OMS a través de la Oficina Sanitaria Panamericana (OSP) estructuró una misión de expertos que incluyó oftalmólogos, neurooftalmólogos, nutricionistas, neurólogos, neuroepidemiólogos, neurovirólogos y neurotoxicólogos que estudiaron durante una semana características diversas de la epidemia. La suplementación gratuita de vitaminas a toda la población condujo a una reducción rápida y significativa de la epidemia. Las encuestas nutricionales se realizaron sobre una base semicuantitativa de la frecuencia de la ingestión promedio diarias de ciertos alimentos. La asociación del uso del cigarrillo, particularmente del tabaco y neuropatía fue muy fuerte y se estimó ser 34 veces mayor que en los no fumadores. Los sujetos con elevado consumo de casabe relativo a la ingestión total de energía, tuvieron un incremento de neuropatía óptica 4 veces mayor que aquellos de bajo consumo. Muchos de estos datos fueron tomados de la experiencia y publicaciones del Dr Rafael Muci Mendoza quien vivió personalmente estas vicisitudes.

De todos en bien sabido que las estadísticas con cifras completas no han estado a disposición de los venezolanos en años recientes. La escasez de medicamentos es paralela a la inefectividad de las políticas gubernamentales que mostraba ya desde el 2014 como en 130 hospitales públicos de 19 estados el 44 por ciento de los quirófanos no estaban operativos, y el 94 por ciento de los laboratorios tenían fallas en el funcionamiento o falta de reactivos. En 2016 la situación se ha agravado considerablemente. Estamos padeciendo por una muy grave y peligrosa situación de acercarno paso a paso a un colapso total de la salud pública. La malaria en Venezuela a finales de 2016 puede alcanzar casi los 350 mil casos  ya que la cifra acumulada hasta agosto de este año aumentó 72 % con respecto al mismo periodo del 2015, según datos ofrecidos hoy por la ONG Observatorio Venezolano de la Salud. Venezuela con Guyana y Haití son los únicos tres países donde ha aumentado la malaria en América. Venezuela tiene el índice de desarrollo humano y un ingreso nacional bruto per cápita que es sustancialmente mayor que Guyana y Haití, lo que sugiere que además de la pobreza extrema, tienen que existir otros factores que puedan explicar esta situación. ¡Tenemos ahora, hasta una epidemia de difteria en el Estado Bolívar! Existe un drástico aumento de enfermedades virales transmitidas por mosquitos, si en 2014 se estimó más de 34.000 casos de chikungunya y 75.000 presuntos casos de dengue, según estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud, el alcance de la epidemia de Zika en medio de la ausencia de los datos oficiales, según el grupo de vigilancia del OVS, se estima cerca de 700.000 personas las que han sido infectadas con Zika lo que es alrededor de 150 veces mayor que la última cifra del gobierno de 4700 casos a finales de enero. Si las cifras son precisas, Venezuela sería el país más afectado en el mundo fuera de Brasil.   

Comenzamos hablando de Cuba y siempre regresará a nuestra mente la promesa paradigmática del “Comandante Eterno”: los venezolanos tenemos que llegar como Cuba, “al mar de la felicidad”… Ban Ki-moon el Secretario General de la ONU en una entrevista el pasado mes de agosto, este año 2016 dijo: “Estoy muy preocupado por la situación actual, en la que las necesidades básicas no pueden ser cubiertas, como la comida, el agua, la sanidad, la ropa, no están disponibles. Eso crea una crisis humanitaria en Venezuela”, por lo que es lógico que ante esta crítica situación que estamos viviendo, la cual evidentemente  “por sus características y patrones de ocurrencia, no se corresponde con ningún antecedente según la experiencia internacional y la literatura especializada", parece lógico, repito, que nos preguntemos, ¿y entonces?... ¿Será que estamos en nuestro período especial?

Referencias
1-  Muci Mendoza R. (2002)Neuropatía óptica epidémica cubana. Parte II. Aspectos neuro-oftalmológicos, neuroológicos e históricos. Gac Méd Caracas v.110 N.2 2002.       2- Espinosa AD, Ordúñez PO. Nuevas reflexiones acerca de las determinantes de la epidemia de neuropatía en Cuba. Rev Finlay Cienfuegos 1993; 7(1-4): 1-103.         3-.WHO. 46th World Health Assembly. Geneva, 3-14 May 1993. WHA46/1993/REC 2, A-46/VR/4. Geneva: Verbatim Records of Plenary Meeting; 1993:65-67.
Maracaibo, 27 de septiembre del 2016

lunes, 26 de septiembre de 2016

Elysa "la esmeralda oriental" que vive de la luz





Elysa “la esmeralda oriental”  que vive de la luz

Existe una babosa marina que prefiere vivir de la luz del sol a tener que deambular por el fondo del mar en busca de comida, se le conoce como Elysia Clorótica, y tiene el aspecto de una hoja verde de la que sobresalen sus dos cuernecillos blandos como para recordarnos que no es un vegetal, sino un molusco de apenas seis centímetros. Las babosas de mar son moluscos que científicamente se conocen como nudibranquios, nombre que se les da por su cuerpo enrollado, debido a un proceso de torsión de 180º durante su desarrollo post-embrionario. Aunque se ignora todavía el porqué, este fenómeno ha permitido su supervivencia ya que los gasterópodos no torsionados, se han extinguido.

Elysia se alimenta de un alga llamada Vaucheria litorea de la que “toma prestados” sus cloroplastos que le proporcionarán un color intensamente verde por lo que también la llaman Elysia Chlorotica, también conocida como “elysia esmeralda oriental”. Este simpático molusco habita en las aguas saladas de toda la costa este de Estados Unidos, desde Nueva Escocia en Canadá hasta Miami. Desde 1970 se sabe que Elysia "roba" los cloroplastos del alga Vaucheria litorea y los incorpora a sus propias células digestivas. Los cloroplastos ingeridos siguen haciendo fotosíntesis durante al menos nueve meses, que es bastante más tiempo del que usan para funcionar en las algas. Este proceso de fotosíntesis, logrará producir en el interior de la babosa los carbohidratos y lípidos necesarios para su nutrición, sin que Elysia tenga que ir a buscarlos en su medio ambiente.

En la Universidad del Sur de Florida y en la Universidad de Maryland, College Park (EUA) han descubierto como es que una babosa de mar verde brillante puede vivir como una planta. El trabajo publicado en la revista The Biological Bulletin demostró que lo lograba alimentándose únicamente de la luz solar. Elysia Chlorotica se alimenta de los cloroplastos que le «roba» a las algas para llevar a cabo la fotosíntesis. The Biological Bulletin publicaría las primeras evidencias directas de como sucede esto mostrando en los cromosomas de esta babosa de mar verde brillante con aspecto de hoja algunos genes que provienen de las algas que se come, genes que ayudan al molusco a mantener los procesos fotosintéticos dentro de su intestino. Elysia la babosa, ha aprendido a digerir al alga sin dañar los cloroplastos, capaces de transformar la luz del sol en comida. Así los trata con cuidado y los integra en sus células digestivas, de tal modo que podrá vivir durante meses sin comer simplemente alimentándose de la luz del sol.

A los biólogos les intrigaba cómo era posible que la babosa fuera capaz de no digerir una parte del alga, que resultaba ser precisamente la que necesita para su propósito vital y vieron que este molusco de apenas seis centímetros tiene en sus cromosomas, genes del alga que son indispensables para mantener en buen estado los cloroplastos que le había robado.  Este se considera el primer caso de transferencia de genes funcionales de una especie multicelular a otra. 

Se sabe que las bacterias, organismos unicelulares, se intercambian genes entre ellas para mejorar sus posibilidades de supervivencia o para aumentar su resistencia a los antibióticos. Pero esta es la primera vez que este proceso se ha detectado entre seres más complejos y además de dos reinos diferentes. A este fenómeno se le denomina transferencia horizontal de genes, destacando la capacidad de Elysia para establecer una simbiosis, no con otro ser vivo como es lo habitual, sino con un organelo celular, lo cual conduce a preguntarse:  ¿cómo puede un gen que ha ingerido la babosa con un alga pasar a través de su sistema digestivo, y luego hacerse funcional al integrarse en su genoma?

Uno de los autores del estudio, Sidney K. Pierce, profesor emérito de la Universidad del Sur de Florida señalaba. "Este trabajo confirma que uno de los genes del alga necesarios para reparar los daños en los cloroplastos y mantenerlos en funcionamiento está presente en el cromosoma de la babosa, y más aún, el gen incorporado se transmite a la siguiente generación, así la descendencia sólo tiene que “robar” cloroplastos de las algas, ya que los genes para mantener los cloroplastos ya están presentes en el material genético que han recibido de sus progenitores”, aclaró Pierce. "Pareciera imposible que los genes de un alga funcionen dentro de una célula animal, y sin embargo, aquí lo hacen y permiten que el animal dependa de la luz del sol para su nutrición”. 

Maracaibo, 26 de septiembre del 2016