¿Estaremos en nuestro “período especial”?
En 1888 Henry
Strachan, un oficial médico inglés apostado en Jamaica describió en 510
pacientes en su mayoría negros, del Hospital Público de Kingston, una forma de
"neuritis periférica múltiple". Por razones no bien claras, él
atribuyó la "neuritis jamaiquina" a la malaria, aunque no aportó
ninguna evidencia para sustentar su hipótesis. Los pacientes fueron tratados
con reposo en cama, "alimentos nutritivos", quinina, estricnina y
yoduro de potasio notándose que la recuperación "más o menos
completa" y la muerte fue inusual. La contribución de Strachan fue
olvidada hasta que Miller Fisher en 1955, describió los hallazgos patológicos
encontrados en soldados canadienses hechos prisioneros por los japoneses
durante la Segunda Guerra Mundial en la guerra del Pacífico y a los cuales designó
como enfermedad de Strachan.
Curiosamente en
1889, Domingo Madan describió en Matanzas (Cuba), 80 casos de neuritis óptica
ocurrida en 1888 durante el bloqueo norteamericano como parte de su guerra
contra España. Otras epidemias remisniscentes de la condición, habían sido
previamente descritas en la guerra civil española, descritas por Grande Covián
y Peraita, e igualmente entre prisioneros norteamericanos sobrevivientes de
Bataan y Corregidor en campos japoneses como Canabatuan en las Islas Filipinas
durante la segunda guerra mundial. En todas estas circunstancias, millares de
seres humanos afectados de malnutrición y maltrato, sufrieron los rigores de
neuropatía óptica, neuropatía sensorial periférica o ambas; amén de síndromes
inducidos por la deficiencia nutricional y vitamínica desarrolladas en los
primeros 4 meses de prisión, destacándose el beriberi en sus formas húmeda y
seca, el escorbuto, la pelagra o pie urente de Casal (burning feet).
Durante el
período especial en Cuba, y debido a una combinación de factores nutricionales
y tóxicos, surgió una epidemia de neuritis óptica y polineuropatía periférica
carencial en la población. Los primeros casos esporádicos entre 1991 a 1992
para luego progresar hasta mayo de 1993 con 30.000 casos. Para 1997 el total de
casos reportados ascendía a los 56.800 enfermos por los graves problemas en la
salud (1,2) y Santiesteban
propuso llamar a la neuropatía carencial cubana, enfermedad de Strachan-Madan
recordando los episodios de Jamica y el de Matanzas en 1888. El período especial fue la mayor crisis económica
que como producto del colapso de la Unión Soviética afectó a Cuba en 1991. La
depresión económica del Período Especial fue especialmente severa a comienzos y
hasta mediados de la década de los 90. En el año 1994 se inició una lenta
recuperación.
El período
especial transformó a la sociedad cubana y su economía ameritó de críticas reformas,
particularmente en la agricultura. Los envíos de petróleo de la Unión Soviética
dejaron de ser recibidos y se produjo una disminución en el uso de automóviles,
y obligó también al racionamiento de gasolina. Al desaparecer el programa
"petróleo por azúcar" de los soviéticos, la producción de azúcar fue
drásticamente reducida. Durante el segundo semestre de 1991 en la provincia
occidental de Pinar del Río en la República de Cuba, los servicios de vigilancia
epidemiológica comenzaron detectaron un aumento de pacientes con déficit visual
bilateral. Se observó el mal principalmente en hombres maduros, fumadores de
cigarrillo o tabaco (92,8%) y consumidores de alcohol por lo que se sospechó un
proceso inflamatorio, calificándolo como una "neuritis óptica". En
diciembre del mismo año ya se habían informado en 5 de las 14 provincias
cubanas (La Habana, Sancti Spiritus, Holguín y Santiago de Cuba) y para mayo de
1993 se habían afectado más de 50.000 personas en una población de 10,8
millones, por lo que durante la asamblea plenaria de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza (4 de mayo de 1993), el gobierno cubano a
través de su viceministro de salud, Dr. Jorge Antelo, pidió ayuda internacional
"ante... una epidemia que, por sus características y patrones de
ocurrencia, no se corresponde con ningún antecedente según la experiencia
internacional y la literatura especializada" (3). Para entonces
los médicos cubanos se encontraban totalmente aislados de sus contrapartes
norteamericanos o europeos; por tanto su experiencia e información eran
deficitarias.
La OMS a través
de la Oficina Sanitaria Panamericana (OSP) estructuró una misión de expertos
que incluyó oftalmólogos, neurooftalmólogos, nutricionistas, neurólogos,
neuroepidemiólogos, neurovirólogos y neurotoxicólogos que estudiaron durante
una semana características diversas de la epidemia. La suplementación gratuita
de vitaminas a toda la población condujo a una reducción rápida y significativa
de la epidemia. Las encuestas nutricionales se realizaron sobre una base
semicuantitativa de la frecuencia de la ingestión promedio diarias de ciertos
alimentos. La asociación del uso del cigarrillo, particularmente del tabaco y
neuropatía fue muy fuerte y se estimó ser 34 veces mayor que en los no
fumadores. Los sujetos con elevado consumo de casabe relativo a la ingestión
total de energía, tuvieron un incremento de neuropatía óptica 4 veces mayor que
aquellos de bajo consumo. Muchos de estos datos fueron tomados de la
experiencia y publicaciones del Dr Rafael Muci Mendoza quien vivió personalmente estas vicisitudes.
De todos en bien
sabido que las estadísticas con cifras completas no han estado a disposición de
los venezolanos en años recientes. La escasez de medicamentos es paralela a la
inefectividad de las políticas gubernamentales que mostraba ya desde el 2014
como en 130 hospitales públicos de 19 estados el 44 por ciento de los quirófanos
no estaban operativos, y el 94 por ciento de los laboratorios tenían fallas en
el funcionamiento o falta de reactivos. En 2016 la situación se ha agravado considerablemente. Estamos padeciendo por una muy grave
y peligrosa situación de acercarno paso a paso a un colapso total de la salud pública. La malaria en Venezuela a finales de 2016
puede alcanzar casi los 350 mil casos ya que la cifra
acumulada hasta agosto de este año aumentó 72 % con respecto al mismo periodo
del 2015, según datos ofrecidos hoy por la ONG Observatorio Venezolano de la
Salud. Venezuela con Guyana y Haití son los únicos tres países donde ha
aumentado la malaria en América. Venezuela tiene el índice de desarrollo humano y un
ingreso nacional bruto per cápita que es sustancialmente mayor que Guyana y
Haití, lo que sugiere que además de la pobreza extrema, tienen que existir
otros factores que puedan explicar esta situación. ¡Tenemos ahora, hasta una epidemia de
difteria en el Estado Bolívar! Existe un drástico aumento de enfermedades
virales transmitidas por mosquitos, si en 2014 se estimó más de 34.000 casos de
chikungunya y 75.000 presuntos casos de dengue, según estadísticas de la Organización
Panamericana de la Salud, el alcance de la epidemia de Zika en medio de la
ausencia de los datos oficiales, según el grupo de vigilancia del OVS, se estima cerca de 700.000 personas las que han sido
infectadas con Zika lo que es alrededor de 150 veces mayor que la última cifra
del gobierno de 4700 casos a finales de enero. Si las cifras son precisas,
Venezuela sería el país más afectado en el mundo fuera de Brasil.
Comenzamos hablando de Cuba y siempre
regresará a nuestra mente la promesa paradigmática del “Comandante Eterno”: los venezolanos
tenemos que llegar como Cuba, “al mar de la felicidad”… Ban Ki-moon el
Secretario General de la ONU en una entrevista el pasado mes de agosto, este
año 2016 dijo: “Estoy muy preocupado por la situación actual, en la
que las necesidades básicas no pueden ser cubiertas, como la comida, el agua,
la sanidad, la ropa, no están disponibles. Eso crea una crisis humanitaria en
Venezuela”, por
lo que es lógico que ante esta crítica situación que estamos viviendo, la cual evidentemente “por sus características y patrones de
ocurrencia, no se corresponde con ningún antecedente según la experiencia
internacional y la literatura especializada", parece lógico, repito, que nos preguntemos, ¿y entonces?... ¿Será
que estamos en nuestro período especial?
Referencias
1- Muci Mendoza R. (2002)Neuropatía óptica epidémica cubana. Parte II. Aspectos neuro-oftalmológicos, neuroológicos e históricos. Gac Méd Caracas v.110 N.2 2002. 2- Espinosa AD, Ordúñez PO. Nuevas
reflexiones acerca de las determinantes de la epidemia de neuropatía en Cuba.
Rev Finlay Cienfuegos 1993; 7(1-4): 1-103. 3-.WHO. 46th World Health
Assembly. Geneva, 3-14 May 1993. WHA46/1993/REC 2, A-46/VR/4. Geneva: Verbatim Records of Plenary Meeting;
1993:65-67.
Maracaibo, 27 de septiembre del 2016
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