miércoles, 31 de agosto de 2022

Fuego después de llover...(2)

Te tenéis que callar Américo, ¿qué remedio te queda?, esperá tu momento... Ya veréis…¿Pero, cómo esperar? Recordó cuando le avisaron y él en la oscuridad de la madrugada, ante el volante de su escarabajo, pensó de nuevo en la pesadilla al instante de despertar esa madrugada, sin poder ahora recordarla bien. Eran las lluvias, un llover en aguacero que apagaba un incendio… Cuando ya iba a encontrarse con el fuego, él lo sabía, pero pensaba en los días del agua. Se imaginaba la lluvia, repiqueteando en el techo sobre su hamaca de niño, escuchando los sapos croar en el jagüey...

Sabroso era el irse a dormir arrullado por ellos, sin soñar con espantos, ni brujas, ni con ciempieses, escuchando el sonido musical de los sapos y el tamborileo de la lluvia, un concierto de la mejor sinfónica. Los sapos del jagüey siempre lo hacían soñar, entonces volaba por el aire y conversaba con ellos quienes le llevaban hasta el fondo, bajo el mantel de limo, desde donde podía mirar a algunos niños flotando en sus bateas, y descendía suavemente bajo el agua hasta tocar con los pies el barro gredoso, atisbando como brillaba a lo lejos el agua, cabrilleando allá arriba, hasta sentirse atascado en el fondo, otra vez, anclado en la arcilla para encontrarse un ratico después libre y en la orilla y poder sentarse entonces a jugar, a hacer la fila larga de bolitas de barro muy redondas, para usarlas con la honda.

El resplandor crecía con tonalidades malva y fucsia; más cerca destacaban las luces rojas de algunas patrullas. Las llamas se alzaban con destellos anaranjados, lengüetas bermejas y torbellinos de humo negro que ascendían entre crujidos, chasquidos y pequeñas explosiones. ¡Los frascos!, él pensó en los animales de sus experimentos. ¡Se producía otra explosión! Los bomberos recién llegaban preparando las mangueras. Arribó un camión cisterna.

Después de jugar en el jagüey, él se pensó acostado en el piso de cemento helado, ante el cielo sin nubes, él se ponía a admirar el encaje verdoso de los cujíes luciendo gotas en cada una de sus hojas partidas, sin que pudieran ellas mismas saber que iban a hacer, si decidían quedarse allí, secándose, tal vez para morir, o si iban a evaporarse antes de llorar hacia el suelo... El fuego se crecía con el viento. Ellas se acercaron, ambas estaban llorando. Rolando daba órdenes. Pensaron en recuperar algunos microscopios y Juan Carlos indignado ante a su Jefe no podía contener su rabia. Habrá que desenmascarar a los culpables, le dijo mientras Américo tan solo lo trató de apaciguar.

Entonces fue cuando él pensó en Dulce María y en sus tres hijos, repasó en segundos su niñez en Palmarejo, mirando las luces de Maracaibo, revivió sus estudios de Medicina en la Central, y los años de médico rural en la Cañada, recordó la adaptación de su mujer, la dulce niña bien, a la medicatura, en el monte, a la vida rústica. Ella, su dulce esposa, la niña de sus ojos. Otra explosión y lenguas de fuego lo estremecieron. Se casaron en contra de sus padres. Es que él siempre había sido tan pobre, tan solo le sobraba la riqueza de espíritu y sobre todo, siempre, ¡su Universidad! Desde que pudo acercarse para habitar en la ciudad de las luces, la misma que durante años divisó desde su pueblo, él se entregó a la Universidad, Instructor, profesor Asistente, viajaron al Brasil, regresaron después de que la democracia renaciera en el país. El humo negro cambiaba con el viento, de momentos era sofocante...

Profesor Agregado, antes de tener treinta años y él era ya un parasitólogo de fama internacional con publicaciones serias y poseía un tesoro, un selecto grupo de jóvenes médicos que lo rodearon para crear el Centro. Hay un problema le dijeron: tienen que definirse. ¡Hay que estar en el güiro de la política porque sino se los lleva quien los trajo! Fue en ese entonces cuando él, quien no aceptaba a priori la obligación de mezclar la gimnasia con la magnesia... Así él empezó a hablar…

Aferrándose al podium les miró inquisitivo, taladrando con sus pupilas de fuego por igual a colegas y a estudiantes. Suspiró por un par de segundos y prosiguió: -"Muchos son los que viven diferentemente a como hablan, son los demagogos, son los farsantes." Llovió copiosamente hasta que se inundaron las calles, los zanjones, los basureros y los patios traseros de las casas, entonces cuando el día comenzó a despuntar otra vez, todo era como un jagüey inmenso y apareció como una bola de fuego incandescente el sol y su luz fue filtrándose entre el ramaje trémulo de los cujíes...

-"El fuego y la violencia templaron nuestro espíritu de lucha y como el ave Fénix renacimos de las cenizas. Nuestro Instituto con el apoyo de tantos colaboradores, de un equipo humano incomparable, alzó el vuelo hacia firmamentos de verdades eternas". Llegó el mediodía con un sopor de humedad densa e hirviente y se fue explayando la tarde de naranjas pasadas, anegándose en el sol de los venados. Así al acercarse la noche guajira con aquel calor sofocante llegaron los jejenes...

-"Desde esta tribuna, cuando ya mi edad sobrepasa el medio siglo, puedo mirar a los enemigos de las Instituciones serenamente, puedo hablar de ellos sin tenerles odio ni sentir rencor, pero entiéndanlo, sobre todo ustedes los más jóvenes, comprendan que hay peleas que deben darse aunque se pierdan, no siempre se puede ganar, pero se lucha y hay que convencerse de que mientras más ardua es la lucha más meritorio es el triunfo. La pasividad ante la injusticia y el abuso es más vergonzosa que la derrota". Llenas de agua las cabeceras de los ríos cargaron los cauces con despojos como si las ciénagas eructaran todos sus pensamientos turbios y a pesar del sol y del hirviente clima, la lluvia no cesó de traer en oleadas a los millares de zancudos. Solo cuando comenzaron a morirse los burros, los guajiros se miraron entre ellos preocupados, demostrando cierta inquietud, pero ya en ese momento ellos sabían lo que les esperaba...

"¿Y es que acaso la Universidad puede seguirse llamando Universidad? Acorralada como está, en vez de crecerse en la crisis se ha transformado en casa de beneficencia, es una Institución maniatada porque depende del gobierno de turno y está mediatizada porque no puede seleccionar a su personal ni eliminar a los incapaces, ni enfrentar a los delincuentes que se infiltran bajo su techo. Así señores míos no se pueden señalar rumbos ni cumplir los cometidos que le corresponden a nuestra Alma Mater. Nuestra Universidad se encuentra descarrilada y alienada". Llegaba junto con la epizootia la onda epidémica, incontrolable, especie de colchón de zancudos insaciables que se ensañaban en la gente. Lentamente descendía el nivel de las aguas. Más allá de Paraguaipoa y de Sinamaica, entre los eneales y los manglares, correteaban chapoteando las ratas de monte mientras miríadas de zancudos se cargaban de sangre.

A punto de reventar y a pleno sol, los burros muertos se iban macerando entre el agua, floreciendo en moscas y en gusanos. Espantando mariposas, sacudiendo los zancudos o dejándose picar por ellos a su antojo, los niños guajiros jugaban sudando su hambre febril… -"Nosotros hemos abrazado con fervor los problemas del pueblo; y hemos demostrado que la Universidad es, tiene que ser siempre, la vanguardia en la defensa de la Salud Pública". Llenando de cadáveres de burros y mulas, la peste loca de las bestias iba progresivamente diezmando los animales de la península Guajira. Casos de encefalitis en humanos fueron uno a uno detectados, considerándose clínicamente irrefutables.

Cientos de guajiros enfermos con fiebre y cefalea comenzaron a llegar a los dispensarios... -"Da pena pensar que el Zulia produce las tres cuartas partes del dinero que le da vida al país, pero cuando necesitamos conseguir dinero para nuestros hospitales, para nuestros dispensarios, para nuestros Institutos de investigación, dónde estamos diciendo a gritos que hay epidemias que diezman al pueblo que padece hambre y sed, entonces tiene uno que irse a Caracas a pedir porque es allí donde está concentrado el dinero y el poder".

Llenando el salón de reuniones en el octavo piso del Ministerio de Salud, en la Torre Sur del Centro Simón Bolívar, estereotipo capitalino de la Venezuela de los años cincuenta, recuerdos arquitectónicos remanentes de la dictadura perezjimenista, allí estaban todos los jerarcas de la Sanidad. Los sanitaristas, enquistados seres, verdaderos sanitarios albergando sus pupas y capullos, ejército de coleópteros con cerebros holgadamente funcionando entre sus antenitas, se reunieron alrededor de la mesa y al comenzar la reunión, como era lo habitual, se retiró el Ministro de Sanidad. Él sin miedo alguno habló. Dijo todo lo necesario… Después vendría el incendio.

NOTA: Este texto fue levemente modificado de “La Peste Loca” novela publicada por la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Estado Zulia en 1997 (2da Edición 2011 Wildmills Edts USA. En preparación una 3ra Edición en portugués…

Esta segunda parte es relatada en Londres el día jueves 2 de septiembre del año 2022.

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martes, 30 de agosto de 2022

Fuego después de llover…(1)


El domingo 17 de marzo del año 2013 (o sea hace ya 9 años) cuando en este blog y dedicado a la memoria del Dr Américo Negrette publiqué el texto que con algunas modificaciones quisiera relatar de nuevo para mis amables lectores. Originalmente fue titulado como “Lluvia y fuego"

Fuego y agua. No tenía ni seis años pero él lo recordaba todo, perfectamente… Le encantaba la lluvia, los aguaceros, chaparrones, chubascos y ocasionalmente vientos huracanados en los tiempos cuando él se extasiaba viendo descender los hilos de agua desde el zinc acanalado, creando una cortina de plata en el frente de su casa. Los hilos giraban chorreando y lo salpicaban mientras él, estático, sentado en el piso de cemento pulido, oliendo la humedad matutina, se distraía sintiendo el viento frío de los temporales.

Había nacido en una casa sencilla, con techo de enea, paredes de barro y caña brava, con suelo de cemento pulido y de tierra apisonada. Una cerca de estantillos de curarire separaba el solar del jagüey rodeado de robles y cujíes que mantenían el verdor todo el año en los terrenos que los circundaban. Allí transcurrió su infancia de la que él recordaba la ternura y las canciones de su madre, las fiebres del sarampión y de la lechina, la caída de una mata que lo llevó a la medicatura, su primer contacto con alguien más docto que Severiano el sobador, con más estilo que Críspula la comadrona capacitada para poner ampolletas. En el dispensario le entablillaron un brazo y nunca olvidaría el rostro benévolo, el bigotico entrecano y la mirada gris del doctor. Nunca más lo volvería a ver.

Cuando tuvo la edad que la gente denomina, del uso de la razón, concienció un hecho por demás obvio. Su padre se había ido de la casa para no volver más. Esa era un razón de peso para que su madre, quien le había enseñado a leer y a escribir y sobre todo a ser honesto, viviera ahogándose en unas lagunas de tristeza infinita, la última tan larga y tan profunda que hizo que se fueran a vivir a Maracaibo para salir de aquella especie de marasmo suspendido que los tenía anegados en el tiempo.

En Maracaibo se encontró con una ciudad donde el sol era de puro fuego. En ese entonces, todavía muchas calles eran zanjones llenos de arena, porque el asfalto no alcanzaba para cuadricular los terrenos de los barrios donde crecían las casitas de tejas acanaladas, plenas de colores y rodeadas por alambradas, o con cercas de tablitas y de cardones secos que deslindan los hogares de las familias en el barrio donde vivieron. Pobres pero decentes en el decir de su propia madre.

Años apacibles los de la adolescencia, le regalaron amigos y compañeros de escuela y todo un vecindario de gentes con sus afanes y sus pesares en sus casas, y en las calles asoleadas donde al mediodía se podía freír un huevo en el enlozado y en las noches, sacaban las mecedoras y los taburetes a la calle para alejar, abanicándose, el calor de la tierra. Poco tiempo después llegó el petróleo y rompieron todo el barrio para empotrar las cloacas y de nuevo abrieron grandes zanjas cuando metieron las tuberías del agua y entonces fue cuando los chinos de la lavandería abrieron un restorán donde colgaban los gatos en la cocina que se veían sin tripas desde el copudo guásimo, y asfaltaron las calles, y la choza de la esquina, donde el señor Servio Tulio vendía conservitas de maduro de a cobre y terminó por transformarse en una panadería. La palmeta del maestro Aguirre fue reemplazada por la enseñanza también estoica de otro maestro apodado "cuarto emajarete" y así pasó él su adolescencia, viviendo en aquella ciudad amada por el sol, donde el cariño entre ambos, él y su tierra fue floreciendo en vínculos y aferrando sus raíces más profundas al suelo nativo. En la ciudad de fuego, también llovía torrencialmente…

Aún recordaba el eco de los truenos en las noches de lluvia de su infancia, interminables, y en la mañana él veía nacer los ríos, las cañaítas en el barro, los riachuelos, los afluentes, los torrentes de lodo, los lagos y más atrás un mar que se insinuaba costeando las raíces del tamarindo inmenso... Las mañanas de los días lluviosos eran especiales porque entonces se podía jugar a los barquitos de papel. Antes de que escampara, ya la muchachera estaba construyendo la flota con el señor Rubén, quien con toda seriedad impartía las instrucciones y enseñaba con ejemplos manuales los secretos de su ingenio naviero. Cuando ya solo pringaba, entonces todos estaban listos para buscar los ríos más caudalosos, y fabricar un velamen especial con las hojas más tiernas del anciano y retorcido uvero, las tablitas con las grandes hojas para llegar hasta la mar del inmenso y anegado solar, tan solo con una vela de venas que circunscribían membranas rojo amarillentas. Flotaban aquellas barquichuelas de cartón con su hoja impelida por la tibia brisa, se deslizaban singlando entre las cañaítas, y más allá, y al llegar al solar, iban dejando atrás las desiguales cercas laterales de tunas y cardones. Lejano aquel patio sin fondo que durante muchos días terminaba alfombrado de limo y se transformaba en un gran jagüey...

Te tenéis que callar Américo, ¿qué remedio te queda?, esperá tu momento... ¿Pero, cómo esperar? En la oscuridad de la madrugada, ante el volante de su escarabajo, él pensó de nuevo en la pesadilla cuando despertara esa madrugada, sin poder recordarla bien. Ahora iba a encontrarse con el fuego, lo sabía, pero pensaba en los días del agua. Se imaginaba la lluvia, repiqueteando en el techo sobre su hamaca de niño, escuchando los sapos croar en el jagüey... Sabroso era el irse a dormir arrullado por ellos, sin soñar con espantos, ni brujas, ni con ciempieses, escuchando el sonido musical de los sapos y el tamborileo de la lluvia, un concierto de la mejor sinfónica. Los sapos del jagüey siempre lo hacían soñar, entonces volaba por el aire y conversaba con ellos quienes le llevaban hasta el fondo, bajo el mantel de limo, desde donde podía mirar a algunos niños flotando en sus bateas, y descendía suavemente bajo el agua hasta tocar con los pies el barro gredoso, atisbando como brillaba a lo lejos el agua, cabrilleando allá arriba, hasta sentirse atascado en el fondo, otra vez, anclado en la arcilla para encontrarse un ratico después libre y en la orilla y poder sentarse entonces a jugar, a hacer la fila larga de bolitas de barro muy redondas, para usarlas con la honda.

El resplandor crecía con tonalidades malva y fucsia; más cerca destacaban las luces rojas de algunas patrullas. Las llamas se alzaban con destellos anaranjados, lengüetas bermejas y torbellinos de humo negro que ascendían entre crujidos, chasquidos y pequeñas explosiones. ¡Los frascos!, él pensó en los animales de sus experimentos. ¡Se producía otra explosión! Los bomberos recién llegaban preparando las mangueras. Arribó un camión cisterna.

Después de jugar en el jagüey, se pensó acostado en el piso de cemento helado, ante el cielo sin nubes, él se ponía a admirar el encaje verdoso de los cujíes luciendo gotas en cada una de sus hojas partidas, sin que pudieran ellas mismas saber que iban a hacer, si decidían quedarse allí, secándose, tal vez para morir, o si iban a evaporarse antes de llorar hacia el suelo...

El fuego se crecía con el viento. Ellas se acercaron a él, ambas hermanas estaban llorando. Rolando daba órdenes. Acaso se podían recuperar algunos microscopios en la parte trasera, ¿pero cómo llegar hasta allí? Más explosiones. Los ojos claros de María Pilar eran un mar de lágrimas. Juan Carlos indignado se acercó hasta llegar frente a su atribulado Jefe y conteniendo la furia le dijo. Américo, esto no se puede quedar así... ¡Lo juro! Él le miró abatido y tan solo musitó. No jures en vano muchacho...

Relatado en Londres, el día miércoles 1 de septiembre del año 2022

(Continuará mañana, jueves)...



El sonido y la furia



La literatura es algo maravilloso y en ocasiones sorprendente. Varios años después de leer la novela “El sonido y la furia” de William Faulkner, me enteré de que ya había sido llevada al cine en 1956. “The Sound and the Fury” la película del año 1959, dirigida por Martin Ritt fue protagonizada por Yul Brinner (Jason), Joanne Woodward (Quentin), Jack Warden (Benjy), John Beal (Hadward), Margaret Leigthon y Stuard Whitman en una adaptación muy deficiente.

La novela de William Faulkner, narra las vidas de los Compsons, una familia del Sur de los Estados Unidos con una grave crisis financiera y emocional. En realidad el título de la novela alude a un soliloquio del acto 5, escena 5 del Macbeth de Shakespeare. “La vida no es más que una sombra andante… …un cuento relatado por un idiota, lleno de ruido y furia sin significado alguno”. El ruido y la furia (cómo sonaría el original en inglés: The Sound and the Fury) es la cuarta novela de William Faulkner, publicada en 1929. En castellano se tituló como “El sonido y la furia” aunque su traducción menos cacofónica habría sido "Ruido y Furia" ya que el escritor describe una historia contada por un discapacitado mental.

Augusto Monterroso en “Sobre la traducción de algunos títulos” cuestionó la traducción que se le ha hecho al verso de Macbeth de Shakespeare tomado por Faulkner para llamar así a su obra. El drama de Shakespeare, describe la vida como un cuento contado por un idiota y evidentemente Faulkner sabía esto, ya que el primer bloque de la novela es narrada por Benjy, el hermano retrasado mental de 33 años con la mente de un niño de 3 años. En esta primera parte ya el mismo personaje y narrador nos cuenta o sintetiza toda la novela mediante impresiones suyas y diálogos entrecortados. Faulkner utiliza un estilo fragmentado en bloques que van complementando la historia hasta que el lector encuentra su significado global.

La novela está influenciada por el “Ulises” de James Joyce, y narra la decadencia y destrucción final de un viejo linaje del tradicionalista sur de Estados Unidos, desde el punto de vista de los últimos sobrevivientes degenerados de la familia, Compson, protagonistas de una decadencia, presentados en las voces de tres de sus miembros y de Dilsey, la sirvienta negra. Cada una de las secciones del libro son el testimonio de uno de los Compson. La primera es la relatada por Benjy, un débil mental para quien su mundo, se basa más en percepciones de personas y objetos. La segunda es relatada por Quentin Compson, hermano del anterior, poco antes de suicidarse en Harvard, Massachusetts. La tercera parte es relatada por Jason, también hermano de los anteriores. La cuarta, según el propio Faulkner, es la única que no es relatada por un miembro del clan Compson, sino por él mismo, construida como un punto de vista de tercera persona focalizada en Dilsey, la sirviente negra de la familia. Existe un personaje Compson que no relata, Candace (Caddy), la hermana de los otros tres Compson, sin embargo el propio Faulkner consideró que ella es la verdadera heroína de la novela.

Aunque las narraciones de los protagonistas giran en torno a hechos relacionados cronológicamente, son presentados de manera no lineal. Faulkner utiliza cuatro fechas representativas que simbolizan hitos importantes en la descomposición del linaje de los Compson: 1- el 7 de abril de 1928, narrada por Benjamin Compson (Benjy). 2- el 2 de junio de 1910, narrada por Quentin Compson. 3- el 6 de abril de 1928, narrada por Jason Compson, y 4- el 8 de abril de 1928, relatado por un narrador en tercera persona, desde el punto de vista de Dilsey.

Antes dije que existe una adaptación cinematográfica de la novela de 1959, dirigida por Martin Ritt, con un reparto formado por Yul Brynner, Joanne Woodward, Margaret Leighton, Stuart Whitman, Ethel Waters, Jack Warden y Albert Dekker. La película muestra pocas semejanzas con la novela y es una adaptación libre, que se centra sobre todo en las relaciones familiares y no tanto en el mundo interior y la problemática de los personajes. En 2014 se realizó una nueva adaptación, dirigida por James Franco, quien también interpreta el papel de Benjy Compson. El elenco de actores está formado por Jacob Loeb (Quentin Compson), Joey King (Miss Quentin), Tim Blake Nelson (Mr. Compson), Loretta Devine en el papel de Dilsey, Ahna O'Reilly (Caddy Compson) y Scott Haze (Jason Compson). La película fue presentada, fuera de concurso, en el Festival de Cine de Venecia y posteriormente en el Festival de Cine Internacional de Toronto. Sin embargo, no ha sido estrenada en cines y está planeada su comercialización en video en el año 2015.

Las críticas recibidas parecen demostrar cómo la complejidad de esta novela la hace muy difícil de llevar a la gran pantalla, ya que resulta problemático trasladar la personalidad y el mundo interior de los personajes, rasgos que se destacan en la novela de Faulkner. El hecho puede valer como una reflexión y puede ser motivo de análisis, ya que al releer el texto con nuevos ojos, se podrá quizás ver con más nitidez y poder vivir más de cerca lo que construye un escritor con palabras.

James Franco recibió el premio Glory to the Filmmaker en el Festival de Venecia el año 2014 aprovechando que presentaba, fuera de concurso, «El ruido y la furia», filme que era una interesante adaptación de William Faulkner. El premio, celebra la originalidad de la trayectoria de un cineasta, en otras ediciones, había recaído en Takeshi Kitano, Abbas Kiarostami, Al Pacino, Spike Lee, Ettore Scola, y a sus 36 años, en el 2014 James Franco, fue el más joven de los premiados. El actor californiano solamente en el 2014 tuvo once créditos como actor, cuatro como director y dos obras de teatro, «De ratones y hombres», en Broadway, y «The Long Shrift», en el off-Broadway. 2014.

James Franco se desdobla en «El ruido y la furia», como el director y haciendo el papel de Benji, el autista, retrasado mental, enamorado secreto de Caddy su hermana, a quien él recuerda que "Caddy olía a árboles cuando llueve". La segunda parte del film lo relata Quentin, su hermano, bajo la influencia de la depresión ante el cinismo de su padre; Quentin romántico, enamorado de su hermana hasta buscar la muerte al no poder impedir que se pierda, la retórica del padre lo convence y termina arrastrándolo abrumado entre la fragilidad de todo en relación, el Tiempo, el incesto que no desea consumar y su falta de coraje para vivir. La tercera parte es contada por Jason, el hijo más ordenado pero en realidad es un loco inescrupuloso, codicioso, avaro, a quien solo le importan las cosas y el dinero. La última parte, es contada por Dilsey, la mujer de color que acompaña a los Compson desde niños, decidida y cariñosa especialmente con Benji y será quien termine dirigiendo la casa de los Compson porque ya de la familia poco queda.

En 2016 en este blog (lapesteloca) dije que no pretendía analizar las novelas de Faulkner “El ruido y la furia” la tercera de las cinco que conforman el llamado ciclo de Yoknapatawpha, y me referí a la técnica narrativa del “fluir de la corriente de la conciencia”, utilizada por el escritor tras su viaje a Europa y contactar a James Joyce, con quien hablaría en París hasta entusiasmarse con el llamado monólogo interior, o corriente del pensamiento. No olvidemos que el cerebro es como una máquina que mientras estemos vivos, no cesa de trabajar, ni siquiera cuando dormimos y una prueba de esto son los sueños. El cerebro estará siempre hablando y no podremos hacerlo callar. Para muchos lectores norteamericanos esta innovación en la novelística de Faulkner resultó demasiado confusa y quizás por esa razón, luego de los tres capítulos de monólogo interior (Benjy, Quentin y Jason) el escritor prefirió tomar su condición de omnisciente y redactar el cuarto capítulo en tercera persona para dejar claros muchos aspectos ofrecidos en el fluir del pensamiento de los hermanos Compson.

Revisado en Londres el 30 de agosto del año 2022

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sábado, 27 de agosto de 2022

Alfonsina y el mar…

 


Estaba finalizando el año pasado 2021, cuando quise volver a tocar el tema de la música y a las canciones… Casualmente se ofrecía en la televisión española, el día 25 de diciembre un concierto titulado “Los 60 años de Raphael” donde el cantante español que el día anterior, había aparecido en la TV cantado sentidamente con Ana Torroja (https://bit.ly/3AeAiy6) uno de aquellos éxitos de “Mecano”, “El hijo de la luna”, y regresaba el 25 interpretando en compañía de un joven canario la composición del pianista argentino Ariel Ramírez y de Feliz Luna: “Alfonsina y el mar”.

Recordé al escuchar la canción que había dado a conocer Mercedes Sosa en un disco del año 1969 que la primera vez que la oí cantar fue en unas Jornadas de la Sociedad Venezolana de Anatomía Patológica, en el estado Trujillo el año 1974, convocadas por el gran patólogo de Valera Alberto León. Recuerdos gratos del pasado regresaron a mi mente admirando la interpretación de Rafael y a continuación, la televisión española RVTV con la Orquesta Sinfónica de Tenerife en un concierto navideño excelente nuevamente interpretó a Alfonsina y el mar…

Estas coincidencias deberían reportarse, me dije y por eso, decidí escribirlo en aquel entonces y estoy haciéndolo hoy un día sábado desde Madrid ya que recordé que años atrás, en julio del 2017 escribiría en este blog sobre “Alfonsina y Quiroga, la selva y el mar”(https://bit.ly/3AHK5iy), donde hablaría igualmente del escritor uruguayo Horacio Quiroga, quien para cuando conoció a Alfonsina había publicado ya sus libros más importantes, Cuentos de la selva, Anaconda y El desierto. Horacio conoció a Alfonsina en 1922 cuando ella, también había publicado sus libros Irremediablemente (1919) y Languidez (1920) y se enamoraron ambos cuando se encontraron en la casa del pintor Emilio Centurión.

En 2017 en lapesteloca relaté como después del año 1974 volvería a escuchar la canción que cantaba mi amigo guipuzkoano Eduardo Blasco, quien en las islas Canarias siempre cerraba nuestras acciones patológicas cantando “Mi viejo San Juan” y “El Colibri“ (https://bit.ly/3wQIcOj). Siempre me pareció la letra y música de “Alfonsina y el mar” hermosa sin que conociera la historia trágica de Alfonsina Stormi y de sus amores con el también trágico escritor Horacio Quiroga de quien Alfonsina una vez le dijo a su amigo Santiago Cozzolino: “Estoy enferma de soledad... Pero nadie quiere casarse conmigo” y su amigo reaccionó: ¡Cásese conmigo, Alfonsina! Ella, con él, tuvo un hijo en 1912, Alejandro. Después, Alfonsina, madre soltera y feminista, conocería al escritor uruguayo Horacio Quiroga, durante el año 1922 en el grupo de escritores Anaconda y a ella le gustaba “esa cosa trágica, insolente y animal de Quiroga”.

Alfonsina y Horacio compartirían conferencias, tertulias, y la pasión por Wagner sobre todo entre los años 1919 y 1922, pero cuando Quiroga resolvió en 1925, irse a Misiones, Alfonsina no lo acompañaría y en 1927 Quiroga contraería segundas nupcias con una joven amiga de su hija Eglé, con quien tuvo una niña. A Quiroga lo asocian con Poe y con Baudelaire por la fascinación con la muerte, los accidentes y la enfermedad. El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama pero nunca se recuperó de ese mal. En Misiones, Horacio padecería de un avanzado estado de enfermedad prostática que lo hizo sufrir grandes dolores hasta que una cirugía exploratoria reveló un avanzado cáncer de próstata, inoperable. El 19 de febrero de 1937 Horacio Quiroga bebería un vaso de cianuro. Alfonsina le dedicaría un poema a su amigo: “Morir como tú, Horacio, en tus cabales,/ Y así como en tus cuentos, no está mal; Dos años después la salud de Alfonsina empeoraba por los dolores y su estado anímico y su poesía expresaba sentimientos de muerte maximizados por el suicidio de Horacio. Finalmente, la poeta también se suicidó en Mar del Plata en 1938.

No quise terminar de una manera tan trágica, el año 2021, triste y desafortunado para mucha gente asediada por la pandemia por lo que decidí matizar el final de aquella historia que estoy relatando nuevamente con retazos del tema musical de “Alfonsina y el mar”: Por la blanda arena que lame el mar/ su pequeña huella no vuelve más./ Un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda./ Un sendero solo de penas mudas llegó hasta la espuma./…/Cinco sirenitas te llevarán/ por caminos de algas y de coral/ y fosforescentes caballos marinos harán una ronda a tu lado;/…/ Te vas Alfonsina con tu soledad,/ ¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?/ Una voz antigua de viento y de sal te requiebra el alma y la está llevando/ y te vas hacia allá como en sueños, dormida, Alfonsina, vestida de mar.//

Desde Madrid el sábado 27 de agosto del año 2022


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viernes, 26 de agosto de 2022

Julio Romero de Torres


Julio Romero (1874-1930) fue un pintor español nacido en Córdoba, representante de la corriente del simbolismo y quien en ocasiones sería incomprendido o a su vez alabado, por muchos de sus contemporáneos.

Cuando era joven, realizaba una pintura regionalista, heredera de la mejor tradición española, pero progresivamente fue entrando en la estética de la generación del 98 y del modernismo que triunfaba en España. ​ En sus inicios, junto a Solana, Arteta y Ricardo Baroja, Julio Romero intentó reflejar en sus cuadros a esa España dramática y rural, diferenciándose de Sorolla, Sotomayor o Moreno Carbonero, quienes tenían quizás una visión más acomodaticia. Hacia 1908, su estética desembocará en un estilo muy personal que conjugaba el sentimiento popular y cierto folclore, en una genuina línea andalucista plagada de refinamiento y embrujo.

Romero de Torres se caracterizaba por su dibujo preciso en composiciones equilibradas de colores azulados, verdosos y de tonos negros. También su temática flamenca y taurina, le ofrecería un tributo a la copla popular. Tres etapas podemos apreciar en su obra modernista, inicialmente hasta 1908. Una segunda etapa que terminaría en 1916 y finalmente finaliza con su muerte en 1930.​ En 1899, Romero de Torres contrajo matrimonio con la cordobesa Francisca Pellicer López, hermana era el escritor y dramaturgo Julio Pellicer, tío del pintor Rafael Pellicer. Del matrimonio nacerían tres hijos.

En 1895, Julio Romero obtendría una mención honorífica. con su obra ¡Mira qué bonita era! en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en el Retiro madrileño. Existe en Córdoba un museo que lleva su nombre y donde pueden apreciarse muchas de sus pinturas. Mira que bonita era, Manola, Conciencia tranquila (1895), Las aceituneras (1897), La consagración de la copla (1911-1912). En el Museo Nacional de Arte de Cataluña se puede ver El retablo del amor. Con La musa gitana recibió una medalla de honor en la Exposición Nacional de Arte del año 1908.

En 1902, Julio Romero pinta Lectura, y durante su viaje de 1904 por París y los Países Bajos se emociona con el lenguaje alegórico y buscará la representación de ideas abstractas usando figuras femeninas y acercándose a la realidad con mujeres de apariencia sensual, aunque desprovistas de erotismo o carnalidad, imbuidas en una atmósfera evanescente, más de contemplación platónica y de ensoñación poética, que las promesas de la carne. A todo lo cual contribuyó su utilización de colores positivos que insisten en la inmaterialidad, con blancos y los tonos de azul. Un lenguaje alegórico buscando la representación de ideas abstractas por medio de figuras femeninas. Romero de Torres consigue una mínima referencia a la realidad con mujeres de apariencia sensual en, obras imbuidas de una atmósfera evanescente.

Julio Romero participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906. Una de sus obras, Vividoras del amor fue rechazada por inmoral. Paradójicamente, dos años más tarde, esta misma obra se expuso en Londres con gran éxito. Antes de su viaje por Europa, Romero concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes del año siguiente con La musa gitana (1907), 1908 y el cuadro obtuvo la medalla de oro de la exposición. En 1910, su obra El retablo del amor, fue considerada transgresora. Es un políptico de seis tablas con medidas desiguales presidido por dos desnudos femeninos. Abajo, mujeres virtuosas. Arriba, mujeres pecadoras. Al fondo, la ciudad mítica de Torres, la Córdoba esencial.

El políptico Poema de Córdoba, pintado en 1913, está compuesto de siete paneles, es una alegoría de la ciudad de Córdoba a través de sus personajes femeninos más característicos. Fue expuesto en Madrid en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1915. De izquierda a derecha: Córdoba guerrera, Córdoba barroca, Córdoba judía, Córdoba cristiana, Córdoba romana, Córdoba religiosa y Córdoba torera. En el panel central, dos mujeres sostienen una imagen de San Rafael, el arcángel más fiel a Córdoba..

El artista murió en su casa natal de Córdoba en la madrugada del sábado 10 de mayo de 1930. La gente acudió en masa al Museo de Bellas Artes de la plaza del Potro, para dar testimonio de su dolor ante el cadáver, depositado en el salón del Museo Provincial, antigua capilla del hospital de la Caridad. El Ayuntamiento acordó sufragar los gastos de los funerales, asistir en Pleno al entierro y ceder terrenos a perpetuidad en el cementerio de San Rafael para recoger los restos mortales del pintor. El ministro de Gracia y Justicia, José Estrada y Estrada, acudió al sepelio en representación del rey Alfonso XIII. El entierro se llevó a efecto el lunes 12 de mayo, en la Mezquita-Catedral. Está enterrado en el cementerio de San Rafael de su ciudad natal.


En Madrid el viernes 26 de agosto del año 2022




miércoles, 24 de agosto de 2022

Rajmaninov


Serguéi Vasílievich Rajmáninov (1873- 1943) fue un compositor, pianista y director de orquesta ruso, considerado uno de los pianistas más influyentes del siglo XX. Nacido en una familia de músicos, Rajmáninov comenzó a tocar el piano a los cuatro años. Su madre notó su capacidad para reproducir pasajes de memoria sin equivocarse en ninguna nota y contrataron a Anna Ornátskaya, maestra recién graduada del Conservatorio de San Petersburgo, para que viviera con la familia y comenzó la enseñanza formal. Rajmáninov se graduó en el Conservatorio de Moscú en 1892 y ya había compuesto varias piezas para piano y orquestales cuando le dedicó a su maestra Ornátskaya su composición para piano “Aguas primaverales” de 12 Romances, op. 14 a. ​

Durante los siguientes dieciséis años, dirigió en el Teatro Bolshói. Rajmáninov entró en un declive tras la muerte de Chaikovski. Carecía de la inspiración para componer y la dirección del Teatro Bolshói había perdido interés en exhibir Aleko y la había eliminado del programa. Para ganar dinero, volvió a dar clases de piano y, a finales de 1895, acordó una gira de tres meses por Rusia con un programa compartido por una violinista italiana pero se retiró antes de que terminara, sacrificando sus honorarios y ante la necesidad económica, empeñó el reloj de oro que Zvérev le había dado. No pudo volver a componer hasta octubre de 1896, cuando le robaron «una suma bastante grande de dinero» que no era suya durante un viaje en tren y tuvo que trabajar para recuperar las pérdidas.

En 1897, después de la reacción crítica negativa a su Sinfonía n.º 1, entró en una depresión de cuatro años y compuso poco hasta que la exitosa terapia le permitió completar su Concierto para piano n.º 2, recibido con entusiasmo en 1901. En medio del éxito de su carrera profesional, Rajmáninov se casó con Natalia Satina el 12 de mayo de 1902 después de un compromiso de tres años. Eran primos hermanos, y el matrimonio estaba prohibido bajo una ley canónica impuesta por la Iglesia ortodoxa rusa. Pasaron una luna de miel de tres meses por toda Europa y a su regreso, se establecieron en Moscú, donde tuvieron dos hijas, Irina Sergeievna Rajmáninova (1903-1969) y Tatiana Sergeievna Rajmáninova (1907-1961). En 1904, en un cambio de carrera, Rajmáninov acordó convertirse en director de orquesta en el Teatro Bolshói durante dos temporadas.

En noviembre de 1906, Rajmáninov y su familia, cada vez más descontentos con la agitación política en Rusia y necesitando el aislamiento de su animada vida social para poder componer, se marcharon de Moscú a Dresde (Alemania). y realizó su primera gira por Estados Unidos. El día en que comenzó la Revolución de Febrero de 1917 en San Petersburgo, Rajmáninov realizó un recital de piano en Moscú en ayuda de los soldados rusos heridos que habían luchado en la guerra. Dos meses más tarde, encontró su casa en un caos después de que un grupo de miembros del Partido Social-Revolucionario se apoderó de ella como propiedad comunal propia.​ Rajmáninov se fue después de tres semanas y prometió no volver nunca. Pronto las autoridades comunistas la confiscaron y quedó abandonada.​

Tras la Revolución rusa, Rajmáninov y su familia abandonaron Rusia en 1918 y se establecieron en los Estados Unidos, primero en Nueva York. Con su principal fuente de ingresos provenientes del piano y la realización de actuaciones, los horarios de las giras llevaron a una reducción en su tiempo para la composición. Entre 1918 y 1943, completó sólo seis obras, entre las que se incluyen Rapsodia sobre un tema de Paganini, la Tercera Sinfonía y Danzas sinfónicas. 

Su primera visita a Europa desde que emigró a Estados Unidos ocurrió en mayo de 1922, con conciertos en Londres. Entre su llegada a Estados Unidos en 1918 y su muerte, completó sólo seis obras, salvo algunas revisiones de obras anteriores y transcripciones para piano para su repertorio de conciertos. Buscó la compañía de otros músicos rusos y se hizo amigo del pianista Vladimir Horowitz en 1928. Rajmáninov actuó con la Orquesta de Filadelfia en la ciudad de Nueva York, con el director Eugene Ormandy, el 26 de noviembre y el 3 de diciembre de 1939, como parte de la serie especial de conciertos de la orquesta dedicada al compositor en celebración del trigésimo aniversario de su debut en el país. Rajmáninov apoyó el esfuerzo de guerra de la Unión Soviética contra la Alemania nazi durante el transcurso de la guerra y donó los ingresos de muchos de sus conciertos esa temporada en beneficio del Ejército Rojo.

A su regreso a Estados Unidos, Rajmáninov actuó con la Orquesta de Filadelfia en la ciudad de Nueva York, con el director Eugene Ormandy, el 26 de noviembre y el 3 de diciembre de 1939, como parte de la serie especial de conciertos de la orquesta dedicada al compositor en celebración del trigésimo aniversario de su debut en el país.  A principios de 1942, su médico le recomendó que se trasladara a un clima más cálido para mejorar su salud tras padecer esclerosis, lumbalgia, neuralgia, presión arterial alta y dolores de cabeza. Después de completar sus últimas sesiones de grabación en estudio en febrero, el compositor y su esposa abortaron una mudanza a Long Island, ya que expresaron un mayor interés en trasladarse a California. 

En la obra de Rajmáninov, las influencias tempranas de Piotr Ilich Chaikovski, Nikolái Rimski-Kórsakov, Mili Balákirev, Modest Músorgski y otros compositores rusos, (ver el blog lapesteloca en diciembre 2020) dieron paso a un estilo personal notable por su melodismo, expresividad y ricos colores orquestales. Solía incluir a menudo el piano en sus composiciones y exploró las posibilidades expresivas del instrumento a través de sus propias habilidades como pianista.

Poco después de una actuación en el Hollywood Bowl en julio de 1942, Rajmáninov sufría de lumbago y fatiga. La gira comenzó el 12 de octubre y el compositor recibió muchas reseñas positivas de los críticos a pesar del deterioro de su salud. De regreso a California en tren, una ambulancia lo llevó al hospital y le diagnosticaron una forma agresiva de melanoma. Su último recital, realizado el 17 de febrero en el Alumni Memorial Gymnasium/Auditorium en la Universidad de Tennessee en Knoxville ​ incluyó la Sonata para piano n.° 2 de Frédéric Chopin, que contiene una marcha fúnebre.

El 26 de marzo, perdió el conocimiento y murió dos días más tarde, cuatro días antes de cumplir setenta años. En su testamento, indicaba que deseaba ser enterrado en el cementerio Novodévichi de Moscú, al igual que Skriabin, Tanéyev y Antón Chéjov, pero debido a su ciudadanía estadounidense no se pudo realizar su última voluntad y fue enterrado en el Kensico Cemetery de Valhalla (Nueva York) el 1 de junio del año 1943.

En Madrid, el miércoles 24 de agosto del año 2022



domingo, 21 de agosto de 2022

Recuerdos de el bar "La Loca"



La pared amarilla tenía una franja ocre sobre el enlozado de cemento pulido que brillaba reluciente con el sol del mediodía. Detrás de ella estaban los orates, docenas, cientos de ellos. Algunos eran ya locos viejos, presos desde la época cuando él era estudiante de Medicina, y él aún conservaba vivos los recuerdos de aquella larga y desquiciante pasantía por el manicomio; curas de sueño, catatonia espástica, rejas y más rejas, aullidos y excrementos lanzados una vez contra los bachilleres, en un paroxismo de furia incontrolable.

Muchos años habían transcurrido desde la época de estudiante, cuando él se interesó seriamente en aquellos extraños seres cautivos, y quiso saber más, escuchar sus curiosas aproximaciones al mundo de sus mentes y las diferencias con los que estaban afuera. Discurrir sobre la locura, para terminar con un temor larvado al mirar en los ojos de los demás, un cierto miedo por no saber detectar en ellos las desnudeces del alma que mostraban los seres del manicomio. Días de análisis y de silenciosa introspección en la búsqueda de interpretaciones para cada caso, y concluir con teorías banales sobre la herencia, la sífilis, las manías y las depresiones de los más accesibles, y siempre la impenetrable sordidez incomprensible de la esquizofrenia.

Las tapias estaban allí todavía, altas, eran las mismas paredes pintadas de amarillo, que separaban a los de adentro de los cuerdos de afuera, ellos; todos los que están, los que estuvieron, ¿cuantos habrían fallecido?, ¿no son todos los que están? y entre los de afuera ¿no están todos los que son? Muchos años atrás, como en una máquina del tiempo, allí estaba en diagonal el bar “La Loca” y detrás de las mismas tapias amarillas, existía el manicomio con el viento cálido soplando y nubes de polvo, en las inmediaciones del matadero municipal, aquel edificio siniestro, sangriento, rodeado de zamuros que parecían esperar olisqueando el vaho de la carroña, en el techo, y se les veía formando hileras sobre el borde de la cerca del manicomio… ¿Quizás olisqueando la carroña de alguno de los de adentro?


Ahora, él recordó el incandescente resplandor de las tapias, memoria un tanto absurda, sentado ante una botella de cerveza helada mientras escuchaba en la rockola un tango, y quizás por eso se acordaría del Bar “La Loca” en la mera esquina del manicomio, con aquello de, “descolado un mueble viejo y no tengas esperanzas en tu pobre corazón”... En esto estaba cuando en su mente, apareció la enteca figura de Akai Ishida... Son cosas locas, se dijo y sonrió pensando en los japoneses y la perrera de la policía frente a aquel botiquín en Altamira, en plena capital de la República. Lejos estaba del sol de la ciudad del lago y los palmares y más lejos del manicomio con sus altas tapias y sus locos adentro...

Akai des ka, kom ban guá, arigato gozaimas, si precisás un amigo, si te hace falta un consejo, acordate … Disparatados recuerdos llegaban a su conciencia, aunque fue cuando él estaba en un negocio de Altamira con sus amigos nipones y conversando había mirando una rockola gigante, tan grande como la del bar “La Loca”. Cenaron en “La casa del tempura” con pescado crudo y sushi, bebieron sake y comerían espaguetis japoneses, Después ellos lo habían llevado a ver un strip-tease en aquel socavón de luces rojas y azules, cerca de la plaza de Altamira. Así, él se encontraba bebiendo, no cerveza, sería whisky seguramente y yodificado mientras ellos decían coreando, ¡campai, campai!...

Era un ambiente extraño, para él, sin duda. Las cosas cambian con los tiempos, pensó mientras fundidas ya por el calor y el sol, la maraña de sus neuronas, le recordaron la esquina del manicomio y las cervezas de la ciudad de las palmas y del lago. Sonrió diciéndo para sí que los nipones parecían locos, ciertamente, pero aquello no era igual que estar en el bar “La Loca”. No es lo mismo, se dijo y pensó en “la enfermedad del lomo”, mientras sentado con sus amigos, entre el humo, efluvios de alcohol adulterado, y la gente que los empujaba para ver de cerca el show, proseguía la noche que se iba impregnando de pachulí y las mujeres circulaban restregándose y queriendo sentarse en las piernas de los chinitos. Así estaban las cosas cuando todo se oscureció.

Un chorro de luz lechosa atravesó el denso colchón de humo y muy pronto fueron surgiendo La Leona de Fuego, La Diosa de Oriente y La Salvaje Blanca que emergieron por una puerta mínima en el fondo del local. Al son de una música estridente las regordetas vedettes comenzaron a moverse cumpliendo con el ritual de ponerse en cueros. Los japoneses distendían sus pliegues epicánticos y reían diciendo cosas ininteligibles. Habían comenzado a alebrestarse y repetían, ¡mucha mujele! ¡Oishiii! ¡Ahhhhss!... Todo aquello era muy diferente al sol reverberante en el enlozado y a las tapias amarillas fosforescentes brillando al otro lado de la calle. Sin dudarlo así lo pensó él.

El calor del mediodía en “La Loca” era infernal y él recordó otro infierno, aquel que dibujaba un loco quien de jovencito decían que vivió con las monjas de clausura y era víctima de la parálisis general progresiva, atacado por el treponema pallidum, seguramente en alguna aventura amatoria de juventud en algún lupanar, cuando solapadamente a través de sus mucosas rosadas penetraron las espiroquetas, que habían destruido su sistema nervioso y solo le quedaba locura con ataxia, un andar vacilante, pero sentado plasmaba en hojas de papel sus delirios místicos de santos, ángeles en las nubes y demonios ardiendo en llamas multicolores, donde siempre dibujaba un ojo. Aquel que lo miraba a él y nos miraba a todos, dentro de un triangulito... Era un “ojo pelao”, no era rasgado como el de los japoneses que comenzaron a enseriarse…

El ojo que lo miraba a él y nos miraba a todos, dentro del triangulito... ¿Por qué de los locos y de la mirada de El Señor, pasaba a la mirada rasgada del amigo japonés? Serán puntos de vista, se dijo. El show terminó con revuelo de plumas, gritos y chiflidos de la concurrencia. Había llegado la hora de pagar. Los amigos sacaron fósforos y yeskeros mientras decían. Dele luz al señol Ishida y palsimoniosamente Ishida dijo: -Cleo lobalonme caltela. El captó la situación mientras Watanabe sencillamente sentenció: El Señol Ishida no tiene lial, le lobalon caltela cuando fue a mial… El negocio se está cerrando. ¡Caballeros por favor! No lial. Lobalono caltela... Se escucha decir: Estos chinos no quieren pagar la cuenta. La policía se hace presente. Cédula. Al amigo japonés se le perdió la cartera.

Cédulas en mano ciudadanos. Al chinito lo robaron. ¿No tiene papeles? ¡A la perrera! Lo aclara en la Jefatura. ¡Pero hey! ¡Cuño! ¡Que le robaron la cartera! Con el correr de los años, todavía él divisa nostálgico las altas paredes amarillas con su orla ocre estaban allí, brillando, con ese tono chillón bajo el sol inclemente del mediodía y se repite que sí, el bar “La Loca” es una buena “taguara”, la cerveza siempre estaba helada, como “siesoepinguino”... y volvió a recordar el lío vivido con sus amigos japoneses... Señot Ishida, estese quieto, déjeme a mí… A la perrera. ¡Hey, esperate! Dejame oime, hey, agente, perdón, señor agente, esperate, oime! ¿Pero cómo te lo vais a llevar? ¡Ve que molleja! Esperate, no entendéis que este es un señor extranjero, se te va a prender un mollejero en la Jefatura. ¿La cartera? ¡Miarma, sí, se la robaron! ¿Qué quién soy yo?

Decí si queréis que soy abogado. ¿De los chinos? No! Ellos son, ja po ne ses ¿Cómo va a ser la misma vaina, chico? ¡Qué extranjero voy a ser yo, chico! Bueno, sí del Zulia, sí. ¡A jaiba pues! ¡De Maracaibo chico! ¡Ajá sí! Tenéis que dejarlos ir, si no, viiirtica, va a ser un atropello. Qué clase de mollejero se les va a armar! Tendréis un peo internacional… A vaina, yo que se los digo, yo... Al fin se escucha una voz con la orden para poner el punto final a todo aquello. Suélteme a esos ciudadanos. ¡Sí vale! Son una cuerda de chinos rascaos y un abogado maracucho que habla puras pendejeras. Suelte a los chinos y al hijoesumadre ese, que anda jurando por una Chinita, y si no se va rápido me lo mete en la perrera.

¡Que se vayan pal carajo! ¡Desaparézcanse, ya, njoda! Antes de que nos termine de volver locos a todos. Locos a todos, sí, locos, y es que no están todos los que son, definitivamente... Él sentado en un taburete en el Bar La Loca, con el recuerdo de sus amigos, le dice a Luis. ¡Dame otra cervecita, que me tenéis a pan y agua, ve que me tenéis como a los locos, sí, vai haceme la caridad!

NOTA: éste artículo fue publicado en este blog en 2008 y luego en 2015.

Hoy lo escribo el domingo 21 con algunas variables desde Madrid en agosto del año 2022

sábado, 20 de agosto de 2022

El Yaravirus

 


En marzo del 2020, relaté en este blog (lapesteloca) como era que existían virus gigantes y virus dentro de protozoarios, capaces de afectar a los seres humanos. En aquellos días, en Brasil fue descubierto un virus que infecta a las amebas; el misterioso Yaravirus que desconcertaba a los científicos con su ADN único, descubierto por los investigadores de la Universidad Federal de Minas Gerais. El virus fue denominado Iara, Uiara o 'y-îara' lo que traduce “señora de las aguas” o “Madre del agua”, un personaje mitológico con características de Sirena, que es parte del folklore mitológico brasileño.

El Yaravirus resultaba especialmente curioso porque más del 90% de su genoma, no se había descrito antes. Posee un total de 68 genes totalmente únicos e inéditos en la Tierra. De sus genes tan sólo seis tienen homólogos, aunque distantes, registrados en las bases de datos públicas. Este virus fue hallado en muestras de agua de los arroyos del lago Pampulha, una laguna artificial en la ciudad de Belo Horizonte, buscando virus gigantes, con genomas masivos, de los que infectan a las amebas cuando se encontraron un intruso mucho más pequeño, un nuevo virus de solo 80 nanómetros de diámetro, cuando los virus que infectan las amebas hasta la fecha son mucho más grandes, hasta más de 200 nanómetros.

El Yaravirus mide cerca de 80 nanómetros y su genoma consta de 44.924 pares de bases para 74 genes. El genoma de Yaravirus también contenía seis tipos de ARN que no coincidían con los codones utilizados comúnmente. Algunas de las características de el Yaravirus son las de ser “una entidad que podría representar el primer virus aislado de Acanthamoebas en un escenario evolutivo alternativo". Se ha pensado que el Yaravirus es misterioso y desconocido, y se cree que a los científicos les enseñará mucho sobre la vida terrestre y la forma cómo la evolución recorrió miles de posibilidades hasta llegar a la vida como la conocemos. Esto también nos permitirá aprender más sobre cómo puede darse la vida en otros planetas y cómo podríamos trasladarla fuera de la Tierra…

Este virus, como dije, fue aislado en los estudios que se hacían sobre los microorganismos patógenos asociados con las amibas de vida libre reconocidas como patógenas en casos de meningoencefalitis granulomatosas como son las que provocan las amebas del género Acanthamoeba. En 1969 trabajando con el microscopio electrónico del Sanatorio Antituberculoso descubrimos una amiba de vida libre que con sus quistes y su voracidad había invadido el cerebro de una señora del barrio Sierra Maestra de Maracaibo. La señora falleció por una meningoencefalitis amibiana primaria y el microscopio electrónico nos mostró a una Acantamoeba con su nucléolo en rosquilla y sus quistes festoneados y ya estudiando más exhaustivamente aquel caso, con la ayuda de Julio Martínez el neuropatólogo de la Universidad de Pittsburgh y del Dr Visvesvara en el CDC de Atlanta, supimos que era el primer caso de infección humana por la Acatamoeba Cultbersoni.

Aprendímos a diferenciar las Acantamoebas de las Neglerias y publicamos varios trabajos sobre las amibas de vida libre y la patología de sus diversas especies mostrando su ultraestructura y señalando particularmente como era la meningoencefalitis granulomatosa amebiana y las peculiaridades de los quistes de paredes festoneadas de las Acantamoebas. Pero lo cierto es que nunca nos permitimos ni imaginar que estos protozoarios podían albergar virus, por más grandes, o pequeños que ellos fuesen…

Las Acanthamoebas fueron descritas por primera vez por Castellani en 1930, en un cultivo de Cryptococcus pararoseus. Sin embargo, sólo en 1931 fue establecido su género, donde se ubicaron las amebas que presentaban numerosas proyecciones espinosas, superficiales, conocidas como acantopodios. En 1958 durante los ensayos para la vacuna contra la polio, en los cultivos celulares usados para preparar la vacuna, aparecieron placas que después de ser inoculadas en algunos modelos animales provocaron su muerte por encefalitis. Tiempo después se encontró que dichas placas fueron causadas por amebas pertenecientes al género Acanthamoeba. Estas observaciones llevaron a Culbertson a predecir el papel de las amebas de vida libre como agentes causantes de enfermedades en el hombre.

Hoy podemos mostrar la manera como se multiplica el Yaravirus dentro de una Aacatamieba: En la gráfica se muestra la multiplicación del Yaravirus dentro de la amiba de vida libre: 1-Fagocitosis, 2-entrada del virus a un fagosoma, 3-fusión con la membrana celular 4-comienza a crearse una fábrica de viriones 5-La numerosas partículas saldrán liberadas con lisis del citoplasma de la amiba.




El Yaravirus, no es un virus gigante, lo realmente único, es su genoma. "Se ha visto que la mayoría de los virus conocidos de las amebas comparten muchas características que finalmente llevaron a los autores a clasificarlos en grupos evolutivos comunes". Esto lo afirmaron los autores en declaraciones recogidas por Science Alert. Contrariamente a lo que se observa en otros virus aislados de amebas, el Yaravirus no está representado por una partícula grande/gigante y un genoma complejo, sino que al mismo tiempo lleva un número importante de genes que previamente no habían sido descritos. En sus investigaciones, los científicos encontraron que más del 90 por ciento de los genes del Yaravirus nunca habían sido descritos antes, constituyendo lo que se conoce como genes huérfanos.

Con esta curiosa afirmación cierro este informe de otro fenómeno de la biología en los años de la pandemia del Coronavirus.

En Madrid el sábado 20 de agosto del año 2022

miércoles, 17 de agosto de 2022

Borbones en el trono

Alfonso de Borbón y Battenberg (1907-1938)había nacido en 1907 y al hacerle la circuncisión, cuando era un bebé, -costumbre que se practicaba en la Casa Real española desde mucho antes de los Reyes Católicos-, sangró sin parar y copiosamente como su primera manifestación de la enfermedad que heredaría a través de su madre, la Reina Victoria Eugenia de Battemberg (1887-1969). Su hermano Gonzalo había fallecido prematuramente por la misma causa. Su hermano menor era Don Juan de Borbón, conde de Barcelona, abuelo del actual monarca español, don Felipe VI.

El príncipe Alfonso fue creciendo en un palacete de la Quinta, situado entre Madrid y El Pardo donde ocuparía su tiempo dedicado a la avicultura y a la cría de cerdos, cuidado cual si fuera un príncipe de cristal. El 14 de abril de 1931, se inició La República y el príncipe de Asturias padecía por una importante recaída y en camilla del Palacio Real fue llevado al tren con la familia real al destierro y Alfonso fue enviado poco después a un hospital de Lausana, Suiza, con 24 años recién cumplidos, no conocía nada de la vida y era un poco infantil.

En 1931, Alfonso, el príncipe de Asturias, en un hospital de Suiza y allí conoció a la cubana Edelmira Sampedro Robato, por la que decidiría abandonar su título de príncipe de Asturias y su derecho a la Corona de España. cuando conoció a aquella joven cubana de 25 años, uno más que él, de una familia adinerada con negocios de la caña de azúcar. Edelmira también estaba ingresada. Padecía una tos persistente pero cuando mejoraba le encantaba bailar y disfrutar en las playas del Lemán. Edelmira representaba todo aquello que el príncipe de Asturias no había podido tener en su vida de algodones. Muy pronto se enamoró de ella y ella, de él y fue así como Alfonso de Borbón y Battenberg decidió casarse con ella.

El matrimonio de Alfonso con una “plebeya” suponía para el príncipe de Asturias renunciar a sus derechos sucesores al Reino de España para sí y para sus descendientes según la Pragmática Sanción de 1776, en una Ley promulgada por Carlos III –de obligado cumplimiento entonces para todos los miembros de la Casa Real– la cual prohibía que los príncipes españoles se casaran con otros que no fueran sus iguales y que, de hacerlo, quedarían excluidos del orden sucesorio( un obstáculo que ya no existe).

Fue así como al entonces príncipe de Asturias no le quedó de otra y el 11 de junio de 1933 renunció a todos sus derechos a la Corona para ser un ciudadano normal. La boda se celebró en Lausana el 21 de junio y a la ceremonia acudió su madre, la Reina Victoria Eugenia, y las infantas Beatriz y Cristina, no así su padre, Alfonso XIII, quien no aprobaba aquella unión, y su hermano, Jaime, se convirtió automáticamente en príncipe de Asturias, pero como era sordomudo, entre ellos, estaba Gonzalo quien murió prematuramente -también padecía de hemofilia– y el Rey le obligó a Alfonso a renunciar a sus derechos dinásticos en favor de Juan, su tercer hijo varón vivo

De esta forma, fue como la dinastía del conde de Barcelona ocupó la Corona de España primero en la persona de Juan Carlos I y ahora en la de Felipe VI. Pero para finiquitar la historia de los recién casados, ellos viajaron a París y Edelmira no perdió ocasión de retratarse y de hacer declaraciones, ante la prensa internacional. Ella era menuda y morena fina. La historia de Alfonso de Borbón fue el precedente más inmediato de la renuncia de Eduardo VIII al trono del Reino Unido de la Gran Bretaña. Ocurrió tres años más tarde. Y por la misma razón: por querer casarse con la también plebeya –y divorciada– estadounidense Wallis Simpson


La nueva pareja adoptó el título ficticio de condes de Covadonga, pero pocos meses transcurrieron para que Edelmira se fuera después de una discusión por lo mucho que derrochaba. Luego de una separación temporal se reunieron en Nueva York y de allí en barco se fueron a Cuba. Se divorciaron en La Habana en mayo de 1937 y menos de dos meses más tarde, Alfonso contrajo un nuevo matrimonio con otra cubana, Marta Rocafort y Altuzarra, que trabajaba como modelo de alta costura. Una segunda unión duró apenas sesenta días. A comienzos de 1938, el hijo mayor del Rey Alfonso XIII consiguió el divorcio y se fue a vivir a Miami donde conoció a su tercera y última mujer, una cigarrera de cabaret llamada Mildred Gaydon, conocida con el sobrenombre de “la alegre”.

Alfonso, el 6 de septiembre de 1938, con 31 años, 3 meses y 27 días, perdió la vida en un accidente cuando su vehículo se estrelló contra un poste telefónico y él murió desangrado, tal y como sus padres siempre habían temido que ocurriera, sin posibilidad de ser salvado por ser hemofílico. El 25 de abril de 1985, y por orden de su sobrino, el Rey Juan Carlos I de España, sus restos fueron trasladados al Panteón de Infantes del monasterio de El Escorial, donde desde entonces reposan.

En Madrid el día jueves 18 del mes de agosto del año 2022

sábado, 13 de agosto de 2022

La tripofobia


Tripofobia. Escuché la palabra y al no estar familiarizado con ella, -imaginé: fobia a las tripas- y me interesó el asunto… Por eso estamos hoy tratando este -para mí curioso- tema. La tripofobia, es calificado cómo un trastorno de ansiedad que se considera como “una fobia simple”.

Investigadores recientes de la Universidad de Kent (Reino Unido) han descubierto que el miedo o aversión a agujeros o figuras geométricas muy juntas, también conocido como tripofobia, está relacionado con la respuesta exagerada o una marcada ansiedad que también provocan en algunas personas, los parásitos, o las enfermedades infecciosas. Los autores de este trabajo, que publica la revista 'Cognition and Emotion', reconocen que algunas personas lo pasan realmente mal cuando ven un conjunto de figuras geométricas repetidas, similares a pequeños agujeros, cuadrados u orificios muy pequeños.

Un ejemplo para explicar lo cuasi -para mí- inverosímil de este asunto, es que, digo yo, cómo imaginarse un panal de rica miel de abejas, y pensar que su imagen pueda provocar rechazo mental en algunas personas... Pero sí, panales de abejas, la semilla del loto repetida, ciertos hongos, o esponjas, solo sus imágenes pueden generar terror a la persona que sufre tripofobia, manifestándose ante la sola idea de estas cosas o elementos un gran temor, o un desagrado y miedo. Bastaría con la visión o la cercanía del objeto que tiene agujeros con un patrón geométrico para hacer que la persona manifieste una reacción hasta de pánico con un total bloqueo de pensamientos y de la racionalidad.

También podemos observar síntomas de la tripofobia manifestados por reacciones fisiológicas alteradas, tales como taquicardia, respiración agitada y síntomas de desvanecimiento asociados con la irrefrenable exigencia conductual de huir o de pedir ayuda y protección. Desde un punto de vista psicofisiológico, la ansiedad y el pánico son los síntomas característicos de la tripofobia. La ansiedad se reconoce como una manifestación fisiológica del miedo, y lo que desencadena el ataque de pánico, usualmente es el intento del organismo por controlar esas manifestaciones fisiológicas que paradójicamente se aceleran cada vez que intentamos bajarlas, de manera que el pánico lo provoca la persona misma que padece la fobia, al intentar no sentir el miedo.

El intento de gestionar y poder controlar las sensaciones, es definitivamente lo que acaba generando el problema ya que hay que entender que una fobia, es un miedo intenso, desproporcionado e irracional a un estímulo interno o externo que puede llegar a desembocar en un ataque de pánico. La tripofobia, a veces es llamada también “fobia al patrón repetitivo” o “miedo a los agujeros,” un miedo o repulsión generado ante figuras geométricas muy juntas, especialmente orificios pequeños, o rectángulos muy pequeños. Pero no hay que alarmarse, ya que esta fobia no está incluida en el Manual diagnóstico de los trastornos mentales, sin embargo hay personas que cuando se les inquiere afirman tener miedo de objetos con agujeros pequeños aglomerados, como los que se ven en panales, hormigueros, ciertos hongos y los frutos del loto.

La fobia a los agujeros podría ser más frecuente de lo que imaginamos. Arnold Wilkins y Geoff Cole, aseguran haber sido los primeros en investigar científicamente este fenómeno y el término se acuñó en el 2005, como una combinación del griego τρῦπα trypa “agujero” y fobia “miedo”. Cole y Arnold Wilkins identificaron reacciones tripofóbicas en un 16% de los sujetos que participaron y publicaron su estudio en la revista Psychological Science .

En 2010, una encuesta informal hecha por un grupo de servicios financieros para un programa de mercadotecnia citó la tripofobia, el temor de los agujeros o grupos de agujeros, como el segundo mayor temor, detrás del miedo a los objetos de madera (conocida como xilofobia). En el caso de la tripofobia se ha pensado que la sensación de peligro podría ser desencadenada por la semejanza entre el aspecto de los patrones con la piel de animales venenosos, con los gusanos que producen enfermedades en la piel, como las miasis cutáneas.


Algunos de sus síntomas de esta fobia son cosquilleos, picazón en el cuerpo, ansiedad e incluso náuseas que pueden variar de intensidad y frecuencia. Al señalar que esta fobia puede estar relacionada con el miedo a los parásitos o a las infecciones, se afirma que tiene un origen evolutivo relacionado con la supervivencia. Afortunadamente, como ocurre con otras fobias, la tripofobia tiene tratamiento. Existen, no uno, sino varios tratamientos posibles, entre los que encontramos la desensibilización sistemática y la terapia cognitivo conductual. El tratamiento puede incluir terapia de desensibilización sistemática, uso de ansiolíticos y antidepresivos o psicoterapia.

La mayoría de personas que sufren de estos A raíz de esto, acabaron investigando y publicaron sus hallazgos los miedos “irracionales” e intensos no tienen una explicación causal a nivel neurológico o bioquímico, y tampoco el entorno acaba de explicar la causa del trastorno, así que, si se intenta averiguar la causa del padecimiento a través de preguntas de por qué te incomodan estas fotografías?, se evidencia no saber y no obstante sentir una especie de rechazo instintivo con verdadera repulsión a las figuras geométricas muy juntas, bien sean colmenas, esponjas, o burbujas… Si bien los psiquiatras no consideran la tripofobia como un trastorno mental, miles de pacientes afirman sentir repulsión y síntomas de ansiedad al observar este tipo de imágenes. Los casos más extremos incluso sienten náuseas.

Los expertos, que intentan dar una explicación a esta curiosa fobia, creen que los patrones visuales que causan esta patología tienen mucho en común con las manchas que muestran en su piel varios animales venenosos como la cobra real, algunas arañas y escorpiones y el pulpo de anillos azules -uno de los animales más mortíferos del mundo. Este miedo podría, por lo tanto, tener una explicación evolutiva, y estos patrones provocan un rechazo instintivo en algunas personas. Esto es porque comparten rasgos visuales con sus antepasados, que aprendieron a evitar ciertos animales para sobrevivir.

Desde San Sebastián (Donosti), el domingo 14 de agosto del año 2022


viernes, 12 de agosto de 2022

La guerra de Cuba


La guerra de independencia de Cuba (o guerra de 1895) frente al Imperio español, fue la última de las guerras en el continente americano. El conflicto se inició el 24 de febrero de 1895 en un levantamiento simultáneo de treinta y cinco localidades cubanas, el llamado Grito de Baire, y finalizó en agosto de 1898, tras la entrada de Estados Unidos en el conflicto y la consiguiente derrota española. Denominada en España como la «Guerra de Cuba» José Martí la llamó «Guerra Necesaria» también conocida como Guerra de los Diez Años y Guerra Chiquita.

José Martí, estuvo ausente de la isla desde su deportación a la península en 1871, y organizó en los Estados Unidos el Partido Revolucionario Cubano esperando lograr la independencia de Cuba. Patriotas puertorriqueños se unieron con el compromiso de que una vez liberada Cuba, las fuerzas independentistas hicieran lo mismo con Puerto Rico. Martí viajó a Costa Rica, para convencer a Antonio Maceo de su necesaria participación e igualmente con Máximo Gómez, en la República Dominicana. Desde Haití al frente de una reducida fuerza militar, desembarcaron en Playitas de Cajobabo para coincidir el 24 de febrero de 1895, el levantamiento de 35 aldeas en el Oriente de Cuba o “el Grito de Baire” y los levantamientos en varias zonas del oriente de Cuba.


Las autoridades lograron descabezar la insurrección en las cuatro provincias occidentales, con la detención de Julio Sanguily y José María Aguirre Valdés. La capital del Estado envió a la provincia sublevada 9000 hombres, suspende las garantías constitucionales y aplicó censura a la prensa. El 21 de marzo Antonio Cánovas del Castillo envía otros 7000 hombres y nombra a Arsenio Martínez Campos, artífice de la Paz de Zanjón, capitán general de Cuba.

La campaña en la provincia de Oriente, dirigida por el mayor general Antonio Maceo, iniciada tras la reunión de la Mejorana el 5 de mayo de 1895, para dar cobertura al paso de los mayores generales Máximo Gómez y José Martí hacia el Camagüey y debilitar la capacidad militar del ejército español. La Campaña Circular en la provincia de Camagüey, fue dirigida por el mayor general Máximo Gómez, iniciada en mayo de 1895 Culminó en vísperas de la Asamblea de Jimaguayú en septiembre del mismo año.

Los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, iniciaron una campaña en Mangos Baraguá el 22 de octubre de 1895, con el objetivo general de extender la guerra al resto del país, y culminará el 22 de enero de 1896 en Mantua, provincia de Pinar del Río. La Campaña de La Reforma en la provincia de Las Villas, dirigida por el mayor general Máximo Gómez en 1897, a raíz de la caída en combate del mayor general Antonio Maceo, culminará el 24 de agosto de 1898 con la rendición del gobierno colonial español. y una Segunda Campaña Oriental en la provincia de Oriente, dirigida por el mayor general Calixto García, culminó el 24 de agosto de 1898 con la rendición del gobierno colonial español. La campaña cubana Invasión al Occidente para tomar ese sector de la isla no fue fácil y las fuerzas españolas tuvieron grandes pérdidas. También José Martí y Antonio Maceo murieron en la contienda.

Generalizada la rebelión en toda la isla, el gobierno central de Madrid destituyó al general Martínez Campos y envió a la isla al general Valeriano Weyler quien llevaría a cabo una guerra atroz, con un cuarto de millón de hombres, el general Weyler se propuso acabar la guerra en veinticuatro meses. Puso a los habitantes rurales en campos de concentración y se calcula que murieron unos cien mil cubanos en dichos campos debido al hambre y las enfermedades. A pesar del incremento constante de tropas españolas, el ejército, Weyler fue incapaz de derrotar a los rebeldes cubanos. Para finales de 1897, el gobierno español se encontró con las arcas vacías y con un ejército agotado por las enfermedades tropicales y la resistencia de los rebeldes. El presidente Sagasta decidió finalmente destituir a Weyler en favor del general Ramón Blanco.

Para finales de 1897 el gobierno de los Estados Unidos reclamaba que la guerra afectaba sus intereses y le exigió a España reformas para lograr la paz. Se pedía una Constitución para la isla que le otorgaba autonomía plena​ con la sola reserva del cargo de gobernador general, más los decretos de igualdad de derechos políticos de los españoles residentes en las Antillas y los peninsulares, extensivo a Cuba y Puerto Rico el sufragio universal, la Constitución sería equiparable a la del Canadá británico. El primer gobierno autonómico estuvo presidido desde el 1 de enero de 1898 por José María Gálvez Alonso.

Ninguna iniciativa emprendida tuvo éxito ni para la oligarquía criolla o para los intervencionistas de los Estados Unidos. La presencia española era un obstáculo a eliminar. Los rebeldes cubanos declararon que querían la independencia. Los Estados Unidos acusó a España de agresión y anunció una guerra inminente. Ante la amenaza, el capitán general de Cuba, Ramón Blanco, le propuso al general Máximo Gómez, líder de los rebeldes, una alianza para enfrentar a los norteamericanos. El general Gómez se negó rotundamente y recibió órdenes del gobierno rebelde de apoyar al ejército estadounidense para lograr la secesión de Cuba respecto de la Corona de España.

La explosión del acorazado Maine en el puerto de La Habana el 15 de febrero de 1898, dio pie a la entrada de los Estados Unidos en la contienda. La explosión del acorazado estadounidense Maine significó la declaración de guerra a España y los combates, que antes se centraban en tierra, se trasladaron al mar, pero las escuadras navales españolas no pudieron responder a los modernos acorazados estadounidenses. La toma de Santiago de Cuba y la superioridad militar de las tropas norteamericanas, apoyadas por las fuerzas cubanas al mando del General Calixto García, obligaron a los españoles, que ya estaban virtualmente acabados, a rendirse en 1898. El suceso abrió paso a la ocupación estadounidense de Cuba hasta 1902.

España renunció a su soberanía sobre Cuba, Puerto Rico y Filipinas, (Tratado de París) realmente significó dejar el campo expedito a la intervención y ocupación por los Estados Unidos. Aunque las fuerzas independentistas de los países liberados llevaron el mayor peso de las guerras, la exclusión de los representantes de las tres colonias evidenció el ánimo colonialista de los Estados Unidos, El 24 de febrero de 1899, justo cuatro años después del inicio de la guerra, hacía su entrada triunfal a La Habana el generalísimo Máximo Gómez al frente de su ejército. El viejo general dominicano había guiado a los patriotas cubanos a la victoria en su guerra de emancipación contra el Ejército español con la ayuda norteamericana. Pero el descontento de los cubanos al ver cambiar su tierra de amo no tardó en llegar. Puerto Rico y Filipinas continuarán como colonias, ya no de España, sino de Estados Unidos, pero las presiones cubanas lograrían pronto que Estados Unidos prepara su retirada, un descontento que dejando abierta la posibilidad de una nueva intervención conforme a la llamada Enmienda Platt que fue aprobada por la Asamblea Constituyente cubana el 12 de junio de 1901, de manera que el 20 de mayo de 1902 nacería la República de Cuba y su primer presidente fue Tomás Estrada Palma, pero no será hasta 1909, con la presidencia de José Miguel Gómez que terminaría el Gobierno de Intervención norteamericano y no sin antes firmar el arrendamiento de la base de Guantánamo, todavía hoy poseída por los Estados Unidos.

Después del año 1968 tras la salida del dictador Fulgencio Batista, el advenimiento de “la revolución cubana” dirigida por Fidel Castro, transformó la vida de la isla de Cuba en una férrea dictadura comunista y tras 64 años continúan en su lucha por expandir su control sobre otros países hispanoamericanos, habiendo logrado establecer su dominio absoluto sobre Nicaragua y Venezuela con catastróficas consecuencias para la economía y la libertad y prosperidad de los ciudadanos de estos países.

Desde Madrid, el día viernes 12 de agosto del año 2022

miércoles, 10 de agosto de 2022

Carlos V, ya retirado…


Dentro de unos días hará ya seis años que escribí en este blog lapesteloca, sobre el médico del emperador Carlos V, y de su retiro y ulterior ubicación -tras la abdicación de su emperador- en la corte de Felipe II y de cómo Andrés Vesalio, su médico de cabecera, ya alejado de quien fuera su protector, correría la suerte que está plasmada en mi última novela publicada “Vesalio el anatomista”(AstroData Ed, Maracaibo, 2016)

Carlos, el emperador Carlos I de España y V de Alemania, no volvería a ver a su arquiatra Andrés Vesalio, pero ciertamente, le recompensó por sus años de trabajo y dedicación con una pensión vitalicia y el además con el nombramiento de Conde Palatino, restituyendo su condición de nobleza que le regresaba el derecho a usar su escudo de la familia con las tres comadrejas. Carlos V regresaría a España desde Flandes hasta Laredo en barco, para residenciarse en la comarca extremeña de Jarandilla de la Vera, lugar donde se hospedó gracias a la hospitalidad de Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa, Conde de Oropesa.

En los ambientes de El Castillo de Oropesa, estuvo alojado quien fuera el amo de un imperio en cuyas tierras nunca se ponía el sol, desde el 11 de noviembre hasta el 3 de febrero del año siguiente, 1557. Después, el emperador ya retirado, vivió en compañía de frailes de la orden de los Jerónimos en el monasterio de Yuste. Antes de fallecer, don Carlos el emperador retirado, estimuló con algunos decretos la necesaria solidez de la Iglesia Católica, y en su correspondencia dejó plasmado sus deseos de defender la religión católica dándole respaldo de manera más directa, a las actividades de la Inquisición.

Cuando años más tarde hicieran preso a Andrés Vesalio por orden de la Santa Inquisición, seguramente que desde su encierro, él pensaría en Carlos V y le imaginaría tal vez solo, en sus aposentos del monasterio, sabiéndolo cada vez más enfermo, quizás meditando sobre su vida que se acercaba ya al final de sus días. Tal vez imaginó a Juana La Loca, la madre del emperador, desgreñada, hablando sola y gritando, como estuvo encerrada por siempre jamás.

Había sido una decisión del abuelo don Fernando, un basilisco enfurecido, así lo imaginaba Carlos desde muy niño, y ella, su madre, doña Juana, así era como él la recordaba, para después de sus terribles delirios y agitación, verla regresar ella misma a conversar con el fantasma de su padre, el hermoso Felipe. El emperador la había sabido loca desde niño, desde su infancia, ella allá en España, él alejado en Malinas, más, había sido él mismo quien la había mantenido encerrada durante todo su reinado. Ella presa y su hijo, el emperador más poderoso del orbe, reinando. Ella aullando encerrada, y él, degustando carnes y bebiendo tinto vino borgoñón. ¿Acaso llegó a preguntar por ella alguna vez?…

Carlos había decidido retirarse del mundanal ruido, y ahora, está en Yuste, pero en algunos momentos se detiene y la recuerda, y es que existe una razón constante, persistente… Tal vez ella esperaba por él. Quizá esperó siempre por su hijo, toda la vida, gritando desde su encierro, aguardando una visita que jamás se dio… Tordesillas. Ahora, su madre ya ha muerto y él ha abdicado. Don Carlos ya no es el emperador, ahora camina lerdo, va arrastrando los pies, mientras se aferra al bastón con su mano sarmentosa, una garra deforme por los tofos gotosos, aquella, su mano poderosa que le duele y hace que él molesto levante la mirada…

Busca observar a las mujeres de los grandes retratos que para él le pintó Tiziano, los lienzos que muestran la belleza de sus hermanas, María de Hungría y Leonor de Francia. Él las mira de soslayo y después se detiene ante el otro gran lienzo de Tiziano, el óleo que le regalara el pintor italiano tan solo tres años atrás. Carlos trata entonces de erguir su encorvada figura, y allí, de pie ante el gran cuadro, remoja con su lengua el labio inferior de su rostro prognático, chasquea y quiere imaginar cómo serán realmente las Tres Divinas Personas, si acaso son como las pintó Tiziano y si estará verdaderamente entre eternas nubes El Paraíso. A él le agradó aquel regalo, pues allí también estaba él presente, aparecía arropado en un sudario blanco amarillento, él y sus hermanas, y su mujer, la difunta Isabel y estaba también Felipe, su hijo, el actual monarca, ahora que él ya ha abdicado…

Lo piensa y decide voltear para mirar los cortinajes negros que oscurecen el ambiente, así él mismo lo ha pedido, y continúa, paso a paso, sigue arrastrando los pies, avanza con dificultad hacia la única ventana, así es cómo él mismo ha solicitado que se organice su cenobio, su refugio, en Yuste, con los Jeromitas. Carlos ha decidido vivir junto al coro de la iglesia para poder asistir a la santa misa desde su cama…

Vacilante él continúa, mientras con el aroma del incienso percibe el olor de la esperma que chisporrotea en el tope de los grandes cirios que titilan iluminado su paso. Un instante después, la música del órgano reinicia un salutare nostrum quia voluntas tua, y él esgarra sus flemas tras un acceso de tos, y tose otra vez. Tras mirar las baldosas del piso a un lado y hacia el otro, deglute con un gesto de dolor sus mucosidades para ser aquejado de nuevo por un acceso de tos…

Entonces es cuando recuerda al médico flamenco, al hijo del viejo apotecario, Andreas. Él podría tal vez haberle recetado algún jarabe, alguna pócima… No hace mucho tiempo cuando él decidió nombrarlo Conde Palatino, pero ahora, ya aquel hombre de confianza, su arquiatra, ya no está para servirle, nunca más, quizás se quedó en Flandes, y Carlos lo piensa, Andreas era y tal vez será para siempre el médico de Flandes… NOTA: El texto con pequeñas modificaciones, fue inicialmente extraído de mi novela “Vesalio el anatomista”.

Escrito nuevamente, en Madrid, el día miércoles 10 de agosto del año 2022