¿Nuevas neuronas?
El conocimiento de que el centro
de la memoria del cerebro humano genera nuevas células podría ayudar a tratar
la depresión y el trastorno de estrés postraumático, así como a retrasar la
aparición de la enfermedad de Alzheimer, profundizar nuestra comprensión sobre
la epilepsia y ofrecer una nueva visión sobre la memoria y el aprendizaje. Una investigación publicada en la revista Science en el año 2016, coordinada por
el neurobiólogo mexicano Arturo Álvarez
Buylla, premio Príncipe de Asturias, de la Universidad de California en
San Francisco, con investigadores del Instituto Cavanilles de la Universidad de
Valencia y Ciberned, detectó en el cerebro de los lactantes una migración masiva de neuronas después del
nacimiento(1). En etapas
embrionarias, van llegando a la corteza prefrontal miles de neuronas que pueden
moverse sin restricciones. Son neuronas excitatorias. Las inhibidoras, llegan a esta zona fundamentalmente después del
nacimiento.
A partir de rebanadas de tejido
obtenidas de bebés fallecidos los autores consiguieron ver el movimiento de
estas células y corroboraron su hallazgo mediante resonancia magnética en
recién nacidos. "Esta neurogénesis ocurre justamente cuando el
cerebro empieza a interaccionar con el ambiente que rodea al niño, lo
que se traduce en un rápido incremento de tamaño y complejidad de la corteza
prefrontal. Las neuronas que llegan a esta zona procedentes de otra zona del
cerebro son inhibidoras, y su misión es frenar la actividad de las neuronas
excitadoras que previamente se habían formado antes del nacimiento, lo que
permite afinar funciones tan importantes como el razonamiento, el pensamiento y
la planificación", explicó José Manuel García Verdugo, catedrático de
Biología Celular del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia e
investigador ciberned.
Cadenas de neuronas empiezan a moverse un poco antes del
nacimiento alcanzado un pico máximo durante los tres primeros meses,
pero persisten hasta los 7. A partir de ahí van disminuyendo, siendo ya muy
escasas las que se encuentran a partir de los 2 años. Estas neuronas se originan en un área denominada zona
subventricular, próxima a las paredes de los ventrículos del cerebro. Desde
ahí se desplazan paralelas a las superficies de los ventrículos laterales en
una trayectoria en forma de arco y frecuentemente asociadas a vasos sanguíneos
que le sirven de guía. Cuando alcanzan las últimas capas de la corteza
cerebral, se dispersan de forma radial y de forma individual, para invadir la
corteza prefrontal en toda su extensión.
Lo que esta investigación ha
descubierto es que las neuronas inhibitorias migran a la corteza cerebral
durante la infancia temprana para establecer circuitos inhibitorios que
permiten el funcionamiento equilibrado del cerebro. "Esta migración temprana masiva
después del nacimiento la tenemos solo los humanos. Nuestro cerebro
tiene una corteza prefrontal gigante, en comparación con otros mamíferos, que
actúa de disco duro, donde se guarda la información", aclaró García
Verdugo. Esa migración masiva de neuronas es fundamental: "Es la
base física de por qué los primeros años de vida son decisivos. Es importante que
esa época sea lo menos estresante posible, porque esa migración masiva tiene
que producirse adecuadamente. Si no se produce o hay una alteración, ya sea por
causas genéticas, por una mala alimentación u otras condiciones adversas en el
ambiente que generan estrés, como desatención por parte de los padres o las
figuras de referencia, muchas de esas neuronas no alcanzarán su destino y como
consecuencia habrá menos precisión en la regulación de la corteza cerebral y
menor capacidad de aprendizaje".
Los autores consiguieron ver el
movimiento de estas células a partir de rebanadas de tejido obtenidas de bebés
fallecidos. Marcaron con fluorescencia las células migradoras y vieron cómo se
desplazaban y corroboraron su hallazgo mediante resonancia magnética en recién
nacidos.
Ahora en 2019, nuevos estudios
publicados en Nature
Medicine (2) y dirigido por María Llorens-Martín, del Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa, en Madrid, ensayaron varios métodos para conservar el
tejido cerebral de 58 personas recién fallecidas y observaron conclusiones
distintas sobre si se desarrollaban nuevas neuronas en el cerebro adulto. Se
descubrió que el cerebro de los pacientes con alzhéimer mostraban pocos o
ningún indicio de nuevas neuronas en el hipocampo, con menos indicios cuanto
más avanzada estaba la enfermedad. Los resultados indicaron que la pérdida de
neuronas nuevas, si puede detectarse en el cerebro vivo, y esto sería un
indicador temprano del inicio del alzhéimer, y que la estimulación del
crecimiento de nuevas neuronas podría retrasar o prevenir la enfermedad.
Álvarez-Buylla actualmente opina
que aunque durante décadas, varios investigadores han pensado que los circuitos
neuronales de los primates (incluidos los humanos) se verían demasiado
alterados si se formara un número importante de neuronas nuevas, debe continuar
estudiándose si la neurogénesis existe. «El conocimiento básico es fundamental.
Saber si las neuronas adultas son reemplazadas es un problema básico
fascinante.»
Referencias: 1- Mercedes F. Paredes, David James, Sara
Gil-Perotin, Hosung Kim, Jennifer A. Cotter, Carissa Ng, Kadellyn Sandoval,
David H. Rowitch, Duan Xu, Patrick S. McQuillen, Jose-Manuel Garcia-Verdugo,
Eric J. Huang, Arturo Alvarez-Buylla. Extensive migration of young neurons into the infant
human frontal lobe. Science 07 Oct 2016: Vol. 354, Issue 6308, aaf7073.
2-Elena P. Moreno-Jiménez et al. Adult hippocampal neurogenesis is
abundant in neurologically healthy subjects and drops sharply in patients with
Alzheimer's disease. Nature Medicine, (Online only version available)
25(4):1-7 · April 2019
Mississauga, Ontario, lunes 15 de Julio del 2019
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