lunes, 8 de julio de 2019

“Nosotros”, novela distópica de 1921





Nosotros”, novela distópica de 1921

La ciudad del sol (1602) de Tommaso Campanella, La nueva Atlántida (1627) de Francis Bacon, El otro mundo (1662) de Cyrano de Bergerac, Los viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift, La teoría de los cuatro movimientos (1808) de Charles Fourier, 3448 d.C. (1833) de Alexander Veltman, Viaje y aventuras de Lord William Carisdall en Icaria (1840) de Etienne Cabet, La raza futura (1871) de Edward Bulwer Lytton, Erewhon (1872) de Samuel Butler y Mirando atrás (1888) de Edward Bellamy, entre otras. Estas son obras, que en ocasiones están más cerca del ensayo que de la novela, las cuales presentan sociedades ficticias a las que los escritores trasladan problemas de su actualidad, donde los discuten y les dan respuesta, muchas veces en clave política. Cuando esta fórmula, en apariencia perfecta, se resquebraja y deja de funcionar, la obra se convierte irremediablemente en distópica.


Nosotros es una novela rusa escrita por Yevgueni Zamiatin en 1921 ambientada en una sociedad futura donde la vigilancia y represión por parte del Estado es total. Nosotros surgió a partir de las vivencias del autor en la Rusia de la Revolución de 1917, donde había sido encarcelado, primero por el régimen zarista, en 1906, y posteriormente por los bolcheviques, en 1922, y en Newcastle, trabajando como ingeniero naval en los astilleros del río Tyne durante la Primera Guerra Mundial. Nadie niega que el autor criticó ásperamente el sistema soviético; los propios censores que impusieron el interdicto a Nosotros así lo entendieron también (el manuscrito salió clandestinamente de la URSS, fue publicado en el Reino Unido en 1924 y hasta 1989 no pudo ser leída por los ciudadanos soviéticos). Es una de las primeras obras del subgénero de las distopías e inspiró, entre otras novelas, 1984 de George Orwell, quien, según el propio autor británico, había leído a Zamiatin en su traducción francesa, Nous autres.

Como la mayoría de los intelectuales rusos de fines del siglo XIX, Zamiatin tuvo una vida agitada y expuesta al peligro. Nacido en 1884, cursó estudios de ingeniería naval. Fue Arrestado durante la Revolución rusa de 1905 y exiliado, pero regresó a San Petersburgo donde vivió ilegalmente antes de asentarse en Finlandia en 1906 para terminar sus estudios. Tras su Regresó a Rusia y empezó a escribir como pasatiempo, pero fue arrestado y exiliado por segunda vez en 1911. Aunque fue amnistiado en 1913 cuando se unió a los bolcheviques. Su obra Un cuento provincial escrita en 1913, en donde satirizaba la vida de un pequeño poblado ruso, le trajo cierto grado de reconocimiento. Tras su detención, fue enviado a la cárcel y al destierro en Siberia. Tras conseguir escapar, regresó a San Petersburgo, donde de nuevo fue apresado y mandado al exilio. De ese periodo, surgirán dos importantes novelas suyas El Provinciano y En el fin del mundo.  

En 1917, se produjo la Revolución de Octubre, y Zamiatin estuvo, al igual que casi todos los escritores jóvenes rusos, entre sus defensores. Se dio a conocer y durante la Primera Guerra Mundial con la publicación de una novela antimilitarista, En medio de la nada, que fue censurada por las autoridades zaristas. En 1918, publicó una serie de relatos, entre los que destaca La Cueva (obra cercana a El hombre del cubo de Kafka), la cual era considerada en la época como "la materialización de una pesadilla, la historia de la degradación y miseria de personas cuyo único objetivo es la obtención de comida y alimentación". Inmediatamente después de la revolución, escribió en Gran Bretaña los relatos Los insulares (1918) y El pescador de hombres (1921), y publicó su obra maestra, la novela Nosotros (1921), que le valió una orden de prohibición de publicación en su país y que estuvo prohibida en la URSS hasta 1988.  Nosotros causó controversias, provocando una violenta campaña en su contra. Se prohibieron los libros y obras de teatro del autor. En 1931, tras esta circunstancia, le enviará una carta a Stalin solicitando el permiso de emigrar de la URSS. Gracias a su amistad con, el entonces patriarca de las letras soviéticas, Máximo Gorki, se le concedió dicha solicitud hasta el año1932.

Sinopsis: en la ciudad de cristal y acero del Estado Único, separada por un muro del mundo salvaje, la vida transcurre sometida a la inflexible autoridad de El Bienhechor. El narrador de este diario íntimo, D-503, es el constructor de una nave interestelar que deberá llevar al  universo «el bienaventurado yugo de la razón». Pero se enamora,  y el amor equivale a la rebelión. Le realizarán una masiva operación quirúrgica en el cerebro para extirpar la fantasía e imaginación. Al aceptar esta operación, D-503 renuncia al amor de I-330, quien es ejecutada por la Máquina del Bienhechor. Tras extirparle a D-503 el «ganglio craniano de la  fantasía», el Estado sedentario, entrópico, saldrá victorioso de la conspiración, mientras allende sus muros siguen los hombres nómadas, llenos de energía, que generarán nuevos insurrectos: no existe, ni jamás existirá, la última revolución.

Zamiátin hace una descripción detallada y no por ello menos amena de los altibajos en el estado del ánimo de su protagonista, quien como narrador, no puede ocultar su emoción obsecuente ante las maravillas del mundo-máquina, pero su entusiasmo se desmoronará conforme vaya descubriendo los pensamientos que habitan en su interior: uno racional y apolíneo, y otro dionisíaco, que le llama a la pasión y, al instinto de posesión, origen natural de la propiedad. La pasión, el amor, los celos le hacen pensar: “¡Ojalá supiera quién soy yo!” Él mismo nos lo dice: “Sé que tengo fantasías y que estoy enfermo, pero también sé que no quiero curarme.”.

En la novela, el proyecto Utópico se ha desarrollado, pero resulta ser terrible y cruel. El autor, describe una especie de inmensa cárcel, donde el ser humano es sustituido por un ente alienado. Algo que fácilmente se relaciona con los regímenes autoritarios. Más allá de las cualidades literarias, se puede ver como una especie de profecía de lo que serían los regímenes totalitarios y sus consecuencias. Zamiátin muestra una colectividad aislada entre los márgenes protectores del “Muro Verde”, que la salvan del caos exterior de la naturaleza, y la presenta organizada en un “Estado Único” cuya ley responde a principios matemáticos. El clima está manipulado dentro de la ciudad, la alimentación se obtiene del petróleo, los niños son propiedad del Estado, las personas (son números) que viven solitarias en cubículos transparentes y todos los ámbitos de la vida -hasta las relaciones sexuales- están minuciosamente pautados por la autoridad. Al estilo del Dios judaico, el Estado Único aplica la muerte a quienes reniegan de su perfección.

Respondiendo a la reseña que Orwell había escrito en 1946 sobre el libro para la revista Tribune, Gleb Struve, autor de 25 Years of Soviet Russian Literature (obra citada por Orwell), afirma que aunque la novela critica claramente el régimen soviético, puede que también haga referencia al fascismo de Mussolini. ​ 

Mississauga, Ontario, lunes 8 de julio, 2019.


1 comentario:

Humberto Moreno dijo...

Creo tener en este momento la necesidad perentoria de que me extirpen el "ganglio craneano de la fantasía"