Berta Singerman
La diva de la poesía romántica
entre 1920 y 1960, conocida
con el sobrenombre de "la lira
viviente", se llamó
Berta Singerman. Ella había nacido un 9 de setiembre de 1901 en Mozir, un
pueblo de la rusa zarista. Su padre era un revolucionario y debió huir camino a
Buenos Aires, antes que lo atraparan por lo que a los 5 años con su familia,
Berta viviría en la República Argentina, donde conviviría con muchos rusos
judíos exilados.
Desde muy pequeña, Berta hacía
obras de teatro que ella dirigía, con sus hermanos y vecinos. A los 8 años tuvo
su primer papel, haciendo de huérfana en una obra de teatro. Ya a los 10 años
integró un elenco que dirigía el actor judío norteamericano Moris Moskovich. La
familia era pobre pero Berta consiguió becas de estudio por su afición a la
Literatura y la Historia y en particular por su capacidad para recitar. Entró
becada a la Escuela del Concejo de Mujeres y allí logró sostenerse y ayudar a
su familia, dando clases de declamación a otras niñas. A los 15 años se hace
novia del que fuera luego su marido, Rubén Enrique Stolek, un intelectual y
gran lector.
La riqueza cromática de su
voz, su sentido del sonido, el ritmo y el gesto la impulsaron a la declamación
profesional. El primer gran éxito de Berta Singrman lo tuvo en 1918, con solo
diecisiete años, en su primera salida de la Argentina a Montevideo. Allí
actuó en el Teatro Albeñiz. Serían seis funciones, cada día con más y más
público hasta obtener lleno completo. En Montevideo conoció a la poeta Juana de
Ibarbourou, de la cual adoptó el poema
“El
dulce milagro” y al poeta Carlos Sabat Ercasty de quien tomó su poema “Alegría
del Mar”. A los 18 años contrajo matrimonio con el empresario Rubén Stolek.
En 1920 Berta debutó en el
film mudo La vendedora de Harrods, de Francisco Defilippis Novoa. Posteriormente
en 1942 filmaría Ashes to the Wind y Nada más que una mujer en
1934. En 1932 fundó y dirigió la
compañía del Teatro de Cámara y en la década de 1940 tuvo su propia compañía,
con la que puso en escena obras clásicas como La dama del mar, de Henrik Ibsen.
Berta logró repetir en Buenos Aires la hazaña de Montevideo al lograr llenar el
teatro en las noches subsiguientes, cuando la prensa comenzaba a elogiar sus
presentaciones.
De Chile, Berta y Enrique
siguieron a Lima y de allí a México. En México estaba la poeta chilena, premio
nobel, Gabriela Mistral, con quien hizo amistad. Berta estuvo en casi todos los
países de América Latina en su larga carrera. Cosechó éxitos incluso en el
Brasil donde en su primera presentación en Río de Janeiro, a teatro lleno, no recitó
un solo poema en portugués. Fue la primera mujer argentina en aparecer de
solista en el Teatro Colón en 1937. Recibiría la “Orden de San Carlos” del gobierno colombiano y la “Orden Rubén Darío” del gobierno de
Nicaragüa, y la “Orden Cristobal Colón”
de la República Dominicana.
“Le
devolví la poesía al pueblo. Saqué la poesía de los libros a los que solo
accedían minorías selectas”, dijo
Berta. Popularizó la mayoría de los poemas que recitó: “Tú me quieres blanca" de Alfonsina Storni, “El Llanto por la muerte” de Ignacio
Sánchez Mejías, de FedericoGarcía Lorca, la "Canción de la vida profunda",
de Porfirio Barba Jacob, “Esa Negra Fulô”, de Jorge deLima “Cuento" de José Batres Montufar, "Encuentro
con Hiroshima" de Eugen
Jebeleanu, “La Marcha triunfal” de Rubén Darío, y “Soledad” de María
Enriqueta Camarillo. En 1945 recibió el Premio Municipal a la Mejor
Actriz y la Casa de Cultura Americana de México la galardonó con el Premio
América. Fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Su última
representación teatral tuvo lugar en el Teatro Colón de Argentina. Tuvo una
hija, Myriam y muchos nietos y bisnietos que alcanzó a gozar en su madurez.
Enrique, su marido, murió en 1972 y ella, falleció a los 97 años, el 10 de
diciembre de 1998.
Mississauga, Ontario, lunes 29 de julio, 2019
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