Epidemias y política
“Las epidemias y la política,
de forma malsana, se nutren mutuamente”. Una frase muy real que publicaría el 22 julio, del año 2019 el Dr Rafael Muci-Mendoza al rememorar la epidemia de peste bubónica de
Caracas el año 1908, la cual hizo su debut en La Guaira. Así como aquella
epidemia abriría el camino a la caída del régimen de Cipriano Castro para darle
inicio a la dictadura de su compadre Juan Vicente Gómez y llevaría a la
persecución y muerte del bachiller Rangel, así, esta peste que ha diezmado al
país tiene sus prolegómenos en otra tragedia, acaecida precisamente en La
Guaira, y me refiero a el deslave del 15 de diciembre de 1999, que sirvió para
evidenciar el carácter dictatorial inhumano y desquiciado de quien se erigiría
como el propiciador y ejecutor del mal que ha llevado a la destrucción de
nuestro país petrolero, otrora ejemplo para el mundo hasta lo que estamos
viviendo... El que tenga ojos que lea las estadísticas y si tiene oídos que
escuche los lamentos del pueblo hambreado y el llanto de tantas familias que
padecen por la prisión y tortura de sus familiares…
De mi
novela “El movedizo encaje de los uveros” muestro aquí, algunos retazos del
inicio de la epidemia de peste bubónica en 1908, cuando en las manos del
bachiller Rangel, se entregó toda la responsabilidad del combate contra aquella
grave emergencia sanitaria.
Fragmentos de telegramas enviados desde la Guaira por
el ciudadano Ministro del Interior Dr.
Rafael López Baralt al Presidente Cipriano Castro el mismo día
19 de marzo.
5:00 pm.: "Todo este asunto parece ser una mera
alharaca".
6:00 pm.: "Todos los síntomas corresponden a la
peste, esto tengo que aceptarlo..."
6:15 pm.: "Yo me permito proponerle a usted el
envío expreso a la Guaira de una Comisión Científica en la que figure el Dr.
Rafael Rangel que tan entendido es en estos exámenes..."
Del Presidente Cipriano Castro al Dr. López Baralt:
8:00 pm.:
"Rangel bajará a la Guaira mañana y no se dictará otra medida hasta que él
no comunique el resultado"…
Su mirada se perdió en el horizonte. El mar era infinito... ¿Qué hay más
allá? Achicó los ojos. Miró el movimiento de las hojas verdes en los uveros
contorsionados en la playa y la arena salpicada con el movedizo encaje malva y
en oleadas los pensamientos tristes volvieron a la carga y cuando él ya comenzó
a percatarse de que iba a sentir nostalgia de los tiempos idos, el viento
salobre y cálido le recorrió el rostro y le hizo estremecerse regresándolo a la
preparación colocada en la platina del microscopio.
En la tarde del día
21 de marzo, observarás detenidamente los ojillos rojos de las ratas
enjauladas. Los animales se moverán inquietos de un lado a otro y se levantarán
sobre sus patitas traseras. Estarán mirándote. Decidirás volver al libro y por
enésima vez leerás... "Recomendaciones
del doctor Yersin para la identificación definitiva del bacilo pestoso"...
Entonces te repetirás... Sé bien que se dilacera, se aplasta, se tritura,
se machaca, se espaturra, se transforma el tejido en algo pastoso hasta tener
una masa blanda, uniforme y sanguinolenta. Regresarás a leer nuevamente. "Se introduce una partícula de esta
pasta bajo la piel de la rata, y en un lapso entre dos y cuatro días el animal
debe morir..." Mirarás acuciosamente a tus ratitas y las verás
correteando de un lado a otro en las jaulas...
Había amanecido
nublado aquel día domingo 22 de marzo.
Los roedores inoculados todavía se mueven dentro de sus jaulas, tranquilamente.
Él ha sentido la presión de todos sobre su humanidad para que emita un
diagnóstico y presiente que este ha sido apresurado. Vuelve a mirar las ratas
inoculadas. Recuerda las indicaciones de Kitasato y de nuevo murmura entre
dientes. De ser peste, ya deberían haber muerto, pero ni tan siquiera están
enfermas. No se erizan sus pelos, mueven sus patitas, se ven ágiles, están
correteando. Los acures mastican hierbas, están mordisqueando las lechugas que
les puse en la mañana... Resignado él se sienta en la silla… Rangel respirando
profundamente toma una hoja de papel en blanco. Lo ha decidido. Redactará el
informe de una buena vez... "...en vista de que hasta la fecha, los medios
de investigación directos, los cultivos y las inoculaciones, porque hasta ahora
están vivos los animales sensibles inoculados ( ratas y conejillos de Indias ),
declaro definitivamente, para concluir mi información, que no se trata de peste
bubónica”.
El día
martes 14 de abril desde La Guaira.
Fragmentos de los telegramas enviados por el bachiller Rafael Rangel al señor
Presidente de la República General Cipriano Castro:
"Yo no quise escandalizar, por eso no solicité la
obligación de una autopsia..." …"Tampoco
solicité animales para las inoculaciones, por miedo a crear más alarma entre la
gente..."… "Me turbé de tal modo que vine al telégrafo y le comuniqué
sólo a usted el telegrama en referencia, con
la confianza de que usted me daría instrucciones..." "Si no ha tomado
algunas medidas, lo mejor es esperar pues me ha faltado la calma esta vez,
debido a la responsabilidad que tengo ante usted, la mayor para mí de todas las
responsabilidades..."… "Nunca he visto peste bubónica ni el bacilo
que la produce, me guío solamente por lo que he leído..." "Con la
mayor discreción he podido examinar bacteriológicamente uno de los referidos
casos y me es muy doloroso participarle que esta vez he encontrado el bacilo
específico de la peste..."…"Queda mi vida en continua exposición para
evitar la epidemia..."…"Este asunto no lo conoce absolutamente nadie
más que el jefe de la estación telegráfica aquí y yo. Su amigo, Rafael
Rangel".
Pablo Acosta Ortiz llegó muy temprano al hospital
Vargas. Siempre lo hacía, caminando desde su casa en la esquina de Balconcito y
Truco donde vivía desde hacía varios años con su mujer y sus dos pequeños hijos
Pablo y Mary. En esos días de febrero, ya habían hablado con él para proponerle
nuevamente su nombramiento como Director del hospital Vargas… …La biblioteca
estaba muy bien dotada, recibía publicaciones periódicas en inglés, francés,
alemán y español mensualmente, y funcionaba desde hacía varios años en el mismo
salón donde estaban sus piezas operatorias más brillantes. El salón era el
mismo Museo de Anatomía Patológica inaugurado por Rafael Rangel a mediados de
1902. Terminaba de revisar las revistas cuando ya había decidido visitar a su
amigo, el Jefe del Laboratorio del hospital, pues la oportunidad era propicia.
Le habían informado que posiblemente Rangel presentaría en la Academia de
Medicina una nueva investigación sobre la bacteridia carbuncosa. Por ello, el
cirujano estaba interesado en conversar personalmente con el bachiller para
pedirle su opinión sobre uno de sus dos enfermos hospitalizados en la Sala de
San Miguel Arcángel… Conversarían… -La biblioteca y el Museo Anatomopatológico
son como un pórtico que sirve de antesala a este recinto. Aquí, en nuestro
hospital, este es el sitio donde se hace verdadera investigación. Rangel
pareció entusiasmarse y emocionado le explicó en detalle algunas cosas a su
amigo. -Lo más importante de nuestras
Secciones de Bacteriología y de Química es eso, es que podemos hacer
investigación. Salga usted al patio, desde el jardín podrá ver las jaulas con
los animales. Hacemos experimentos. Investigamos...
Finalizo con estos retazos de la “conversación” entre el
Dr Acosta Ortiz “el mago del bisturí” y el bachiller Rangel, quien era el jefe
del Laboratorio del hospital Vargas de Caracas, y había sido formado por los
Drs José Gregorio Hernández y Anibal Santos Dominici e investigaba las causas y
los mecanismos que producen las enfermedades en el ser humano, con el
entusiasmo que en la época actual, tienen que poseer los jóvenes patólogos para
cumplir con los tres principios que deben guiarles siempre, diagnósticar, hacer
docencia e investigación, sin olvidar nunca, algo que antes les he repetido: “Hay un detalle en
el que quiero insistir: al patólogo, nunca le estará permitido mentir. Debe ser
vertical y sin dobleces, sin verdades a medias, sin mentiras piadosas, y sin
titubear ni pensarlo dos veces si es necesario reconsiderar una opinión
juiciosa”.
Maracaibo 29 de diciembre del año 2019
2 comentarios:
Una vez más complacido, Dr.Garcia T. De ser su amigo y poder gozar de su erudición historica y científica. Nuestro Hospital del cual he sido Director en tres oportunidades lleva el nombre del Dr. Pablo Acosta Ortiz lo cual es motivo de orgullo verle destacado por Ud en su lucha contra la peste al lado de Rafael Rangel, cuyo nombre es el del Hospital de mi pueblo natal Aragua de Barcelona. Estoy muy emocionado con los caprichos de la historia.
¡Saludos, Dr. García Tamayo! Me siento complacida por la lectura de los temas de su blog, especialmente aquellos que tratan sobre la vida y obra de Rafael Rangel. Me parecen muy completos y enriquecedores.
Actualmente estoy leyendo con mucho interés la vida y obra de Rafael Rangel con la idea de escribir algo que llevo en mente desde hace mucho tiempo, pero contextualizado no en el ámbito médico ni en su final tan trágico, sino más bien desde una visión literaria, para destacar el lado humano o tal vez poetizar esa energía extraordinaria que le permitió legar tantos aportes a la medicina y a la humanidad. Lo que quiero pedirle encarecidamente es que me ayude a localizar su libro "El Movedizo Encaje de los Uveros", si le es posible.
Soy profesora jubilada de la UDO-Bolívar. Me gradué en la Universidad de los Andes en Mérida. Le agradezco mucho su ayuda. Gracias de antemano. Saludos cordiales.
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