viernes, 6 de diciembre de 2019

Beauperthuy en el año de la lepra


Beauperthuy en el año de la lepra 

"Escribir la historia de Luis Daniel Beauperthuy desde la isla de los leprosos en medio del río Esquibo fue siempre una pretensión mía. Debo confesar que esta idea, la acariciaba desde hace varios años cuando a través del diario de mi mujer Ruth Romero me enteré de la vida del personaje; un investigador nato, del siglo antepasado, esto es, del siglo XIX. En las bibliotecas nacionales conseguí información sobre el llamado “médico de Cumaná”, y fue precisamente cuando caído en la desgraciada circunstancia de ser arrollado, digamos que por los avatares del destino (en realidad un accidente automovilístico lo había dejado en silla de ruedas) me ha tocado involucrarme en una desafortunada investigación sobre la lepra. Una investigación real y actual, no la del siglo XIX, una de ahora del siglo XXI y llena de complicaciones políticas cuyas consecuencias personales y familiares están por verse. Me he remitido al diario de Ruth, a sus cuitas de adolescente y durante la irrupción mía en su vida, mis lazos de cariño con su madre, e ir yo tras Ruth hasta cambiar el curso de mi vida. Su diario, retomado por ella después de una década, existe y está pleno de vivencias; para mí ha sido impresionante leer sobre un fantasma que ronda la isla de Lázaros frente a la ciudad de fuego. Un espectro que pareciera asociarse a la canción sobre el leproso, aquella que por Ondas del Lago y al mediodía, acompañaba con su guitarra “el cantor de todos los tiempos” don Armando Molero. “Adiós hermano querido, te estáis portando tirano, acordate de tu hermano que en la isla está metido”…

Estas reflexiones han sido escritas por un personaje que aparece en la novela "El año de la lepra", (https://bit.ly/2RoLd4q). El hombre se llama Alejo Plumacher, y existe otro personaje, el profesor Arístides Sarmiento que también relatará gran parte de la misma y ya al final de la novela, cuenta de cómo ambos acordarían relatar lo que debería haberse llamado… “2011, el año de la lepra”. Distribuida por EdicVen en el país, nunca sus autores ni su amanuense, el suscrito novelista JorgeGarcíaTamayo se enteraría de su destino final… Así son las cosas”, como diría Oscar Yánez…

Arístides Sarmiento, ya para terminar escribiría en una especie de epílogo: “Debo señalar que estoy fuera de mi país por motivos ajenos a mi voluntad, y no temo represalias, aunque tampoco hay acusación formal alguna que pese sobre mí. Lo mismo puedo decir sobre Alejo. Quizás apoyándome en esto, he aceptado trabajar en su extenso manuscrito, convencido de que necesitamos relatar lo que vivimos, aunque parezca pertenecer al territorio de la ficción. Así pues, no tuvimos otro remedio y ambos nos lanzamos al ruedo literario en una lidia al alimón”.

Me parece interesante aclararle a ustedes que: Arístides Sarmiento, el personaje, cumplió 70 años un día del año 2010 y siempre fue apreciado nacionalmente como un científico; él, con el doctor Piero Itriago organizó los primeros laboratorios de bacteriología de la región y encargaron al microbiólogo polaco Silvester Korzeniowski para estudiar cepas de bacilos tuberculosos autóctonas relacionados con la alta mortalidad entre los indígenas de la etnia wayúu. Arístides y Piero Itriago diseñaron programas de salud pública y lograron acabar con la tuberculosis que diezmaba a los indígenas. Arístides Sarmiento también trabajó con el profesor Crisanto Navarro en el estudio epidemiológico de algunos brotes encefalíticos. El virus trasmitido por mosquitos del género Culicidio producía en burros y caballos un mal que les hacía temblar y girar en círculos por lo que los lugareños denominaron el mal “la peste loca de las bestias”. A finales del pasado siglo XX, Arístides contrataría a Silvester Korzeniowski y con la ayuda del joven Víctor Pitaluga incorporaron en sus proyectos a Rodrigo Gartán, un patólogo que había desarrollado un modelo experimental en ratas preñadas para demostrar el daño intrauterino provocado por el virus encefalítico. La experiencia de Pitaluga como investigador se amplió con trabajos experimentales, hasta que bajo la tutela de Silvester Korzeniowski su interés derivaría hacia el estudio de la patogenia de la lepra y montarían ambos un bioterio con cachicamos en La Cañada de Urdaneta.

En realidad más que hablarles sobre los personajes de la novela, y sus vicisitudes, el comentario que quería hacer hoy, como ya lo hiciera en diciembre 2013 (https://bit.ly/2Yn9Wrc) es destacar el hecho de que dentro de esa novela, está una historia que es real y verdadera. Está relatada la vida de un personaje que nació en la isla caribeña de Guadalupe, se graduó de médico en París, se casó con una joven venezolana y vivió en Cumaná donde luchó contra epidemias y terremotos ayudando a la gente. Allí descubrió que la fiebre amarilla era trasmitida por un mosquito de patas rayadas de blanco pero los franceses no le creyeron. Era impensable aunque el doctor Beauperthuy lo publicara, que un mosquito fuese capaz de trasmitir enfermedades. También creyó él descubrir como curar la lepra y trabajó durante años en eso y publicó todo lo que hacía; fue de esta manera cómo los ingleses al leer sus trabajos sobre la lepra, le montaron un leprocomio para que pudiese seguir trabajando en una islita en medio del río Esequibo, donde este río se une al Mazaruni para desembocar en el Mar Caribe...

Estas cosas sucedieron en 1871, cuando el doctor Luis Daniel Beauperthuy a quien le llamaban "el médico de Cumaná" y quienes le conocían, supieron cómo en su afán de curar la lepra estuvo yendo y viniendo desde un pueblo de pescadores a la orilla del río Esequibo hasta su islita para atender a los leprosos, durante muchos meses hasta que falleció. Sus restos se quedaron allá, en lo que fue la Guayana inglesa y ahora es territorio en reclamación, o el que seguramente ya perdimos y es parte de Guyana... Quería que quienes me leen, supiesen o recordasen esto, porque es nuestra historia, que en frecuentes ocasiones es triste y deja un amargo sabor, pero es nuestra, y debemos conocerla…

Maracaibo, viernes 6 de diciembre, 2019

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