El genocidio armenio
El pasado 17 de diciembre de este año 2019, tras
superar algunos intentos de bloqueo, el Senado de los Estados Unidos reconoció
de manera unánime -aunque tardíamente- el atroz genocidio del pueblo armenio perpetrado
por los turcos entre 1915 y 1917. Se trataba de no seguir negando una triste
verdad histórica. Cabe recordar que la Cámara de Representantes del país del
norte ya había reconocido la existencia del genocidio, y ahora con la reciente
resolución del Senado no parece quedar espacio alguno en los Estados Unidos
para negar aquella masacre, mientras varios países europeos han introducido la
persecución legal contra aquellos que rechacen el genocidio de los armenios, ya
que sólo 18 países del mundo, por cierto que entre ellos Rusia, han reconocido
oficialmente este delito del Imperio Otomano. El primer ministro armenio, Nikol
Pashinyan, calificó el reconocimiento, con razón, de "victoria de la justicia y
de la verdad".
La reacción de Turquía, como
suele suceder en este delicado tema, ha sido claramente desproporcionada, al
señalar que con ese reconocimiento "se inflige un daño duradero"
y se "pone
en peligro el futuro de las relaciones entre ambos países".
Turquía sostiene que las muertes de más de un millón de armenios en su territorio
fueron producto de una serie de lamentables episodios violentos que se
generaron durante la Primera Guerra Mundial.
Podemos recapitular la historia si recordamos que en 1914, Turquía entró en la Primera Guerra Mundial al
lado de Alemania contra Rusia, pero los combatientes armenios sentían simpatía
hacia las tropas rusas. Unos meses antes de que finalizara la Primera Guerra
Mundial, el Movimiento Nacional de Liberación Armenio declaró la independencia
de la República Democrática de Armenia, pero el gobierno otomano dirigido por
un grupo denominado de “los Jóvenes Turcos” los acusó de crear una "quinta
columna" y ordenó la deportación masiva de la población armenia a las
regiones de altas montañas.
“El Genocidio
Armenio” fue planeado y administrado centralmente por el Estado de
Turquía en contra de toda la población armenia
del Imperio Otomano y se llevó a cabo entre los años 1915 y 1918. Se exterminarían
miles de ciudadanos armenios
metódicamente masacrados a lo ancho y largo del Imperio Otomano. En septiembre
del año 2017 en este blog, lapesteloca.blogspot.com, nos referimos al genocidio armenio (https://bit.ly/2EE3ino). En este real drama se asesinó a cientos de miles de
mujeres, niños y viejos, ya que la mayoría de los hombres había sido reclutada
para el ejército. Muchos de ellos perdieron la vida durante el traslado, otros
fueron ejecutados. El venezolano
Rafael de Nogales, quien sirvió en el ejército turco, describió como en Van, el
Bey Cevdet, mandó asesinar a todos los varones armenios de la ciudad y
posteriormente, existieron unos 26 campos de concentración para confinar a la
población armenia. Rafael de Nogales Méndez, es conocido por su libro "Cuatro años bajo la Media
Luna" donde relata sus años de servicio en el Imperio Otomano.
Tras participar y dirigir el sitio de la ciudad de Van, en Armenia, Nogales
Méndez protestaría al terminar asqueado de las matanzas al ver como aplicaban
la consigna dada por el Ministro de la Guerra Enver Pacha a sus Tropas, “quema,
roba, y mata”, contra las minorías cristianas de Armenia. Nogales
Méndez solicitó ser relevado de su cargo y en su libro ha documentado el
genocidio contra los armenios.
Djevdet Bey, Jevdet
Bey, Cevdet Belbez
(Conocido como Cevdet Bey en la moderna Turquía) era el
gobernador de la villa de Van del Imperio Otomano durante la Primera Guerra
Mundial. Se el considera el responsable de masacrar a los armenios en la villa
de Van y sus alrededores. Clarence Ussher, un
testigo de esos eventos reportaría el asesinato de 55.000 armenios, y relató
como el 19 de abril de 1915, Cevdet Bey exigió que la ciudad de Van le
proporcionara inmediatamente 4.000 soldados bajo el pretexto de la conscripción, sin
embargo, la población armenia tenía claro que su objetivo era masacrar a los
hombres sanos de Van para que no hubiera defensores. Él ya había utilizado su
escrito oficial en las aldeas cercanas, aparentemente para buscar armas, pero
de hecho, su intención era iniciar masacres al por mayor. Para ganar tiempo,
los armenios ofrecieron quinientos soldados y dinero de exención por el resto,
pero Cevdet Bey los acusó de "rebelión" y afirmó su determinación
de "aplastarlos" a cualquier coste. "Si los rebeldes disparan un solo
tiro", declaró, "mataré a todos los cristianos, a las mujeres
y (apuntando a su rodilla) a
todos los niños, hasta aquí". Al día siguiente, 20 de abril de
1915, cuando una mujer armenia fue acosada, y los dos soldados armenios que
acudieron en su ayuda fueron asesinados por soldados otomanos, comenzaría el
asedio de Van. Los defensores armenios protegieron a los 30.000 residentes y
15.000 refugiados que viven en un área de aproximadamente un kilómetro cuadrado
del barrio armenio y el suburbio de Aigestan, con 1.500 fusileros con 300
rifles y mil pistolas y armas antiguas. El conflicto duró hasta que el general Yudenich de Rusia
llegó a su rescate.
En
Abril de 1919, tras el armisticio y la derrota de Turquia, Nogales Méndez pidió
la baja en el Ejército Turco con el grado de Coronel de Estado Mayor. Además
del libro de Nogales Méndez, Otros documentos que testifican el genocidio
armenio son: el Relato del embajador
Morgenthau, obra de Henry Morgenthau, quien fue embajador de Estados Unidos
ante el Imperio otomano entre 1913 y 1916; Los
cuarenta días del Musa Dagh, libro publicado en 1933 por escritor austríaco
Franz Werfel; El Libro Azul del
historiador inglés Arnold J. Toynbee y el jurista británico James Bryce y los
estudios de la "International
Association of Genocide Scholars" (Asociación Internacional de
Estudiosos del Genocidio), una institución académica fundada en 1994.
El 25 de febrero de 1915, el Estado Mayor Otomano
difundió la orden del Ministro de Guerra Enver Pasha sobre "Mayor
seguridad y precauciones" a todas las unidades militares, instando
a remover a todos los armenios étnicos que sirven en las fuerzas otomanas de
sus puestos y a su desmovilización. La directiva acusó al patriarcado armenio
de revelar secretos de Estado a los rusos. Enver Pasha explicó esta decisión
"por temor a que colaboraran con los rusos".
Tradicionalmente, el ejército otomano solo reclutaba hombres no
musulmanes entre las edades de 20 y 45 años en el ejército regular. Antes de
febrero, algunos de los reclutas armenios fueron utilizados como trabajadores,
aunque finalmente serían ejecutados. Como se informó en Las memorias de Naim Bey, la ejecución de los armenios en
estos batallones fue parte de una estrategia premeditada del Comité de Unión y
Progreso. Muchos de estos reclutas armenios fueron ejecutados por bandas turcas
locales.
Los informes sobre el conflicto llegaron al
embajador de los Estados Unidos en el Imperio Otomano, Henry Morgenthau quien
plantearía el problema personalmente con Talaat y Enver, cuando les citó para
que declarasen, y los testimonios de los funcionarios justificaron las
deportaciones como necesarias para la guerra, sugiriendo que la complicidad de
los armenios de Van con las fuerzas rusas que habían tomado la ciudad
justificaba la persecución de todos los armenios étnicos. El arresto y deportación de notables armenios,
abril de 1915; algunos intelectuales armenios arrestados el 24 de abril
de 1915, y semanas después, luego fueron deportados y asesinados. Para 1914,
las autoridades otomanas ya habían comenzado una campaña de propaganda para
presentar a los armenios que vivían en el Imperio Otomano como una amenaza para
la seguridad del imperio. Un oficial naval otomano en la
Oficina de Guerra describió la planificación; para justificar este enorme
crimen, el material de propaganda requerido se preparó a fondo en Estambul, que
incluía declaraciones como “los armenios
están aliados con el enemigo, lanzarán un levantamiento en Estambul, matarán a
los líderes ittihadistas y lograrán abrir el estrecho de los Dardanelos” En la
noche del 23 al 24 de abril de 1915, conocido como el domingo rojo el gobierno otomano detuvo y encarceló a unos 250
intelectuales armenios y líderes comunitarios de la capital otomana,
Constantinopla, y más tarde a otros centros, que fueron trasladados a dos
centros de detención cerca de Ankara.
La realidad es que “El Genocidio Armenio” fue planeado y administrado centralmente por el
Estado de Turquía contra toda la población armenia del Imperio Otomano, y entre los años 1915 y 1918,
terminaría con miles de ciudadanos armenios
metódicamente masacrados a lo ancho y largo del Imperio Otomano. Un drama que
exterminó a cientos de miles de mujeres, niños y viejos, ya que la mayoría de
los hombres había sido reclutada para el ejército. Muchos de ellos perdieron la
vida durante el traslado, otros fueron ejecutados.
Cuando Maduro ha viajado a Turquía para visitar a
Erdogan (y lleva lingotes de oro del Arco Minero), ambos dictadores son ya
mundialmente reconocidos por sus acciones políticas de corte genocida, y el
mundo sabe que Turquía no sólo rechaza las acusaciones sobre el genocidio
armenio, sino que hasta impone una condena de cárcel (presos políticos como los
que se encuentra añejándose en las cárceles venezolanas) a sus ciudadanos que
reconozcan en público el genocidio armenio. Tal vez así lo pensará Maduro. Tal
vez aunque “no pasa nada” al analizar las cosas, regresará posiblemente
temeroso al aforismo del difunto… “Por ahora”…
Maracaibo
lunes 23 de diciembre 2019
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