De las Metamorfosis
Los fenómenos de hibridación
entre los seres humanos y los animales sabemos que dan origen a las
metamorfosis. La mitología fantástica es
rica en ejemplos de metamorfosis; caballos alados, perros bicéfalos, mujeres
con cabelleras de serpientes, hombres con cabeza de toros o con cuerpo de
caballo… Sergio Ramírez en su libro “Mentiras
Verdaderas”(Alfaguara 2000) conversará sobre este tema y yo aprovecho este
espacio de mi blog para compartir con mis lectores algunos detalles de sus historias.
En el Popol Vuh existe el árbol
de las cabezas de donde cuelga la cabeza de Hun
Humash pú, el príncipe asesinado por los señores del Xibalbá. La cabeza del
decapitado le pedirá a su hija Ixquic
que extienda su mano y él se la escupe, para que su saliva se transforme en la
semilla que llevará en sus hijos Hun-Hunahpú
e Ixbalan a cumplir su venganza... En La Metamorfosis de Kafka,
será la muerte de Gregorio, el hijo de la familia, el hermano de quien yace
convertido en espantosa cucaracha, la que liberará a los Samsa de aquel
incómodo estorbo, de una vergüenza para todos, de la culpa ante la gente y del
desprecio…
Escondido en su laberinto, el Minotauro,
un monstruo deforme que en realidad es víctima de un estupro que avergüenza a
su familia y aunque de esa manera, metamorfoseado en hombre toro expía la culpa
de su madre. Guiado por el hilo de Ariadna(la propia hermana del Minotauro),
quien le dará muerte al hombre-toro, provocará con su ello una traición
parricida y según relata Ovidio en el
Libro VIII-II, de Las Metamorfosis, Teseo abandonará a Ariadna después de haberla
poseído, señalando como si fuese una fábula con moreleja, que la traición nunca
paga.
En la historia de las hermanas
Aglauro y Herse, las hijas de Cécrope, según el relato del mismo Ovidio en el
Libro II-X-XI de Las Metamorfosis, estaba el dios Hermes enamorado de la
doncella Herse y la diosa Atenea estaba decidida a frustrar los amores
nacientes entre Hermes y Herse (cómo ya era una costumbre en ella). Se fue
entonces hasta la cueva de Envidia y le pidió que fuese hasta Tritonia e
inoculase su ponzoña en la sangre de Aglauro, la otra doncella, para así
volverla envidiosa de los amores de su hermana.
Haciéndola cómplice, Envidia cumplió así el mandato de su diosa Atenea.
Envidia, quien es odiosa por sí misma, no necesita metamorfosearse en animal
alguno, pues era monstruosa en su aspecto y en sus actos, como fue y ha sido
siempre la envidia… Afortunadamente
Hermes tenía más poder que Envidia y Aglauro emponzoñada si tener culpa,
será solamente transformada en estatua de piedra… Al dios como que no le
quedaba de otra, y así quedaría, la pobre, a la entrada del aposento de su
hermana entre conchas de nácar y de marfil.
Como una estatua, pero de sal y
no de piedra, se quedó transformada la mujer de Lot, cuando en la desesperada
huida de toda la familia, alejándose de Sodoma y Gomorra castigadas por el
fuego, ella, decidió volver la vista hacia atrás y según el Génesis (XIX,26)
así se quedó, petrificada, pero en sal... ¡Salada pues! Otros que se petrificaban en
piedra era quienes miraban directamente los ojos de la Medusa Gorgonea y la
imagen impresionante del cuadro de Caravaggio con aquella cabellera de
serpientes y sus ojos fulgurantes regresan a mi memoria desde Florencia, lejana
ya, hace unos años, pero más años hace cuándo, ¡de nuevo Ovidio!, nos contó de
Medusa la hermosa doncella, sacerdotisa del templo de Atenea,
violada
por Poseidón en el mismo templo, por lo que sabemos
que fue la diosa quien transformó su hermosa cabellera en serpientes y solo
hallándose dormida (como para darle reposo ) pudo ser decapitada por Perseo.
Otro asunto era el del rey Fineo,
quien como si fuese un actual ciudadano de este país, tenía problemas para
alimentarse, pero su rollo no eran los precios en ascenso, sino las Arpías, que
eran unas criaturas aladas con cara de muchacha bonita pero con unas garras encorvadas
que para peor mal, estaban siempre chillando y así, a gritos, se devoraban todo
e iban transformándolo en excrementos. Al pobre Fineo, la Arpías le arrebataban
el alimento de su boca, un verdadero castigo que nos conduce a pensar en el
otro rey. No éste no, (es que somos mesiánicos…), no, más bien el otro, Midas
el rey de Frigia a quien según Ovidio, de nuevo ( y no es ofidio como pudiera
pensarse de un cabello gorgónico), esta vez hay que ir a el Libro XI-III de Las
Metamorfosis donde nos informarán como fue que Midas había recibido de
Dionisio el don de que todo cuanto tocaba se le transformaba en oro, por ello,
tenía igualmente dificultades para alimentarse, ya que al trocarse en oro, su
comida era sólida, de oro puro, como si viniera del arco minero de nuestra
Amazonía; de ese oro que alimenta la codicia de los malvados depredadores que
han llevado a la destrucción de nuestro país… Siento que ya dejé atrás a Sergio
Ramírez para quedarme en el problema local, serpientes transformadas en
cabello, si, que localmente, todo es un asunto de supervivencia por lo que,
creo que es mejor, dejar hasta aquí esta perorata, y me disculpan, ¿sí? Gracias.
Maracaibo lunes 16 de diciembre,
2019
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