martes, 10 de diciembre de 2019

“1984”-2019


“1984”-2019
Una distopía​ o antiutopía es una sociedad ficticia e indeseable en sí misma. Este tipo de sociedad distópica suele exponerse mediante una novela, ensayo, cómic, serie televisiva, película y hasta un videojuego. La obra distópica por excelencia quizás sea 1984” de George Orwell publicada en 1949, quien nos mostró las consecuencias de un mundo deshumanizado donde era por demás evidente que muchas de las realidades que conformaban la obra literaria así como en “El mundo feliz, o en “Farenheit 451, y en algunos otros libros crearían mundos distópicos y debemos señalar que siempre parecieron premonitorias. También es necesario entender que esas posibles anomalías sociales fuera de toda lógica,  no han caducado y vale la pena reflexionar, ya que su lectura puede y debe servir para mantenernos alerta. La lucha sigue, resuena para quienes abatidos vemos cernirse sobre el país la sombra del “Gran Hermano que te vigila”. 

La lucha debe seguir, y es ahora precisamente, en estos críticos tiempos cuando nuestra sociedad ya ha sido penetrada por el germen del mal, y el mundo está presenciando en los países hispanoamericanos, fenómenos que van más allá de presumir la existencia de un germen del mal, pues presenciamos las consecuencias de una planificación descaradamente urdida por quienes han infiltrado nuestras bases sociales y políticas de una manera tan grotesca que sus actos no pueden ya ser disimulados. Es más, ya aceptan que sus acciones son parte de un proyecto internacional convencidos de que han ganado mucho terreno utilizando el criminal sistema de “tierra arrasada”. Sin embargo, no solo en general y torpemente nos negamos a combatirlos, sino que con frecuencia secundamos sus propósitos con nuestras dependencias y nuestras crédulas observaciones; o peor aún, vemos impávidos como la corrupción lleva a que no les importe que el país sea entregado en manos criminales o a potencias  extranjeras con tal de beneficiarse en lo personal. Ese ¡no puede ser!, de asombro, tan característico de estos tiempos, pareciera que ya no vale como excusa… 

El domingo 8 de este mes de diciembre, en la tarde se me ocurrió oír música por la radio y al encenderla escuché lo que me pareció una prédica fanáticamente desesperada de alguien que de momento me hizo pensar que era un religioso, y es que sonaba cuasi apocalíptico, por el tono, pero, ¡fanático de bola!, por lo enardecido del discurso de nuevo les gritaba a la gente, pues se apreciaba que estaba ante una multitud rugiente y me parecía que el tipo quería conducirlos hacia algún despeñadero, eso lo imaginé yo pues la muchedumbre se sentía gritar desaforadamente, y me dije, ¡zape gato!, ¡vainapaloca!, y cambié la emisora, pero… ¡Sorpresa! En la otra era la misma voz fanatizada y caí en cuenta entonces de que no habría música dominical, ni gaitas ni ná!, era que estábamos encadenados… 

Un mitin en La Guaira para “Las Milicias” que estaban siendo arengadas para que nos defendiesen de las artimañas del malvado imperialismo. El discurso estaba siendo evacuado verbalmente por un personaje que preferí continuar escuchándole con atención por un rato, asombrado, hasta que apareció… ¡Maduro! Lo oí, con su acostumbrada prédica, de momento sazonada con algunos “!que lindo!” y muchos números, sí, muchos, ya que hablaba de los millones de milicianos que ya recibirán su fusil, cada uno para así, estando armados poder defender la revolución, y los revolucionarios milicianos que eran millones, entre tres y cuatro, y de los otros miles quienes reciben los CLAPS y de los millares de seguidores que en cada escuela pública tienen ya su ficha precisa,-pensé que más les valdría el vaso de leche para los niños kuasoircóricos, y repetía que todo era lindo y que era mucha la gente que tenían que alimentar, pero estaban todos listos para actuar en cuanto fuese necesario para inmolarse por “la patria”. Informaría igualmente cómo modificarán la Constitución en la Asamblea Constituyente y las Milicias serán incorporadas, este mismo año a las Fuerzas Armadas y para sentir su solidario compromiso, hizo aparecer en unos videos al difunto comandante, quien aunque decían todos en coro que “vive”, en el video me imagino que lo verían con aquella lamentable apariencia de su últimos días, de tal manera de todos pudieron volver a verlo y escuchar la recomendación del comandante-eterno cuando reiteraba sus deseos de que es a Maduro a quien deben amar y tendrán que siempre elegir como presidente…

Mi intención hoy era hablar sobre “1984” una de esas novelas que hasta hoy, han servido para alertar a varias generaciones, pero la marcada y enardecida distopía de cuanto habían traído hasta mis oídos las ondas hertzianas, era como si estuviese viviendo dentro del texto de George Orwell y pensé… ¿Será cierto que sus ominosas predicciones no se han cumplido completamente? Acababa de escuchar cosas  absolutamente distópicas y entonces me dije, ¡buenopues!  Quise suponer que lo que vivimos actualmente significa que las advertencias de Orwell nos siguen hablando de una realidad que más que posible está a la vuelta de la esquina, y les aseguro que al oírla pensé que realmente ya estábamos “llegando al llegadero”…

Lo que vivimos en Venezuela, lejos de ser un relato distópico, es una espantosa realidad, la de un país rico expresamente empobrecido, donde su estamento militar se dejó infiltrar por consejas sibilinas excretadas desde una isla, y fue comprado con dinero procedente del narcotráfico para mostrarle al mundo, posiblemente el más triste ejemplo de traición a la patria, particularmente bochornoso por ser perpetrado por quienes eran los herederos de un ejército que liberó cinco naciones de América. 

Me preguntan hasta cuándo, y por qué no se atreven a enfrentar la realidad quienes dicen ser “políticos” y dirigen otros países latinoamericanos que están padeciendo esta especie de maldición a la vista de todo el mundo. Maite Rico, joven periodista de El País, experta en política internacional, señalaba el pasado mes de mayo como: “…el viejo Castro, mucho más listo, vio en ese militar iluminado la tabla de salvación de su régimen calamitoso, la ubre a la que aferrarse tras el derrumbe de la URSS, que puso fin en 1990 a unas ayudas de 65.000 millones de dólares (cinco veces el Plan Marshall, con el que EEUU contribuyó a la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial)”, y ante la estupidez de Hugo Chávez, Castro se la cobró muy cara… “Infiltró Venezuela como un alien” Mientras Cuba y Venezuela, encadenados uno al otro, se hunden sin remedio en la pobreza, la Rusia neo-imperial de Putin y la China voraz de Xi-Jinping vuelan, revoloteando en círculos sobre los moribundos.
Como decía mi primo Ernesto, “que oiga quién tenga oídos” …

Maracaibo, martes 10 de diciembre 2019

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