lunes, 21 de octubre de 2019

Espejos y Borges


Espejos y Borges

Debo excusarme por desconocer la fuente precisa de estas deliberaciones sobre un tema que ha sido ya antes discutido y el cual representa un aspecto interesante en la obra de Jorge Luis Borges. No obstante, me ha parecido importante aprovechar hoy un espacio del blog para comentar sobre Borges y el significado que para él tuvieron  los espejos.

Jacques Lacan emplea el símbolo del espejo para darle nombre a un estadio del desarrollo psíquico. Tradicionalmente los espejos son símbolos del alma, de la sombra y del espíritu. En el pensamiento de Lacan, lo inconsciente es el reino de lo imaginario reprimido por el ingreso del sujeto en el orden simbólico de la cultura.

Al recorrer la obra de Jorge Luis Borges encontramos que el símbolo del espejo, posiblemente es su modelo fundamental, tanto en el plano temático como en el plano estructural. El miedo a los espejos aparece en su vida antes que en su literatura. Al respecto existen múltiples testimonios, tanto de Borges como de sus biógrafos. Los espejos obsesionaron su niñez. En el dormitorio tenía un gran  ropero con luna, en el que se reflejaba su propia imagen desde la cama. Quedarse solo a la hora de dormir, con el espejo, fue un suplicio cotidiano; aquel mundo que se apagaba con la luz, pero que quizá no desaparecía del todo, lo acechaba desde el ropero como una amenaza continua.

La abominación de Borges sobre los espejos y la cópula se deben a la obsesión de la continua proliferación. En una entrevista, él mismo revelaría que en la niñez no quería estar solo en su habitación, porque le tenía horror de los espejos. Norah recuerda las noches de terror que padecieron aquellas dos criaturas impresionables e imaginativas, cuándo las dejaban solas arriba, en los dormitorios. Georgie tenía miedo hasta del vago reflejo de su rostro en la lustrada cama de caoba. Las pesadillas pobladas de espejos y laberintos le son familiares. Y el miedo a los espejos se acrecienta con la oscuridad de la ceguera.

El joven se sentía inquieto ante el espejo donde su cuerpo está triplicado. Él vuelve a mencionar su obsesión alrededor de 1977: "Realmente es terrible que haya espejos. Creo que Poe lo sintió también... Nos hemos acostumbrado a los espejos, pero hay algo de terrible en esa duplicación visual de la realidad". En su cuento "Los espejos velados" nos relata sobre una señorita que cubre con una tela los espejos de su habitación, del dormitorio, porque ella teme que un señor pise su imagen en los espejos. La imagen de infinitud que proporciona el espejo se describe bien en su cuento "Las mil y una noches". El rey encuentra las noches infinitas y circulares, oyendo lo que le cuenta Shehrezada.

Jorge Luis Borges retoma la idea clásica de que la literatura y el arte son un espejo de la vida. “Al presente no vemos a Dios sino como en un espejo, y bajo imágenes oscuras: pero entonces le veremos cara a cara”. La visión totalizadora que el aleph nos ofrece no puede ser transcrita en palabras, y las palabras sólo nos permiten conocer "por espejo, en oscuridad". Según palabras de San Pablo reiteradas por Borges en Otras inquisiciones (El espejo de los enigmas) “Videmus nunc per speculoum in aenigmate”. Vemos ahora, afirma San Pablo, per speculum in aenigmate, literalmente, en enigma por medio de un espejo, y no veremos de otro modo hasta el advenimiento de Aquel que está todo en llamas y que debe enseñarnos todas las cosas.

Es natural que el hombre mortal quien no puede asegurar absolutamente nada del mundo después de la muerte, sienta horror ante el espejo que le puede parecer la puerta por la que puede llegar a la creación perfecta. Borges expresaría no pocas veces este tipo de miedo en sus obras y lo comentaría en sus entrevistas. Su miedo al espejo no sólo deriva de la perfección sino también de la multiplicación infinita de las imágenes. Al ver su imagen que se refleja en el espejo, Borges supone al otro yo en lugar del yo. Al mismo tiempo él se da cuenta de que el lado derecho de su cara se convierte en el lado izquierdo en el espejo…

“Yo que sentí el horror de los espejos no sólo ante el cristal impenetrable donde acaba y empieza, inhabitable, un imposible espacio de reflejos sino ante el agua especular que imita el otro azul en su profundo cielo que a veces raya el ilusorio vuelo del ave inversa o que un temblor agita y ante la superficie silenciosa del ébano sutil cuya tersura repite como un sueño la blancura de un vago mármol o una vaga rosa. Hoy, al cabo de tantos y perplejos años de errar bajo la varia luna, me pregunto qué azar de la fortuna hizo que yo temiera los espejos”…

Maracaibo, lunes 21 de octubre, 2019

2 comentarios:

luiesca2000 dijo...

Muy bueno te felicito gracias

Miguel Steeman dijo...

Excelente y abrumadora explicación del sentido de los espejos, en esta página de la literatura.