Espejos
y Borges
Debo
excusarme por desconocer la fuente precisa de estas deliberaciones sobre un
tema que ha sido ya antes discutido y el cual representa un aspecto interesante
en la obra de Jorge Luis Borges. No obstante, me ha parecido importante
aprovechar hoy un espacio del blog para comentar sobre Borges y el
significado que para él tuvieron los
espejos.
Jacques
Lacan emplea el símbolo del espejo para darle nombre a un estadio del
desarrollo psíquico. Tradicionalmente los espejos son símbolos del alma, de la
sombra y del espíritu. En el pensamiento de Lacan, lo inconsciente es el reino
de lo imaginario reprimido por el ingreso del sujeto en el orden simbólico de
la cultura.
Al
recorrer la obra de Jorge Luis Borges encontramos que el símbolo del espejo, posiblemente
es su modelo fundamental, tanto en el plano temático como en el plano
estructural. El miedo a los espejos aparece en su vida antes que en su
literatura. Al respecto existen múltiples testimonios, tanto de Borges como de
sus biógrafos. Los espejos obsesionaron su niñez. En el dormitorio tenía un
gran ropero con luna, en el que se
reflejaba su propia imagen desde la cama. Quedarse solo a la hora de dormir,
con el espejo, fue un suplicio cotidiano; aquel mundo que se apagaba con la
luz, pero que quizá no desaparecía del todo, lo acechaba desde el ropero como
una amenaza continua.
La
abominación de Borges sobre los espejos y la cópula se deben a la obsesión de
la continua proliferación. En una entrevista, él mismo revelaría que en la
niñez no quería estar solo en su habitación, porque le tenía horror de los
espejos. Norah recuerda las noches de terror que padecieron aquellas dos
criaturas impresionables e imaginativas, cuándo las dejaban solas arriba, en
los dormitorios. Georgie tenía miedo hasta del vago reflejo de su rostro en la
lustrada cama de caoba. Las pesadillas pobladas de espejos y laberintos le son
familiares. Y el miedo a los espejos se acrecienta con la oscuridad de la
ceguera.
El
joven se sentía inquieto ante el espejo donde su cuerpo está triplicado. Él
vuelve a mencionar su obsesión alrededor de 1977: "Realmente es terrible que haya espejos. Creo que Poe lo sintió
también... Nos hemos acostumbrado a los espejos, pero hay algo de terrible en
esa duplicación visual de la realidad". En su cuento "Los
espejos velados" nos relata sobre una señorita que cubre con una
tela los espejos de su habitación, del dormitorio, porque ella teme que un
señor pise su imagen en los espejos. La imagen de infinitud que proporciona el
espejo se describe bien en su cuento "Las mil y una noches". El rey
encuentra las noches infinitas y circulares, oyendo lo que le cuenta Shehrezada.
Jorge
Luis Borges retoma la idea clásica de que la literatura y el arte son un espejo
de la vida. “Al
presente no vemos a Dios sino
como en un espejo, y bajo imágenes oscuras: pero entonces le veremos cara a cara”. La visión totalizadora que el aleph nos ofrece no
puede ser transcrita en palabras, y las palabras sólo nos permiten conocer
"por espejo, en oscuridad".
Según palabras de San Pablo reiteradas por Borges en Otras inquisiciones (El espejo de los
enigmas) “Videmus nunc per speculoum in aenigmate”. Vemos ahora, afirma
San Pablo, per speculum in aenigmate, literalmente, en enigma por medio
de un espejo, y no veremos de otro modo hasta el advenimiento de Aquel que está
todo en llamas y que debe enseñarnos todas las cosas.
Es
natural que el hombre mortal quien no puede asegurar absolutamente nada del
mundo después de la muerte, sienta horror ante el espejo que le puede parecer
la puerta por la que puede llegar a la creación perfecta. Borges expresaría no
pocas veces este tipo de miedo en sus obras y lo comentaría en sus entrevistas.
Su miedo al espejo no sólo deriva de la perfección sino también de la
multiplicación infinita de las imágenes. Al ver su imagen que se refleja en el
espejo, Borges supone al otro yo en lugar del yo. Al mismo tiempo él se da
cuenta de que el lado derecho de su cara se convierte en el lado izquierdo en
el espejo…
“Yo que sentí el horror de los espejos no sólo ante
el cristal impenetrable donde acaba y empieza, inhabitable, un imposible
espacio de reflejos sino ante el agua especular que imita el otro azul en su
profundo cielo que a veces raya el ilusorio vuelo del ave inversa o que un
temblor agita y ante la superficie silenciosa del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura de un vago mármol o una vaga rosa. Hoy, al cabo de tantos y perplejos años de
errar bajo la varia luna, me pregunto qué azar de la fortuna hizo que yo
temiera los espejos”…
Maracaibo,
lunes 21 de octubre, 2019
2 comentarios:
Muy bueno te felicito gracias
Excelente y abrumadora explicación del sentido de los espejos, en esta página de la literatura.
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