viernes, 25 de octubre de 2019

Tres versiones


Tres Versiones

1) La verdadera historia vivida 51 años atrás, publicada hace 16 años por quien subscribe:
“-Bueno, ¿qué te voy a decir? ¿Cómo te lo explico? Puedo tratar de hablarte sobre unos siete años de experiencia trabajando como médico especialista en mi tierra, en mi ciudad natal, en la tierra amada por el sol, ¡en la ciudad de fuego! Si, así será, y te digo que, esos siete años fueron para mí una gran enseñanza. Siete ardientes y largos años de lucha, de brega frente al lago de las palmeras y de los poetas, siete años de largar el forro bajo un sol que ablanda cascajos, siete años tratando de llevar adelante el utópico proyecto que tenía en mi cabeza, seguro de que había de ser posible el hacer investigación científica en mi país, en mi ciudad... Te repito que fueron siete años de estar metido en una aventura plagada de tropezones y de retruques contra paredes, piedras, tuneros y cardonales. Siete años ante funcionarios, frente a burócratas, muchos de ellos mis amigos y uno hablando solo, diciendo jaibas como un loco, de frente, al lado, muy junto a, ¡mis colegas del alma! Aquello fue todo un poema, volver y repetir cosas en el idealista intento de convencerlos de que valía la pena luchar por la investigación, de pedirles que no me dejasen solo en la propuesta. Se volvió toda la historia una prosa lacrimosa. Cera y pabilo. Se volvió cenefa...” (Texto extraído de la novela “La Entropía Tropical”(Ediluz, Maracaibo, 2003).

2) La verdadera historia descrita de mi puño y letra en los primeros días del exilio:
Martes 5 de agosto del año 1975:- Primer día de actividades en el hospital Vargas. Mañana me reuniré con el carpintero. El viernes será la reunión crucial con los neurólogos y los neurocirujanos. Bruni Celli paseando a un gringo visitante. Rosa Borges se fue de vacaciones. La doctora Eugenia Gallegos también está de vacaciones. Valdemar Balza trabaja con Ernesto Palacios y eventualmente estaría interesado en las hipófisis de Darío Urdaneta. Darío y su esposa, vinieron en el mismo avión que yo a Caracas. Por una coincidencia, allí venía también Víctor López García y fue ayer solamente (lunes) que me reuní con él para plantearle mi renuncia definitiva al cargo del Hospital General de Sur. Creo que todavía no puedo reponerme bien de esto, y aunque me hago cuenta de que me importa un pito, no lo creo. De aquello nada. Pensando en el teléfono, pero firme. Haydée y mami con los hijos (menos Francisco) regresan mañana de Santa Marta. Almorcé con Manuel Emilio Labrador. Creo que no debí contarle mis peripecias en el Hospital General de Sur. Soy definitivamente un “big mouth”; a lo hecho, pecho, pero debo acostumbrarme a olvidarme de lo pasado. Sobre todo de lo que pudo ser y no fue. El tiempo se encargará de borrar toda huella del pasado, de esos… ¡Ocho años en Maracaibo! Estoy realmente eufórico por comenzar pero viviendo una depresión exógena. Llegué al hotel Metropol. Caminé cuatro horas por no estar solo en el hotel. Vi dos películas, no me ayudaron mucho. Me comí dos arepas y una CocaCola, me agarró un aguacero torrencial que acabó con mi paltó y me caló hasta los huesos. Si no me enfermo con la baja de defensas!...Quería tomarme una cerveza y no lo hice. Enrique Murcia está en Bogotá. Mañana iré a ver la casa… 6 de agosto (miércoles): Ayer me dio Héctor Vegas un dato que puede resultar de interés. El citotecnólogo jefe de la Sección de Citología del Oncológico es compadre de Totoño Estevez, uña y mugre pues, y es viejo y no es muy bueno, pero con veinte años a cuestas es inamovible. Será el Oncológico o el Vargas para instalar la Escuela de Citología (?), no lo sé. Otro dato de ayer. Jaime Boet, el coordinador de Neurología es compulsivo, obsesivo y con tendencias paranoides. Tengo que enfrentarlo metiéndole el caballo de cara. El viernes es la cosa. El final del día, es agotador. En la mañana, caminando al hospital, un cuarto de hora... Desayuné con un ponqué y un marrón. Carpintero y planes del laboratorio. Me cito con Imelda Campos para mañana.. OctavioLepage presidente encargado está de visita en el hospital Vargas y me saludó dos veces (ni me conoce, claro está). Me encuentro con Jorge Urdaneta quien me da “la visa” como maracucho expatriado. Un costal de grillos, pero al fin y al cabo un maracucho jodedor. Una secretaria muy bonita del hospital se suicidó lanzándose de un octavo piso; muerte pasional. Hay un médico envuelto. BlasBruniCelli no apareció... Me voy con Kiko en autobús a la casa de Rossina, me prestó el carro de Enrique Murcia y pasamos por la casa. Cruda, sin cerámica, planta baja oscura, ventanas sin vidrios, etc, etc. (Volando al Banco. 1500,00 Bs). Luego al IVIC. Fernando Merino, muy cooperador, nos presta el tanque y la base del ultramicrotomo. María Elena está de vacaciones. José Esparza me convence para mi debut en Caracas, bajo el auspicio de la Sociedad Venezolana de Anatomía Patológica y la Sociedad Venezolana de Microbiología. Hablaré de “Las acantamoebas” el 29 en el Centro Médico (jueves). Planeamos el futuro de los ratones recién nacidos y el efecto teratogénico del virus de la EEV. Límite, en septiembre. Encargo en la Médica París el “Brain Tumors” del AFIP y en el Tropical Room hago mi segunda comida en forma en dos días (dos trozos d lomito a la parrilla). Me siento más flaco. Dejo el carro. Voy al cine Llamo a la casa. ¿HP? Compro un shampú, me baño y a dormir…Antes debo planear la reunión del viernes, si no me vence el sueño…  (Texto copiado de un viejo cuaderno, hallado hace un par de días en octubre 2019).

3) La  ( supuesta ) opinión adversa de quien se quedó en su tierra.
“¿El exilio de Jorge? ¡Cómo te parece! ¡Cualquiera se lo come! ¡Ohhjs! Fijate, poneme atención porque yo tengo una teoría sobre su huida de la República autónoma... A mí no me van a venir con el cuento ese de que pobrecito, que se lo llevaron pal puente y le dijeron te me vais pal mismísmo, y entonces él, dizque no tuvo más remedio y se fue... ¡Ve! De canto en la carretera te creo esa jaiba! ¡Me vais a hacer llorar! ¡Es ridículo pensar que alguien se va a tragar esa historia! ¡Que molleja! Ni tu abogado te la cree. Yo si tengo una teoría para explicar el sartal de bolserías que vos te habéis puesto a escribir, que dejame decirte de paso, ni son sinceras, ni son verdaderas... ¡Ah bueno! Ya sé que esta es una novela jaibeada o una jaiba novelada, o novelera, no sé, pero así y todo, con el permiso que tengáis para meter las cañas que queráis, me parece que se te fue la mano y no puedo aceptarte algunas de las mentiras que inventáis, ¡que mondenga e Roñoquero sois! Fijate bien, entre líneas vos describís una historia de dolor y sufrimiento, pero también lo tuyo es una vaina de jodencia. No me digáis que hay derecho para que tu Jorgito mantenga tirándoselas de queso duro sin poder llegar ni a cuajaita! ¡Ni que fuera un profeta, para aparecer como quien se la mantuvo durante siete años predicando en el desierto! No me jodáis vos... El aparece como el Mesías, y esta, su tierra, ahora es un desierto. ¿Cómo te parece? Sus desventuras, ahora son un drama tropical y pamás, ¡entrópicas de bola! Ahora parece que todo lo que vivió y antes era tan suyo, ya no sirve paun carrizo, y como si desde que se fue de su tierra palcipote viejo, lo que dejó atrás se transformó en un peladero. Ni que tuviera un parche e caraña en el ombligo. El que lo oiga pensará que paonde fue, ¡se encontró la pepa er queso! ¡De bola que no es así!, es que no puede ser... Ahora se pone a decir que aquí no hacemos esto, que si nunca hacemos bien lo otro, como si él se las supiera todas... ¡Ohhjs! Ultimadamente chico, no me gusta, no me convence, ni su tono, ni su discurso. Con ese vaso e cartón no me va a cortar la cara. ¡A mí no! Creo que el carajito que mostráis en esta historia es un gran carajo que anda renegando de su tierra y de su gente, que no recuerda que el que le pega su familia se arruina, que no sabe lo que dice, y si alguno de aquí, de nosotros, permite que este tipo se ponga a decir sus bolserías, está muy mal hecho. No puede ser. ¿Me entendéis? Como él fracasó aquí, ahora quiere venir a pagar el pato con todos nosotros, ahora viene y nos llama entrópicos, los culpables, ¡no joda!, que el sol nos derrite la mollera, que si el cerebro se nos tropicaliza, y pamás vaina, viene y te habla de motilones, de guajiros, de unas vainas que son así como para que el que las lea piense que andamos por aquí de guayuco, y cincuentamil bolsicleras y marisqueras más, que son una muestra de que en el fondo lo que busca es un ataque contra el Zulia, una vaina que tiene de reconcomio contra su propia gente... No me comprendían, dice él. El medio era entrópico de bola, repite. ¿Pero cuál medio chico? ¡Será el medio elacalle! ¡Vos sois el que tenéis que adaptarte! ¡Ni que fueras moneita e oro! Sino, es que estáis de mollejón. Esmollejaito e bola andáis. Te pasaste unos años en tu tierra y no sé... Seguramente pensabas que andabas en Nebraska, de vaina si no salías de abrigo palaPlaza Baralt. Creo que esos cuentos sobre Jorge y su tierra son en su mayoría inaceptables. Por lo menos, cualquiera que sea de aquí y les ponga cuidado se da cuenta... Bueno, sino, yo no me voy a dar mala vida por eso, no te preocupéis. Será un hablador más, eso es todo”... (Texto mínimamente modificado y extraído de “La Entropía Tropical”(Ediluz, Maracaibo, 2003).
¿Comentarios? … ¡Cest la vie!

En Maracaibo un viernes 25 de octubre del año 2019

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