¿Regionalismo literario?
El 8 de
abril de 2015, dije algo en el blog (https://bit.ly/2o9xXo0) sobre “Bandido” una novela de José Quintero Weir, y aplaudía el uso que hacía del lenguaje coloquial de nuestra región
zuliana, tema este sobre sobre el cual ya algo había dicho en junio del 2014 en
el discurso de clausura de la Semana Zuliana de la Narrativa. Señalaba
entonces, como para
nosotros, palabras muy simples pueden ser percibidas por otros compatriotas
cual compleja jerigonza y habrá quien en cualquier otra ciudad de nuestro país
le cueste comprender, o es probable que no entiendan que es un guineo, ni un
lampazo y menos un “recao de olla”. La idea era, que debemos preservar nuestro
lenguaje, y darle apoyo a la creación literaria autóctona si queremos
contribuir a la preservación de nuestro patrimonio cultural. Apostando a proteger nuestra identidad,
sugería que nos acostumbrásemos cada vez más usar nuestro lenguaje escrito sin
temores, atreviéndonos a poder escribir lo que escuchamos en nuestro alrededor.
Arriesgarnos a poner en letras el hablar de la calle, el léxico de los hombres
y las mujeres de nuestra región. Esta forma de hacer literatura, les decía que
eventualmente debe dar sus frutos y conformará un verbo literario nuestro,
vernáculo, zuliano…
Ferdinand
de Saussure (1875-1913) fue un lingüista suizo, cuyas
ideas sirvieron para el inicio y posterior desarrollo del estudio de la
lingüística moderna en el siglo XX, y por ello se le considera como el padre de
la "lingüística estructural". Como lingüistas se les conoce a los estudiosos del lenguaje; ellos se
especializan en el tema examinándolo
como una ciencia. Quisiera mencionar aquí a Iraset Páez Urdaneta (1952-1999),
maracaibero tempranamente desaparecido quien haría importantes contribuciones
al estudio del lenguaje de nuestra región. Historia y geografía hispanoamericana del
voseo fue su tesis Doctoral en la Universidad de
Berkely, California en 1981. Sus trabajos son destacados en el capítulo final
del libro de Inscursiones de lingüística zuliana. (2000- UCCA Ed, Maracaibo), de Francisco Javier
Pérez quien afirma que nuestros jóvenes tienen severas deficiencias en sus
habilidades comunicacionales, “ellos no
saben hablar, ni redactar o aplicar conceptos gramaticales ni literarios”.
Por otra parte, se indica que el lingüista debe particularmente saber oír,
tener lo que denominan “oído lingüístico”, y es de esta manera como el lingüista
“se prepara para poder oír lo inaudible,
para saber escuchar el silencio del lenguaje”.
Francisco Javier Pérez plantea en su libro
diversas teorías sobre las diferencias entre el “Regionalismo lingüístico” y el
“Regionalismo literario”. Si bien es cierto que saber hablar y saber escribir
son las metas más conocidas, saber callar y escuchar tiene una finalidad
igualmente valedera para el lingüista, hasta llegar a percibir el sentido que
puede ofrecer la elocuencia del silencio. El lingüista que entiende el
significado de callar, considera que lo importante no debe ser la palabra sino
la comunicación.
Iraset Páez Urdantea escribió una
introducción en el libro “Crónicas del Saladillo” (1985) de
Rutilio Ortega González que tituló “Maracaibo Urias Erótica Annihilata”
donde comenta que “el maracucho solo
percibe los extremos pues la perpedicular absoluta de la luz solar anula todas
las desviaciones de las sombras”. Señala cómo en su obra, “el autor trata de reconstruir la maravilla
babilónica de una ciudad que creció desde el fondo de la desesperanza”…”La
estrategia lingüística se fundamenta de manera ostensible en el obsesivo poder
de las hipérboles que alternan con metáforas adecuadamente ridículas”. En su Tesis
Doctoral, Iraset Páez Urdaneta se
refiere al voseo zuliano (Estado Zulia y parte del Estado Trujillo-en las
ciudades de Valera y Trujillo-); al voseo andino (Estados Táchira, Mérida,
Trujillo y al sur de Lara) y acertadamente destaca como en un país “tuteante”,
el Táchira es “ustedeante”. Aunque es conocida la ausencia de dialectos en el
país, él propone siete subregiones de lo que denominará, el Sistema Dialectual
Venezolano.
Regresando al uso del lenguaje zuliano en nuestra
literatura, podemos referirnos como precedentes en la literatura zuliana, las
novelas de Blas Perozo Naveda (“Maracaibo
City”(1983), “Tierra de cascabeles”
y “Mala lengua”(reeditadas en 2001),
a la novela de Víctor Fuenmayor “Que
tengo yo contigo”(1988) donde destaca por el lenguaje coloquial; también “Turbio Fontanero” de Alexis Fernández
Quintero (reeditada en 2009), “El canto
de alcaraván” de Rafael Araujo Otero (1998) y hasta en “La Peste Loca” de quien suscribe Jorge
García Tamayo (1998), una novela de la que Jesús Ángel Parra ha dicho que el
protagonista de la misma es, el lenguaje. Como lo mencionara al inicio, regreso
para anexar otra novela, rica en nuestro léxico. “Bandido” de José Quintero Weir publicada originalmente en México y
reditada en Maracaibo en 2014, de donde extraje esta retahíla:
...encalamoco,Boca floja,Se atapuza,Se margülle,Se batuquea,El
jagüey del fondo,Arriba del copito,Está pringando,Cuando pringa así,Ve que
molleja,Me despavilo,Vos lo que estáis es loco,Yo me le arreguindé,Jalando las
cabulleras,Mamarúo,Vai vení,Bértiale,Vos si bateáis choreto,Te salió
cachituerta,Nos margüllimos,Un sol cachúo,El guachimán,y Las chiritas…
Maracaibo jueves 24 de octubre,
2019
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