martes, 28 de mayo de 2019

Nuevamente Francois Rebelais ( II ).



Nuevamente, Francois Rebelais ( II )

Rabelais publicará “Las grandes e inestimables crónicas del gran gigante Gargantúa” supuestamente inspirándose en un texto anónimo, donde Gargantúa, era hijo de Grandgousier y de Gargamelle, y era un gigante de apetito voraz, pero de temperamento bondadoso. El primer grito de Gargantúa al nacer fue "¡A beber, a beber!". El pacífico gigante recibiría una educación que demostraba las ventajas de la pedagogía racional de los humanistas sobre los métodos tradicionales de la Sorbona. En recompensa de las hazañas de Gargantúa durante la guerra, uno de sus compañeros, fray Jean de Entommeures, en la abadía de Thélèma, recibirá a jóvenes de ambos sexos que vivirían en armoniosa comunidad, gozando de todos los placeres del cuerpo y del espíritu. En la Abadía de Thelema, se criticarán las prácticas docentes de la época, sugiriendo que la libre escolarización, es más cercana a la naturaleza humana. En aquella especie de comunidad ideal, a diferencia de la corrupción existente en los ámbitos monásticos de su tiempo, Gargantúa nos ofrecerá una vida libre de frenos autoritarios.

Como lo hiciera Thomas Moro en su Utopía, Rebelais creará con la Abadía de Thélema, una especie de mundo ideal que contrastaba con la mediocridad del mundo real. En esa fantasía y en el amor profesado a la naturaleza que se percibe en ella, seguramente influiría la formación franciscana de Rabelais, quien proponía un sistema de educación novedoso no sólo para formar el cuerpo sino también el espíritu, y su programa pedagógico conllevaba una serie de ejercicios físicos, echando un lado la enseñanza teórica para centrar el aprendizaje en la práctica y la experimentación. Su metodología se basaba en aprender a través de la diversión.

Pantagruel narra la vida del hijo de Gargantúa, y en él se satirizan las instituciones y costumbres francesas y parodiando las novelas de aventuras, sus personajes llegan al Atlántico y a las Antillas y finalmente hasta viajan a la Luna. Pantagruel resultó todo un éxito; su vis cómica se impuso por su novedad, aunque su mensaje humanista, no resultó muy convincente para las mentalidades serias quienes desconcertadas por aquella burla populachera, les llevarán con la Facultad de Teología de la Sorbona, a condenar el libro aduciendo su obscenidad. En octubre de 1534, los adversarios de la misa católica colgaron hasta en los apartamentos del rey un libelo provocador, “L’affaire des Placards”, que desencadenó una represión, de modo que aquel movimiento de reforma religiosa ilustrado por el humanismo, el cual hasta entonces había sido bien visto, resultó siendo amenazado. La personalidad de Rabelais siempre suscitó debates entre historiadores y críticos por las acusaciones de ateísmo formuladas en su contra él las cuales habría que verlas, probablemente en el contexto de su época.

El tercer libro de Rebelais, Pantagruel, fue publicado en 1546, dedicado a Margarita de Navarra, y fue condenado como herético por La Sorbona, que lo incluyó en el Índice de los libros prohibidos, junto con Gargantúa, tras lo cual Rabelais se refugió primero en Metz y después en Roma. El tercer libro trata de Pantagruel y su amigo Panurgo quien es un truhan, libertino, y cobarde. A lo largo de todo el libro, el tema regresa a si debe casarse o no y al final, la pregunta queda sin resolver. El libro acaba con el comienzo de un viaje por mar en busca del oráculo de la divina botella para que resuelva de una vez el problema del matrimonio.

Los primeros capítulos del cuarto libro de Pantagruel aparecieron en 1548. En 1549 Rebelais regresó definitivamente a París, donde vivió de la prebenda que le había sido otorgada. El cuarto libro puede verse como una parodia cómica de la Odisea o, de la historia de Jasón y los Argonautas. El tipo de personajes y la sátira caricaturesca que maneja el autor, nos recuerda a Cervantes y al inmortal Don Quijote, pero así como el Quijote es una novela cohesionada y unitaria, las obras de Rebelais hacen énfasis en los aspectos irónicos del texto, con capítulos cortos y fragmentarios, creando un tipo de narración que busca impactar puntualmente al lector con las bromas, la sátira, la denuncia y las exageraciones que desde una óptica cuestionadora le valdrán para criticar aspectos de la sociedad de su tiempo.

Del quinto libro de Pantagruel, los dieciséis primeros capítulos se publicaron en 1562, nueve años después de su muerte; los demás fueron añadidos dos años más tarde, pero se duda de su autenticidad. La obra de Rabelais junto con la de Mallarmé, ha sido considerada por algunos críticos como la más difícil de la literatura francesa. Las sátiras de Rabelais se dirigen ante todo contra la necedad y la hipocresía, como también contra cualquier traba impuesta a la libertad humana, lo cual lo enfrentó a menudo con la Iglesia, al parodiar su dogmatismo y sus aspiraciones ascéticas. Se manifestó contrario a la educación tradicional y optó por ciertas reformas que lo relacionaron con Erasmo.

Durante dos siglos, nadie consideró la obra literaria de Rebelais aunque los escritores románticos Victor Hugo, Balzac y después Flaubert la resucitarán con su pasión enciclopédica, de manera que su genio traspasaría las fronteras de su tiempo y su influencia sobre otros grandes escritores franceses se puede ver en La Fontaine, Moliére, Voltaire, Swift, Balzac, Víctor Hugo y Gautier.  Podríamos concluir con una frase de Milan Kundera  “Hermosos los tiempos de Rabelais: la novela alza el vuelo llevándose en su cuerpo, cual mariposa, los jirones de la crisálida”.

Mississauga, Ontario, en la periferia de Toronto, Canadá. Martes 28 de mayo de 2019.

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