viernes, 10 de mayo de 2019

Distopía vs realidad


Una distopía​ o antiutopía se define como una sociedad ficticia indeseable en sí misma. Una sociedad distópica, a menudo suele percibirse mediante una novela, un ensayo, mirando un cómic, viendo una serie televisiva, un videojuego o una película. Una serie de ficción distópica, bien podría enunciarse asi: …”Érase una vez un país muy pobre que logró dominar a un país muy rico”... Uno diría para sí: creo que la he visto en la pantalla de un cine, o quizás en una serie en la TV… Me parece que sí; ¿era de Netflix?, tal vez… Cree uno recordar que el argumento mostraba una isla arruinada por una dictadura comunista y como con un plan muy bien pensado lograba controlar a toda una potencia petrolera, diez veces más grande que la isla y con el triple de su población... Entonces uno cree estar entendiendo… El parásito no vivía oculto en un almohadón como en el cuento de Horacio Silvestre Quiroga. Esa bestia es real, y al decirlo así, uno comienza a percibir que ella está dispuesta a desangrar a su presa hasta matarla… Es entonces cuando, uno entiende y acepta apesadumbrado que ahora mismo es cuando el verdadero anfitrión de la bestia, se desmorona, y que esto no es ciencia ficción, ni hablábamos de una engañosa distopía. Vemos con dolor, como La Habana hace lo imposible por sostener al régimen narco-dictatorial y genocida de su títere, y lo hace, a costa de prolongar la agonía de los venezolanos.

Maite Rico, periodista de El País escribiría hace tan solo unos días, el 5 de mayo 2019: “Venezuela vive momentos decisivos, con una operación en marcha para restablecer la democracia. Un plan negociado entre Juan Guaidó, el presidente encargado, Estados Unidos y altas personalidades del régimen, que pasaría por enviar a Nicolás Maduro a una suerte de exilio dorado, como los sátrapas de rigor… …Cuba está tratando de manera agónica de evitar el fin del chavismo”. La joven periodista, experta en política internacional, señalará como: “el viejo Castro, mucho más listo, vio en ese militar iluminado la tabla de salvación de su régimen calamitoso, la ubre a la que aferrarse tras el derrumbe de la URSS, que puso fin en 1990 a unas ayudas de 65.000 millones de dólares (cinco veces el Plan Marshall, con el que EEUU contribuyó a la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial)”.

“Hoy La Habana controla el sistema de identificación y pasaportes, registros y notarías públicas, puertos, aeropuertos y puestos migratorios, y los sistemas informáticos del Gobierno, la policía y la petrolera estatal, PDVSA”…… “Oficialmente, en 2013 había unos 45.000 cooperantes. Extraoficialmente, los funcionarios duplicaban la cifra. Maite Rico nos deja ver como ante la estupidez de Hugo Chávez, Castro se la cobró muy cara… “Infiltró Venezuela como un alien”. Regresa uno a “El almohadón de plumas” de Quiroga y entiende que lejos de ser un relato distópico, Venezuela vive la espantosa realidad de ser un país donde su estamento militar se dejó infiltrar por consejas sibilinas excretadas desde otro país y fue comprado para mostrarle al mundo, posiblemente el más espantoso ejemplo de traición a la patria, particularmente bochornoso por ser perpetrado por quienes eran los herederos de un ejército que liberó cinco naciones de América. 

Concluyo esta triste reflexión, regresando a las certeras palabras de Maite Rico en El País:    “la economía venezolana se ha hundido sin remedio. Para este año, el FMI prevé una caída del PIB del 25%. La producción de crudo, que llegó a los tres millones de barriles diarios, se ha desplomado hasta los 732.000 barriles”... “en lo que va de año, han retirado 24 toneladas del Banco Central, mientras los gerifaltes militares explotan ilegalmente las minas de oro, diamantes y coltán que venden a turcos, rusos, chinos y árabes.” …“¿Y Cuba? La economía, que nunca despegó, está ahora en completo estancamiento. No producen nada y tienen que importar la mayor parte de los alimentos y bienes de consumo. ¡Incluido el azúcar, su gran materia prima! 

Finalmente, ahora que el cielo encapotado anuncia tempestad“Y mientras Cuba y Venezuela, encadenados uno al otro, se hunden sin remedio, la Rusia neo-imperial de Putin y la China voraz de Xi-Jinping vuelan en círculos sobre los moribundos. Ante esos avechuchos agoreros, viene a mi mente lo que siempre decía mi primo recientemente fallecido, Ernesto García MacGregor, “Que oiga quien tenga oídos

Mississauga, Ontario, viernes 10 de mayo, 2019

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