lunes, 27 de mayo de 2019

Nuevamente, Francois Rebelais ( I )



Nuevamente, Francois Rebelais ( I )

Recuerdo un comentario del escritor Eduardo Liendo, en los tiempos cuando tuve la suerte de asistir a su Taller de Narrativa, hace ya más de 20 años, al oírle decir… “¿Ustedes se emocionan con el realismo mágico? Rebelais utilizaba esos recursos hace unos cuantos años, muchos antes de nacer Alejo Carpentier, y Aracatá tampoco había visto balbucear al Gabo”… Pues, no sabía yo en aquellos años, muchas cosas sobre Rebelais, más allá de recordarlo por su obra sobre los gigantes “Gargantúa y su hijo Pantagruel”. Pues resulta que, a Rebelais yo no me lo imaginaba médico, ni tenía idea de que esencialmente había sido monje franciscano y que luego, fue benedictino...  Estos detalles religiosos sobre Rebelais quien era conocido como “El cura de Medon” eran un secreto para mí. Él tenía a su cargo las iglesias de Saint Martin de Medon y Sanit Christophe du Jambet, y para darles más detalles sobre el tipo, él había decidido dejar sus hábitos monacales para ejercer la medicina en Montpellier. Fue estando en Lyon, cuando Rebelais publicó varios trabajos sobre medicina y algunas traducciones, además de su obra maestra… De manera que todo esto, era de lo más novedoso para mí.

Por esta y otras razones, pensé que valía la pena revisar nuevamente su vida y su obra literaria en particular, ya que la misma está conectada con el Quijote de Cervantes y la picaresca española. Ese fue uno de los motivos por los que el miércoles 24 de febrero del año 2016 publiqué en este blog (lapesteloca.blogspot.com) una relación sobre nuestro personaje en cuestión, que, puede que se parezca demasiado a esta que estoy escribiendo ahora, y confieso que en el fondo la motivación es la misma: vale la pena recordar a Francois Rebelais, y volver a hablar sobre un personaje tan singular. El  crítico soviético de literatura Mijaíl Bajtín quien escribiera un verdadero tratado sobre “La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento”, consideró que la obra de este personaje galo era tal, que bien podía admirarse a Francois Rebelais como el equivalente francés de Cervantes y de Shakespeare.

François Rabelais fue hijo de Antoine Rabelais y nació en La Devinière en 1494. Aunque existen pocos datos sobre la primera parte de su vida, se considera que nació en la finca de su padre, abogado en Chinon, pero la fecha exacta de su nacimiento es incierta. Rabelais habría sido novicio hacia fines de 1510 en el monasterio franciscano de Cordeliers de la Baumette en Angers. Allí recibió su formación teológica y más tarde en 1520, marchó al convento franciscano de Puy-Saint-Martin en Fontenay-le-Comte, donde llegó a profesar sus votos como monje en octubre de 1520. Tres años más tarde, en 1523, tras escuchar los comentarios de Erasmo sobre el texto griego de los Evangelios, la Sorbona intentará impedir que se continúen los estudios del griego en esa universidad... Rebelais conoció del asunto y tras los reproches de los superiores franciscanos acerca de sus lecturas, el joven Francois presentó en 1524 una petición al Papa, basándola en la excesiva austeridad de la regla de San Francisco, y molesto con los superiores de su orden exponiendo que había decidido cambiarse a la orden de los benedictinos. Rebelais fue nombrado secretario del obispo Geoffroy d’Estissac quien lo acogió en su abadía de Maillezais, y a quien acompañaría en viajes de inspección a sus tierras y abadías. Se relacionaba Rebelais en ese entonces con el círculo del poeta Jean Bouchet, a quien envió una carta versificada, que representa su primer escrito conocido en francés.

Rabelais no se plegaba fácilmente a las reglas monacales, de manera que hacia 1528 decidiría secularizarse con la intención de poder dirigirse a estudiar en diversas universidades. Fue así como en 1530, decidiría comenzar sus estudios de medicina en París, y se inscribirá en la escuela de medicina de Montpellier, donde fue nombrado bachiller al año siguiente. A partir de 1530, como alumno, la facultad de medicina de Montpellier, a pesar de no tener el título de médico, ya se le reconocían grandes méritos. Atravesó entonces un período de dificultades económicas que lo indujeron a trasladarse a la ciudad de Lyon, donde también ejerció como médico, aunque no estaba todavía titulado. En 1532, Rabelais ya instalado en Lyon, en noviembre sería nombrado médico del hospital de Notre-Dame de la Pitié du Pont-du-Rhône en Lyon. Enseñará medicina y publicará unos estudios críticos sobre tratados médicos de la Antigüedad. En 1532 publica los  Aforismos de Hipócrates y el primer libro de su novela humorística Pantagruel, al que en 1534 le seguirá Gargantúa. Su sátira Pantagruel, tuvo un éxito espectacular, aunque La Sorbona lo condenó en 1533 por ser obsceno y herético. En invierno del mismo año Francois acompañó al obispo y diplomático Jean du Bellay a Roma, en calidad de médico. Se interesó entonces por la botánica y la topografía y editó una topografía de Roma, firmada por Marliani.

La secuencia de la publicación de la obra literaria de Rebelais será la siguiente: 1) Pantagruel (1532). 2) La vida inestimable de Gargantúa, padre de Pantagruel en 1534. 3) El tercer libro de Pantagruel en 1546; dedicado a Margarita de Navarra, libro que fue condenado como herético por La Sorbona, que lo incluyó en el Índice de los libros prohibidos, junto con Gargantúa. 4) El cuarto libro de Pantagruel publicado en 1552. 5) El Quinto Libro no se publicó hasta nueve años después de la muerte de Rabelais en 1562, e incluye mucho material claramente copiado de otros, aunque algunas partes del Libro Quinto son dignas de Rabelais, la autoría de este último volumen es cuestionada.

Rabelais nos habló de dos gigantes bondadosos y glotones, Pantagruel y Gargantúa, y nos relató la vida de ellos, desde el nacimiento hasta su madurez. El recurso de los gigantes, utilizando un estilo grotesco y a través de la exageración de las características de sus personajes, logró que la obra de Rabelais constituyese un éxito. Con su lenguaje escatológico, con frecuentes referencias a las excretas humanas y a los órganos sexuales, con un permanente humor y exageraciones desmedidas, según él, creadas para hacer reír a los enfermos, logró Rebelais, gracias a su erudición, y con un sentido picaresco sostenido, fundir la cultura humanística con las tradiciones y el lenguaje popular. El gigantismo de Rabelais está impregnado de esos festines burlescos de su época, y simboliza el ideal del renacimiento: con el inmenso apetito intelectual que termina por fundirse con la tradición popular y la sabiduría. La glotonería de estos gigantes, provoca numerosos episodios cómicos expresados con el estilo grotesco del autor quien no cesa de representar la cultura popular considerada por muchos como carnavalesca. Después del éxito de Pantagruel, Rabelais quiso reescribir a su manera la historia de Gargantúa, y animado por el éxito le escribirá a Erasmo, pero siempre utilizando el seudónimo de Alcofribas Nasier como precaución, ya que todos sus libros eran enseguida condenados por la Sorbona.

Dejo hasta aquí la primera parte de esta revisión sobre Francois Rebelais para referirme primordialmente a su obra al continuar esta conversación con Uds., mañana, por aquí mismo… Gracias.

Mississauga, Ontario, en la periferia de Toronto, Canadá, el lunes 27 de mayo de 2019.


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