Nuevamente, Francois
Rebelais ( I )
Recuerdo un comentario del escritor Eduardo Liendo, en
los tiempos cuando tuve la suerte de asistir a su Taller de Narrativa, hace ya
más de 20 años, al oírle decir… “¿Ustedes se emocionan con el realismo
mágico? Rebelais utilizaba esos recursos hace unos cuantos años, muchos antes
de nacer Alejo Carpentier, y Aracatá tampoco había visto balbucear al Gabo”… Pues,
no sabía yo en aquellos
años, muchas cosas sobre Rebelais, más allá de recordarlo por su obra sobre los
gigantes “Gargantúa y su hijo Pantagruel”. Pues resulta que, a Rebelais
yo no me lo imaginaba médico, ni tenía idea de que esencialmente había sido
monje franciscano y que luego, fue benedictino... Estos detalles religiosos sobre Rebelais
quien era conocido como “El cura de Medon” eran un secreto para mí. Él tenía
a su cargo las iglesias de Saint Martin de Medon y Sanit Christophe du Jambet, y
para darles más detalles sobre el tipo, él había decidido dejar sus hábitos
monacales para ejercer la medicina en Montpellier. Fue estando en Lyon, cuando Rebelais
publicó varios trabajos sobre medicina y algunas traducciones, además de su
obra maestra… De manera que todo esto, era de lo más novedoso para mí.
Por esta y otras razones, pensé que valía la pena revisar
nuevamente su vida y su obra literaria en particular, ya que la misma está
conectada con el Quijote de Cervantes y la picaresca española. Ese fue uno de
los motivos por los que el miércoles 24 de febrero del año 2016 publiqué en
este blog (lapesteloca.blogspot.com) una relación sobre nuestro personaje
en cuestión, que, puede que se parezca demasiado a esta que estoy escribiendo
ahora, y confieso que en el fondo la motivación es la misma: vale la pena
recordar a Francois Rebelais, y volver a hablar sobre un personaje tan singular.
El crítico soviético de literatura Mijaíl
Bajtín quien escribiera un verdadero tratado sobre “La cultura popular en la
Edad Media y el Renacimiento”, consideró que la obra de este personaje galo era
tal, que bien podía admirarse a Francois Rebelais como el equivalente francés
de Cervantes y de Shakespeare.
François Rabelais fue hijo de Antoine Rabelais y nació en La Devinière en 1494. Aunque existen
pocos datos sobre la primera parte de su vida, se considera que nació en la
finca de su padre, abogado en Chinon, pero la fecha exacta de su nacimiento es
incierta. Rabelais habría sido novicio
hacia fines de 1510 en el monasterio franciscano de Cordeliers de la Baumette
en Angers. Allí recibió su formación teológica y más tarde en 1520, marchó al
convento franciscano de Puy-Saint-Martin en Fontenay-le-Comte, donde llegó a
profesar sus votos como monje en octubre de 1520. Tres años más tarde, en 1523,
tras escuchar los comentarios de Erasmo sobre el texto griego de los
Evangelios, la Sorbona intentará impedir que se continúen los estudios del
griego en esa universidad... Rebelais conoció del asunto y tras los reproches
de los superiores franciscanos acerca de sus lecturas, el joven Francois presentó
en 1524 una petición al Papa, basándola en la excesiva austeridad de la regla
de San Francisco, y molesto con los superiores de su orden exponiendo que había
decidido cambiarse a la orden de los benedictinos. Rebelais fue nombrado
secretario del obispo Geoffroy d’Estissac quien lo acogió en su abadía de
Maillezais, y a quien acompañaría en viajes de inspección a sus tierras y
abadías. Se relacionaba Rebelais en ese entonces con el círculo del poeta Jean
Bouchet, a quien envió una carta versificada, que representa su primer escrito
conocido en francés.
Rabelais no se plegaba fácilmente a las reglas monacales,
de manera que hacia 1528 decidiría secularizarse con la intención de poder dirigirse
a estudiar en diversas universidades. Fue así como en 1530, decidiría comenzar
sus estudios de medicina en París, y se inscribirá en la escuela de medicina de
Montpellier, donde fue nombrado bachiller al año siguiente. A partir de 1530,
como alumno, la facultad de medicina de Montpellier, a pesar de no tener el
título de médico, ya se le reconocían grandes méritos. Atravesó entonces un
período de dificultades económicas que lo indujeron a trasladarse a la ciudad
de Lyon, donde también ejerció como médico, aunque no estaba todavía titulado.
En 1532, Rabelais ya instalado en Lyon, en noviembre sería nombrado médico del
hospital de Notre-Dame de la Pitié du Pont-du-Rhône en Lyon. Enseñará medicina
y publicará unos estudios críticos sobre tratados médicos de la Antigüedad. En 1532
publica los Aforismos de Hipócrates y el
primer libro de su novela humorística Pantagruel, al que en 1534 le
seguirá Gargantúa. Su sátira Pantagruel,
tuvo un éxito espectacular, aunque La Sorbona lo condenó en 1533 por ser
obsceno y herético. En invierno del mismo año Francois acompañó al obispo y
diplomático Jean du Bellay a Roma, en calidad de médico. Se interesó entonces
por la botánica y la topografía y editó una topografía de Roma, firmada por
Marliani.
La secuencia de la publicación de la obra literaria de
Rebelais será la siguiente: 1) Pantagruel (1532). 2) La vida inestimable
de Gargantúa, padre de Pantagruel en 1534. 3) El tercer libro de
Pantagruel en 1546; dedicado a Margarita de Navarra, libro que fue
condenado como herético por La Sorbona, que lo incluyó en el Índice de los
libros prohibidos, junto con Gargantúa. 4) El cuarto libro
de Pantagruel publicado en 1552. 5) El Quinto Libro no se
publicó hasta nueve años después de la muerte de Rabelais en 1562, e incluye
mucho material claramente copiado de otros, aunque algunas partes del Libro
Quinto son dignas de Rabelais, la autoría de este último volumen es
cuestionada.
Rabelais nos
habló de dos gigantes bondadosos y glotones, Pantagruel y Gargantúa, y nos
relató la vida de ellos, desde el nacimiento hasta su madurez. El recurso de
los gigantes, utilizando un estilo grotesco y a través de la exageración de las
características de sus personajes, logró que la obra de Rabelais constituyese
un éxito. Con su lenguaje escatológico, con frecuentes referencias a las
excretas humanas y a los órganos sexuales, con un permanente humor y
exageraciones desmedidas, según él, creadas para hacer reír a los enfermos,
logró Rebelais, gracias a su erudición, y con un sentido picaresco sostenido,
fundir la cultura humanística con las tradiciones y el lenguaje popular. El
gigantismo de Rabelais está impregnado de esos festines burlescos de su época, y
simboliza el ideal del renacimiento: con el inmenso apetito intelectual que
termina por fundirse con la tradición popular
y la sabiduría. La glotonería de estos gigantes, provoca numerosos episodios
cómicos expresados con el estilo grotesco del autor quien no cesa de
representar la cultura popular considerada por muchos como carnavalesca.
Después del éxito de Pantagruel, Rabelais quiso reescribir a su
manera la historia de Gargantúa, y animado por el éxito le escribirá a Erasmo,
pero siempre utilizando el seudónimo de Alcofribas Nasier como precaución,
ya que todos sus libros eran enseguida condenados por la Sorbona.
Dejo hasta aquí la primera parte de esta revisión
sobre Francois Rebelais para referirme primordialmente a su obra al continuar
esta conversación con Uds., mañana, por aquí mismo… Gracias.
Mississauga,
Ontario, en la periferia de Toronto, Canadá, el lunes 27 de mayo de 2019.
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