En la bruma…
La
gaita “Aquel Zuliano” de Renato Aguirre (1946), hermano de “El Monumental
Ricardo Aguirre”, dice… “En la bruma
resplandece Maracaibo cuando duerme Y taciturna desprende El aroma de su arcano”…
“El
arcano”, es un secreto, oculto y misterioso que es difícil de reconocer; en los
arcanos del Tarot, “La carta Estrella, simboliza el destino, el momento
de la verdad, donde se obtendrá aquello que se merece si se es capaz de
defenderlo, y simboliza la luz, el saber qué hacer; es la oportunidad que
tienes en esta existencia de ser feliz”.
Presiento
que sin tener idea de estas cosas, y bastante antes de oír sobre “el arcano”, ya
conocía su bruma. Recuerdo haber percibido esa misteriosa bruma, una madrugada cuando
estudiaba, al final del bachillerato, en 1955, con Pablo (Lasala Ferrer) en el
balcón de su casa-apartamento, situada en diagonal al Colegio de los Maristas.
Me estoy refiriendo a una época cuando queríamos ser capaces de captar todas
las imágenes que veíamos y que luego, nos atrevíamos a reproducir en
carboncillo o al óleo…
Comparto
con ustedes, ésta, mi pintura, surgida de aquella madrugada estudiosa y aunque no
estoy muy seguro de dónde terminó de ir a parar el original, afortunadamente me
quedó su imagen para recordarme que la tarea fue cumplida, tras asumir el reto...
En esos tiempos, ya hace muchos años, cuando ambos terminábamos el
bachillerato, dibujábamos todo el tiempo y soñábamos con ser arquitectos, así
que planificábamos con papel y lápiz, como habrían de ser las ciudades del
futuro, y hasta nos atrevíamos a pintar la oscuridad de la noche con la
resplandeciente bruma del arcano, en la aurora maracucha...
“Salve ¡augusto misterio que encierras tan
hondísimos arcanos!” Dijo una vez nuestro inmortal poeta, José Ramón Yépez (1822-1881)
en “La
medianoche” y él así proseguía… “En
tu silente imperio de sonidos insólitos, y de pálidas luces, y de vanos pavorosos
fantasmas, todo es triste y se transforma todo cuanto existe. Mas la razón del hombre
al impulso inmortal del sentimiento instintivo y sin nombre, penetrará
recóndita, o explicarse querrá con noble aliento ese mundo invisible que reposa
oculto entre la noche silenciosa. Soledad de desierto y rumor de airecillo en
los fragantes limonares del huerto; y en el azul vivísimo, rubias estrellas,
fuegos vacilantes, y claridad de luna que se encumbra y hasta el sombrío
limonar alumbra”.
Mississauga, Ontario, jueves 15 de
agosto, 2019
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