Cercas, y el punto ciego.
Quiero referirme nuevamente a Javier Cercas, (https://bit.ly/2MtGblo) reiterando lo expresado en este blog en noviembre
2015 a propósito de su novela “Soldados
de Salamina”; cuando señalaba lo que Cercas
afirmaba, de cómo “en las novelas no deben existir respuestas claras sino preguntas
contundentes y que esas son como un punto ciego. ¿Don Quijote estaba loco? ¿Qué
buscaba Ahab al perseguir a Moby Dick? ¿De qué se le acusa realmente a K en El
Proceso? Las respuestas las debe soñar el lector”. Sobre esa premisa,
Javier Cercas cita lo expresado por Bolaños, de que en las novelas: “hay
que ser un redomado embustero para ser un buen novelista”. Basándose en las conferencias que él mismo
impartiría aquel mismo año 2015 en la cátedra Weidenfeld de Literatura Europea
Comparada de la Universidad de Oxford, Javier Cercas, escribió un libro con la
voluntad estilística de una novela,
titulado “El punto ciego” (Random House. Barcelona, 2016).
En este mismo blog, en noviembre del 2016 (https://bit.ly/2z82wMN) yo citaba nuevamente a Javier Cercas a propósito de
“El lector soñado” donde decía que: “la
literatura no existe por sí misma aislada del lector; aislado del lector, un
libro es apenas letra muerta, y sólo cuando el lector lo abre y empieza a
leerlo, es decir, a interpretarlo, empieza a operar la magia de la
literatura”…“Es la verdad: un libro es sólo una partitura, y es el lector quien
la interpreta; si no hay lector, no hay libro”... En mayo 2016, la escritora española Efi Cubero (Granja de Torrehermosa, Badajoz-1949), entrevistaría a Cercas en Letralia (“Javier Cercas, de tiempos y de azar”) y más recientemente, el 14 de agosto,
de este año 2019, el escritor argentino Sergio G.
Colautti (Río Tercero, Córdoba, 1960) al
escribir sobre Javier Cercas regresaría a su novela inicial “El inquilino” para volver de nuevo
sobre el tema de: “Acerca del punto ciego”,
señalando que, mencionar el punto ciego,
nos invita a releer El inquilino, el segundo libro de narrativa
de Javier Cercas. Desde ese entonces, en su escritura inicial ya podemos aproximarnos a
las claves que nos llevan a entender la estrategia narrativa de la duplicación
y de los espejismos, insinuada como presencia inquietante entre los límites de
lo real y lo imaginario. Sea dicho de paso, en el ojo humano, el punto
ciego fue descubierto por Edme
Mariotte (1620-1684) un abad, físico y químico francés quien lo detectó
situado en la retina. Conocido anatómicamente como papila óptica, mancha ciega o disco óptico, el punto ciego
corresponde a la zona de la retina donde surge el nervio óptico y de la cual
normalmente no percibimos su existencia, ya que la presencia del punto ciego de un ojo es suplido por la información
visual que nos proporciona el otro ojo. Literariamente hablando, Cercas se
refiere a esos espacios virtuales, que son como puntos ciegos invisibles y que le
permitirán al lector apropiarse de la ficción.
Apoyándome
en todas estas galimatías, regreso para ofrecer ciertos detalles sobre el
secreto de las novelas planificadas por mi admirado escritor, Javier Cercas. Si
el lector de la novela al iniciar
su actividad se formulase una pregunta, el resto de la novela consistirá, de
cierta manera, más o menos visible o secreta, en que consciente o
inadvertidamente, el lector hará intentos por responder la pregunta, y así
avanzará en la lectura, hasta el final, buscando encontrar la respuesta, hasta
que él terminará por comprender, de que no hay respuesta… Alberto Manguel
escribía en marzo 2016 en El País, diciendo que Javier Cercas “conoce tan bien el construir verdades a partir de
mentiras, que misteriosamente resultan invisible y presentes al mismo tiempo”, y recuerda que el escritor en sus “novelas de punto ciego” lleva al lector
a buscarlo y “colarse por él para adentrarse a fondo y sin miedo, como un espeleólogo,
en territorios que sólo la novela o el relato puede explorar, vedados a
cualquier otra forma de conocimiento”.
Podemos
añadir algunos comentarios personales hechos por el mismo Javier Cercas sobre
su obra. Estos fueron tomados de la entrevista lograda por Efi Cubero en 2016: “Soy
un contador de historias. A mí la literatura no me interesa si no es un
instrumento para conocerme a mí mismo; la literatura me sirve como instrumento
de averiguación... La realidad es un espejismo porque lo que vemos no es nunca
la realidad. A veces vemos la realidad pero preferimos ver lo que nos interesa
de ella: su doble. Probablemente si supiera cómo soy o cómo es la realidad no
escribiría. Me siento más a gusto en la novela. Creo que el relato corto es más
difícil que la novela, pero me siento más cómodo en la narración un poco más
larga, una mezcla de todo, es realidad, es crónica, es novela, es ensayo, es
todo”… “Relatos reales, es imposible, es un oxímoron. En un relato
ficticio, partes de la realidad pero te vas a dónde quieres, inventas lo que te
da la gana. Para mí los libros tienen que ser fáciles de leer y difíciles de
entender como pasa con El Quijote. Llevamos cinco siglos y todavía no lo hemos entendido. Para mí es
fundamental que el lector ya en la primera frase se quede enganchado, pero
después que pueda leerlo varias veces y diga: ¡Esto es buenísimo!”.
De esta manera, creo que he intentado destacar lo
interesante que puede ser intentar penetrar en los mecanismos del inconsciente
literario que subyacen en la novelística de Javier Cercas. Con una prosa que
según señalaba Efi Cubero, es “el perfeccionismo llevado al
límite que logra un desdoblamiento infinito de sí mismo, manejando el lenguaje
con soltura,”, leer
sus novelas puede
llevarnos a pensar en Borges, quizás en Pierre Menard, y el lector ideal, aquel que
consigue la nunca alcanzada comprensión total del texto, hasta intentar verse reflejado en espejos, cristal
y azogue, luz y sombra. Quizás y posiblemente exprofeso, sombras ocultas que
sirvan para complicar el discurso que arropa su novelística que parece surgir desde
el inconsciente, que tal vez no sea el del yo, sino el de, el otro, de ese
fantasma que puede habitar en un espacio ajeno, pero que en ocasiones,
freudianamente resulta ser más siniestro aun por ser parte de él mismo.
Mississauga,
Ontario, jueves 22 de agosto, 2019
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