Julio Verne
Los libros de Julio Verne fueron
compañeros inseparables de nuestra infancia y juventud. Inolvidables episodios
vividos con el correo del Zar, leyendo los dos años de vacaciones de
los muchachos de Nueva Zelanda, ni hablar del viaje al centro de la tierra,
o leer sobre las veinte mil leguas de viaje submarino y de la vuelta al mundo en 80 días y
tantos otros, algunos de ellos, después se hicieron palpables visualmente en el
cine. Fueron tantos sus libros que sus historias se mezclan en mi mente, por lo
que tengo que decir algunas cosas sobre este escritor francés que fue profeta
de futuros avances de ciencia y tecnología en el mundo.
Julio Verne, nació el 8 de febrero de 1828 en Nantes,
Francia. Era el primogénito de cinco hermanos. Cursaría sus primeros
estudios en el colegio Saint-Stanislas y
posteriormente fue al Liceo Real de Nantes de donde egresó como un
estudiante sobresaliente. Julio empezó
a sentirse atraído por cosas relacionadas con la ciencia, y paralelamente desarrolló
un gran amor por la poesía. En
1847, se trasladó financiado por su padre, a París para estudiar Derecho
y allí, en la Ciudad Luz entabló amistad con Nadar, el padre de la fotografía
aérea. Gracias a él, Verne empezó a
interesarse en la idea de volar y en sus extensas posibilidades. Habría
de ser un hombre con una imaginación muy avanzada para su época, y llegaría a
proponer ideas visionarias consiguiendo
describir artilugios maravillosos los cuales para la época parecían una locura,
aunque tiempo después se inventarían.
Julio Verne empezó a escribir
joven, supuestamente inspirado por las
historias que su maestra le contó en clases sobre su esposo, quien era marinero.
A la edad de once años Verne se enamoró
de su prima Coralie, quien inspiró sus primeros poemas. Con los años, se
fue a vivir a París, Coralie se comprometió y él se dedicó a los estudios y a
la escritura. En 1849 finalmente se
tituló como abogado, y en enero
de 1857 se casó con Honorine Deviane Morel, una mujer que había quedado
viuda y tenía dos hijas; Valentine y Suzanne. Luego de cuatro años viviendo juntos, en 1861 lograría
reunir suficiente dinero para viajar a Noruega e Islandia con su mujer,
pero ella no pudo viajar por encontrarse embarazada. A su vuelta le recibiría
con su hijo recién nacido Michel Verne, único fruto
del matrimonio.
Durante su estancia en París pasó
muchas horas en la biblioteca buscando aprender de todo. Gran parte del dinero
que su padre le enviaba lo usaba para comprar libros, principalmente sobre:
ingeniería, astrología y geografía. A
partir de 1859 Julio empezó a descubrir su amor por los viajes y halló en ellos
la principal fuente de su inspiración para escribir. Sin embargo aunque
la mayoría de las obras de Verne tratan
sobre aventuras y viajes a lugares desconocidos, donde nunca nadie parecía haber
llegado, en realidad se ha dicho que fueron muy pocos los viajes que
Julio Verne realizó, aunque también se ha dicho que “Verne llegó a
poseer hasta tres barcos, el Saint Michel, el Saint Michel II y
el Saint Michel III, y que entre
1868 y 1886 hizo muchos viajes por mar, y a la par que navegaba llegó a conocer
diversas ciudades”(1).
Al
principio, como invencionero de la ciencia ficción, sus novelas guardaban
principal relación con avances tecnológicos: De la
Tierra a la Luna, Las aventuras del capitán Hatteras, Viaje al
centro de la tierra. La vuelta al mundo en 80 días y El país de las pieles. En 1862, impulsado por Nadar, Julio hizo
contacto con quien sería posteriormente
el editor de la mayoría de su obra, Pierre-Jules Hetzel. Julio
aceptó un contrato ofrecido por Hetzel, el cual estipulaba que escribiría dos
libros al año por 20.000 francos, para lo cual tuvo que mudarse a
Amiens. Aún en su lecho de muerte en 1905, Julio Verne escribió Viajes extraordinarios, y luego de su deceso se continuaron publicando
muchas de sus obras. Las primeras producciones de Viajes extraordinarios aparecerían en la revista literaria
de Hetzel, Magasin d’Éducation et de
Récréation, y Hetzel se preocupó por la apariencia de Viajes extraordinarios cuando notó que al público le atraían.
Así que empezó a diseñar las portadas
de los títulos con la técnica del cartonaje, lo que les aportó aún más
valor y popularidad a los libros de Verne, volviéndolos famosos en la alta
sociedad.
Una de las tantas novelas de
Julio Verne fue su “novela perdida”, París
en el siglo XX, escrita en 1989, y publicada en 1994. Es considerada como la «novela perdida»
de Julio Verne, ya que fue escrita en 1863, por lo que se mantuvo oculta durante más de ciento treinta años.
Aparentemente el manuscrito que sirvió de base a la novela fue completado en el
mismo año 1863 y después fue olvidado en una caja fuerte, hasta que fue
descubierto en 1989 por Jean
Verne, bisnieto
de Julio Verne quien tramitó su publicación.
Julio Verne fue
condecorado con la Legión de Honor
por sus aportes a la educación y la ciencia. Hoy día, desde el año 1979, Julio Verne es el
segundo autor más traducido en el mundo, después de Agatha Christie, y se le
considera, con H.G. Wells,
como el “padre de la ciencia ficción”.
Mississauga, Ontario, viernes 23 de
agosto, 2019
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