domingo, 18 de agosto de 2019

Un marino de Guetaria


Un marino de Guetaria

Juan Sebastián Elcano era un marino vasco, nacido en Guetaria, un pueblo que ocupa un tramo de la costa central de Guipúzcoa, a orillas del mar Cantábrico. Guetaria sigue ubicada en el itsmo que enlaza la tierra firme con el Monte de San Antón, el cual hasta el siglo XVI había sido una isla. En aquel sector entre el monte de San Antón y la ciudad se encuentra el puerto con gran actividad pesquera. Se puede apreciar la silueta del monte que desde lejos, se asemeja a un ratón en la costa, donde la localidad de Guetaria estaría en su cola; es por eso que el monte San Antón es más conocido con el sobrenombre de “El Ratón de Guetaria. Hoy día Guetaria es visitada por turistas ya que su nombre es principalmente recordado por ser la localidad natal del marino que fue, el primer hombre que le dio la vuelta al mundo.

Cuando en 1518 Juan Sebastián Elcano conoció en Sevilla al navegante Fernando de Magallanes, se entusiasmó con los preparativos que el marino portugués hacía para organizar una expedición al servicio de España, la cual según él le explicó, intentaría buscar una ruta para llegar a las Indias navegando hacia el Oeste. Elcano quien también ya era un avezado marino, había participado en la expedición de Francisco Jiménez de Cisneros a Argel en 1509 y en las campañas de Italia con el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba, por lo que no tuvo reparos para enrolarse en la expedición de Magallanes. Se buscaría una nueva ruta comercial para llegar a las Islas Molucas, de donde procedían las especias. Esa era la principal razón económica de aquella original empresa, la cual terminaría tres años después convirtiendo a Elcano y a los marinos sobrevivientes en los protagonistas del primer viaje alrededor del mundo.  Magallanes y Elcano decidieron partir desde Sanlúcar de Barrameda en la margen izquierda del estuario del río Guadalquivir, el día 10 de agosto de 1519, o sea hace nada más en este mes de agosto, que quinientos años…

La expedición llegaría a explorar el Río de la Plata y la Patagonia, y le tocaría a Elcano sofocar un primer motín. Luego ya en el año 1520, participó en un segundo intento contra Magallanes, quien bien fuese por no hallarle culpable o por considerarlo imprescindible para continuar el viaje, le perdonó la vida. Continuando el viaje la expedición, descubriría el paso del Atlántico al Pacífico por el sur del continente americano. Después, ya en el Pacífico descubrirían las islas Marianas y posteriormente las Filipinas. Magallanes murió en 1521, durante un combate con los indígenas de la isla filipina de Mactam y la expedición quedó bajo el mando de varios de sus capitanes, mientras continuaban explorando las islas, entablando relaciones con los jefes locales y buscando denodadamente la ruta a las Molucas, hasta alcanzar estas islas y adquirir un gran cargamento de especias para decidir el regreso.

Una de las dos naves se averió por lo que sería necesario que su tripulación se quedase en una de las Molucas a la espera de su reparación para hacer el viaje de retorno por donde habían venido; la otra nao, Victoria al mando de Elcano decidió regresar a Portugal por la ruta del sur de África, cruzando por el Cabo de Buena Esperanza sin tocar tierra. Los portugueses ya habían enviado una flota para acabar con la expedición de Magallanes argumentando que debían de haber eludido a propósito las Molucas, pues no parecía necesaria otra ruta comercial para el país que ya poseía el lucrativo monopolio del comercio de las especias navegando hasta aquellas islas alrededor de África y a través del océano Índico.

Elcano consiguió dominar la impaciencia de la tripulación, quienes desde que navegaban ante las costas de Mozambique, desesperaban por la falta de víveres que les obligaría a detenerse. Finalmente lo harían en las islas de Cabo Verde, donde varios tripulantes fueron apresados por el gobernador portugués. Tras huir apresuradamente, sería en aquel entonces cuando Juan Sebastián Elcano descubriría haberle dado una vuelta completa al mundo. Cuando la expedición llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1522, con sólo 18 hombres de los 265 que habían partido de allí mismo tres años antes, el rey Carlos I de España, honraría a Elcano con una pensión de 500 ducados y un escudo con la inscripción, "Primus circumdedisti me". El viaje, consolidaría la hegemonía española con la incorporación de nuevos territorios, la apertura de rutas comerciales y el enriquecimiento del erario hispano. Por otra parte, quedó demostrada la esfericidad de la tierra. 

Tres años después, el 24 de julio de 1525 Juan Sebastián Elcano salió del puerto de La Coruña en la expedición de García Jofré de Loayza a las Islas Molucas. Cuando llegaron al Estrecho al sur de América, la lógica dictaba que con Elcano de guía, nada podía salir mal, pero la nao capitana confundió la entrada del paso y cuatro naves se perdieron o desertaron. Ya en el Pacífico una tormenta dispersó a las dos naos restantes y tan solo quedó una para terminar el viaje. El escorbuto se extendió entre los tripulantes y los escasos hombres que luchaban por vivir empezaron a sangrar. Andrés de Urdaneta, presente en la expedición, en sus crónicas escribió: “… nos ahogábamos de sed; …me acordé yo que quizás me remediaría con mis propias orinas, y así lo hice; luego bebí siete u ocho sorbos de ellas, y orné en mí, como si hubiera comido y bebido”. Al final, el 30 de julio el escorbuto se llevó también la vida de García de Loayza. Elcano asumió el mando y se convirtió en capitán general de una malograda armada, pero por desgracia, muy enfermo, duraría menos de una semana. El mismo Urdaneta anotaría en su diario: «Lunes, a seis de agosto, falleció el magnífico señor Juan Sebastián Elcano». 

Mississauga, Ontario, domingo 18 de agosto, 2019

No hay comentarios: