viernes, 8 de marzo de 2019

Nuevamente la Talidomida


Nuevamente la Talidomida

A propósito de mi reciente mirada a la tragedia de la Talidomida, (https://bit.ly/2Ttqr55) y estimulado por mi amigo Miguel Ángel Campos quien me señalaría otra cara del asunto,  quiero mostrar este otro aspecto en la historia de este medicamento. Destacaré como la investigación en farmacología no hubiera sido lo mismo sin el trabajo de Frances Oldham Kelsey, una mujer que poseía un especial olfato para la investigación científica, el cual es fundamental en la tarea de la regulación y el control de nuevos fármacos. Frances Oldham Kelsey fue una científica canadiense que salvó a los Estados Unidos del desastre de la Talidomida. Su labor sería reconocida años después y ella sería condecorada por el presidente John F Kennedy. Frances Oldham fallecería el 7 de agosto del 2015 a la edad de 101 años.

Frances Oldham había nacido en Cobble Hill, Vancouver, Canadá, en 1914. La joven decidió estudiar Farmacología en la Universidad McGill, y a los 21 años, tras completar 15 años de estudios en el instituto de Farmacología, había recibido ya la licenciatura y el máster en farmacología. Frances Oldhman solicitó entonces una plaza en el laboratorio de EMK Geiling, y sería allí, durante su doctorado donde comenzaría a evaluar los efectos secundarios de algunos medicamentos. Para aquella época, EMK Geiling, era uno de los científicos más renombrados en el campo de la farmacología, y se encontraba montando su propio departamento en la Universidad de Chicago, de manera que cuando Frances Oldham Kelsey le solicitó una plaza en su laboratorio, Geiling asumió en todo momento que "Frances" era un nombre de varón, y así sería como ella fue aceptada para trabajar en la Universidad de Chicago. Aparece aquí en una fotografía Geiling con la jovencita Frances Oldham.

En el laboratorio de Geiling, Frances Oldham Kelsey evaluararía los efectos de un medicamento para la FDA y su estudio le permitió demostrar como el antibiótico examinado había causado 107 muertes, incluyendo el fallecimiento de muchos niños. Ese mismo año, Frances completaría su doctorado en Chicago, y su trabajo le permitió interesarse por los teratógenos, agentes o sustancias capaces de producir malformaciones a nivel embrionario. Sus estudios demostraron que muchos fármacos eran capaces de cruzar la barrera placentaria, hallazgo este que sería clave años después, cuando formalmente trabajaría para la FDA. Después de ser investigadora de la Universidad de Chicago, editora de la revista de la American Medical Association y profesora de la Universidad de Dakota del Sur, Frances Oldham, a comienzos de la década de los sesenta comenzó a trabajar para la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, la entidad encargada de supervisar los medicamentos antes de ser comercializados. 

En esta época, la industria farmacéutica presionó a la FDA para agilizar la aprobación del Kevadon, un sedante, cuyo principio activo era la Talidomida, que se vendía ya en veinte países de Europa y varios más de África para tratar las náuseas de mujeres embarazadas. La presión de la industria farmacéutica trataba de agilizar los trámites de la FDA. La compañía farmacéutica Richardson-Merrell protestó ante la FDA, ya que los requerimientos de Oldham retrasaban la aprobación de un fármaco y la multinacional, conocida también por producir el Vicks Vaporub, presionaría a la agencia tildando a Oldham de "burócrata", pero se toparon con una mujer, cuya experiencia como farmacóloga evitó que el desastre de la Talidomida se propagara también por los Estados Unidos.

Ese mismo año, al demostrar que la Talidomida era un teratógeno capaz de atravesar la barrera placentaria y afectar a los fetos durante el embarazo Frances Oldham Kelsey sería considerada como una auténtica heroína en los Estados Unidos, y el presidente John F. Kennedy le concedió la distinción al mérito civil más elevada en EEUU por su trabajo que impidió que miles de niños sufrieran los efectos teratogénicos de un fármaco que hizo estragos en Europa. Muestro una fotografía al momento de ser condecorada por el presidente Kennedy. Con este artículo espero sencillamente enfatizar que  siempre vale la pena recordar a una persona que por su dedicación y amor por la investigación científica produjo un importante cambio en la historia de la medicina.

Mississauga, Ontario, 8 de marzo del 2019

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