Nuevamente la Talidomida
A propósito de mi reciente mirada a la tragedia de
la Talidomida, (https://bit.ly/2Ttqr55) y
estimulado por mi amigo Miguel Ángel Campos quien me señalaría otra cara del
asunto, quiero mostrar este otro aspecto
en la historia de este medicamento. Destacaré como la investigación en
farmacología no hubiera sido lo mismo sin el trabajo de Frances Oldham
Kelsey, una mujer que poseía un especial olfato para la investigación
científica, el cual es fundamental en la tarea de la regulación y el control de
nuevos fármacos. Frances Oldham Kelsey fue una científica canadiense que
salvó a los Estados Unidos del desastre de la Talidomida. Su labor sería
reconocida años después y ella sería condecorada por el presidente John F
Kennedy. Frances Oldham fallecería el 7 de agosto del 2015 a la edad de 101
años.
Frances Oldham había nacido en Cobble Hill, Vancouver,
Canadá, en 1914. La joven decidió estudiar Farmacología en la Universidad
McGill, y a los 21 años, tras completar 15 años de estudios en el instituto de
Farmacología, había recibido ya la licenciatura y el máster en farmacología.
Frances Oldhman solicitó entonces una plaza en el laboratorio de EMK Geiling, y sería allí, durante su
doctorado donde comenzaría a evaluar los efectos secundarios de algunos
medicamentos. Para aquella época, EMK Geiling, era uno de los científicos más
renombrados en el campo de la farmacología, y se encontraba montando su propio
departamento en la Universidad de Chicago, de manera que cuando Frances Oldham
Kelsey le solicitó una plaza en su laboratorio, Geiling asumió en todo momento
que "Frances" era un nombre de varón, y así sería como ella fue
aceptada para trabajar en la Universidad de Chicago. Aparece aquí en una fotografía Geiling con la jovencita Frances Oldham.
En el laboratorio de Geiling, Frances Oldham Kelsey
evaluararía los efectos de un medicamento para la FDA y su estudio le permitió
demostrar como el antibiótico examinado había causado 107 muertes, incluyendo
el fallecimiento de muchos niños. Ese mismo año, Frances completaría su
doctorado en Chicago, y su trabajo le permitió interesarse por los teratógenos, agentes o sustancias
capaces de producir malformaciones a nivel embrionario. Sus estudios
demostraron que muchos fármacos eran
capaces de cruzar la barrera placentaria, hallazgo este que sería clave
años después, cuando formalmente trabajaría para la FDA. Después de ser
investigadora de la Universidad de Chicago, editora de la revista de la American
Medical Association y profesora de la Universidad de Dakota del Sur,
Frances Oldham, a comienzos de la década de los sesenta comenzó a trabajar para
la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, la entidad
encargada de supervisar los medicamentos antes de ser comercializados.
En esta época, la industria farmacéutica presionó a
la FDA para agilizar la aprobación del Kevadon, un sedante, cuyo principio
activo era la Talidomida, que se
vendía ya en veinte países de Europa y varios más de África para tratar las
náuseas de mujeres embarazadas. La presión de la industria farmacéutica trataba
de agilizar los trámites de la FDA. La compañía farmacéutica Richardson-Merrell protestó ante la
FDA, ya que los requerimientos de Oldham retrasaban la aprobación de un fármaco
y la multinacional, conocida también por producir el Vicks Vaporub, presionaría
a la agencia tildando a Oldham de "burócrata", pero se toparon con
una mujer, cuya experiencia como farmacóloga evitó que el desastre de la
Talidomida se propagara también por los Estados Unidos.
Ese mismo año, al demostrar que la Talidomida era un teratógeno capaz de
atravesar la barrera placentaria y afectar a los fetos durante el embarazo
Frances Oldham Kelsey sería considerada como una auténtica heroína en los
Estados Unidos, y el presidente John F.
Kennedy le concedió la distinción al mérito civil más elevada en EEUU
por su trabajo que impidió que miles de niños sufrieran los efectos
teratogénicos de un fármaco que hizo estragos en Europa. Muestro una fotografía al momento de ser condecorada por el presidente
Kennedy. Con este artículo espero sencillamente enfatizar que siempre vale la pena recordar a una persona
que por su dedicación y amor por la investigación científica produjo un
importante cambio en la historia de la medicina.
Mississauga, Ontario, 8 de marzo del 2019
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