Síndrome de activación de mastocitos
El 30 de agosto del 2017 en mi blog lapesteloca.blogspot.com
hablé sobre los mastocitos y las
enfermedades inflamatorias del colon (https://bit.ly/2fzSP3a), y el 24 de junio del 2017 en el mismo blog hablando de “Paul Ehrlich y la bala mágica”, les decía que: “cuando tenía 24 años, Ehrlich ya había
identificado una nueva clase de célula en el cuerpo humano: los
mastocitos o células cebadas”. William Dieterle (1893-1972) un director de cine y actor, también judío-alemán como Paul Ehrlich, se
nacionalizó estadounidense en 1937, y en 1940 dirigió el film “La bala
mágica del Dr Ehrlic”. De él hablé en junio del 2017.
Voy a explicarles porqué, como
patólogo quien durante muchos años a través de diversos microscopio admiró
estas “células cebadas” o mastocitos, se interesó en ellas… Es que sus “gránulos”,
tan fácilmente identificables con una coloración de PAS que permiten ver a los mastocitos “desgranulándose” en los
tejidos, poseen un aspecto ultraestructural inconfundible y hermoso. Las organelas
que albergan la histamina muestran grupos de túbulos que parecen ovillos y
varían su forma de acuerdo con la orientación del corte. Aquí se los muestro con
la coloración de PAS y en el esquema y en una fotografía de un microscopio
electrónico.
Vuelvo a referirme a los mastocitos para recordar que ellos están
presentes en la mayoría de los tejidos del cuerpo humano y especialmente en el
tejido conectivo, la piel, el sistema cardiovascular del revestimiento
intestinal, el sistema nervioso y los órganos reproductivos. La respuesta
alérgica diseñada para protegernos, depende de los mediadores químicos que
poseen los mastocitos en su citoplasma. La histamina, interleucinas,
prostaglandinas, citoquinas, quimiocinas y varios otros químicos se encuentran
en las organelas citoplasmáticas descritas. Los mastocitos influyen en la respuesta
alérgica o anafiláctica, en el desarrollo de la autoinmunidad y en muchos otros
trastornos. Los pacientes que presentan alteraciones de los mastocitos, han aumentado
en número por el ataque cada vez más frecuente de toxinas, mohos y productos
químicos ambientales. Sabemos que los mastocitos actúan en las reacciones alérgicas y ellos
pueden provocar respuestas fuertes a cantidades diminutas de alérgenos. También
se cree que pueden estar involucrados en la coordinación de las fases iniciales
de las enfermedades autoinmunes, en particular las provocadas por
autoanticuerpos.
Cuando los mastocitos se hacen hiperactivos pueden
causar síntomas como enrojecimiento de la piel, urticaria, edema, prurito,
nauseas, vomitos, diarrea, disnea, taquicardia, cefalea e hipotensión. Exitse
el síndrome de activación de mastocitos
(MCAS), que involucra la piel, y los
sistemas gastrointestinal, cardiovascular, respiratorio y neurológico.
Esta respuesta puede clasificarse en primaria (proliferación clonal o
mastocitosis), secundaria (debido a un estímulo específico) e
idiopática (sin causa identificable). En el MCAS, existe un aumento del nivel de la triptasa sérica, de la
histamina o prostaglandinas (PGD2), o de sus metabolitos urinarios. Los
criterios propuestos para el diagnóstico de MCAS incluyeron síntomas episódicos
consistentes con la liberación de mediadores de mastocitos que afectan a dos o
más sistemas de órganos con urticaria, hinchazón, sofocos, náuseas, vómitos,
diarrea, dolor abdominal, presión arterial baja, desmayos, palpitaciones del
corazón, sibilancias, ojos rojos, prurito, o congestión nasal.
Como conclusión; los
mastocitos parecen ser más importantes de lo que se creía en un principio: estas
células actúan en nuestra defensa frente a bacterias y parásitos, pero también se
activan en diversas enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, la
esclerosis múltiple, el asma, en las enfermedades inflamatorias intestinales,
etc. También ahora se reconoce son importantes en otras enfermedades, entre las
que se encuentran la hipercolesterolemia y las enfermedades neoplásicas.
Mississauga, Ontario, 28 de marzo del 2019
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