domingo, 16 de junio de 2024

Sinestesia


La sinestesia es una condición no patológica de la percepción humana, que consiste en la capacidad de experimentar de manera involuntaria y automática un sentido adicional ante un estímulo sensorial concreto, o sea, de percibir de manera conjunta dos sentidos ante un mismo estímulo concreto. Esta es una condición genética cuyos orígenes no son del todo conocidos aún.

No se trata de que los sentidos estén entremezclados, sino más bien de que al percibir un estímulo concreto (por ejemplo, una sensación táctil) se active también algún otro (por ejemplo, la percepción de un color). Así, las personas sinestésicas pueden percibir una caricia a través del tacto y a la vez de la vista, al sentirla con la piel y también pueden ver un color asociado a dicho estímulo, o incluso percibir un sonido específico junto con la caricia, o un gusto determinado en la lengua.

Por ejemplo, el tocar una superficie más suave les puede hacer sentir un sabor dulce. Estas experiencias no son meras asociaciones, sino percepciones, y los estados depresivos tienden a aumentar la intensidad de estas sensaciones. Otro ejemplo, asociar el color amarillo al número 7 o a la letra A. Algunos ven colores cuando escuchan música, otros pueden sentir literalmente el "sabor" de las palabras. Otras personas pueden percibir la letra A de color rojo, la S de color amarillo y la Z de color negro.

La primera descripción de la sinestesia en la historia ocurrió en 1812, registrada por el doctor Georg Tobías Ludwig Sachs (1786-1814), y desde entonces se la ha encontrado mayormente en personas autistas o con rasgos especiales. Se conoce que ocurre en una persona entre cada 100 aproximadamente, es decir, alrededor del 1% de la población mundial.

 

Las tres principales formas de aparición de la sinestesia son: 1-Sinestesia léxico-gustativa, que consiste en la percepción de sabores determinados cuando se pronuncia una palabra específica. 2-Sinestesia grafema-color, que consiste en la asociación directa de un signo escrito (letras, números) como un color específico o una tonalidad del mismo. Y tercera: 3-Sinestesia música-color, que consiste en la percepción de un color determinado durante ciertos pasajes musicales, especialmente en lo que se refiere al timbre o la frecuencia del sonido.


En el mundo del arte, el término sinestesia se reserva para cierto tipo de recursos estilísticos y expresivos, como las figuras retóricas, en los cuales se busca mezclar las impresiones tradicionalmente asociadas a un sentido determinado con otras, de manera novedosa, para obtener así un resultado mucho más original y expresivo. En realidad se trata de un tipo de metáfora, presente en la literatura desde tiempos clásicos, y de enorme presencia en el barroco español y el simbolismo francés, así como en el modernismo latinoamericano.

 

Expresiones como “sonoro marfil” o “dulces azules” son ejemplo de sinestesia de primer grado: la impresión de dos sensaciones corporales distintas de manera directa; mientras otras como “agria melancolía” o “amarga espera” constituyen un caso de sinestesia de segundo grado, que combina un sentido corporal y una idea o un objeto, es decir, que compone su imagen de manera indirecta.

 

Algunos ejemplos de sinestesia en la literatura los siguientes: 1) En los versos de Juan Ramón Jiménez: “por el verdor teñido de melodiosos oros” o “en el cénit azul, una caricia rosa”.2) En los versos de Francisco de Quevedo: “Escucho con los ojos a los muertos”.3) En la prosa de Luis Cernuda: “brotaba entonces un aroma delicioso, y el agua de la lluvia recogida en el hueco de tu mano tenía el sabor de aquel aroma”. 4) En los versos de Joan Manuel Serrat: “Tu nombre me sabe a hierba”. 5) En los versos de Rubén Darío: “¡Salve al celeste sol sonoro!” o “De nuestras mentes tristes las ideas oscuras”.

 

Se considera que un 4% de la población tiene algún tipo de sinestesia, aunque muchos nunca llegan a saberlo, ya que no son conscientes de que la mayoría de personas no ven el mundo del mismo modo que ellos. Por eso, los más conocidos son los casos de personajes famosos, que supieron transformar su condición neurológica en algún tipo de arte.

 

En la pintura uno de los sinestésicos más famosos fue Kandinsky. La importancia que toma el color en sus cuadros se explica fácilmente si se tiene en cuenta que el pintor ruso veía color en todas partes, llegando a afirmar tras una representación de la ópera Lohengrin que cada instrumento plasmaba en su mente los diferentes colores del crepúsculo. Pero si hay un caso curioso, y poco frecuente, es el de Daniel Tammet, un joven británico que cuenta en su libro “Nacido en un día azul” como labraron su infancia el síndrome de Asperger, la epilepsia y la sinestesia.

 

Gracias a sus curiosas condiciones cerebrales, los números cobran vida en la mente de Nerea Blasco, permitiéndole haber desarrollado hazañas como memorizar los 22.514 primeros dígitos de pi. Esto es algo común en los sinestésicos, ya que su capacidad para la asociación los dota de una gran memoria, pero no es el único don que poseen. Por ejemplo, muchos de ellos también son muy hábiles a la hora de aprender nuevos idiomas, especialmente aquellos que asocian colores a los sonidos y a las palabras.

 

Por ejemplo, en 2015 un sinestésico aseguraba que el francés era extremadamente rojo, mientras que el italiano estaba formado por una bonita combinación de azules, marrones, verdes y rojos. Sería muy interesante poder vivir un día en la cabeza de uno de estos privilegiados, cuyo cerebro les permite ver y sentir un mundo más bello que el que realmente nos rodea.  Aprender sobre ellos, resulta apasionante y en ese punto la ciencia puede hacer mucho todavía.

 

Científicos de la Universidad de California sostienen que sus descubrimientos apoyan la idea de que la sinestesia se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro que procesan diferentes informaciones sensoriales. Este cruce podría explicarse por una falla en la conexión de los nervios entre las distintas áreas cuando el cerebro se está desarrollando en el interior del útero.


Las investigaciones acerca de la incidencia de la sinestesia en ciertas familias sugieren que se trata de un rasgo dominante ligado al cromosoma X. Investigadores, como Daphne Maurer, de la Universidad de Macmaster en Canadá, demuestran que todos los bebés de menos de cuatro meses de edad presentan un cerebro sinestésico o una fusión de los sentidos, ya que a esa temprana edad, el cerebro todavía no ha realizado la especialización de las distintas áreas ante los estímulos sensoriales y  las conexiones sinápticas entre las áreas permanecen unidas. De esta forma, los bebés responden de manera similar a estímulos de diferentes clases (sonido de una nota musical, o una luz brillante).

 

A pesar de la heterogeneidad fenomenológica, se han podido definir los criterios diagnósticos de la sinestesia, que la distinguen de aquellos fenómenos similares producidos por otro tipo de condiciones psicológicas como las alucinaciones   o los estados de conciencia alterados.


La percepción sinestésica es: involuntaria y automática de una gran importancia emocional. La primera característica hace referencia a la incapacidad por parte del sinestésico de controlar la activación de la sensación asociada. No pueden suprimir la experiencia sinestésica. Cuando los sinestésicos describen su experiencia, podemos distinguir entre aquellos que perciben las sinestesias en el espacio externo (sinestésicos proyectores) y aquellos que las perciben en "un espacio mental" (sinestésicos asociadores).

 

Hay experimentos para demostrar que las percepciones de los sinéstetas no se deben a un efecto de la memoria ni tampoco a un excesivo lenguaje metafórico, sino a un genuino efecto sensorial. El sinestésico o sinésteta segrega la percepción de los diferentes números, debido a su asociación con diferentes colores. En el caso de Daniel Tammet, diagnosticado con Síndrome de Asperger, la sinestesia le proporcionó extraordinarias habilidades matemáticas (veía los números con formas, colores, texturas y emociones, formando paisajes, y resolvía problemas matemáticos orientándose en esos paisajes) y de aprendizaje (era capaz de aprender una lengua en solo una semana).

 

En otra próxima entrega, la semana entrante, podemos ampliar el tema de la sinestesia a propósito del caso del escritor Daniel Tammet que “padece” del “síndrome del sabio”...

 

Maracaibo, domingo 16 de junio del año 2024

 

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