FRANZ WENGER PATOLOGO Y
MUSICO
Franz Wenger Roth nació en la Viena del Imperio Austro
húngaro el 11 de junio del año 1913. Su padre era un médico
gineco-obstetra que cantaba como barítono, conocía de memoria muchas óperas y
tocaba el piano, instrumento también del dominio de su madre, quien cantaba y
era una admiradora del gran Gustav Mahler, en aquel tiempo, el director del
Teatro de la Ópera de esa ciudad. Franz estaba listo para entrar a estudios superiores de música
cuando se decidió su inscripción en la Escuela de Medicina. Allí descollaría
entre sus condiscípulos, adelantando a algunos en meses y a otros en años.
Wenger cursaba el tercer año
cuando ingresó voluntariamente al Servicio de Patología dirigido por el famoso
Jacob Erdheim (1874-1897) quien marcó al alumno con su disciplina. Ya graduado
de médico, en febrero de 1937 ingreso al Instituto Universitario de Patología
dirigido por el profesor H. Chiari. El 12 de marzo de 1938, Austria fue anexionada
por la Alemania nazi y Hitler entrará en Austria, triunfalmente… Ante el futuro
que le deparaba su condición de judío, Franz Wenger optará
por el exilio, y huyendo de
Austria llegará a Lisboa, donde trabajará, entre julio y diciembre de 1938, con
los Dres. Pereira y Friedrich Joachim Wohlwill (Hamburgo1881-USA 1958). Se
hospedaba en una pensión de Lisboa y tocaba piano para sobrevivir cuando
conoció a un amigo también músico, quien le hablo de las posibilidades de
trabajo en Bolivia.
Después de un intercambio epistolar con el Dr. Aniceto
Solares, rector de la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier
de Chuquisaca, en Sucre, Bolivia, Wenger viajó
en 1939 en el buque británico “Alcántara” y llegó a Buenos Aires, desde
donde partió en tren hacia Bolivia. Estaba contratado como Técnico del
Laboratorio de Anatomía Patológica y encargado de los estudios histopatológicos. El 12 de abril de 1939, el rector Serrano lo
encargó de la cátedra. Organizó un buen servicio de su especialidad y, haciendo
uso de una norma vigente según la cual todos los fallecimientos intrahospitalarios
debían terminar con una autopsia, practicó muchas, ejerciendo la docencia que,
además de la siembra de conocimiento
“teóricos”, era apoyaba en una constante práctica de necropsias. Un autor boliviano
lo llamó “Maestro” y “profesor emigrado”: “La
claridad de exposición y sobre todo el tratar de hacer comprender al estudiante cómo actúa la noxa para llegar al daño definitivo de los tejidos
o en el órgano, fue su inigualable método de enseñanza que dejó, seguramente,
en el entendimiento de todos los alumnos una claridad en el pensamiento y una
apreciación objetiva de las muchas enfermedades que acechan a la salud del
hombre”( Hurtado Gómez Luis. “Semblanza de un
Maestro: Franz Wenger”. Arch. Bol. Hist. Med. 1(2):291-220; 1.995). Wenger hizo interesantes
observaciones sobre lo que entonces en ese país era un problema nacional de
salud: la tuberculosis, reactivada en los jóvenes indígenas combatientes de la
Guerra del Chaco. El tema le llamó la atención desde temprano y lo
estimuló a profundizar en la patología regional. Estas producciones, de la Universidad
Francisco Xavier, se encuentran disponibles en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore de
Bolivia. En 1940, el ex rector de la
Universidad Dr Guillermo Francovich, con
el Dr Franz Wenger, y el Dr Herman
Hirsh, concibieron solicitar equipos para dotar a un Instituto que llevaría el
nombre del Dr Cupertino Arteaga en el
interés de luchar por lo pacientes con cáncer. Ellos crearía las bases para el
INCCA (Instituto Nacional del Cáncer) de Bolivia.
Franz Wenger también describiría una afección en los nativos de
aquella zona de Bolivia al observar la elevada
frecuencia del dolicosigma (“Racial differences in the colon in
natives of Bolivia”. Amer. J. Physical Anthropology. 1(4):313-323; 1.943). En relación a esta condición
estudiada en 1941 (Molina G. “Morfología del asa sigmoidea en nuestro medio y su relación
con la frecuencia del vólvulo”. Tesis Doctoral. Sucre, Bolivia. Universidad de
Sucre, 1.941), y atribuida antes a la persistente masticación
de coca, opinó que siendo un rasgo de los indios, mestizos o descendientes de
ellos, parecía ser algo hereditario con características dominantes. En 1943
hizo dos publicaciones al respecto. (Wenger F. “La situación
del colon ileopélvico y su relación con el vólvulo”. Gac. Méd. Quir. Bolivia, 1(2):84-88; 1.943.; Wenger Franz. “Racial
differences in the colon in natives of Bolivia”. Amer. J.
Physical
Anthropology. 1(4):313-323; 1.943). Viviendo en Bolivia realizó una pasantía de posgraduado durante varios
meses en el Instituto de Patología de la Universidad de Concepción, bajo la
coordinación de Ernesto Herzog Clos, profesor alemán con estudios en Heidelberg, Würzburg y
Erlanger. Por decisión de la Sociedad
Filármónica Sucre en carta del 7 de junio de 1.944, el pianista Franz Wenger se
desempeñó como director de la Academia de Música, cargo al cual renunció en
diciembre de 1.945 cuando dejaría el país para emigrar nuevamente. En programas de esa sociedad, actuó como
pianista acompañante de personajes como los violinistas Ricardo Odnoposoff y
Oswaldo D’Amore, y el laudista Paco Aguilar junto con el recitador Joaquín
Gantier, en la “Cantata para Verso y Laúd de Rafael Alberti”. Wenger trabajó en Sucre desde marzo de 1939
hasta diciembre de 1945. El año 1942 había contraído matrimonio con la hija de
un distinguido médico, escritor y político sucrense. La precariedad económica
que reinaba entonces en aquellas tierras lo hizo pensar en trasladarse a algún
sitio con más próspera economía y
movilidad social. Entonces se estableció el contacto con el Dr. Jaffe, en
Caracas.
El Club Rotario de Maracaibo, le ofreció un contrato en carta
del 2 de agosto, 1945. A Maracaibo llegó Franz Wenger el 26 de enero de 1946,
destinado a trabajar en el Hospital
Quirúrgico, pero las condiciones de éste no eran aceptables y los equipos fueron
llevados al Hospital Central donde Wenger comenzaría las tareas del Laboratorio
de Anatomía Patológica. En Maracaibo hasta entonces, el ejercicio de la
Patología se limitaba a esporádicas necropsias forenses y a su llegada, Wenger
fue designado Patólogo Forense. Como forense y judío, fue también designado por
el Cónsul de Alemania Occidental Kurt Nagel, como perito evaluador de los daños
producidos a personas en la Segunda Guerra Mundial. En 1949 Wenger será nombrado profesor de
Anatomía Patológica, cargo que ejercería hasta 1952, cuando sería reemplazado
por Gerhard Franz y él pasaría a encargarse de la Cátedra de Histología y Embriología
de la Facultad de Medicina. En 1950 Wenger
se encargó como director de la Clínica de Tumores, con sede el Hospital Quirúrgico de Maracaibo. La
Sociedad Anticancerosa del Estado Zulia, que dio origen al Servicio de
Oncología del Hospital Quirúrgico de Maracaibo y se trasladado al nuevo
Hospital Universitario. En noviembre de 1958 el doctor Wenger revalidó su
título de médico. Los primeros años en Maracaibo fueron de marcado infortunio.
Su esposa, procedente de Bolivia, sufrió
una afección psicótica que hizo obligatoria su hospitalización
permanente y, con el tiempo fue repatriada y murió. Wenger volvió a casarse y
la nueva esposa murió con una incontrolable hemorragia en el segundo parto.
Entonces se le ofreció la oportunidad de una beca en el Hospital Memorial para
Cáncer, en Nueva York. Wenger se entrenó en Nueva York, se informó de las
últimas tendencias en cáncer y practicó en el laboratorio de George Papanicolau,
el difusor del método en escala mundial. Luego fue a Boston, con el famoso Joe Vincent Meigs y su
equipo ya conocedores de la importancia de la citopatología. Allí comenzaron a formarse citotecnólogos bajo la guía de Ruth Graham quien escribió
uno de los libros para aquella época más influyentes en la difusión del método;
al volver de su viaje, Wenger regresó cargado de nuevas ideas sobre la práctica
en el ejercicio de la citopatología, con notables mejorías en la lucha
anticancerosa, y convencido de la necesidad del trabajo de grupo entre citotecnólogos
y patólogos para la aplicación masiva en
el despistaje del cáncer del cuello uterino. Se intensificó el trabajo citológico en el Hospital
Universitario y se crearía una Unidad para despistaje Citológico. Desde 1954 Wenger será igualmente profesor de Anatomía Patológica
en la Facultad de Odontología. Fue jubilado el 1 de octubre de 1.976, pero
continuó colaborando con la docencia, como también le nombrarían “Asesor ad
honorem” de la cátedra de Anatomía Patológica en el hospital Universitario. Sobre
el cáncer oral se interesó Wenger especialmente
quien también era Jefe de la Cátedra
de Histología de la Facultad de Odontología. Examinó y publicó trabajos sobre
las lesiones del paladar asociadas al hábito tabáquico invertido, «fumar con la
candela pa dentro» que era popular entre la población femenina de edad
avanzada.
Enfrentando epizootias y epidemias de encefalitis equina en
los años 1959 y 1962 las primeras observaciones de Wenger, le parecieron difíciles
de interpretar por la morbilidad asociada, los niños guajiros desnutridos, con esteatosis hepática y severas parasitosis, además de neumonía y
otras infecciones, a lo que sumaba el
mal estado de los cerebros, sin conservación previa, al tiempo de la autopsia. Pronto
descubriría la necrosis del cerebro fetal en
madres afectadas por la Encefalitis Equina Venezolana (EEV). En las
epidemias del noroeste zuliano sus primeras observaciones fueron “Los niños, en su mayoría, nacieron vivos y
a término y sobrevivían hasta una semana con signos de grave anoxia; uno nació
sin cerebro, y otros fueron mortinatos. La patogenia sugiere la transmisión
transplacentaria del virus… Hoy, el virus de la EEV está registrado como teratógeno, en base a los trabajos de
Wenger (Wenger F y col. “Encefalitis Equina Venezolana. Mesa
Redonda”. Invest. Clín. 5(1):67-86; 1.963; Wenger F. “Necrosis cerebral masiva
del feto en caso de encefalitis equina venezolana”. Invest. Clín. 21:13-31;
1.967; Wenger F.
“Venezuelan equine encephalitis”. Teratology 16:359–362, 1.977).
Sus trabajos han sido
citados y a partir de sus hallazgos se publicarían importantes estudios
experimentales sobre EEV (Wenger F. Citado en: Robert Brent,
David Beckman: “Environmental Teratogens”. Bulletin of the New York Academy of Sciences. 66(2):123-163; 1.990; London
W.T., Levitt N.H., Kent S.G., et al.
“Congenital cerebral and ocular malformations induced in rhesus monkeys by
Venezuelan equine encephalitis virus”. Teratology 16:285-96; 1.977: Jerome
Kurrent., John L. Sever. “Infectious Diseases”. En“Handbook of Teratology. General Principles and Etiology”. Springler; capítulo 6, p.p. 225-259);
García Tamayo J. “Efecto teratogénico del virus de la Encefalitis Equina
Venezolana”. Invest. Clín. 33(2):81-86; 1.992; García Tamayo J y col.
“Placental and fetal alterations due to
venezuelan equine encephalitis in rats”. Infection and immunity. 32(2):813-821; 1.981).
Las coincidencias de esta patología intrauterina como causa de abortos y
malfomaciones, con las producidas por la rubeola, ambas infecciones por agentes
de la familia Togaviridae, y las
recientes epidemias de encefalitis por Chincungunya y especialmente por el
virus Zika, han motivado interés en la epidemiologia de estas infecciones
virales que dañan al feto y a la búsqueda de diseños experimentales en
animales.
Durante la década de los 60, la Revista de la Sociedad
Latinoamericana de Patología venía funcionando en Colombia y la Sociedad
Latinoamericana de Patología (SLAP) había acordado que su Congreso para el año
1971 debería hacerse en Caracas. Lamentable y tardíamente, los jefes de los Servicios de
Patología en la capital venezolana (doctores Leandro Potenza. Alberto Rivero, y
BlasBruniCelli,) no lograron ponerse de acuerdo por algunas dificultades primariamente
económicas del momento, y ante el paso de los meses y la posible suspensión del
evento, surgió Franz Wenger en Maracaibo y le propuso a la SLAP hacer el Congreso en el Hotel del Lago de
Maracaibo, ofreciendo contar con la colaboración de los patólogos y los
diferentes médicos especialistas de la ciudad. El VIII Congreso de la SLAP del año 1971 fue un éxito
y marcó un hito dentro de los eventos de la Sociedad Latinoamericana de Patología.
En Venezuela solo hasta 1986 la SLAP volvería a hacer su evento más importante,
cuando se dio el XVII Congreso de la SLAP en Caracas, y así la reunión los patólogos
de todos los países del Rio Grande a la Patagonia se lograría 2 veces en
Venezuela, eventos estos que serían de gran valor para el desarrollo de la Anatomía Patológica
en el país.
Al formar parte de la Universidad del Zulia, pronto Wenger
comenzó a organizar cursos abiertos de apreciación musical y otras actividades
y hasta intentó formar una orquesta con los profesores para interpretar música
clásica y venezolana. El 29 de septiembre de 1958, una reunión efectuada
en la Escuela de Música del Estado
Zulia, Centro Vocacional Octavio Hernández, comenzaría a funcionar con personalidad
jurídica la Sociedad Sinfónica de Maracaibo: asociación civil cuya finalidad
era trabajar en pro de la fundación de una orquesta para la ciudad. La historia de la Sociedad
Zuliana de Conciertos (SZC) lleva sin lugar a dudas, el sello distintivo de
Wenger, el médico patólogo, austro-venezolano.
Una gran proporción del total de
los conciertos de la SZC realizados en sus 22 años, se dio en los dos períodos
presidenciales del doctor Wenger. Cuando no estaba en la junta directiva, él actuaba
como contacto interinstitucional con la prensa y las probables empresas
patrocinadoras. Wenger
creó una compañía encargada de
traer artistas para presentarlos en Maracaibo; actividad esta que terminó
cuando estando ya listos para actuar Los Niños Cantores de Viena en el Teatro
de BellasArtes, se presentaron manifestantes, grupos organizados verbalmente
agresivos a exigir la entrada libre, y seria este el último eslabón de una
cadena de pérdidas monetarias. El año 1967, la Sociedad Zuliana de Conciertos
en su audición 306 y la Casa Americana
de Maracaibo, rindieron un homenaje al matrimonio Wenger por 20 años de contribución a la cultura
zuliana. Tocaría para ellos el “Quinteto
de Cobres Eastman”, del Conservatorio de Música de Eastman, de Rochester, Nueva
York.
Franz Wenger, fugitivo de las riberas del Danubio y
enraizado en Maracaibo, murió en esta
ciudad el 11 de marzo de 1988. Por su
labor como médico dedicado a la investigación y al duro trabajo de la anatomía
patológica merece el reconocimiento de muchas instituciones que se beneficiaron
con su empeño en trabajar y luchar por causas que parecían imposibles de sacar
adelante, el Instituto Nacional de Cáncer de Bolivia, la Sociedad
Latinoamericana de Patología, la Universidad del Zulia y en su actividad como músico,
el eterno agradecimiento de la ciudad de Maracaibo por haber sido, además de
médico y patólogo un gran promotor de la cultura musical en el Zulia.
Sinopsis de la vida del
Dr Wenger hecha por Rafael Molina Vílchez
y Jorge García Tamayo.
Maracaibo, 28 de enero de
2017