Ingratitud
Tenía
la impresión de haber conversado sobre esta noticia en mi blog, pero tras
buscarla por los meses de junio y julio del año pasado, no hallé nada al
respecto y siento que sigo en deuda con los personajes que denominados “los ilustres investigadores españoles” estaban representados por
don Santiago Ramón y Cajal y Gregorio Marañón.
A
partir de aquella fecha, los galardones más prestigiosos de la ciencia española,
dejaron de llevar el nombre de los ilustres investigadores del país y solo se
denominan por el área por la que son concedidos, como Biología y Medicina o
Transferencia de Tecnología. El resultado es que el homenaje a algunas de las
figuras más importantes de la ciencia española… ¡Desapareció!
El
Ministerio de Ciencia, consideró al tomar esa medida que hacía una reestructuración
de las áreas convocadas y en el caso de Juan de la Cierva en unos días se quedó
sin aeropuerto en Murcia por la Ley de Memoria Histórica, y probablemente
las becas postdoctorales que
llevan su nombre también dejaron de llamarse así, también y para aquel momento
no se sabía qué ocurriría con el programa Ramón y Cajal.
Según
“El Ministerio”, al modificar los títulos, solo en áreas del conocimiento, los
reducen a seis para evitar «que se solapen». Quedarán como Biología y Medicina;
Ciencias Químicas, Físicas y Matemáticas; Recursos Naturales, Ciencias de los
Materiales y de la Tierra; Ingenierías y Transferencia de Tecnología;
Humanidades y Ciencias Sociales; y Tecnología de la Información, de las
Comunicaciones y de la Inteligencia Artificial.
Ahora,
cada modalidad cuenta con dos categorías: una reconoce la trayectoria de los
investigadores más veteranos y la otra -una novedad-, la de los menores de 40
años que hayan conseguido logros relevantes. En total, se entregarán doce
premios. Aunque no terminan de aclarar el motivo por el que se retiraron los
nombres de científicos e inventores destacados, fuentes del Ministerio de
Ciencia señalaron que no es la primera vez que se cambia la estructura de los
premios, creados en 1982, y reconocen que en alguna ocasión han sopesado hasta incluir
el nombre de alguna mujer -todos son varones-, pero finalmente no llevarán el
de nadie.
Según
“El Ministerio”, al modificar los títulos, solo en áreas del conocimiento, los
reducen a seis para evitar “que se solapen” (¿?) Quedarán como Biología y
Medicina; Ciencias Químicas, Físicas y Matemáticas; Recursos Naturales,
Ciencias de los Materiales y de la Tierra; Ingenierías y Transferencia de
Tecnología; Humanidades y Ciencias Sociales; y Tecnología de la Información, de
las Comunicaciones y de la Inteligencia Artificial.
La
decisión ministerial parece basarse en un controvertido informe, aportado por
Ángel Viñas, que coloca al inventor Juan de la Cierva, entre los participantes del golpe de Estado de 1936. En concreto, se le
acusa de formar parte desde Londres, donde estaba afincado, de “un pequeño
grupo de conspiradores monárquicos, británicos y españoles, contra la
República, que tuvo gran influencia entre los círculos de derecha”. El texto
sostiene que fue «uno de los agentes de Mola para obtener armamento». Otros
historiadores tachan el informe de «muy
poco preciso» y lo consideran un «juicio
político». Partidos como el PP y Ciudadanos han mostrado su rechazo a lo
que han llamado una «imposición
ideológica» del Gobierno de Pedro Sánchez y solicitó que el aeropuerto de
Murcia finalmente se denomine “Juan de la Cierva”, tal y como había solicitado
el ejecutivo regional.
Sea
cual fuere el motivo del ministerio que dirige Pedro Duque, el cambio no ha
caído bien en la comunidad científica. José Manuel Torralba,
vicepresidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España, resumía
su opinión así: «Me parece indigno. Aquí lo poco que tenemos lo borramos. Y se hace en
una sociedad que es incapaz de nombrar a tres científicos españoles
reconocidos. Se están cargando la bandera de nuestro imaginario científico. Es
ignominioso».
El
catedrático de Microbiología, César Nombela ex presidente del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas cree que «extirpar nombres relevantes de
la historia de la Ciencia y la Tecnología en España equivale a amputar algo de
lo más valioso que una sociedad tiene». Joaquín Goyache, rector
de la Universidad Complutense, opina: «Es un orgullo tener programas ‘Ramón y
Cajal’ que es de los pocos premios nobel que hay en España. Es un orgullo para
nuestro país y debería mantenerse su nombre y potenciar esa línea de apoyo».
Juan A. de Carlos, es investigador del Departamento de Neurobiología
Molecular y Celular y del Desarrollo del Instituto Ramón y Cajal, sentencia: «Esto
es un sinsentido. Deberíamos enorgullecernos de nuestros científicos y no
avergonzarnos de ellos por sus presuntas ideas políticas. El ministro Duque no
debería consentir esto».
En
sabias palabras de Oscar Martínez repetiremos que “Así son las cosas”
Maracaibo, jueves 26 de mayo del año 2022