Scarpa Mutia
Estaba releyendo mi novela “Escribir en La Habana”-premio de Narrativa en la Bienal de Literatura José Rafael Pocaterra 1994- cuando me detuve en el comienzo del Capítulo VII… Releí lo escrito y les comentaré sobre lo que textualmente decía:
“Sentado frente a las cuartillas, otra vez en la penumbra de mi habitación encendí la lámpara. Salí de la cama y me acerqué a la mesita cavilando. Pensé en Natasha de quien casi no he escrito nada todavía y luego me imaginé la figura de Anabella quien plácidamente duerme en la planta baja de esta mansión protocolar. Hace un momento, envuelto aún entre las sábanas, estaba recapitulando mis recientes experiencias en la fiesta, con música de la pequeña pero sonora orquesta de charanga, cuando sentí el frescor del agua. Me desplazaba raudo, yo sumergido como un Tarzán Weismuller en un clásico crawell australiano, pensaba en la lejana Scarpa Mutia. Siempre presente, mi puñal al cinto, tenerlo a mano porsiacaso para cualquier artero cocodrilo. Bajo el agua, glublublu, podía escuchar los monos chillando allá arriba entre las ramas y la Chita haciendo cabriolas y berreando en la orilla. Entretanto yo burbujeaba blublublu ella brincaba haciendo morisquetas. Iba ascendiendo, nadaba hacia la superficie braceando a un lado y al otro, ya divisaba el techo reluciente, espejo fulgurante, las burbujas brotaban por mi nariz y las largaba por la boca hasta que finalmente lo astillé en mil pedazos. Tomé aire y me vi bajo un cielo límpido. Estaba bañado por húmedos fragmentos de luz, chorreando y salpicando en derredor. De pie frente al espejo irisado. Ante la resma de papel, sentado….
Don Rodolfo Izaguirre, el 24 de enero de 2016 en un artículo titulado “El barranco”, relataría como …“En tiempos de Johnny Weissmuller, Tarzán, el hombre mono de sus seis primeras películas de la Metro y las otras seis de la RKO, nos acostumbramos a ver a los africanos, es decir, a los animales de carga del safari británico o de la presunta expedición colonial que solo busca el marfil oculto en la Scarpa Mutia, la montaña sagrada donde van a morir los elefantes, resbalar por el borde del desfiladero y caer al abismo con el enorme peso de la carga sobre sus espaldas”.
Dos años más tarde, el 11 de marzo del año 2018, nuevamente don Rodolfo recordó a Tarzán titulando “La Scapra Mutia” a su artículo donde comentaría: “Si algo aprendí de niño mientras disfrutaba de las películas de Tarzán con Johnny Weissmüller en una África inventada por Edgar Rice Burroughs fue que los elefantes mueren solos en la Scarpa Mutia, la montaña sagrada que infunde respeto y temor reverencial a los naturales del lugar. Los elefantes cruzan la poderosa cortina de agua que oculta la entrada a su ignorado cementerio y allí mueren, heridos por los disparos de unos falsos exploradores que solo buscan los tesoros del marfil”.
Hace poco tiempo que en este mismo blog mostré a Tarzán y su familia (ver) a propósito del libro de JoséEduardo Espinosa “Mil y una noches en el Colón” publicado por la UNICA en Maracaibo el año 2006; él me dijo que creía poca gente lo había leído, pero allí encontré el artículo sobre Tarzán en el cine que me parece debe ser el más completo que se haya publicado, al menos en español… Traigo el tema a este blog de nuevo, porque la bendita Scarpa Mutia brilla por su ausencia en todas las 13 páginas que en el libro se ocupan de Tarzán y sus películas. ¿Será que lo inventó mi mente calenturienta de adolescente? No puede ser, me dije regresando a don Rodolfo y las referencias ya citadas. ¿Cómo dilucidar este misterio? Supongo que ya aparecerá algún amable lector que me de las coordenadas geográficas del cementerio de los elefantes, entretanto, esperaremos atentos…
Debo destacar que mi búsqueda de la montaña sagrada y cementerio de elefantes en África fue infructuosa, sin embargo, vino a mi memoria un detalle de cuando estudiaba anatomía en el primer año de Medicina; en la anatomía humana existe el triángulo de Scarpa, o triángulo femoral. Un área que tiene forma triangular descrita por el anatomista italiano Antonio Scarpa (1752–1832) como un punto de referencia anatómico que está situado en el tercio superior de la cara anteromedial del muslo. La arteria femoral puede palparse en el triángulo femoral de Scarpa, justo por debajo del ligamento inguinal y del arco crural. Antonio Scarpa tuvo como profesores a Giovanni Battista Morgagni (1682-1771) y Marco Antonio Caldani (1725-1813) y más tarde llegaría a ser ayudante y secretario personal de Morgagni quien le influenció en buen grado…
Para concluir este asunto, en vista de que geográficamente no existe en el África ninguna montaña sagrada ni hay un cementerio de elefantes denominado de Scarpa Mutia, tendremos que recordar que en italiano scarpa significa, ¡zapato! Quizás por eso llegó a mi mente el recuerdo de una serie de HBO, de dos amigas italianas, creo que se llamaba “La amiga brillante”, donde existía una zapatería y parlando que te parla el italiano, usaban frecuentemente a palabra “scarpa”.
En castellano, escarpa, y escarpadura pueden también significar una cuesta muy pronunciada en un terreno abrupto (una cuesta escarpada). Como ejemplo, podría decirse: “perdió el aliento en mitad de la escarpa”, o se usa escarpa (siempre sin -S-), para nombrar la superficie inclinada del muro en una fortificación. Todo esto según el Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L.
Maracaibo, viernes 30 de mayo, del año 2021