ESTRELLA DISTANTE, novela de
Roberto Bolaño.
Pensé decir algo sobre La
literatura nazi en América, un engañoso diccionario de autores irreales,
leído hace ya varios años, con curiosas referencias bio-bibliográficas
apócrifas, el cual fue presentado por su autor Roberto Bolaño (1953-2003) en
1996, como una novela. En las últimas treinta páginas, Bolaño abandonará el
formato de reseña biobibliográfica virtual imaginaria e ingresará a su real
mundo narrativo al referirse a un piloto de la Fuerza Aérea Chilena implicado
en torturas y crímenes durante la
dictadura de Pinochet. Sobre este asunto, Bolaño publicaría Estrella distante su cuarta novela ese
mismo año 1966 con la Editorial Anagrama, y el volver sobre Estrella distante, y releerla, me llevó
a pensar de nuevo en los nazis y en la Segunda Guerra Mundial. De manera que
aquí estoy otra vez recayendo en el tema de El Führer y la Alemania del III
Reich a través de otra novela, en esta ocasión de Estrella distante, la cual en opinión de Jorge Volpi, es la mejor
novela breve del laureado escritor chileno Roberto Bolaño, premio Rómulo
Gallegos y premio Herralde de Literatura del año 1999.
Roberto Bolaño quien estaba radicado ya en la Costa Brava de Cataluña
desde 1981, había publicado dos novelas antes de 1992 (Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce y La senda de los elefantes, ambas del
año 1984) y un año después, publicó La
pista de hielo (1993), estando ya enterado de su enfermedad desde 1992,
cuando sus penurias económicas y su desesperación por los muchos rechazos
editoriales, según cuenta el editor y fundador de Anagrama Jorge Herralde, le
hacían muy difícil su vida. Sería en ese entonces cuando le entregaría el
manuscrito de Estrella distante publicado
sin miramientos en1996. Cuando en 1998 se presentó Bolaño en Anagrama con el manuscrito de Los
detectives salvajes, el editor le daría curso de inmediato y ganaría
el Premio Herralde, el Premio del Consejo Nacional del Libro de Chile, el
Premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile y en 1999, el Premio Rómulo Gallegos.
Todos por unanimidad a sus 45 años, galardones estos que harían de Bolaño «uno
de los escritores más relevantes de su tiempo», «un autor imprescindible»,
«un
gigante de las letras», considerado como «el último escritor
latinoamericano».
Digamos algo sobre la
novela: Roberto Bolaño vivió en Chile
los días del golpe contra Allende, ya que pocos días antes del 11 de septiembre
llegó desde México donde vivía, con la intención de apoyar la causa socialista
de la Unidad Popular. Fue detenido en noviembre y posteriormente encarcelado en
Concepción de donde pudo
escapar gracias a uno de los policías que custodiaban a los presos, quien
resultó ser un antiguo compañero de la escuela primaria. En estos complicados
días se sitúa el inicio de la novela Estrella
distante.
Bibiano O’Ryan, las
hermanas Garmendia, la Gorda Posadas, son todo ellos jóvenes interesados en la
poesía, como Arturo Belano (álter ego de Roberto Bolaño, quien bautizó como
Arturo al narrador de la historia, seguramente homenajeado a Arthur Rimbaud).
Todos los amigos asisten a talleres literarios, y coinciden allí con un
misterioso personaje Alberto Ruiz-Tagle. Estrella
distante es una historia de medias verdades y medias mentiras, Ruiz-Tangle
parece ser Carlos Ramírez Hoffman, cuya historia se narra al final de La literatura nazi en América, un piloto
de la Fuerza Aérea de Chile bautizado en Estrella
distante como Carlos Wieder quien haría poesía en el cielo chileno como Raúl
Zurita, poeta chileno quien escribió su poema La vida nueva en el cielo de Nueva York utilizando cinco aviones
que trazaron letras con humo blanco. Carlos Weider poco después del Golpe de
Estado de Augusto Pinochet, dibujó los primeros versículos del Génesis en latín,
observados por el narrador desde la prisión donde estaba confinado en
Concepción. Wieder continuó con sus actuaciones, y en 1974, financiado por
varias empresas privadas, viajó al Polo Sur para escribir “La Antártida es
Chile”, pero lo cierto es que el lector de Estrella
distante ya sabe que las Garmendia fueron asesinadas brutalmente por Carlos
Wieder desde el primer capítulo, de manera que la figura detestable del aviador
poeta, que se descubriría ante decenas de invitados como un sanguinario asesino
sin escrúpulos capaz de fotografiar a sus víctimas para exhibirlas permanece latente
hasta el final de la historia. Las noticias sobre Wieder siempre confusas se ocultaba
tras seudónimos, aparecía en Estados Unidos, o emergía en Sudáfrica,
en Alemania o en Italia. El año 1992 se le nombró en una encuesta judicial
sobre torturas y desapariciones. En 1993 fue vinculado con un grupo responsable
de la muerte de varios estudiantes en Santiago y Concepción Se conectaba con torturas,
desapariciones, y su figura se hizo cada vez más borrosa, la imagen de un asesino
múltiple desaparecido hace mucho tiempo, así, como sucede a menudo, difuminada,
Chile la olvidará…
Adendum in proof, o quizás adenda reveladora…
Me pareció interesante citar a Ibsen Martínez, quien hace tan solo unos
días, el 24 de junio de este año 2016, escribió un artículo con el título de “La lección de Sebastian Haffner” que
decía cosas como esta:
“Sebastian Haffner fue un joven berlinés que en 1938 se exiló a
Inglaterra pues se consideraba ya una víctima aria de los nazis”…
“Una vez en Inglaterra, Haffner se hizo periodista y trabajó muchos
años para The Observer. Tras su muerte, en 1999, fue hallado entre sus papeles
un manuscrito inédito que Haffner había terminado en 1939”…
“Con ser solo una crónica de cómo tomó Haffner la decisión de exilarse
tempranamente de la Alemania nazi, es también un tratado acerca de cómo
funcionan los seres humanos cuando les toca perder el duelo “asimétrico” con el
Estado dictatorial”...
“Es aquí donde calza una de sus observaciones más sugestivas y que me
remiten a la idea del duelo desigual entre el Estado y el individuo particular
que hoy, en vísperas de un revocatorio obstaculizado de mil modos por Maduro,
se libra en Venezuela”:
“Uno se siente siempre tentado a creer que la historia se desarrolla
entre unas docenas de personas que rigen el destino de los pueblos y de cuyas
decisiones y actos resultará lo que, más adelante, será denominado Historia,
pero, aunque pueda sonar paradójico, no deja de ser un simple hecho que las
decisiones y los acontecimientos históricos realmente importantes tienen lugar
dentro de nosotros mismos, seres anónimos, en las entrañas de un individuo
cualquiera, y que ante estas decisiones masivas y simultáneas, cuyos
responsables a menudo no son conscientes de estar tomándolas, hasta los
dictadores, los ministros y los generales más poderosos se encuentran
completamente indefensos”.
Cita de “La lección de Sebastian
Haffner” por Ibsen Martínez. Para “biendateao” junio 24, 2016 ( @ibsenmartinez ).
Maracaibo, 26 de junio del año
2016.