sábado, 31 de agosto de 2024

H. P. Lovecraft

 

HP Lovecraft (1980-1937) fue un escritor estadounidense, autor de relatos de terror y de ciencia ficción. En 2019 (https://tinyurl.com/27hu9bs4) en este blog lapesteloca, hablamos sobre Lovecraft a propósito de su Necromicon y señalaríamos que como innovador del cuento de terror, este autor había creado una mitología propia con “Los Mitos de Cthulhu”, basando toda su obra en el horror cósmico, una corriente que se apartaba del tradicional terror sobrenatural sobre satanismo, o de fantasmas, para introducir elementos de ciencia ficción como, razas alienígenasviajes en el tiempo o la existencia de otras dimensiones.


Carlos Zahumenszky en abril del año 2017 publicaría por internet la historia de cómo fue que en 1934, cuando H. P. Lovecraft no se dedicaba todavía a la escritura, comenzaría a publicar en revistas como Astounding o Weird Tales, y el año 1936 publicaría en la revista Astounding Stories su relato conocido como “La sombre fuera del tiempo”. Este relato de H. P. Lovecraft es conocido hasta ahora como En la noche de los tiempos (The Shadow out of Time). Alfredo Álamo el 31 de enero de 2014 en Ciencia-Ficción, Literatura, Terror, se refirió a La sombra fuera del tiempo, de H. P. Lovecraft.

 

Parafraseando a Carlos Zahumenszky, repito para este Blog… “Estábamos ya a finales de la época más conocida de Lovecraft como narrador; tras haber publicado La llamada de Cthulhu, En las montañas de la locura, El caso de Charles Dexter Ward, cuando  al publicar La sombra fuera del tiempo recibió una buena acogida por parte de la crítica especializada, aunque Lovecraft, quien era un perfeccionista, dijo nunca estar satisfecho con el resultado de este relato”.

 

El relato se resume en la existencia de Nathaniel Wingate Peaslee quien llevaba una vida tranquila como profesor de economía política en la Universidad de Miskatonic, Arkham, hasta que un día sufre un extraño colapso en mitad de una lección magistral y su vida dará entonces un giro de 360 grados. Todo se transformará para él. Abrumado por visiones que no comprende, N.W. Peaslee recorrerá el mundo en su esfuerzo por desentrañar un horror primigenio que le abruma, sin entender el por qué, perdiendo a su familia, sus amigos y su trabajo, hasta que al cabo de cinco años “despierta” sin recordar nada. El viaje vuelve a iniciarse, esta vez para comprender quién o qué ha sido…

 

Como un ejemplo de lo siniestro en la literatura, La sombra fuera del tiempo es una novela corta que juega con la pérdida de la identidad y del miedo a la enfermedad mental, que une el horror y la ciencia ficción, como un típico un ejemplo de la “literatura lovecraftiana” con la aparición de la gran raza de Yith y explicando gran parte de la cosmogonía del autor.  A analizar la cuidada edición de Fábulas de Albión, destacaremos que cuenta con una excelente nueva traducción de Jon Bilbao, quien también firma un interesante prólogo al texto, con una introducción de Javier Calvo, lo que hace a esta edición lectura obligada para los seguidores de Lovecraft, y también resulta ser un relato ideal para quien desee adentrarse por primera vez en su obra.

 

Analizando La sombra fuera del tiempo, Javier Calvo relata como:  Hace ocho años y medio publiqué mi última reseña sobre una obra de H. P. Lovecraft, concretamente de dos de sus novelas cortas: El que susurra en la oscuridad y En las montañas de la locura. En aquella reseña ya comentaba que me había iniciado con Lovecraft varios años atrás leyendo Los mitos de Cthulhu, para tratar de estar más informado sobre el juego de rol La Llamada de en Cthulhu (un juego donde los personajes se morían cada dos por tres y encima no podías matar orcos...! ). O sea, como diría Lovecraft, de todo esto hace eones”.

 

“Como puede apreciarse,-dice Javier Calvo- no he sido nunca un ferviente seguidor de la obra de este señor de aire enfermizo y tétrico - un poco como Poe, vaya - el cual poseyó una calidad literaria innegable que marcó a varias generaciones de lectores - y escritores - ávidos por saber más sobre monstruos primigenios con tentáculos debidamente repartidos por varias partes de sus cuerpos deformados. Y no porque el tema no me inspirase interés, al contrario. Pero supongo que siempre me he decantado más por matar orcos que por leer viejos libros prohibidos forrados con piel humana”.

 

Ediciones Nevsky ha sacado en una magnífica edición, una de las últimas aportaciones del autor a su cosmogonía particular de terror cósmico: La sombra Fuera del tiempo. Mi sorpresa ha sido saber que ya había leído este cuento - con otro nombre eso sí- En la recopilación que hizo Alianza a mediados de los 90, curiosamente aquella "En la noche de los tiempos" fue uno de los pocos relatos que me estremeció, no, mejor dicho, que me insufló una especie de vértigo cósmico sobre todo lo que se atrevía a contar. Ahora, releyéndola, el vértigo ha desaparecido, pero la sensación de que estamos ante es una de las grandes obras de Lovecraft que perdura.

 

Nathaniel Wingate Peaslee sufre un colapso en mitad de una lección a sus alumnos. Será entonces cuando su vida cambie y decida recorrer el mundo para descubrir qué es ese horror que le atormenta en visiones. Al cabo de cinco años despierta, reanudándose el viaje para intentar desentrañar qué o quién ha sido él durante el tiempo que ha durado ese colapso.

 

La descripción más acertada para empezar a hablar de La sombra fuera del tiempo tendría que ser, sin lugar a dudas, que su lectura te deja con el aliento atrapado mientras vamos descubriendo qué es lo que le ha sucedido a su personaje. Pero la descripción tan perfecta que su autor hace de los momentos oníricos, de las alucinaciones que aquejan al personaje principal, y esa sensación de vivir en otro mundo, uno sólo, el que H. P. Lovecraft supo impregnar en sus textos.

 

Al leer este libro como quien espera un relato breve y poco intenso, descubre en un minuto que su ignorancia será su mayor defecto en lo que resta de lectura. No es una historia sencilla, y no lo es, no por su complicación, sino porque uno no ha encontrado un autor que pudiera describir un mundo imaginado con la pasión por el terror, por lo oscuro, por otras vidas y otras entidades, creando un universo propio, que será entendible cuanto más le leamos, cuando más nos introduzcamos en su forma de ver lo que rodeaba al ser humano.

 

La sombra fuera del tiempo, de H. P. Lovecraft, es una historia que una vez leída se convierte en uno de esos lugares donde a uno le gustaría haber permanecido más tiempo. Con la mención de H. P. Lovecraft ya el lector debería hacerse una idea de lo que sucede al entrar en su mundo donde de la noche a la mañana, el lector se convierte en un admirador de lo que Lovecraft escribe.  No es fácil hablar del mundo del autor, tan rico en imágenes que contribuyen a aumentar la pasión por su obra creando una cosmogonía terriblemente oscura, que termina convertida en luz después de haber terminado la última palabra de su narración.


Hasta aquí, para decir un par de cosas sobre el personaje en cuestión: H. P. Lovecraft (Providence, 1890-1937) considerado uno de los padres del llamado 'terror cósmico'. Aunque fue poco leído en vida, sus obras se han convertido en literatura de culto póstumamente y ha influenciado a numerosos autores. Es el creador del misterioso ( https://tinyurl.com/27hu9bs4 ) Necronomicon, un libro prohibido.

 

H. P. Lovecraft era un hombre tímido y sedentario, quien ya a los 16 años escribía una columna de astronomía para el Providence Tribune. Entre 1908 y 1923 se ganó la vida a duras penas escribiendo ocasionalmente relatos para revistas de poca tirada, como Weird Tales. Con el paso del tiempo su trabajo iba a convertirse en un objeto de culto en casi todo el mundo. Su obra sobrepasó los límites del género popular para el que estaba destinada, el terror, y ya forma parte de la literatura universal.

 

A Lovecraft no le preocupaba tanto producir miedo como explorar ese sentimiento en sus textos. El conocimiento de las zonas oscuras de la mente le permitía ser el motor principal de su escritura y construyó así toda una mitología personal, conocida como los Mitos de Cthulhu, en los que postula la existencia de seres extraterrestres que a veces habitan dentro de los mismos seres humanos y tienen el sueño de volver a conquistar el planeta Tierra que alguna vez dominaron.

 

H. P. Lovecraft murió el 15 de marzo de 1937) en la miseria, cuando estaba lejos de ser un autor conocido, pero había un pequeño círculo que ya lo consideraba un genio. Con los años, sus libros dejaron de ser un privilegio de los avisados y se transformaron, como los escritos por Edgar Allan Poe o de Hoffmann, en clásicos de la literatura de terror.

 

Maracaibo, sábado 31 de agosto del año 2024

viernes, 30 de agosto de 2024

Desencriptando a El Bosco


Muchas teorías tratan de desencriptar el significado de las obras del artista holandés, Estas teorías -algunas más que estrafalarias- quedan relegadas por la mayoría de expertos en Historia del Arte, que inciden en que el acercamiento a su pintura se debe hacer desde la óptica del siglo XVI. Hijo y nieto de pintores, El Bosco escribió el epílogo del arte medieval y, de hecho, su iconografía proviene de este periodo. Pero, además, construyó un puente hacia el mundo moderno.

 

Ayer jueves 29 de este mes de agosto, conversábamos sobre la conexión de la obra maestra de El Bosco, El Jardín de las Delicias con los Adamitas, y sobre las creencias medievales y de cuánto y cómo sus “infiernos” nos acercan a vivencias que desde siempre y con exacerbaciones actuales ha venido confrontado la humanidad.

 

El Jardín de las Delicias el emblemático tríptico, que fue creado alrededor del año 1500, posiblemente representaría una visión muy particular del paraíso, o el mundo terrenal y hasta de, el infierno… En un capítulo dedicado a la música, la historiadora del arte Sara Rubayo, ha señalado como ciertos elementos como la composición, la armonía, texturas e incluso silencios son comunes tanto en la pintura como en la música, y de como ellos cobran vida en la obra de El Bosco.

 

Si se examinan los infiernos de El Bosco, y específicamente el del tríptico “El Jardín de las Delicias podemos observar que el tema musical está muy presente en una de sus tablas, en el infierno, a través de la representación de orejas, de músicos, instrumentos musicales y partituras. Cabría preguntarse… ¿Por qué decide El Bosco situar la música en el infierno? La historiadora que ha querido explicar esto sugiere que posiblemente, dada la profunda religiosidad del pintor, él buscaría moralizar con la música a través de su arte pictórico.


También es un hecho que, en la época medieval, la música era a menudo asociada con lo pecaminoso, y hasta lo demoniaco, una conexión que tal vez el artista quiso reflejar en su obra. La reveladora investigación ofrece una nueva perspectiva sobre una de las obras más enigmáticas de la historia del arte, destacando la intrincada relación entre el mundo visual y el sonoro. Hace ya varios años, que, un detalle intrigante captaría la atención, alrededor de una partitura ubicada en las nalgas de un personaje del infierno, señalada por otro con el dedo índice.

 

Ese descubrimiento, por parte de Amelia Hamerick, una estudiante estadounidense de artes en Oklahoma, ha permitido que algunos músicos hayan podido interpretar la melodía, ofreciendo una ventana auditiva de la obra, cinco siglos después de su creación. Las noticias dijeron: “Transcriben una “canción oculta” en El jardín de las delicias de El Bosco. Dos estudiantes rescatan la melodía de la partitura escrita en el trasero de uno de los personajes del famoso tríptico. La noticia apareció en el diario  La Vanguardia 13/02/2014 - 18:48h Última actualización: 14/02/2014 - 09:31h

 

Las explicaciones revelaron como una bloguera y su compañero utilizaron parte de su tiempo para rescatar una “melodía oculta” en el famoso tríptico de El Bosco El Jardín de las delicias, trasladando a notación moderna la partitura que aparece en el panel derecho de El jardín de las delicias (El infierno) y que, para más señas, está escrita (en parte) en el trasero de uno de los hombres castigados por Satanás.


La autora del descubrimiento, responde al nombre de Amelia Hamerick, graduada en una doble titulación de música e informática en la Universidad Cristiana de Oklahoma, quien relataría en 2014 : "Luke y yo estábamos observando El Jardín de las Delicias de El Bosco y descubrimos, para nuestro gozo, la música escrita en la parte posterior de uno de los muchos habitantes torturados del panel de la derecha de la pintura, que pretende representar el infierno". Según explica ella misma, al transcribir las notas a un pentagrama actual, "suponiendo que la segunda línea está en tono de Do, que es lo habitual en los cantos gregorianos de la época”. Obtuvieron como resultado una melodía inquietante que ella misma ha grabado en una versión de piano y subido posteriormente a la red. 

 

"Es literalmente una ‘canción del culo’ de más de 600 años, desde el infierno", diría bromeando. A partir de ahí, la canción ha circulado por internet y algunos le han añadido una letra (humorística haciendo referencia a las posaderas del pobre infeliz) e incluso otro usuario se ha atrevido a arreglar y grabar una versión para canto coral. De manera que después de cinco siglos y de miles de miradas que se han paseado por los seres fantásticos de la enigmática pintura El Jardín de las Delicias, una joven estudiante de música se detuvo en una escena del infierno, en un condenado aplastado por un laúd que lleva grabado en sus nalgas una partitura hasta ahora desconocida.


Ella la tituló "Butt song from hell" (la canción del trasero del infierno) sin imaginar que su hallazgo le iba a dar la vuelta al mundo. "Fue una casualidad. Estudiamos la pintura en una clase de historia. Me gusta verla de vez en cuando porque siempre encuentras algo, tiene muchos detalles extraños y pequeños. Un día con un amigo vimos las notas musicales escritas en el trasero de este hombre. Estábamos estudiando notación gregoriana y pensé en transcribir la melodía como una broma", le contaría a BBC Mundo la estadounidense Amelia Hamrick, estudiante de informática y música.

 

¿Por qué ha pasado desapercibida durante tanto tiempo? "La partitura sí se ha visto antes y se ha escrito un par de veces sobre ella, pero sólo en un contexto de análisis del arte. Nadie que yo sepa se había molestado en transcribirla simplemente porque se suponía que la canción era falsa", le contaría Hamrick a la BBC.

 

"Hay otras canciones en las pinturas de El Bosco pero se encuentran en lugares menos llamativos. También espero poder transcribirlas", agregaría Amelia, quien curiosamente, sufre una pérdida progresiva de la audición. Una de esas pinturas es el tríptico El carro del heno donde se ve a un grupo de personas sobre una montaña de paja leyendo una partitura.

 

Aunque quizá todo solo se quede en anécdota. De hecho, El infierno en el que aparece la partitura, también es conocido como El infierno musical, ya que se pueden observar muchos instrumentos de la época transformados en herramientas de tortura. Parece que El Bosco quiso asociar la música al pecado o a la tortura, aunque se desconoce el por qué. Gracias a estos estudiantes estadounidenses, al menos ya podemos dar alas a nuestra imaginación y poner banda sonora a la tortura de quinientos años atrás.

 

Hace un par de años un grupo de expertos de la Colección Bate de Instrumentos Musicales, de la Universidad de Oxford, reconstruyeron algunos de los instrumentos del cuadro -según los detalles pincelados por El Bosco- con la idea de reproducir la música de la época. Salvo una flauta y un tambor, los cerca de diez instrumentos representados en el cuadro producen un sonido insoportable. Dentro del tambor hay un pecador al que un monstruo le pega con un bombo mientras que la flauta está clavada en las posaderas de otro condenado. El resultado fue calificado de una cacofonía insufrible. "El sonido que sale de estos instrumentos resulta insoportable para el oído humano", declaró en un comunicado Andy Lamb, director de la colección.

Maracaibo, viernes 30 de agosto, del año 2024

jueves, 29 de agosto de 2024

Los Adamitas y el Bosco

 


En este blog lapesteloca me he referido varias veces a Jheronimus van Aken(1450-1516), conocido como  (https://bit.ly/2ULek1P) El Bosco y he llamado la atención sobre El jardín de las delicias referido en el blog titulando un trabajo en 2020 como “Las delicias del jardín” (https://bit.ly/3ivIv6S). También les hablé  del personaje en mi novela “Para subir al cielo…” reeditada en 2016  (https://bit.ly/2kqHrJN) y espero poder mañana ofrecerles nuevos detalles sobre este genial artista de finales de la Edad Media. Voy ahora con “Los Adamitas”.

 

El adamismo es una doctrina herética surgida entre los siglos II-III en el norte de África. Su origen no está claro. Unos piensan que pudo surgir de la unión de distintas doctrinas ascéticas y gnósticas, mientras que otros dicen que eran ascetas descarriados, sin embargo, fuera como fuera, nunca fueron muy numerosos. Sus seguidores practicaban el nudismo y vivían en una anarquía absoluta para así poder regresar a esa inocencia del Edén que nos relata el Génesis. El matrimonio era considerado una consecuencia del pecado original, por eso lo rechazaban siguiendo una estricta abstinencia sexual. 

 

Los adamitas llegaron hasta la época del pintor Jheronimus van Acken. En el año 1411, un siglo antes de que Jheronimus pintara El jardín de las delicias en la ciudad francesa de Cambrai, muy cerca de Flandes, el obispado de la zona abrió un proceso contra esta secta condenando a la hoguera a algunos de sus máximos responsables. A través de interrogatorios que se hicieron, se sabe que practicaban sus ritos en cavernas esperando la llegada del fin de los tiempos. Confiando que estaba próximo ese día, los adamitas le demostrarían a todo el mundo que ellos eran los verdaderos hijos de Adán. No consideraban que el ir desnudos fuera un pecado ni fruto de la lujuria, todo lo contrario, defendían la idea del amor platónico espiritualizando la erótica del desnudo.

En El jardín de las delicias, se ve un corrillo de personas y una especie de cueva de la que asoman un muchacho y una mujer. El hombre está vestido y mira descaradamente al espectador. Esto hace pensar que quiso retratar a Dios (que solo aparece con ropa en la tabla izquierda) representado como el maestro del Espíritu Libre. Hay autores, como el historiador de arte alemán Wilhelm Fraenger,  que defienden la idead de que el Bosco fue un adepto a esta secta y que su cuadro, El jardín de las delicias, era un encargo para ilustrar la Biblia Adamita. 

 

Algunos piensan que el Bosco conocía muy bien el culto de esa secta por los contactos que tuvo con alguno de sus líderes, y otros se aventuran a especular dándole un nombre, Enrique III de Nassau (o quizá su tío Engelberto), quien bien le pudo regalar el cuadro a su mujer como regalo de bodas. Puede que incluso quedara retratado (como era costumbre entonces hacer con los mecenas que encargaban los cuadros) como ese maestro del Espíritu Libre que comentamos antes…

 

Examinando el cuadro de El jardín de las delicias, regresamos a el hombre vestido que señala con su índice a una mujer desnuda quien sostiene una manzana, y está bastante está claro que se trata de Eva en su Edén. Pero no se acaba aquí. Apoyado en su hombro derecho, en la sombra, y sumiso, se entrevé una cara, ¿quizá sea la del propio el Bosco? El retrato de El Bosco atribuido a Jacques Le Boucq, fue pintado hacia 1550, por ello, el hecho de no disponer de un retrato contemporáneo al pintor (el más cercano se pintó cincuenta años después de su muerte) hace difícil identificarlo, pero lo curioso del caso es que se pintó en la misma actitud, con la mano derecha haciendo el mismo signo que el maestro del Espíritu Libre.

 

De el Bosco no sabemos mucho. Nació en Aquisgrán y en su familia le precedían tres generaciones de pintores. De su formación artística todo son suposiciones, gracias a su posición social (en 1481 se casó con la hija de un rico comerciante burgués) tuvo la libertad de elegir sobre qué pintar. En 1486 ingresa en la “Ilustre Hermandad de Nuestra Señora”, una cofradía de laicos dedicados al culto de la Virgen y a obras de caridad de donde, tanto social como culturalmente, se cultivó en esa corriente mística prereformista; este detalle, para algunos descarta la teoría de su conexión con los Adamitas.  Será a partir de 1490 que empieza a llamarse a sí mismo “Jheronimus Bosch”, y nunca fechó ninguno de sus cuadros.

 

El rey Felipe II de España, compró muchos de sus obras tras la muerte del pintor, motivo por el que en la actualidad este país cuenta con gran número de sus obras. Existe una novela de Javier Sierra El Maestro del Prado en la que nos enseña algunas de las claves para resolver los misterios ocultos en algunas de las grandes obras de esa pinacoteca. En mi novela “Para subir al cielo…” también se examina la vida y las pinturas del El Bosco y particularmente trataría de entender lo que pensaría el pintor al ejercer su arte.

 

El Tablero de los siete pecados capitales es una rueda. En la rueda, están dispuestos tres círculos concéntricos. El que está en el centro es el ojo de Dios. Y en el centro del ojo, Cristo sale de su sarcófago y muestra sus heridas. El ojo de Dios mira a las escenas colocadas a su alrededor en otros círculos. Al recorrer estas escenas en la forma circular del Tablero, nos recuerda la forma de un espejo. La obra de El Bosco buscaba, intencionadamente, ser el espejo de la vida humana. El pintor parecía desear que el espectador se encontrase a sí mismo en su obra.

 

El Bosco nació en la ciudad holandesa de Hertogenbosch, hacia fines de la Edad Media. Sus preocupaciones, como las de sus contemporáneos, girarían en torno a los pecados capitales, el cielo y el infierno. Cada cuadro de El Bosco simula ser la extensión de la prédica de un clérigo en una ciudad abrumada por el desparpajo y el pecado. Sus pinturas narran, de una manera exótica y fragmentada, textos de la Biblia. Su lenguaje visual heredó las marcas de la escuela holandesa. Van Eyck, Campin, Van der Weyden son los maestros de esa tradición. A pesar de la coincidencia con su tiempo, las pinturas de El Bosco muestran una imaginación prodigiosa muy original.

 

Tal vez tenga razón John Berger al decir que los Infiernos de El Bosco son la anticipación de las atrocidades del capitalismo salvaje, pero yo encuentro un aire atemporal en esa imagen. Me parece que, los muy raros personajes y el clima opresivo del Infierno en las pinturas de Jheronimus van Acken pueden verse como la representación de la miseria humana.

 

Los Infiernos de El Bosco son, de alguna manera, no sólo el infierno de aquellos años, sino también el del siglo XX y XXI. Los de El Bosco, son todos los infiernos posibles que ha conformado la humanidad.  Cuando el delirio inunda la escena. Los personajes viven en un mundo insólito, un mundo que desafía las postulaciones de la razón. Mas allá de las creencias medievales, en nuestro entorno abundan los monstruos y seres sobrenaturales. El Bosco logra que estos seres convivan con los otros contemporáneos en un clima opresivo y, al mismo tiempo, admisible hoy día...

Maracaibo, jueves 29 de agosto del año 2024 

miércoles, 28 de agosto de 2024

Edmundo y la vainilla

 

En lugar de empezar esta historia con su protagonista, un esclavo de 12 años, voy a comenzar por el botánico francés Jean Michel Claude Richard, quien trató de atribuirse el mérito del hallazgo de un niño. ClaudeRichard era un prestigioso botánico honrado con la Legión de Honor, la distinción francesa más importante, y Albius quien todavía no se afeitaba, era un esclavo de una remota isla. Pues el hallazgo de Edmundo, y así lo clarificó el botánico francés Fereol Bellier-Beaumont, quien al liberarlo lo había llamado Edmundo (Edmond, en francés) para ponerle un nombre al imberbe esclavo protagonista a quien antes le conocían como Albius, y quien habría de poner en marcha la multimillonaria industria de la vainilla.

Pero regresemos varios siglos atrás, enel nuevo mundo”, cuando el emperador Moctezuma Xocoyotzin tomaba una bebida preparada a base de cacao y maíz, y aromatizada con un particular perfume. Los indígenas la llamaban “la bebida de los dioses” y solo podía ser ingerida por la élite del imperio azteca. El aroma que desprendía el brebaje cautivó a los españoles que quedaron fascinados al descubrir que emanaba de una varita negra: la vainilla. 

Hace 500 años, consumir vainilla era todo un privilegio. La vainilla es el fruto de una planta de igual nombre (vainilla, por ser una vaina delgada y larga), de la familia de las orquídeas, arbusto trepador, originario de México y utilizada como saborizante gastronómico y como aromatizante en cosmética. Francisco Hernández de Toledo (1514-1517) médico del rey Felipe II de España, la llamó una droga milagrosa que podría “calmar el estómago, curar la mordedura de una serpiente venenosa, reducir la flatulencia y hacer que la orina fluya admirablemente”.

En 1570 fue enviado a América con su hijo Juan y desde 1571 a 1576 iniciaría una intensa actividad científica en México, pese a sus problemas económicos, en 1576 le envía carta al rey Felipe II, haciendo un resumen de su trabajo y de los métodos empleados. Esta carta formará parte de cuatro libros. En 1577 Hernández regresaría a España.

Ya fuese por su sabor, por mear más lejos o por su poder vigorizante el médico alemán Bezaar Zimmerman afirmó en un tratado del año 1762 que, no menos de 342 hombres impotentes, al beber infusiones de vainilla, se han convertido en amantes asombrosos”. Entonces la demanda se disparó por las nubes y se llevaron plantas desde México a los jardines botánicos de París y Londres para ver si la planta crecía en Europa, y más tarde a las Indias Orientales y a las colonias de África. 

Vanilla es una flor perteneciente al género de orquídeas con alrededor de 110 especies distribuidas por todas las regiones tropicales y subtropicales: América tropical, Asia tropical y África Occidental. Las plantas y sobre todo sus frutos son conocidos comúnmente como vainillas. La especie más conocida es la Vanilla planifolia, de la que se extrae la vainilla. Es la única especie de orquídea cultivada para el uso industrial; utilizada como saborizante en alimentos y bebidas y como aromatizante en cosmética.

Ahora sí que regresamos a la actualidad, para certificar como es que hoy en día, el llamado “oro fragante” proviene principalmente de Madagascar (entre el 80% y 85% del cultivo de la planta en el mundo), donde fue introducida por los franceses en el siglo XIX, cuando por allí andaba aquel niño de apenas 12 años (Edmundo o Edmond) quien tenía una manera especial de cultivar las flores de vainilla.

Edmundo, a quien llamaremos Edmond nació esclavo en 1829, en St. Suzanne, en la isla Reunión, una isla del archipiélago de las Mascareñas situado al este de Madagascar. Su madre murió durante el parto y él nunca conoció a su padre. En su juventud fue enviado a trabajar a las plantaciones del botánico francés Fereol Bellier-Beaumont.  Además de otras muchas especies, el botánico tenía vainilla, y aunque la planta crecía y florecía normalmente, era estéril. Al no polinizarla ningún insecto de la zona (en México, normalmente abejas y colibríes), no daba frutos.

En 1841, Edmond paseaba junto a Beaumont por las plantaciones, cuando el botánico descubrió una vainilla que, milagrosamente, tenía sus vainas colgando. Edmond se acercó y le explicó que no era cuestión de suerte sino de su intervención ya que Edmond la había polinizado manualmente. Había estudiado cuidadosamente la planta y encontró la parte de la flor que producía el polen y también el estigma, que era la parte de la planta que necesitaba ser espolvoreada con el polen. Usó una brizna de hierba para «abrir» la pequeña tapa que las separaba y fertilizó la planta. 

Edmond había resuelto el misterio de la polinización de la vainilla. No es que Edmond fuese un pionero en la polinización manual, ya que el método se utilizaba hacía tiempo en otras especies, pero sí era un hecho, que Edmond había descubierto cómo hacerlo con la vainilla y sería gracias a este descubrimiento, como la isla de Reunión se convirtió en el mayor productor mundial de vainilla durante el siglo XIX.

Muy agradecido, Beaumont le dio la libertad y el apellido a Edmond Albius (los esclavos no tenían apellidos). Además, le escribió al gobernador francés pidiendo para Edmond una gratificación económica por su descubrimiento que sería el responsable de la puesta en marcha de un negocio exageradamente lucrativo. La respuesta gubernamental fue como es de esperarse: ninguna.

Ya libre, Edmond se mudó a St. Denis y, se vio involucrado en un robo de joyas por lo fue condenado a diez años de prisión. Beaumont se enteró, y le volvió a escribir al gobernador intercediendo por él y, esta vez sí, recibió respuesta; se redujo la pena y al poco tiempo recuperó la libertad. Edmond se mudó a una casa cerca de la plantación de su mentor, se casó y allí vivió el resto de sus días. Murió el 9 de agosto de 1880 a los 51 años.

Maracaibo, miércoles 28 de agosto de año 2024

 

martes, 27 de agosto de 2024

Pseudomonas aeruginosa


La OMS publicó este año una lista de los patógenos bacterianos más peligrosos del mundo que además son resistentes a múltiples antibióticos y representan una grave amenaza para la salud humana. Esta lista incluye a la Pseudomonas aeruginosa, un patógeno nosocomial muy temido causante de neumonías potencialmente mortales.

 

Pseudomonas aeruginosa pertenece a la familia Pseudomonaceae. Es un bacilo recto o ligeramente curvado Gram negativo, con un tamaño de 2–4 x 0,5-1 micras, y móvil gracias a la presencia de un flagelo polar. Su metabolismo, es aerobio (aunque puede desarrollarse en condiciones anaerobias utilizando nitrato), catalasa positivo y oxidasa positivo.


Utilizando microtejidos de pulmón humano, un equipo del Biozentrum de la Universidad de Basilea ha descubierto la estrategia utilizada por la Pseudomonas aeruginosa, el peligroso patógeno, para provocar la enfermedad. Sobre esto hablaremos aquí en el blog…

 

Pseudomonas aeruginosa es un agente patógeno especialmente amenazante para los pacientes inmunocomprometidos y para quienes reciben ventilación mecánica, con tasas de mortalidad de hasta un 50 por ciento. La bacteria cuando infecta el aparato respiratorio, para atacar a células pulmonares específicas desarrolla una estrategia sofisticada para vulnerar la línea de defensa de los pulmones. Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista científica 'Nature Microbiology'.


Los investigadores de la Universidad de Basilea dirigidos por el profesor Urs Jenal, del Biozentrum, han examinado el proceso de infección utilizando tejido pulmonar cultivado en sus laboratorios a partir de células madre humanas y de esta manera los autores describen cómo las Pseudomonas atraviesan la capa superior de tejido pulmonar e invade zonas más profundas.

 

El epitelio que recubre nuestros alveolos pulmonares está revestido por una fina capa de células apretadas (neumocitos planos y otros denominados “granulares” que secretan fosfolípidos-el surfactante-). La superficie bronquial y alveolar también está recubierta por el moco, que ayuda a atrapar los microorganismos, para ser eliminados por los mecanismos defensivos del sistema inmune que existen en las vías respiratorias.


Esta capa epitelial cultivada, sirve como una barrera eficaz y es casi impenetrable contra patógenos invasores. La bacteria Pseudomonas ha encontrado una manera de romperla, pero hasta ahora seguía siendo un misterio cómo es que este agente patógeno lograba cruzar esa barrera tisular. El profesor Urs Jenal, de Basilea, informaría sobre sus investigaciones: “Hemos cultivado microtejidos de pulmón humano que imitan de manera realista el proceso de infección dentro del cuerpo de un paciente y estos modelos pulmonares nos permitieron descubrir la estrategia de infección del patógeno”. 

 

Utilizando las células caliciformes productoras de moco comocaballos de Troya” para invadir y cruzar la barrera del tejido, las Pseudomonas al atacar las células caliciformes, que constituyen sólo una pequeña parte de la mucosa pulmonar, pueden romper la línea de defensa. “Pueden abrir la puerta” dice el profesor Jenal.

 

Pueden hacerlo porque las Pseudomonas cuentan con un gran arsenal de factores de virulencia, conocidos como sistemas de secreción, con los que ataca e invade específicamente las células caliciformes, se replica dentro de las células y finalmente las mata. La explosión de las células muertas provoca rupturas en los tejidos y la barrera protectora se vuelve permeable mientras los patógenos aprovechan para colonizar rápidamente los sitios de ruptura y se propagan a regiones de tejido más profundas.

 

La sofisticada estrategia de infección de las Pseudomonas se ha aclarado utilizando tejido pulmonar humano cultivado, y sin embargo, no está claro cómo es que los patógenos adaptan su comportamiento durante el proceso de infección, ya que primero deben movilizarse para extenderse por la superficie del tejido y luego deben adherirse rápidamente a las células pulmonares al entrar en contacto con ellas para activar sus factores de virulencia. Se sabe que las bacterias pueden cambiar rápidamente su comportamiento gracias a pequeñas moléculas de señalización. Sin embargo, hasta ahora no se disponía de la tecnología necesaria para estudiar estas correlaciones.

 

El equipo de Jenal ha desarrollado un biosensor para medir y rastrear una pequeña molécula de señalización llamada c-di-GMP en bacterias individuales. El método fue descrito recientemente en 'Nature Communications'. “Se trata de un avance tecnológico. Ahora podemos monitorear en tiempo real y con alta resolución cómo se regula esta molécula de señalización durante la infección y cómo controla la virulencia del patógeno. Tenemos una vista detallada de cuándo y dónde las células bacterianas individuales activan ciertos programas para regular su comportamiento. Este método nos permite investigar las infecciones pulmonares con más detalle”, afirma Jenal.

 

Los cultivos de pulmón humano y de otros órganos como la vejiga permiten a los investigadores estudiar los efectos de los antibióticos en los tejidos, identificando, por ejemplo, dónde y cómo sobreviven las bacterias durante el tratamiento. 

 

Modelos de órganos que serán indispensables en el futuro para desarrollar estrategias nuevas y eficaces para combatir los patógenos. “Gracias al desarrollo de organoides pulmonares humanos, ahora comprendemos mucho mejor cómo se comportan los patógenos en el tejido humano y, presumiblemente, en los pacientes”, concluye el profesor Jenal.

 

Maracaibo, martes 27 de agosto del año 2024