Los
científicos Otto Wucherer y Joseph Bancroft, le dieron el nombre
de Wuchereria bancrofti a
un parásito nemátodo, causante de la
parasitosis humana llamada filariasis linfática y transmitida por varias especies de mosquitos
que afecta a más de 120 millones de personas, principalmente en África, Suramérica y
otros países tropicales y subtropicales. De no tratarse
la infección, puede resultar en una enfermedad denominada elefantiasis. Las modalidades de
tratamiento son limitadas y no se han desarrollado vacunas preventivas.
Cuando decimos nemátodo, nos referimos a un gusano cuyo aparato digestivo es un tubo recto que se extiende a lo largo de su cuerpo. Este término, creado sobre la voz griega nematódes ('filiforme'), la cual se ha incorporado al español a través del francés nématode (pron. [nematód]) o del italiano nematode (pron. [nematóde]).
El primer estado del parásito Wuchereria bancrofti se denomina microfilaria y ellas están presentes en el sistema circulatorio. Las microfilarias continuamente migran de la circulación profunda hasta la circulación periférica. Durante el día están presentes en las venas profundas y durante la noche migran a la circulación periférica, desde donde el gusano es transferido al vector. Los vectores artrópodos más comunes son los mosquitos de las especies Culex, Anopheles, Aedes, y Mansonia. Dentro de su segundo hospedador, la microfilaria madura a larva motil.
Cuando el mosquito infestado se alimenta, deposita en la sangre del hospedador humano, la forma larval del gusano. La larva migra hacia los ganglios linfáticos, predominantemente a nivel de las piernas (la ingle) y el área genital, lugar donde se desarrolla en la forma adulta del parásito en el curso de aproximadamente un año. Para entonces, las hembras adultas pueden producir nuevas microfilarias.
W. bancrofti demuestra una marcada diferencia de tamaño entre el macho y la
hembra, o sea, poseen un dimorfismo
sexual. El gusano macho adulto es largo y delgado (de allí su
nombre, filaria), con una cola curveada, entre 4 a 5 centímetros de largo, y una décima de
centímetro en diámetro. En contraste, la hembra mide de 6-10 cm y es hasta
tres veces más gruesa que el macho. La desviación del tamaño puede ser
atribuida al vasto número de microfilarias producidas a diario por la hembra.
Los síntomas aparecen lentamente, y los efectos de una parasitosis pueden permanecer inaparentes por años. Durante la fase inicial inflamatoria, se puede percibir una hinchazón de las piernas, o lesiones granuladas y circulación defectuosa. Luego, los ganglios se agrandan endureciéndose y tamponándose con tejido fibroso, y el sistema linfático se obstruye. Las microfilarias causan también edema, engrosamiento y descoloración de la piel. Sin un drenaje apropiado de fluidos, los tejidos se expanden y la elefantiasis se instala, seguida más adelante de la muerte.
La loasis es otro tipo de filariasis
que aparece en un área limitada al cinturón de bosques húmedos de África
Occidental y Central. Los seres humanos son el único reservorio natural de este
parásito. La infección en esta enfermedad es producida por la filaria Loa
loa y sus síntomas son un angioedema localizado en la piel que han
denominado “edema de Calabar” con una
migración subconjuntival de los helmintos adultos. Estando en la sangre
periférica, las filarias adultas migran a través del ojo.
Las microfilarias Loa loa se transmiten por tábanos (Chrysops una mosca de los renos o de los caballos). Los tábanos se infectan cuando ingieren sangre de un huésped humano durante el día (cuando las microfilaremias son máximas). Las microfilarias maduran para transformarse en helmintos adultos en los tejidos subcutáneos del huésped humano; las hembras miden entre 40 y 70 mm de longitud y los machos, entre 30 y 34 mm de longitud. Los adultos producen microfilarias que migran en los tejidos subcutáneos y debajo de la conjuntiva ocular.
Las
microfilarias Loa loa se
transmiten por tábanos (Chrysops, la mosca de los renos o de los
caballos). Las microfilarias maduran para transformarse en helmintos adultos en
los tejidos subcutáneos del huésped humano; las hembras miden entre 40 y 70 mm
de longitud y los machos, entre 30 y 34 mm de longitud. Los adultos producen
microfilarias. Los adultos migran en los tejidos subcutáneos y debajo de la
conjuntiva ocular y las microfilarias circulan en la sangre. Los tábanos se
infectan cuando ingieren sangre de un huésped humano durante el día (cuando las
microfilaremias son máximas).
Los síntomas más severos de la
Filariasis pueden ser evitadas con la dietilcarbamazina y
la ivermectina usadas
para eliminar los gusanos y las microfilarias. La dietilcarbamazina es la más
común y se administra por vía oral. Se cuerdan de la ivermectina que dio “más funciones que El Variedades” cuando
el Covid 19, pues aquí está de nuevo, pero como debe ser un antiparasitario
eficiente en manos de veterinarios y de médicos humanos.
Maracaibo, un martes 13, en agosto del año 2024
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