Muchas teorías tratan de desencriptar
el significado de las obras del artista holandés, Estas
teorías -algunas más que estrafalarias- quedan relegadas por la mayoría de
expertos en Historia del Arte, que inciden en que el acercamiento a su pintura
se debe hacer desde la óptica del siglo XVI. Hijo y nieto de pintores, El Bosco
escribió el epílogo del arte medieval y, de hecho, su iconografía proviene de
este periodo. Pero, además, construyó un puente hacia el mundo moderno.
Ayer
jueves 29 de este mes de agosto, conversábamos sobre la conexión de la obra
maestra de El Bosco, El Jardín de las
Delicias con
los Adamitas, y sobre las creencias medievales y de cuánto y cómo sus
“infiernos” nos acercan a vivencias que desde siempre y con exacerbaciones
actuales ha venido confrontado la humanidad.
El Jardín de las Delicias el emblemático tríptico, que fue creado alrededor
del año 1500, posiblemente representaría una visión muy particular del paraíso,
o el mundo terrenal y hasta de, el infierno… En un
capítulo dedicado a la música, la historiadora del arte Sara Rubayo, ha
señalado como ciertos elementos como la composición, la armonía, texturas e incluso silencios son comunes
tanto en la pintura como en la música, y de como ellos cobran vida en la obra de El Bosco.
Si se examinan los infiernos de El Bosco, y específicamente el del
tríptico “El Jardín de las Delicias podemos
observar que el tema musical está muy presente en una de sus tablas, en el infierno, a través de la representación de orejas, de músicos,
instrumentos musicales y partituras. Cabría
preguntarse… ¿Por qué decide El Bosco situar la música
en el infierno? La historiadora que ha querido explicar esto sugiere que
posiblemente, dada la profunda religiosidad del pintor, él
buscaría moralizar con la música a través de su arte pictórico.
También es un hecho que, en la época medieval, la música era a
menudo asociada con lo pecaminoso, y hasta lo demoniaco, una conexión que tal
vez el artista quiso reflejar en su obra. La reveladora investigación ofrece
una nueva perspectiva sobre una de las obras más enigmáticas de la historia del
arte, destacando la intrincada relación entre el mundo visual y el sonoro. Hace
ya varios años, que, un detalle intrigante captaría la atención, alrededor de
una partitura ubicada en las nalgas de
un personaje del infierno, señalada por otro con el dedo índice.
Ese descubrimiento, por parte de Amelia Hamerick, una estudiante
estadounidense de artes en Oklahoma, ha permitido que algunos músicos hayan
podido interpretar la melodía, ofreciendo una ventana auditiva de la obra,
cinco siglos después de su creación. Las noticias dijeron: “Transcriben una “canción oculta” en El jardín de las delicias de
El Bosco. Dos estudiantes rescatan la melodía de la partitura escrita en el
trasero de uno de los personajes del famoso tríptico. La noticia apareció en el diario La
Vanguardia 13/02/2014 - 18:48h Última actualización:
14/02/2014 - 09:31h
Las explicaciones
revelaron como una bloguera y su compañero utilizaron parte de su tiempo para
rescatar una “melodía oculta” en
el famoso tríptico de El Bosco El Jardín de las delicias, trasladando a notación
moderna la partitura que aparece en el panel derecho de El jardín de las delicias (El infierno) y que, para más señas, está escrita (en parte)
en el
trasero de uno de los hombres castigados por Satanás.
La autora del descubrimiento, responde al nombre de Amelia Hamerick, graduada en una doble
titulación de música e informática en la Universidad Cristiana de Oklahoma,
quien relataría en 2014 : "Luke
y yo estábamos observando El Jardín de las Delicias de El Bosco y descubrimos,
para nuestro gozo, la música escrita en la parte posterior de uno de los muchos
habitantes torturados del panel de la derecha de la pintura, que pretende
representar el infierno". Según explica ella misma, al
transcribir las notas a un pentagrama actual, "suponiendo
que la segunda línea está en tono de Do, que es lo habitual en los cantos
gregorianos de la época”. Obtuvieron
como resultado una melodía inquietante que ella misma
ha grabado en una versión de piano y subido posteriormente a la red.
"Es literalmente una ‘canción del culo’ de más
de 600 años, desde el infierno", diría bromeando. A partir de ahí, la canción ha
circulado por internet y algunos le han añadido una letra (humorística haciendo
referencia a las posaderas del pobre infeliz) e incluso otro usuario se ha
atrevido a arreglar y grabar una versión para canto coral.
De manera que después de cinco siglos y de miles de miradas que se han paseado
por los seres fantásticos de la enigmática pintura El Jardín de las Delicias, una joven estudiante de música se
detuvo en una escena del infierno, en un condenado aplastado por un laúd que
lleva grabado en sus nalgas una partitura hasta ahora desconocida.
Ella la tituló "Butt song from hell" (la
canción del trasero del infierno) sin imaginar que su hallazgo le iba a dar la
vuelta al mundo. "Fue una
casualidad. Estudiamos la pintura en una clase de historia. Me gusta verla de
vez en cuando porque siempre encuentras algo, tiene muchos detalles extraños y
pequeños. Un día con un amigo vimos las notas musicales escritas en el trasero
de este hombre. Estábamos estudiando notación gregoriana y pensé en transcribir
la melodía como una broma", le contaría a BBC Mundo la estadounidense
Amelia Hamrick, estudiante de informática y música.
¿Por qué ha pasado desapercibida durante tanto tiempo? "La partitura sí se ha visto antes y se
ha escrito un par de veces sobre ella, pero sólo en un contexto de análisis del
arte. Nadie que yo sepa se había molestado en transcribirla simplemente porque
se suponía que la canción era falsa", le contaría Hamrick a la BBC.
"Hay otras canciones
en las pinturas de El Bosco pero se encuentran en lugares menos llamativos.
También espero poder transcribirlas",
agregaría Amelia, quien curiosamente, sufre una pérdida progresiva de la
audición. Una de esas pinturas es el tríptico El carro del heno donde se ve a un grupo de personas sobre una
montaña de paja leyendo una partitura.
Aunque quizá todo solo se quede en anécdota. De hecho, El infierno en el que aparece la partitura, también
es conocido como El infierno musical, ya que se
pueden observar muchos instrumentos de la época transformados en herramientas
de tortura. Parece que El Bosco quiso asociar la música al pecado o a la
tortura, aunque se desconoce el por qué. Gracias a estos estudiantes
estadounidenses, al menos ya podemos dar alas a nuestra imaginación y poner
banda sonora a la tortura de quinientos años atrás.
Hace un par de años un grupo de expertos de la Colección Bate de Instrumentos Musicales, de la Universidad de
Oxford, reconstruyeron algunos de los instrumentos del cuadro -según los
detalles pincelados por El Bosco- con la idea de reproducir la música de la
época. Salvo una flauta y un tambor, los cerca de diez instrumentos
representados en el cuadro producen un sonido insoportable. Dentro del tambor
hay un pecador al que un monstruo le pega con un bombo mientras que la flauta
está clavada en las posaderas de otro condenado. El resultado fue calificado de
una cacofonía insufrible. "El sonido
que sale de estos instrumentos resulta insoportable para el oído humano",
declaró en un comunicado Andy Lamb, director de la colección.
Maracaibo, viernes 30 de
agosto, del año 2024
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