jueves, 22 de agosto de 2024

Domar a la divina garza


“Domar a la divina garza” es una novela del escritor mexicano Sergio Pitol, y con ese título, ya se espera una empresa ardua e inevitablemente destinada al fracaso. El relato entero va envolviendo al lector en una “tenue y fragante neblina escatológica”, donde, se funden la investigación de lo sagrado y el reducto excrementicio. Se ha dicho de esta rocambolesca novela que se lee, de un tirón no más, entre inesperadas carcajadas. Ahoritica no más les cuento algo sobre Pitol el escritor…

 

Las garzas son aves del orden de las ciconiformes, de distintas especies, Ciconiiforme (viene del latín ciconia que es “cigüeña”(“que tienen forma de cigüeña”) las aves de la familia Ciconiidae. Conocidas como cigüeñas, habitan en las regiones templadas y cálidas del mundo. Las garzas se caracterizan por tener las patas muy largas y desnudas, el cuello alargado, la cabeza pequeña y el pico largo; su plumaje puede ser completamente blanco o de distintos colores y su tamaño varía entre 40 cm a más de 1 metro, según la especie. Su dieta consiste en ranaspeces y pequeñas aves o mamíferos. Se distribuyen principalmente en EuropaAsia y África, con solo tres especies en América


Dicen en México, que “Vanidoso y presumido. Ególatra, altanero, y narcisista, es alguien que se cree la divina garza”. En Monterrey, se cuenta que había una mujer que decía tener poderes para predecir el porvenir y se presentaba con el nombre de la Adivina Garza. Cuando alguien se vanagloriaba de saberlo todo, o mucho, le decían: “Te crees la Adivina Garza”. Con el paso del tiempo la frase se cambió por “la divina garza”. Ahí está –supuestamente- el origen de esa expresión. Una explicación seudocientífica de la frase: ser la divina garza envuelta en huevo, dice referirse a la sensación de grandeza que sienten las personas en diversas situaciones, cuando regocijadas, confían en que sus capacidades les permiten diferenciarse de los demás.

 

En otras palabras, este dicho popular alude a aquella persona que se siente superior a quienes le rodean y confía plenamente en sí misma, y se ha de haber sentido, más o menos “la divina garza envuelta en huevo”. Uno sabe, pos de mera lógica, ¿no?, lo que significa cuando alguien dice que “Fulana se siente la divina garza…I además “¿envuelta en huevo?”, ya es algo, superlativo… No hay mucho que googlear o investigar ya que el dicho nos remite a la mera “cocina diaria mexicana” donde se rebozan en huevo, la carne o el pescado, con queso para hacer los riquísimos –“niños envueltos”- y para iniciar el proceso de “apanado” no más con otra capa de harina, otra de leche y las migas de pan, ya estarán listo los envueltos en huevo…

 

Voy a confesar aquí, que fue al doctor Rui Perez Tamayo… ¡Sí! ¡Pos al mero mero! A quien le escuché por vez primera la expresión del envolver a alguien en huevo. No hablaba de garzas, mi maestro Rui se refería al revuelto de posturas bañando nada más y nada menos que a “la mamá de Tarzán” (así de importante tendría que ser la persona) y “¡envuelta en huevo!” ¡Jijole! Me dije y para hacer más gráfico aquel novedoso refrán, personalmente yo me acostumbré a añadirle (no sal y pimienta, ¡no mames buey!), no, pos yo le añadía para conformar un refrancito -criollo y vernáculo- nada mas que: “y pa verte envuelta en una media de nylon en la Plaza Baralt al mediodía” Así, se los juro, era mi imaginación calenturienta y disparatada para los tiempos de iniciarse la década de los años 70. No siempre fui viejito, como ahora…

 

Existe un corrido mexicano, del charro Luis Aguilar que se intitula

“La Divina Garza”… y dice canatmdo…

Ay ¡Que viva el cognac!, ja, ja ja!

No sé qué pasa contigo que me llenas de tristeza/

Tú tienes como castigo mil delirios de grandeza.

Presumes lo que no tienes con muchas fanfarronadas/

Nomás dime a qué te atienes para andar echando habladas/

Te sientes un pavo real cuando se enancha y camina/

Se me hace que, en el corral, no has llegado ni a gallina/

Y yo te pido por Dios que te quites esa farsa/

Cuando te dicen adiós, uh-uya/

Te crees la divina garza

 

Ay, ni garza/ Ni tecolote, ni cuervo/ Ni cigüeña, menos/  Ua

Tú nunca escuchas consejos y a todos ves sin razones/

Como Dios a los conejos, chiquitos y orejones

Aunque mi amor se derrumba, no olvides a quien te canta/

Porque si el hambre te tumba, el orgullo te levanta

Te sientes un pavo real cuando se enancha y camina/

Se me hace que, en el corral, no has llegado ni a gallina

Y yo te pido por Dios que te quites esa farsa/

Cuando te dicen adiós (goodbye, greñuda)

Te crees la divina garza.

 

Pero vamos con Sergio Pitol Deméneghi (1933- 2018) el escritor, traductor y diplomático  mexicano. Su madre murió ahogada en el río Atoyac cuando él tenía 5 años y así huérfano, creció en una casa grande en un pueblo de menos de tres mil habitantes. Así se describiría, él mismo en su discurso elaborado para el Premio Cervantes:


Pasó su infancia rodeado de adultos con una gran nostalgia por el mundo anterior a la Revolución, quienes se quejaban por las miserias y calamidades que habían pasado en aquella época. Experiencias que influyeron sus primeros cuentos, Tiempo cercado e Infierno de todos, estuvo enfermo de paludismo, lo que le obligó a recluirse mucho tiempo que aprovechó para entregarse a la lectura: Su abuela además de hacerse cargo de su educación, le sirvió de modelo ya que pasaba la mayor parte del día leyendo novelas, sobre todo las de Tolstoi, su autor preferido. A los dieciséis años Sergio Pitol llegó a la Ciudad de México y se licenció en derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde fue titular de esa carrera, igual que en la Universidad Veracruzana de Xalapa y en la Universidad de Brístol. Fue miembro del Servicio Exterior Mexicano desde 1960, como agregado cultural en Paris, Varsovia, BudapestMoscú y Praga. Su paso por Moscú afianzó en él su afición por la literatura rusa en general y en particular por Antón Chéjov .

 

Residió en RomaPekín y Barcelona por motivos de estudio y trabajo. En esta última ciudad, vivió entre 1969 y 1972, y trabajo como traductor para Seix-Barral, Tusquets y Anagrama. Empezó a publicar en la madurez. Sus primeros cuentos, Tiempo cercado e Infierno de todos. En1997, fue elegido miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Pitol fue reconocido por sus traducciones al español de novelas de autores clásicos en lengua inglesa, como Jane AustenJoseph ConradLewis Carroll y Henry James, entre otros. En El arte de la fuga (1996), creó un género narrativo-memorialístico muy personal.  Falleció el 12 de abril de 2018, a los 85 años, por complicaciones de una afasia progresiva que lo acompañaba desde hacía varios años.

 

Dante C. de la Estrella, es el protagonista de la novela Domar a la divina garza (1989). Fue escrita entre Madeira, Lanzarote y Marienbad, en clínicas donde Pitol convalecía de una complicada operación vesicular. En esos días escribiría sobre un viaje a Georgia en 1985, (“Sergio Pitol, viaje al fondo de sí mismo”). Pitol resume elementos que caracterizaron sus viajes y su escritura, incluyendo la novela Domar a la divina garza.

 

En ese primer día en Moscú, Pitol dio una conferencia en la Biblioteca de Lenguas Extranjeras sobre la novela El periquillo Sarniento y allí se presentó la mujer que después sería transformada en Marietta Karapetiz la Divina garza: de edad avanzada, alta, maciza de carnes, vestida elegantemente de negro, entró con paso marcial y se sentó en la primera fila, exactamente enfrente; le oía con displicencia, como una matrona romana. “Altiva, escénica, protagónica” (Pitol, El viaje). Su comportamiento marcaba su autonomía y excentricidad. “La mujer de la primera fila perdió su actitud marmórea cuando me referí a ‘los estornudos traseros y el pestífero sahumerio que resultaba de ellos’, y gritó enardecida: ‘¡Ése, señores, es el México que adoro!’” (Pitol, El viaje). Esa era la garza divina a ser domada.

 

Maracaibo, jueves 22 de agosto del año 2024

 

 

 

 

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