De Chernobyl y de
la lepra…
En mayo
del año 2019, estaba en Mississauga, Toronto, Canadá y al ver una miniserie de
HBO sobre la catástrofe de Chernobyl se me ocurrió que sería pertinente
trasladar algunos retazos de mi novela “El
año de la lepra” al blog lapesteloca y de paso recordaba que:
“Esta novela está en E-Books KDP de
Amazon, y también apareció en este blog, lapesteloca, entre los meses de
febrero y de junio del año 2014”.
Ahora cuando
Ucrania es invadida por Rusia y el mundo contempla el horror de una guerra en
pleno siglo XXI, puede ser pertinente señalar que una segunda edición de la
misma novela, intitulada ahora “2011, el
año de la lepra” ha sido editada por la editorial Sultana del lago, y se
presentaba hoy en Maracaibo, a las 5pm en el Teatro Baralt en el marco de una
4ta Semana de la Narrativa Zuliana. Quebrantos de salud del recientemente
galardonado poeta Luis Perozo Cervantes ha obligado a suspender esta actividad,
pero ya estos retazos, estaban escritos para el este blog. En ellos me refiero concretamente al teniente de la KGB
Dimiri Yakolev…
… “Desde la
época cuando se dio la tragedia de Chernobyl, él había visitado de nuevo los
lagos y bosques contaminados de su país y pudo palpar en uno de sus familiares
cercanos lo que significó la desgracia de ser uno de los “liquidadores” en la lucha
para descontaminar la planta ucraniana y las áreas afectadas por la radiación.
Desde entonces había conservado el gusanillo de un creciente malestar por
Ucrania y regresaba mentalmente a la idea de que Belarus tendría que ser
resarcida de alguna manera por sus vecinos del sur. Pero si bien es cierto que
su país mantenía una conexión maternal con Rusia y con todo lo ruso como valor
cultural y humano, éstos deberían ser comunes con las del gobierno de Kiev.
Pero no parecía ser así. El distanciamiento y la inconformidad con todo lo
ucraniano se acrecentaron en él durante el proceso de las llamadas tendencias
pro-occidentales del presidente Yushchenko…
…Dimitri recordó
entonces la fecha, el 26 de abril de 1986, el accidente
nuclear de Chernobyl, el cual debería haber
marcado negativamente el futuro de Ucrania y sin embargo, el viento hizo de
Belarus el país más afectado al contaminar extensas áreas boscosas con miles de
lagos y desoladas zonas pantanosas al noroeste del área de
desastre. Después del accidente, Belarus atravesó una crisis energética,
época ésta cuando Rusia presionaba al presidente de Ucrania Yushchenko en
la llamada “guerra del gas”… …“Mientras Rusia y Ucrania se
disputaban el aporte energético derivado del gas para su desarrollo industrial,
Belarus, seguía siendo un país primariamente agrícola aunque comenzaba
lentamente a industrializarse”...
… “Sus hábiles
negociadores políticos, especialmente su amigo Sheiman, pusieron en marcha los
acuerdos con la nación caribeña más rica en hidrocarburos del hemisferio
occidental. Un año antes de la aparente resolución del conflicto gasífero, fue
justamente cuando Dimitri Yakolev llegó a enterarse a través de noticias de
agencias de prensa internacionales, de que en aquel país caribeño existían
grupos de investigadores que estaban desarrollando una vacuna para el mal de
Hansen. Yakolev con el grado de teniente, ya siendo un eficiente funcionario de
la KGB bielorusa desde muchos años antes se había interesado en esos tópicos
médicos. Estando radicado en Afganistán acompañando a Viktor Vladimirovich
Sheiman, para la época uno de los comandantes de las fuerzas rusas destacadas
en aquella República, conoció lo necesario para obsesionarse con una idea para
él brillante”.
“Tras un
accidentado viaje por tierra desde Kabul hasta Peshawar en Pakistán, Dimitri se
vio confinado, por motivos ajenos a su voluntad durante un par de meses en
aquella ciudad. Un accidente en la carretera, con un traumatismo sospechoso de
una lesión del fémur, lo obligó a hospitalizarse en Peshawar donde conoció e
hizo amistad con dos curiosos investigadores nipones Shinji Masanori y Hiroaki
Kashiwabara. Los amigos de Dimitri resultaron ser unos microbiólogos japoneses
que estudiaban la lepra en muestras provenientes de diversos países del mundo.
Los investigadores se habían radicado en aquella ciudad de Pakistán al haber
determinado que en las muestras de lepra proveniente de los hospitales Lady
Reading y Peshawar-Kai de Peshawar, se producían mutaciones que alteraban las
secuencias en diversos genes de las micobacterias. Shinji e Hiroaki le
explicaron a Dimitri, excelente conversador quien mostraba mucho interés en el
trabajo de sus nuevos amigos, como hallaron estos cambios en los genes folP1,
rpo B y gyrA de los bacilos de la lepra, y como éstas
mutaciones, que ellos lograban desatar, habían modificado la estructura de la cubierta
bacteriana que las hacía resistentes a los tratamientos”.
“El agente de la
KGB quien venía de estar presente en una larga serie de reuniones y
charlas dictadas durante tormentosos meses vividos en Kabul, donde los jefes
del Ejército Rojo habían planteado y discutido con la KGB el tema del uso de
armas biológicas para acelerar las acciones del conflicto local, comenzó a
madurar una idea. Según el teniente Yakolev, Belarus necesitaba algo que
ofertar, algo que les ayudase a reintegrarla a la Madre Rusia y ambas naciones,
estaban obligadas a recuperar a la vecina Ucrania para borrar definitivamente
los absurdos sueños europeizantes de los ucranianos. Algunas de estas
inquietudes las conversaría Dimitri con sus amigos japoneses, mostrándose
interesado en el asunto de las mutaciones de los bacilos pues había surgido en
él la idea de que pudiesen usarse algunos de aquellos extraños fenómenos de la
Biología Molecular con propósitos bélicos. Bacilos leprosos que podían
transformarse en un arma potencial por su agresiva conducta secundaria a las
alteraciones inducidas en sus genes por las mutaciones. Esa era, para él, la
sencilla razón de su interés, y a pesar de la absoluta negativa de los
investigadores japoneses quienes tomaron a broma las propuestas del ruso
blanco, él continuó empecinado en examinar todas las puntas de aquel espinoso
tema, y en ese maremágnum estuvo sumido durante varios años”…
… “Pasó la
temporada larga de su preparación en España y casualmente, se había dado la
afortunada conexión con el país caribeño productor de gas y de petróleo. Allí,
curiosamente habitaban un par de grupos de investigadores estudiando las
corinebacterias responsables del mal de Hansen. Dimitri se empapó sobre todo lo
concerniente a una cierta vacuna, cuya efectividad era discutible y pronto
estuvo informado, no solo sobre la vacuna elaborada en la capital del país,
sino también de cuanto habían avanzado las investigaciones del grupo dirigido
por el profesor Arístides Sarmiento en la región occidental”...
… “Requería
evidencias en particular sobre las inoculaciones de bacilos en cachicamos
estudiados en los laboratorios en La Cañada de Urdaneta. Trabajaban allí
Korzeniowski y Pitaluga, dos microbiólogos del grupo de investigadores
dirigidos por Arístides Sarmiento. Había decidido que, de ser necesario, él
utilizaría toda su labia, y llegaría hasta la “ciudad de fuego” para visitar al
profesor Korzeniowski. Internamente creía que al fin se acercaba para él la
hora de activar su proyecto para el uso de los bacilos de Hansen en provecho de
su país”...
No está de más recordar que uno puede “ir al link” https://bit.ly/3km5Qwp del mismo blog lapesteloca
donde se habla de la verdadera historia de un médico investigador dentro de la
novela ya mencionada, sobre cachicamos y lepra, ahora, re editada…
Maracaibo, viernes 20 de mayo del año 2022
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