domingo, 1 de mayo de 2022

La respiración de los árboles

La respiración de los árboles

Los árboles captan el agua y los nutrientes a través de las raíces y tienen que transportarla en contra de la gravedad hasta la parte aérea. Esto, se logra ya que disponen de mecanismos de capilaridad y de evapotranspiración, pero hay otros factores que contribuyen al potencial hídrico. Las hojas tienen estomas, que son unas células modificadas de la epidermis que se abren o se cierran dependiendo de la concentración de gases que la planta necesite expulsar o captar de la atmósfera en cada momento.

Durante el día, las plantas desarrollan dos de sus funciones fisiológicas más importantes, la fotosíntesis y la respiración. En la respiración, igual que los animales, las plantas captan oxígeno y desprenden CO. Y en la fotosíntesis se lleva a cabo un intercambio gaseoso inverso: se fija CO y se desprende oxígeno. Como los intercambios de la fotosíntesis predominan sobre los de la respiración, en conjunto desprenden más oxígeno y captan más CO durante el día. A través de los estomas se produce un intercambio continuo de gases: de día tienen lugar los dos procesos, y de noche la fotosíntesis se detiene y solo continúa la respiración.

Además de esos dos gases, hay otro gas que es muy importante porque les permite a las plantas llevar el agua desde las raíces hasta la parte aérea y es el vapor de agua. Mientras fijan CO y expulsan oxígeno a través de sus estomas abiertos, también expulsan agua en forma de vapor y ese mecanismo se llama evapotranspiración. Gracias a este mecanismo transpirador, que funciona como un émbolo, se genera una tensión que tira del agua líquida hacia arriba y esta sube a través de unos vasos conductores impermeabilizados llamados xilema desde las raíces hasta las hojas.

En esos vasos conductores se produce un efecto de capilaridad que permite que el agua ascienda. Se crea una fuerza llamada potencial hídrico, resultado del equilibrio entre los potenciales de ósmosis, capilaridad, evapotransporación y gravedad, que mide la capacidad que tiene esa planta para transportar el agua con los nutrientes desde el suelo hasta las hojas. A la vez que ocurre esto, las plantas poseen otros vasos conductores que se llaman floema que llevan a cabo el transporte opuesto.

Como las hojas están fotosintetizando durante el día, los compuestos asimilados son trasformados en sacarosa, que es transportada desde las hojas hasta las raíces. Este transporte además de ir a favor del gradiente de gravedad, tiene lugar gracias a un efecto fuente-sumidero, ya que las células de la raíz, no fotosinterizadoras, consumen la sacarosa que les llega de la parte aérea para poder obtener los hidratos de carbono necesarios y acumulan el exceso en forma de polisacáridos.

Los animales disponemos de un sistema de venas, arterias y capilares para transportar oxígeno y nutrientes a través del cuerpo mediante la sangre, sistema que funciona gracias al corazón que comprime la sangre para impulsarla a través del sistema circulatorio. Las plantas tienen necesidades parecidas de transporte de sustancias, pero no hay ningún órgano que empuje mecánicamente líquido a través del tallo. Para el transporte de sus recursos, las plantas dependen de, el xilema y el floema. La palabra floema proviene del griego y significa “corteza”. Su función es distribuir la savia elaborada, que contiene los productos de la fotosíntesis (azúcares) a través de las distintas estructuras de la planta. Las partes fundamentales del floema son las células cribosas y los tubos cribosos, estos últimos se encuentran en angiospermas y están formados por series longitudinales de células cribosas, y la unión que existe entre ellas facilita el paso de savia elaborada. Los poros que existen entre estas células son de mayor tamaño que los que se encuentran en otras células vegetales.



El floema se sitúa en la parte exterior del tronco de los árboles, por fuera del xilema, bajo la corteza. El transporte de sustancias a través del floema es lento, se estima que la sacarosa se desplaza 2,5 centímetros por minuto a través de los vasos conductores. El punto final del transporte de la savia elaborada son órganos especializados con diversas funciones, como frutos o semillas, y órganos de reserva como bulbos o tubérculos.

El nombre xilema proviene de una palabra griega que significa “madera” y es madera o leña, la parte del tronco de las plantas correspondiente al xilema. Su función es el transporte de agua y nutrientes minerales desde el suelo hasta las hojas y a la mezcla de sustancias transportada por el xilema se la denomina savia bruta. El xilema de las angiospermas (plantas con flores) está compuesto por células tubulares lignificadas, que forman conductos denominados traqueidas. Estas células están unidas por una serie de láminas perforadas. En los helechos y gimnospermas (plantas sin flores) donde el xilema está formado por tráqueas, compuestas por células muertas que conservan su estructura gracias a la acumulación de lignina, que es la molécula que otorga dureza a la madera. El xilema se encuentra en la parte central del tronco de los árboles. El agua se desplaza a través del xilema mediante ósmosis y succión. La ósmosis provoca el desplazamiento de agua desde las raíces hasta las hojas, donde la concentración de sustancias disueltas es mayor. 

A medida que el árbol va creciendo, las células de xilema mueren y sus paredes celulares impermeabilizadas se convierten en vasos conductores. Estos vasos se extienden verticalmente en la planta y están comunicados lateralmente unos con otros a través de unas puenteaduras que son sectores de la pared celular vegetal primaria no desarrollados, a través de los cuales se comunican las células entre sí. Para que exista comunicación deben coincidir las punteaduras con las de las células adyacentes, formando un par de punteaduras.de la pared, y por esas puenteaduras circula también el agua. Cuando las condiciones son normales y hasta una determinada altura de la planta, el potencial hídrico que es máximo en la raíz y mínimo en la superficie de evapotranspiración de las hojas, transporta el agua y los nutrientes en contra de la gravedad sin problemas.  

En especies leñosas muy grandes, cualquiera de esos enormes árboles que conocemos, se alcanza un límite al crecimiento. Llega un momento en el que el árbol ya no puede crecer más, no porque no tenga nutrientes sino porque físicamente la diferencia de potencial hídrico no es suficiente para bombear esa agua más arriba. Los árboles más altos conocidos alcanzan poco más de 110 metros, que parece ser el límite de su capacidad de bombeo del agua del suelo hasta esas alturas.

El agua viaja desde las zonas con mayor potencial hídrico hacia las zonas con menores potenciales. Una planta en un suelo óptimo (potencial hídrico cercano) absorbe agua por las raíces, esta viaja por el xilema (savia bruta) hasta llegar a las hojas, donde se evapora y pasa a la atmósfera, la cual tiene un potencial hídrico realmente bajo (del orden de decenas negativas). Este proceso se llama transpiración. Así la mayoría del agua absorbida por la planta es evaporada en las hojas

El embolismo aéreo es un fenómeno conocido en los humanos y se caracteriza por la presencia de gas en el torrente circulatorio. Puede producirse por la práctica del buceo y como complicación de distintos procedimientos diagnósticos y/o terapeúticos. En algunos casos tiene graves complicaciones médicas, incluida la muerte. Es interesante lo que nos informa una doctora botánica que es catedrática de la Universidad de Zaragoza: los árboles también pueden sufren de embolismos. Tienen embolias, como si fuera un cuerpo humano, aunque son totalmente distintas no informará la Dra Pilar Catalán Rodriguez.  

En este caso, ese transporte del agua desde las raíces hasta las hojas a través de los vasos de xilema a veces se interrumpe, lo que se debe fundamentalmente a la aparición de burbujas de aire. Todos conocemos lo que significa aire en el torrente circulatorio de un ser humano; se denomina “embolia gaseosa” y se produce cuando hay burbujas de aire en las arterias. Este fenómeno se produce en los submarinistas, al ascender rápidamente a la superficie, o en los buzos, y puede ser causa de muerte. Esas burbujas en la circulación de las plantas evitan la fluidez, el agua no llega a determinados tejidos o a determinadas partes del árbol y esas zonas quedan atrofiados. A veces esto puede producir la muerte de todo el árbol. Las embolias se producen muchas veces relacionadas con circunstancias adversas como por ejemplo el estrés por sequía.

Maracaibo, domingo 1 de mayo del año 2022 

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