sábado, 7 de mayo de 2022

Ifigenia


 Ifigenia

Ahora en este siglo XXI, cuando ya Putin, “el nuevo zar de Rusia” se anexionó la península de Crimea y está masacrando a Ucrania para expandir sus territorios, y quizás el mundo entero espera con horror ver destruidas las escaleras de Potemkin de Odessa por misiles-sin cosacos disparándole al pueblo y sin carritos con bebés cayendo,- es curioso recordar cómo era hacia Crimea donde Ifigenia habría de ser transportada por Artemisa para convertirla en su sacerdotisa y ella allí, sacrificando a los extranjeros le rendiría tributos a su diosa...

“Ifigenia. Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba”

 (1924) fue la primera novela de la escritora venezolana Teresa de la Parra (1889-1936), y sería en ella donde la escritora recogió las vivencias de María Eugenia Alonso, una joven educada en Europa en medio del refinamiento y los progresos de la época, que regresó a Venezuela, a una sociedad todavía apegada a costumbres del siglo XIX.

“Iphigénie en Tauride” es la reescritura de la tragedia griega de Eurípides hecha en alemán por Goethe, indudablemente influenciado por los títulos de los autores franceses e italianos que le precedieron en este tema. Goethe eligió para su obra la forma latina del título, siendo la Tauri de un país (una isla) imaginaria, mientras que el título original de Eurípides significa Ifigenia entre los Tauri  que era una tribu escita establecida en aquellos momentos en Crimea. Goethe escribió la primera versión de esta tragedia en prosa en seis semanas, y se representó por primera vez en 6 de abril de 1779. Lo reescribió en 1781, todavía en prosa, y finalmente dio una versión en versos endecasílabos en 1786. Se llevó el manuscrito en su viaje a Italia.

En la mitología griega, Ifigenia fue pedida en sacrificio a Agamenón para continuar su navegación a Troya. Artemisa había castigado a Agamenón por alardear de ser el mejor cazador quien en su viaje a Troya para participar en la Guerra de Troya, había matado a un ciervo en una arboleda sagrada y fue así, como los barcos de Agamenón quedaron de repente inmóviles al detener Artemisa el viento en Áulide. Calcas, un adivino, reveló un oráculo según el cual la única forma de apaciguar a Artemisa era sacrificando a Ifigenia, la hija del rey Agamenón y de la reina Clitemnestra.

Entre las fuentes literarias que relatan este mito, únicamente Esquilo y Lucrecio indican que Ifigenia fue efectivamente sacrificada, pero la tradición mayoritaria afirma que Artemisa la sustituyó en el último momento por una corza o por una cierva y la transportó a Táurica, en Crimea, donde la convirtió en su sacerdotisa; allí tenía Ifigenia la misión de sacrificar a los extranjeros como ofrendas a la diosa.



En otras tradiciones, lo que varía es el lugar del sacrificio, que se da en un lugar del Ática. También varía la víctima de sacrificio que se emplea en sustitución de la joven: un oso, una ternera, un toro o incluso una mujer vieja. La versión más racionalista explica, que en el momento del sacrificio había aparecido un toro, una ternera, una cierva o una vieja, y que el sacerdote había interpretado tal hecho como un presagio de que los dioses no aceptarían el sacrificio y que ya la ofensa a Artemisa estaba saldada.

Esquilo narró el regreso de Agamenón, rey de Micenas de la guerra de Troya solo para encontrar la muerte, ya que esperándole en casa estaba su esposa, Clitemnestra, quien había planeado su muerte en venganza por el sacrificio de su hija, Ifigenia. Durante los diez años que había durado la ausencia de Agamenón, Clitemnestra establecería una relación adúltera con Egisto, primo de Agamenón y descendiente de una rama desheredada de la familia, quien estaba decidido a recuperar el trono que creía que legalmente le pertenecía.

Si regresamos a Goethe, recordaremos como, según Eurípides, Apolo ordenó a Orestes que fuese a Táurica, tomase la estatua de Artemisa que había caído desde el cielo y la llevase a Atenas. Ifigenia aparece en la historia de su hermano, Orestes quien trataba de escapar de la persecución de las Erinias (las Furias) por haber matado a su madre Clitemnestra y a su amante Egisto.  Orestes marchó a Táurica con su primo y amigo Pílades, el hijo de Estrofio, y ambos fueron encarcelados por los habitantes de la región, los tauros, que tenían la costumbre de sacrificar todos los extranjeros a Artemisa.

Oretes encuentra a la sacerdotisa de Artemisa encargada de realizar el sacrificio y descubre que era su hermana Ifigenia, quien se ofreció a liberar a Orestes (sin saber que era su hermano) si este llevaba consigo una carta hasta Grecia. Orestes rehusó hacerlo, pero ofreció a Pílades llevar la carta mientras él se quedaba para ser sacrificado. La carta hizo que Orestes e Ifigenia se reconocieran y al entender cuál era la situación, los tres amigos escaparon juntos llevándose con ellos la imagen de Artemisa.

Tras su retorno a Grecia, Orestes tomó posesión de Micenas, el reino de su padre, matando al hijo de EgistoAletes, y anexionando Argos y Laconia a Micenas. Ifigenia depositó la imagen en el templo de Artemisa en, Ática, donde permaneció como sacerdotisa de Artemisa y sería  conocida por las fuentes mitológicas griegas desde los siglos VII-VI a. C. de modo que estaba tan estrechamente identificada con Artemisa, que algunos investigadores creen que originalmente era una diosa de la caza rival cuyo culto fue subsumido por Artemisa.

Maracaibo, sábado 7 de mayo del año 2022

 

 

No hay comentarios: