La invención de Morel es
una novela escrita en 1940 por Adolfo Bioy Casares, que resulta ser un ejemplo
de literatura fantástica. Jorge Luis
Borges, gran amigo de Bioy, al prologarla, dijo sobre ella, que no
le parecía “una imprecisión o una
hipérbole calificarla de perfecta”.
Un
fugitivo se esconde en una isla desierta y comienza un diario cuando llega
gente y ocupan el museo en la cima de la colina. Quien escribe (un escritor
venezolano sentenciado a cadena perpetua que se ha escapado) tiene que
refugiarse en los pantanos. Él sabe que en la isla existe una extraña
enfermedad con síntomas similares al efecto de la radiación y hay una mujer que
observa el atardecer todos los días desde el acantilado, ella es Faustine, y él
termina enamorándose.
Hay un científico
con barba llamado Morel, con quien Faustine habla en francés. El fugitivo
decide enfrentarla, pero ella no reacciona. En la isla nadie nota su presencia
y siente miedo de estar volviéndose loco, los turistas desaparecen y él regresa
al museo. No encuentra a nadie, cree que es una alucinación producida por
envenenamiento de la comida, pero los turistas reaparecen esa misma noche. Conversan
y él nota otras cosas extrañas. En el cielo, observa la presencia de dos soles
y dos lunas.
Morel
revela a los turistas que posee una máquina de su invención capaz de capturar
sus almas y al reproducirlas, podrán revivir para siempre. Así podrá Morel pasar
la eternidad junto a la mujer que ama, que debe ser Faustine, pero el fugitivo
escucha que las personas grabadas previamente están muertas. Morel se retira
furioso. El Fugitivo lee lo escrito y se entera de que la máquina se mantiene
en funcionamiento por las mareas que le dan energía cinética y entiende lo de los dos
soles y dos lunas –
La
invención de Morel, incluye la creación de un segundo modelo para resucitar
personas. El Fugitivo aprenderá a operar la máquina y se inserta a sí mismo en
la grabación para que parezca que él y Faustine están enamorados; él está
seguro de que ella no es la amante de Morel... Al final del diario, el Fugitivo
describe que espera que su alma se transfiera a la grabación mientras muere y
como un favor le pide al hombre que invente una máquina capaz de fusionar almas,
basada a la invención de Morel –y pide que el inventor los busque y lo deje
entrar en la conciencia de Faustine como un acto de clemencia.
La invención de Morel es la
invención de la inmortalidad espiritual. Morel y el fugitivo la prefieren antes
que, a la inmortalidad física, porque la que realmente importa es la
inmortalidad de la conciencia. La soledad representa a la muerte, y el amor
representa la vida. Lo deja claro cuando dice “Ya no estoy muerto, estoy enamorado”.
El
fugitivo se esfuerza inútilmente para volver a tomar control de su vida luego
de su injusto apresamiento y cuando encuentra un lugar que puede controlar (la
isla) pone en peligro su vida para llegar a ella. Pero desafortunadamente la
isla es propiedad de Morel. El amor por Faustine renueva la esperanza, pero
cuando se da cuenta de que esa relación es imposible se da por vencido y se
ilusiona con que algún inventor en el futuro le otorgue lo que no puede
obtener.
La enfermedad misteriosa, que mata de
afuera para adentro, caen las uñas y el pelo, se mueren la piel y las córneas
de los ojos, y el cuerpo solo vive ocho, o quince días: parece efecto
radioactivo. Los tripulantes de un vapor que había fondeado en la isla estaban
despellejados, calvos, sin uñas cuando los encontró muertos el crucero japonés
Namura. El vapor fue hundido a cañonazos”.
La novela, La invención de Morel, aunque esta es la séptima
publicación de Adolfo Bioy Casares, se la considera la obra inicial de su
carrera literaria. El dibujo de portada de la primera edición lo realizó Norah Borges,
hermana de Jorge Luis Borges, gran amigo de Bioy Casares.
La novela obtuvo el primer Premio Municipal de Literatura de la Ciudad
de Buenos Aires y Bioy obtuvo el Premio Cervantes en 1990.
A menudo La invención de Morel ha sido comparada con la novela de ciencia ficción La isla del doctor Moreau escrita por H. G. Wells en
1895. La novela de Bioy de Casares también toma elementos de la
novela XYZ (1934) del
peruano Clemente Palma (1872-1946) quien narraría como un científico norteamericano
Rolland Poe (conocido por el apodo XYZ), admirado por la capacidad del cine
para reproducir a los seres humanos piensa en una posible máquina para
convertir en seres reales a los personajes de las películas. En ese
sentido señalaremos los intentos de llevar la novela de Bioy al cine.
En
el cine: la
película El año pasado en Mariembad (1961) de Alain Resnais se inspiró
en la novela de Bioy Casares. En 1967, el cineasta francés Claude-Jean
Bonnardot adapto la novela de Bioy a una película para televisión titulada L’invention
de Morel. La
película The Piano Tuner of Earthquakes -El
afinador de terremotos-(2005) es la segunda
película de los hermanos Stephen y Timothy Quay, gemelos idénticos estadounidenses expertos en la
técnica de stop-motion con marionetas, quienes residen
y trabajan en Inglaterra, desde1969 cuando se marcharon para estudiar en
el Royal College of Art de Londres.
El
filme del afinador de terremotos del año 2005 se inspiró originalmente en la novela de Bioy Casares.
En 1974, el cineasta italiano Emidio Greco adaptó
la novela de Bioy en un filme. En el filme argentino de 1986 Hombre mirando al sudeste,
de Eliseo Subiela, el protagonista (Rantés) dice
ser una proyección en el espacio, por lo cual, en sus investigaciones, el
psiquiatra que lo atiende hace un paralelismo con La invención de Morel. De hecho, en el filme se leen unas líneas de
la obra de Bioy Casares.
Maracaibo,
martes 25 de junio del año
2024
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