Los descubrimientos que merecieron el Premio Nobel en Química 2008
son un ejemplo de cómo la investigación básica en un área científica puede
muchas veces conducir a aplicaciones en otra. En este caso, el descifrar el
mecanismo de producción de luz por parte de un organismo marino, proporcionó a
los investigadores una poderosa variedad de herramientas con las cuales
visualizar la biología celular en funcionamiento.
La
historia comienza en los años sesenta cuando Osamu Shimomura, en la Universidad de Nagoya, Japón, investigaba el
fenómeno de bioluminiscencia, (las reacciones químicas dentro de
organismos vivos que producen luz). Ref alpesteloca Años más tarde, en EUA,
estudiando la medusa Aequorea
victoria Shimomura identificó los órganos de luz que eran
responsables de la fluorescencia azul que emitía, y junto a Frank Johnson, de
la Universidad de Washington, aisló una proteína bioluminiscente dependiente
del calcio, a la que llamaron aequorina, nombre derivado de la
medusa con la que trabajaban.
Esta
proteína emite fluorescencia en la zona azul del espectro, pero en la medusa
emitía luz verde. Profundizando estos estudios, Shimomura logró descubrir que
la luz azul emitida por aequorina era absorbida por una segunda proteína (más
tarde llamada proteína verde fluorescente o GFP), la que a su vez re-emitía luz
verde. Esta capacidad de la GFP era intrínseca a su estructura, y ocurría sin
necesidad de factores adicionales.
Osamu Shimomura, había nacido en Fukuchiyama, del Imperio japonés en 1928- y falleció a los 90
años en Nagasaki
en 2018). Fue un químico orgánico y biólogo marino japonés
galardonado con el Premio Nobel de Química del 2008
junto con los estadounidenses Martin
Chalfie y Roger Y.
Tsien, por el descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente (GFP). El
profesor Shimomura descubrió que la GFP, al recibir radiación ultravioleta,
emite una luz verde.
Aunque Shimomura nació en la Prefectura de Kioto (1928), fue educado en Manchuria y en Osaka, donde su padre, que era oficial del ejército, estaba destinado. Posteriormente se trasladó a Isahaya, en Nagasaki. Su mujer, Akemi, a la que conoció en la Universidad de Nagasaki, también es química orgánica y compañera en sus investigaciones. Su hijo, Tsutomu Shimomura, es un experto en seguridad informática conocido por haber colaborado en el arresto del hacker y phreaker Kevin Mitnick.
El profesor Shimomura es PhD en química orgánica. Fue profesor emérito de dos instituciones
científicas de los Estados Unidos, el Marine Biological
Laboratory situado en Woods Hole, Massachusetts (donde
trabajó desde 1980 hasta su jubilación, en 2001) y la Escuela de Medicina
de la Universidad de Boston. El 8 de
octubre del 2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Química, junto a Martin
Chalfie y Roger Tsien,
por su trabajo con la (GFP) la proteína verde fluorescente dentro de
sus estudios de la medusa Aequorea
victoria y de la proteína aequorina.
La proteína verde fluorescente (o GFP, por sus siglas en inglés, Green Fluorescent Protein) es producida por la medusa Aequorea victoria que emite bioluminiscencia en la zona verde del espectro visible. El gen que codifica esta proteína ha sido clonado y se utiliza habitualmente en biología molecular como marcador.
El
Dr. Shimomura descubrió y estudió las propiedades de GFP, y el Dr. Martin Chalfie usando técnicas de
biología molecular logró introducir el gen que codificaba para la GFP en el ADN
del gusano transparente C.
elegans, e inició la era de GFP como marcador de procesos en células y
organismos. Finalmente el Dr. Tsien modificó la estructura de la proteína para
producir moléculas que emiten luz a distintas longitudes de onda, extendiendo
la paleta de colores de las proteínas. Las proteínas fluorescentes, entre las
cuales se encuentra la GFP, son muy versátiles y se utilizan en diversos campos
como la microbiología, ingeniería genética, fisiología, e ingeniería ambiental.
Los investigadores que participaron escalonadamente en dilucidar
la estructura y función de la proteína, nunca colaboraron directamente entre
ellos, ni siquiera el estudio de la GFP era el principal foco de sus carreras
científicas, sin embargo, de las contribuciones de los tres surgió el uso de
esta proteína que sinergizó con los trabajos de miles de científicos.
El financiamiento fue a veces difícil, ya que los estudios de
ciencia básica de organismos como las medusas no era un tema atractivo ni
prometedor para las agencias de financiamiento, por lo que el premio otorgado
refuerza el reconocimiento a la importancia de la ciencia básica como el
fundamento para beneficios prácticos tanto para la salud como la economía.
Cuando en 1988 Martín
Chalfie, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, tomó conocimiento de
la existencia de GFP y comprendió que su capacidad para fluorescer en forma
independiente podría convertirla en un marcador celular ideal para el estudio
de los organismos que él realizaba, como ya señalamos antes, logró introducir
el gen que codificaba para la GFP en el ADN del gusano transparente Caenorhabditis
elegans.
De esta forma las células de los gusanos producían GFP y emitían
luz verde, sin necesidad del agregado de componentes adicionales, y sin daño
para el gusano. Este fue el primer paso, a partir de entonces se comprendió que
se podría fusionar el gen que codificaba para la GFP a genes de otras proteínas
en estudio, abriendo de este modo enormes posibilidades para el seguimiento de
la localización de proteínas específicas en organismos vivos.
En el año 1992 fue secuenciada por primera vez mediante técnicas de cDNA
(Prasher et al., 1992); pero no fue hasta 1994 que Chalfie (Chalfie et al.,
1994), por un lado, e Inouye y Tsuji (citado por Tsien, 1998), por otro,
lograron conservar su fluorescencia en un cultivo con otros organismos
procarióticos y eucarióticos. Con ello demostraron que el gen de la GFP por sí
solo contiene toda la información necesaria para sintetizar el cromóforo
postraduccionalmente y que no requiere la acción de enzimas específicas de la
medusa Aequorea victoria.
Recientemente se han identificado otras proteínas fluorescentes: entre otras, la proteína amarilla fluorescente (conocida por su abreviatura en inglés YFP) o la roja (RFP) entre otras. Además, estas proteínas originales han sido modificadas para mejorar su funcionamiento.
Uno de los resultados de estas
mejoras es la proteína verde fluorescente mejorada (o EGFP, por sus siglas en
inglés, "enhanced green florescent protein").
Maracaibo, sábado 15
de junio del año 2024
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