lunes, 10 de junio de 2024

Olinka del Dr Atl

 

Gerardo Murillo Coronado nació en GuadalajaraJalisco (1875-1964) y fue un pintor y escritor mexicano quien cultivo otras disciplinas como la historia, la geología, la exploración, la filosofía,  la crítica de arte, y la política; Gerardo era apasionado de la vulcanología; doctor y profesor; también practicó la caricatura, el ensayo y el periodismo.

 

​Gerardo Murillo decidió autoadjudicarse un seudónimo: Atl, que significa en náhuatl es  agua y en una carta dirigida a los miembros del Colegio Nacional, en 1951, antepuso su seudónimo (Atl) al título de Doctor en Filosofía explicando que el cambio de nombre tenía que ser más  acorde a su personalidad independiente. Deben ser las circunstancias y no la imposición de los padres, la elección de un nombre por lo que se autobautizó con "el agua maravillosa de su alegría de vivir".​

 

A los quince años ingresó al taller de Felipe Castro y en 1896 se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en la Ciudad de México. Posteriormente, en 1897, estudió filosofía y derecho en la Universidad de Roma, en Italia, con Antonio Labriola y Enrico Ferri; y cursó algunas materias de filosofía, historia y geografía en la Escuela de Altos Estudios de París, Francia. Como pintor, escritor y crítico de arte, fue considerado uno de los más destacados paisajistas mexicanos de principios del siglo XX. Sus monografías sobre las iglesias de México y las artes populares fueron en su tiempo revelaciones fundamentales.


 

Atl se interesó en el estudio de la vulcanología y realizó trabajos científicos, ilustraciones y pinturas de los volcanes de México, en especial del Popocatépetl y del Paricutín, así como de otras partes del mundo. Algunas de sus aportaciones técnicas en la pintura son los “Atl-colors”una pasta dura compuesta de cera, resina y petróleo, usada como pastel sobre cualquier superficie: papel, madera, yeso, telas, etc.; y el aeropaisaje, que explora la representación paisajística desde el aire.

 

El impresionismo europeo influyó considerablemente en su obra: durante su larga trayectoria se ocupó de los elementos lumínicos y colorísticos de la imagen, a través de un lenguaje simbólico con el cual representó el paisaje de México. Participó en la “Exposición Universal de París” (1900) y su primer Autorretrato (1899) fue premiado en el Salón París. En 1901 presentó su primera exposición de retratos y paisajes en el Círculo Artístico Internacional de Roma.

 

A su regreso a México, se incorporó a las actividades culturales del país: expuso en San Pedro Tlaquepaque y en Guadalajara, Jalisco; impartió talleres de pintura a jóvenes en la Academia de Bellas Artes (1904); colaboró en la organización de la exposición de la revista Savia modernadonde se presentaron por primera vez obras de Diego Rivera, Francisco de la Torre y Rafael Ponce de León; promovió la creación de la Sociedad de Pintores y Escultores y organizó una muestra de artistas mexicanos independientes, en respuesta a las exposiciones por el Centenario de la Independencia (1910), en la que fueron relegados autores nacionales.

 

Regresó a Europa y se insertó nuevamente en la vida cultural parisina: colaboró en diversos diarios, en exhibiciones y en otros proyectos; asimismo emprendió una campaña contra Victoriano Huerta (1911-1912) y ya nuevamente en México, Venustiano Carranza lo nombró director de la Escuela Nacional de Bellas Artes (1914-1915). Se involucró en la organización de la Confederación Revolucionaria (1915) y apoyó al sector obrero, a través de la Casa del Obrero Mundial. En 1917 se exilió en los Estados Unidos y tras el golpe de Agua Prieta regresó al país.

 

Entre 1921 y 1922 decoró los muros del Antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, los cuales fueron destruidos; organizó, junto con Jorge Enciso y Roberto Montenegro, La Exposición de Arte Nacional (1921), una muestra de arte popular mexicano. En 1950 presentó una exposición de sus obras sobre el Paricutín, en Bellas Artes; y en 1958 realizó una muestra de sus paisajes en el Salón de la Plástica Mexicana.

 

Algunas de sus obras son Retrato de Nahui Ollín (1922), Mañana luminosa (1942), La lluvia (1945), Popocatépetl (1909), El Izta desde el Popo (1932), Paisaje curvilíneo del Valle de México (1942), Fuego verde (1943), Erupción del Paricutín (1943), Volcán en la noche estrellada (1950), Paricutín (1950), Un pedazo de tierra al amanecer(1957), Autorretrato (1958), Cráter y Vía Láctea (1960), entre muchas otras.

 

Autor de los libros Les Volcans du Mexique (1911), La Nuit sur la Montagne (1912), Las artes populares de México (1920), La sinfonías del Popocatépetl (1921), A la sombra de un árbol (1924), Iglesias de México (1926), Cuentos bárbaros (1929), Un hombre más allá del Universo (1935), Petróleo en el Valle de México (1938), Volcanes de México (1938), Crítica científica (1946), Cómo nace y crece un volcán. El Parícutin (1950) y Gentes profanas en el convento (1959), entre otros. El Colegio Nacional ha reunido sus obras en tres tomos.

 

El volcán de La Caldera está en la frontera entre Ciudad de México y el Estado de México, y se encuentra a un costado de la autopista México-Puebla, contiguo a la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México. Es un interesante volcán monogénico, llamado así porque sólo hizo erupción una vez para entrar en estado de reposo y su principal peculiaridad es un doble cráter y una curvatura asimétrica, con una elevación de 2 mil 400 metros.


La Caldera tiene una estructura tipo Maar (Crater volcánico bajo y ancho, originado por una explosión, al entrar en contacto agua subterránea con lava caliente), la cara sur-este presenta derrames de lava del volcán Guadalupe. La Caldera no es un volcán cualquiera, pues la tierra en su interior es rica en minerales, por lo que se encuentran verdolagas, cilantro, nopales, alpiste, epazote, trébol, hierba buena, perejil, calabazas, higo, berros, tuna, girasol, tomate y frijol.

 

La extraña disposición física y geográfica de esta formación geológica inspiró a Dr. Atl para diseñar la Olinka, una ciudad para artistas, intelectuales y científicos; aunque el proyecto nunca se concretó, quedan algunos planos que sirven para imaginar esa ciudad de ficción. Conocido en la época prehispánica como Cuexomatl, es una formación de origen volcánico, que tuvo actividad eruptiva en el pleistoceno tardío, es decir 20,000 años A.C., de acuerdo con los especialistas. De acuerdo con vulcanólogos, aunque se encuentre en estado de reposo no hay garantía de que pueda activarse y las erupciones de este tipo de volcán pueden ser las más violentas.

 

El Doctor Atl luchó por construir una ciudad para artistas, intelectuales y científicos que se llamaría Olinka la cual representaba para Atl la posibilidad de “reconcentrar” a las grandes mentes y los grandes espíritus artísticos de la época en un espacio urbano donde ellos pudiesen trabajar lejos de una sociedad moderna la cual le parecía a Atl, mediocre, utilitaria y vacía de significado.


Olinka tendría museos, teatros, esculturas arqueológicas, y un estadio construido en el cráter de La Caldera, con edificios para investigaciones científicas y para la exploración del espacio exterior., Atl intentó construir Olinka en Chiapas, en Jalisco, en la sierra Santa Catarina, en Tepoztlán y en el Cerro de la Estrella, pero todo fue en vano. 

 

Olinka. La ciudad ideal del Dr. Atl (Colegio Nacional 2018) es un libro de Cuauhtémoc Medina con una rigurosa investigación en torno a Atl y su proyecto urbano. El libro ofrece textos del Archivo Atl de la Biblioteca Nacional y una sección de figuras con reproducciones de esquemas y obras, de Atl como del arquitecto Jacobo Königsberg quien colaboró con él. El trabajo de Medina ordena la historia de Olinka, y desmitificando nociones y anécdotas, logra romper con el mito de Atl como un excéntrico y de Olinka como su “locura máxima”, para revelarnos en su lugar a un hombre que por sus contradicciones fue después de todo un artista moderno, desencantado de la modernidad, pero moderno al fin.

 

Maracaibo, lunes 10 de junio del año 2024

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