Gerardo
Murillo Coronado
nació en Guadalajara, Jalisco
(1875-1964) y fue un pintor y escritor mexicano quien
cultivo otras disciplinas como la historia,
la geología, la exploración, la filosofía,
la crítica de arte, y la política;
Gerardo era apasionado de la vulcanología;
doctor y profesor; también practicó la caricatura,
el ensayo y
el periodismo.
Gerardo Murillo decidió
autoadjudicarse un seudónimo: Atl,
que significa en náhuatl es “agua” y en una carta
dirigida a los miembros del Colegio Nacional, en 1951, antepuso su
seudónimo (Atl) al título de Doctor en Filosofía explicando que el cambio de
nombre tenía que ser más acorde a su
personalidad independiente. Deben ser las circunstancias y no la imposición de
los padres, la elección de un nombre por lo que se autobautizó con "el agua maravillosa de su alegría de
vivir".
A los quince años ingresó al taller
de Felipe Castro y en 1896 se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes,
en la Ciudad de México. Posteriormente, en 1897, estudió filosofía y derecho en
la Universidad de Roma, en Italia, con Antonio Labriola y Enrico Ferri; y cursó
algunas materias de filosofía, historia y geografía en la Escuela de Altos
Estudios de París, Francia. Como pintor, escritor y crítico de arte, fue
considerado uno de los más destacados paisajistas mexicanos de principios del
siglo XX. Sus monografías sobre las iglesias de México y las artes populares
fueron en su tiempo revelaciones fundamentales.
Atl se interesó en el estudio de la
vulcanología y realizó trabajos científicos, ilustraciones y pinturas de los
volcanes de México, en especial del Popocatépetl y del Paricutín, así como de
otras partes del mundo. Algunas de sus aportaciones técnicas en la pintura son
los “Atl-colors”, una
pasta dura compuesta de cera, resina y petróleo, usada como pastel sobre
cualquier superficie: papel, madera, yeso, telas, etc.; y el aeropaisaje,
que explora la representación paisajística desde el aire.
El impresionismo europeo influyó
considerablemente en su obra: durante su larga trayectoria se ocupó de los
elementos lumínicos y colorísticos de la imagen, a través de un lenguaje
simbólico con el cual representó el paisaje de México. Participó en la
“Exposición Universal de París” (1900) y su primer Autorretrato (1899)
fue premiado en el Salón París. En 1901 presentó su primera exposición de
retratos y paisajes en el Círculo Artístico Internacional de Roma.
A su regreso a México, se incorporó
a las actividades culturales del país: expuso en San Pedro Tlaquepaque y en
Guadalajara, Jalisco; impartió talleres de pintura a jóvenes en la Academia de
Bellas Artes (1904); colaboró en la organización de la exposición de la
revista Savia moderna, donde
se presentaron por primera vez obras de Diego Rivera, Francisco de la Torre y
Rafael Ponce de León; promovió la creación de la Sociedad de Pintores y
Escultores y organizó una muestra de artistas mexicanos independientes, en
respuesta a las exposiciones por el Centenario de la Independencia (1910), en
la que fueron relegados autores nacionales.
Regresó a Europa y se insertó
nuevamente en la vida cultural parisina: colaboró en diversos diarios, en
exhibiciones y en otros proyectos; asimismo emprendió una campaña contra Victoriano
Huerta (1911-1912) y ya nuevamente en México, Venustiano Carranza lo nombró
director de la Escuela Nacional de Bellas Artes (1914-1915). Se involucró en la
organización de la Confederación Revolucionaria (1915) y apoyó al sector
obrero, a través de la Casa del Obrero Mundial. En 1917 se exilió en los
Estados Unidos y tras el golpe de Agua Prieta regresó al país.
Entre 1921 y 1922 decoró los muros
del Antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, los cuales fueron
destruidos; organizó, junto con Jorge Enciso y Roberto Montenegro, La Exposición de
Arte Nacional (1921), una muestra de arte popular mexicano. En 1950 presentó una
exposición de sus obras sobre el Paricutín, en Bellas Artes; y en 1958 realizó
una muestra de sus paisajes en el Salón de la Plástica Mexicana.
Algunas de sus obras son Retrato de Nahui
Ollín (1922), Mañana luminosa (1942), La
lluvia (1945), Popocatépetl (1909), El Izta desde el
Popo (1932), Paisaje curvilíneo del Valle de México (1942), Fuego verde (1943), Erupción del
Paricutín (1943), Volcán en la noche estrellada (1950), Paricutín (1950), Un pedazo de
tierra al amanecer(1957), Autorretrato (1958), Cráter y Vía
Láctea (1960), entre
muchas otras.
Autor de los libros Les Volcans du
Mexique (1911), La Nuit sur la Montagne (1912), Las artes
populares de México (1920), La sinfonías del Popocatépetl (1921), A la
sombra de un árbol (1924), Iglesias de México (1926), Cuentos bárbaros (1929), Un hombre más allá del Universo (1935), Petróleo en el
Valle de México (1938), Volcanes de México (1938), Crítica
científica (1946), Cómo nace y crece un volcán. El Parícutin (1950) y Gentes profanas en el convento (1959),
entre otros. El Colegio Nacional ha reunido sus obras en tres tomos.
El volcán
de La Caldera está en la frontera entre Ciudad de México y el
Estado de México, y
se encuentra a un costado de la autopista México-Puebla, contiguo a la
alcaldía Iztapalapa de
la Ciudad de México. Es un interesante volcán monogénico, llamado así porque
sólo hizo erupción una vez para entrar en estado de reposo y su principal peculiaridad es un doble cráter y una curvatura
asimétrica, con una elevación de 2 mil 400 metros.
La Caldera tiene una estructura
tipo Maar (Crater volcánico bajo y ancho, originado por una explosión, al
entrar en contacto agua subterránea con lava caliente), la cara sur-este
presenta derrames de lava del volcán Guadalupe. La Caldera no es un volcán
cualquiera, pues la tierra en su interior es rica en minerales, por lo que se
encuentran verdolagas, cilantro, nopales, alpiste, epazote, trébol, hierba
buena, perejil, calabazas, higo, berros, tuna, girasol, tomate y frijol.
La extraña disposición
física y geográfica de esta formación geológica inspiró a Dr. Atl para diseñar
la Olinka, una ciudad para artistas,
intelectuales y científicos; aunque el proyecto nunca se concretó, quedan
algunos planos que sirven para imaginar esa ciudad de ficción. Conocido en la época prehispánica
como Cuexomatl, es una formación de origen volcánico, que tuvo actividad
eruptiva en el pleistoceno tardío, es decir 20,000 años A.C., de acuerdo
con los especialistas. De acuerdo con vulcanólogos, aunque se encuentre en
estado de reposo no hay garantía de que pueda activarse y las erupciones de
este tipo de volcán pueden ser las más violentas.
Olinka tendría museos, teatros,
esculturas arqueológicas, y un estadio construido en el cráter de La Caldera, con
edificios para investigaciones científicas y para la exploración del espacio
exterior., Atl intentó construir Olinka en Chiapas, en Jalisco, en la sierra
Santa Catarina, en Tepoztlán y en el Cerro de la Estrella, pero todo fue en
vano.
Olinka. La ciudad ideal del Dr. Atl (Colegio Nacional 2018) es un
libro de Cuauhtémoc Medina con una rigurosa investigación en torno a Atl y su
proyecto urbano. El libro ofrece textos del Archivo Atl de la Biblioteca
Nacional y una sección de figuras con reproducciones de esquemas y obras, de
Atl como del arquitecto Jacobo Königsberg quien colaboró con él. El trabajo de
Medina ordena la historia de Olinka,
y desmitificando nociones y anécdotas, logra romper con el mito de Atl como un
excéntrico y de Olinka como su “locura máxima”, para revelarnos en su lugar a
un hombre que por sus contradicciones fue después de todo un artista moderno, desencantado
de la modernidad, pero moderno al fin.
Maracaibo, lunes 10 de
junio del año 2024
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