La “novela negra” es un subgénero literario que se enfoca en el mundo del crimen y que a través de sus personajes trata de mostrar la ambivalencia del alma humana. Los argumentos de la novela negra son usualmente violentos y de denuncia social, y los personajes se encuentran oscilando entre el bien y el mal.
Hay que diferenciar entre la novela negra y la novela policial o policíaca, criminal o detectivesca la cual representa un subgénero especifico de la novela, con un tipo de narrativa literaria, caracterizada por contar historias sobre crímenes y delitos.
La novela policíaca, policial, criminal o detectivesca es un subgénero de la novela, con un tipo específico de narrativa literaria. Estas novelas están protagonizadas usualmente por un detective o un policía encargado de resolver los delitos que nace en torno a un enigma, para el lector y para el detective el cual paulatinamente ira desvelándose hasta el final, cuando detective y lector conocerán quién es el culpable.
El protagonista de la novela policiaca suele ser investigador privado, abogado o un periodista, o un criminalista aficionado (como Miss Marple, o El padre Brown), quienes investigan un hecho o una serie de acontecimientos, y van entrevistándose con los personajes implicados, examinando pruebas e indicios del crimen, hasta la resolución del misterio. Como ejemplo de novela detectivesca en la literatura, están Los Crímenes de La calle Morgue (1841), o La carta robada (1844), con el detective August Dupin creado por Edgar Allan Poe o las novelas de Sherlock Holmes (https://tinyurl.com/yck4bnm2) personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, y particularmente las novelas de Agatha Christie, muchas de ellas con Hércules Poirot como el detective.
No hay duda de que la llamada novela negra revolucionó la trama de intriga y misterio de la literatura policíaca. Ofrecía otra manera de contar las historias reflejando la dureza de la vida urbana, la corrupción social y su relación con el poder que da el dinero. Los primeros relatos con ese estilo, comenzaron a denominarse “novelas negras”, en parte, por los ambientes oscuros donde se sucedían, pero especialmente por la colección “Série Noire” de la editorial francesa Gallimard y por la revista norteamericana “Black Mask” (1920) que fue crucial para popularizar novelas de escritores norteamericanos como Carroll John Daly, quien mostró el clásico detective privado cínico y callejero, que sería desarrollado posteriormente por Dashiell Hammett y Raymond Chandler.
Los escritores usando descripciones breves y diálogos cortados, mostrarían la corrupción de los políticos, y de los policías, y las artimañas de los gánsteres de las mafias que acordaban con los funcionarios públicos el reparto de sus cuotas de poder. De manera que el estilo narrativo de Raymond Chandler podría calificarse como de un “realismo sarcástico”, pues con mucha precisión y sutileza, nos muestra los personajes utilizando un humor cínico, con formas coloquiales coloridas de un crudo y vigoroso slang norteamericano. El detective Philip Marlowe, cuyo nombre se cree se deriva del poeta isabelino Christopher Marlowe, o quizás del narrador de la novela de J Conrad “El corazón de las tinieblas”, aunque esto no se sabe con seguridad.
La novela estadounidense de detectives, fue iniciada por Dashiell Hammett y la revista Black Mask en la década de 1920, donde los detectives privados eran observadores pesimistas y cínicos de una sociedad corrupta, aunque tanto el detective Marlowe de Chandler como otro duro detective, Sam Spade de Dashiell Hammett quien había trabajado escribiendo guiones para películas como en Perdición de Billy Wilder. James M Cain era conocido por sus novelas de ambiente sórdido; a los 42 años publicó su primera novela, “El cartero siempre llama dos veces” (1934) muy conocida, la cual ha sido llevada al cine en dos ocasiones.
Dashiell Hammett consiguió el prestigio literario gracias a sus novelas publicadas entre 1929 y 1931. Las dos primeras, “Cosecha roja” (1929) y “La maldición de los Dain” (1929), rápidamente lo catapultaron a la fama. Con “El halcón maltés” (1930) su novela más famosa con Sam Spade como protagonista, fue como muchos de sus libros convertidos en películas, El halcón maltés (1941), dirigida por John Huston, con Humphrey Bogart.
Mi interés particular por el cine, me llevado a escribir artículos sobre el cine negro y hablé en octubre del 2015 sobre los escritores de novelas policiacas, así fue como me referí a Maigret creado por Georges Simenon (https://tinyurl.com/mr2z4p44). Curiosamente, en mi novela “El año de la lepra”, uno de sus personajes Alejo Plumacher, decía expresando sus ideas: Supongamos una novela como “El halcón Maltés”, diría yo que seguramente por culpa de Bogart, Dashiel Hammett para muchos parecerá un escritor más cinematográfico que policial, y es que el cine, como sucede con la música, en general con todo lo leído y lo vivido, pueden ser importantes causales de ese supuesto azar de las novelas… Que puedo decir si siempre que pienso en el inspector Maigret de Georges Simenon es el actor Jean Gabin quien viene a mi mente”.
Con Dashiell Hammett a la cabeza, a Chandler le tocó experimentar en carne propia la injusticia y la corrupción de la funesta época nacida de la crisis económica de la década de los años 30 en Norteamérica. Raymond Chandler (1888-1959), fue uno de los artífices de la novela negra que revolucionó la típica trama de intriga y misterio de la literatura policíaca, durante el advenimiento de la Ley Seca, de las pandillas, el swing, en los años de Las uvas de la ira de Steinbeck, la Cosecha roja de Dashiel Hammett, y de El sueño eterno de Raymond Chandler. Con este advenimiento literario, el despertar de una realidad compulsiva y un nuevo lenguaje violento, coloquial, incisivo, que desnudaba sentimientos y emociones, se contraponía a la mitología literaria y cinematográfica con un nuevo antihéroe, un perdedor en la inescapable confrontación ética entre el bien y el mal.
Inmersos en la angustia y el escepticismo, al releer la obra de Raymond Chandler, rememoramos a Hammett y a Cain, pero por igual a Faulkner y a Hemingway, para redescubrir, a través de unos diálogos y personajes de acerada dureza, una ciudad como Los Ángeles de los años 30, gobernada por el gansterismo común y político, contribuiría para crear más atmósfera, la visualización de algunas películas del llamado cine negro de esos mismos años 30, junto al estallido de la primera burbuja financiera al final de los 20, la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la bolsa, que precipitó la expansión del pánico y los saltos suicidas. Era el fin de la era del jazz y el american dream. Tal desmoronamiento haría exclamar a Scott Fitzgerald, el mejor retratista de los happytwenties, que aquel había sido un tiempo prestado: “O, en cualquier caso, con toda la minoría selecta de una nación viviendo con la indiferencia de los grandes duques y la despreocupación de una corista”.
Manuel Vasquez Montalban (https://tinyurl.com/3uzjjhdy) en 1972 publicaría Yo maté a Kennedy la primera novela del detective privado Pepe Carvalho, su personaje más popular del escritor que es un referente de la novela negra española a nivel internacional. Vázquez Montalbán creó una serie de novela negra de las más exitosas y prolíficas de la literatura española protagonizada por el detective Pepe Carvalho en Asesinato en el Comité Central 1981 y en Sabotaje olímpico se dan en la Barcelona olímpica. En 1995 recibió Premio Nacional de las Letras Españolas en reconocimiento a toda su obra.
Maracaibo, viernes 7 de junio del año 2024
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