Katrin Amunts,
es una neurocientifica (Potsdam, Alemania, 61 años), directora
del Human Brain Project y es una brillante neurocientífica, quien nos dice: “Nuestros cerebros son diferentes entre sí y
además son muy redundantes, y esto los ayuda a recuperar lesiones” Para Katrin Amunts especialista en cartografía cerebral “el cerebro es el sistema más apasionante y
complejo que se pueda estudiar”.
Desde 2016, Katrin Amunts también ha sido la directora científica del
monumental Human Brain
Project (Proyecto Cerebro Humano (HBP,
por sus siglas en inglés), uno de los mayores desafíos científicos nunca financiados
por la Unión Europea, concluido tras una década el pasado septiembre. Han logrado crear mediante supercomputadores modelos
virtuales capaces de simular la actividad cerebral para mejorar el tratamiento
de la epilepsia, de las enfermedades neurodegenerativas, de la esquizofrenia o
la ceguera.
En esta fusión creada entre la neurociencia y la tecnología en han
colaborado 155 instituciones de 19 países y producido más de 3000 publicaciones
científicas, avances en inteligencia artificial, el atlas digital
tridimensional más detallado de
este órgano y una infraestructura de investigación digital denominada EBRAINS,
que seguirá disponible para todos los
investigadores del planeta.
El HBP ha buscado contribuir a una comprensión más profunda del cerebro
humano con una investigación basada en las TIC
(tecnologías de la información y la comunicación) y trasladarla a la medicina,
las nuevas tecnologías y la informática. Lo hemos hecho mediante EBRAINS, que consta de numerosas
herramientas, como el atlas virtual,
y dispone de miles de datos diferentes de nuestro cerebro y del de otros
animales. Permite desarrollar simulaciones a nivel molecular, celular, de redes
neuronales o de todo el cerebro y ejecutar análisis en superordenadores o en dispositivos de computación
neuromórfica.
Funcionamiento del atlas del cerebro y el Cerebro
Virtual (The
Virtual Brain); es como Google Maps,
pero para el cerebro. Hay mapas muy
diferentes, sobre la composición
molecular o celular, sobre la conectividad
neuronal y podemos combinarlos e ir de lo micro a lo macro. El atlas del HBP contiene más de 200 zonas definidas
microestructuralmente, más que ningún otro atlas del mundo. Es tan preciso, que
capta las variaciones de las áreas cerebrales entre sujetos, la llamada variabilidad
interindividual, que es fundamental para tratar pacientes.
Por su parte, el Cerebro Virtual
es una plataforma neuroinformática que permite desarrollar modelos digitales
personalizados con fines clínicos. Se usa para planificar la cirugía de la
epilepsia o mejorar la localización de electrodos que permitan la estimulación
cerebral profunda en el Parkinson cuando los fármacos ya no son eficaces. Mediante
simulaciones a nivel molecular se están identificando fármacos más potentes
para las enfermedades neurodegenerativas. También avances en los trastornos de
la consciencia, como el coma. Conocer su profundidad tiene consecuencias para
la terapia y para los familiares.
Nuestros cerebros son muy distintos a
todos los niveles. Del microscópico, al celular, hasta el cerebro en su
conjunto. Por eso el atlas se basa en mapas microestructurales de 10 cerebros
humanos diferentes, cinco masculinos y cinco femeninos. Existen mapas
probabilísticos, muestran la probabilidad con la que se puede encontrar
determinada área cerebral en cierta posición combinando neuroimágenes o datos
fisiológicos de un paciente con la información del atlas.
Las similitudes entre los cerebros de
mujeres y de hombres son mayores, pero hay diferencias específicas de género. A
nivel funcional, existen diferencias en el lenguaje. A nivel estructural, las
hay en el córtex visual o en las áreas relacionadas con el lenguaje. Pero como
tenemos esa amplia variabilidad interindividual, es difícil comprender el
significado funcional de una sutil diferencia estructural. Las mediciones de
inteligencia no difieren entre mujeres y hombres, podría haber diferentes
estrategias que la evolución ha elegido para lograr cierto objetivo. Son
diferentes, pero eso no está necesariamente relacionado con una ventaja o una
desventaja.
Katrin Amunts, la neurocientifica directora del Human Brain Project nos dice: existe un desequilibrio entre hombres
y mujeres en puestos directivos y uno de mis objetivos desde el principio fue
cambiar esa situación. Para un proyecto tan grande hemos desarrollado
actividades de concienciación y convocatorias o conferencias equilibradas en
cuanto al género. Como investigadora, tenía un interés particular en apoyar el
equilibrio de género porque, además de una dimensión social también tiene una
dimensión científica y consecuencias directas para la medicina... Hemos conseguido bastante, pero no podemos
darnos por satisfechos.
Me interesa cómo se organiza el cerebro en áreas y
en estos diez años hemos aprendido que está mucho más fragmentado de lo que
creíamos… Un ejemplo es el área de Broca, responsable del lenguaje. La
conocemos desde hace 160 años y siempre se supuso que se subdividía en dos
áreas, la 44 y la 45. Ahora sabemos que toda la región tiene más de una docena
de áreas y que hay un montón por encima, y otro montón por debajo.
Todavía hoy, muchas investigaciones
se centran en un aspecto de esa organización, pero es necesario tender un
puente entre esas diferentes escalas, lo que es más factible con EBRAINS. Sin
digitalización no podemos abordar esta complejidad, necesitamos
superordenadores, ordenadores mórficos y ordenadores cuánticos. Hay muchos
progresos y sinergias entre la neurociencia, la informática y la tecnología. Hay
distintas formas de restaurar la función. Se pueden formar nuevas neuronas,
pero en el cerebro humano esto sólo se demuestra en algunas regiones, como el
hipocampo. También es difícil de demostrar, la verdad.
Sabemos que es posible aumentar la
eficacia de la transmisión sináptica entre neuronas. También que el cerebro
tiene muchas formas paralelas de conectar regiones cerebrales entre sí, es muy
redundante, lo que nos ayuda a resolver la misma cuestión mediante otras redes
neuronales. Así, restaurar funciones y capacidades es el logro del cerebro como
órgano, como sistema.
Hay 86.000 millones de neuronas y
cada una tiene diez mil sinapsis, al menos en el córtex. Luego tenemos dos o
tres millones de kilómetros de axones y dendritas. No es una sola célula la que
proyecta a otra célula que ejecuta una función, siempre hay grupos y racimos de
células. Y estos grupos forman redes. Percibimos la conectividad también como
un sistema jerárquico. Tenemos redes de redes de redes. Simplemente, hay mucha
flexibilidad.
Dra Amunts…¿Puede
poner un ejemplo? En un experimento pedí
citar nombres de flores cada dos segundos. Hay diferentes maneras de hacerlo:
diciendo lo primero que te viene a la mente, de forma alfabética o yendo al
jardín y contando las que ves. Son estrategias diferentes de responder a una
pregunta semántica simple que utilizan redes diferentes para cumplir la misma
función cognitiva. También respecto a las diferencias de género y la navegación
espacial. Las mujeres se orientan más mediante puntos de referencia: “cuando
veas la casa amarilla, gira a la derecha hasta llegar a la panadería”;
mientras, los hombres siguen más a menudo una orientación geográfica: “ve al
Este, luego gira a la derecha”. No se trata de si son mejores o no, ambas
pueden ser exitosas.
También funciona en un infarto cerebral. Tras un
ictus, la rehabilitación puede intentar activar el tejido en la zona de
penumbra (periférica al infarto) para que asuma algunas responsabilidades y
esto se puede aprender. Unos colegas de Lausana han desarrollado un método de
estimulación para pacientes tras una parálisis por una lesión transversal
completa de la médula espinal. Consiguen estimular la médula bajo la lesión
para que los músculos reaccionen. Es un tipo de rehabilitación que nunca
habíamos imaginado....
Maracaibo, lunes
3 de junio del año 2024
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