jueves, 25 de abril de 2024

El gabinete del doctor Caligari


Dentro de la vanguardia que represento el expresionismo alemán, aparecieron algunos de los cineastas más importantes en la historia de la cinematografía germana, y los nombres de Paul Leni, FW Murnau, Fritz Lang y GW Pabst representarían los primeros pasos arropados por aquel movimiento. Sin embargo, existió una película que se distinguió e impactó de manera permanente a los espectadores: El gabinete del doctor Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari), de Robert Wiene, la cual tuvo su premiere el 26 de febrero de 1920 en Berlín.

El filme tiene un estilo visual oscuro y retorcido, con formas puntiagudas, líneas oblicuas y curvas, estructuras y ambientes que se inclinan y giran en ángulos inusuales, y sombras y rayas de luz pintadas directamente en los sets. Se dice que el guion fue inspirado por varias experiencias en vida de Janowitz y de Mayer, después de sus experiencias con los militares durante la Primera Guerra Mundial.

Este filme, describe el fenómeno de la autoridad brutal e irracional, donde el doctor Caligari representa al gobierno militar alemán, y Cesare el sonámbulo hipnotizado simboliza al hombre común condicionado como los soldados, a matar. En un influyente libro  escrito por Siegfried Kracauer (De Caligari a Hitler) se planteaba que el filme era el reflejo de una subconsciente necesidad de un tirano en Alemania. Asimismo, ve en el filme una premonición del ascenso de Hitler y del partido Nazi al poder. La película pareciera desarrollar igualmente el desestabilizado contraste entre la cordura y la locura.

El gabinete del doctor Caligari fue lanzada después de la Primera Guerra Mundial, fue proyectada internacionalmente, y se ha considerado como "el primer filme de terror". El crítico Danny Peary dijo que era el primer “filme de culto, un precursor del “cine de arte”. Este filme clásico, ayudó a llamar la atención hacia el mérito artístico del cine alemán y tuvo gran influencia en el cine estadounidenses, en los géneros de terror y cine negro.

Caligari apareció en un momento en que la Universum Film AG (UFA), el estudio más importante de Alemania durante la República de Weimar, triunfaba con las comedias de Ernst Lubitsch y controlaba la mayoría del mercado cinematográfico. Gracias a sus alargadas sombras, alto contraste y estética pesadillesca, la cinta de Wiene no podría ser más distinta de las de Lubitsch, y esto le daba a la productora de la película, un toque que la distinguió.

A la corriente originada por los éxitos de Lubitsch se opuso el expresionismo, que fue más original y más típicamente nacional. Caligari,… fue el primer tipo trágico creado exclusivamente por el cine. Más que un hombre es un estado de alma, una mezcla de crueldad y de inquietud, de fantasía y de frenesí. Este film famoso se ha convertido hoy en una de las claves del alma alemana.” Así lo apunta el historiador Georges Sadoul en su Historia del cine mundial desde los orígenes publicada en 1967.


Otro de los grandes aportes del trabajo de Wiene tiene que ver con su total subjetividad, ya que el realizador no busca retratar la realidad, ni mostrar de manera natural a sus personajes. Caligari es una pesadilla y como tal se desarrolla. Este punto lo remarca el sociólogo alemán Siegfried Kracauer en su Teoría del cine: la redención de la realidad física:“…el narrador de la historia de Caligari se mezcla en persona con los otros personajes de la película… Toda la película parece surgir de la vida interior del narrador, reflejando su luz en el universo que crea”.

El académico catalán Román Gubern en su Historia del cine, recuerda que :“El gabinete del doctor Caligari constituyó un éxito sin precedentes, que consiguió romper el bloqueo impuesto por los aliados al cine alemán al acabar la guerra, dándole un extraordinario prestigio en el extranjero. Caligari fue, junto con Charlot, el primer mito universal creado por el cine y los críticos franceses acuñaron la palabra caligarismo para designar las películas alemanas tributarias de la nueva estética”,

Caligari (interpretado por Werner Krauss) es el extraño conductor de un espectáculo de feria centrado en el sonámbulo Cesare (Conrad Veidt), quien predice el futuro de aquellos que osan hacerle una pregunta. Sin embargo, Caligari no sólo usa a Cesare como un entretenimiento, éste lo hipnotiza para que el sonámbulo despierte de su sueño y cometa los crímenes que su amo le ordena.

No es complicado descubrir por qué más de un estudioso ha visto en El gabinete del doctor Caligari una metáfora de los mecanismos usados por la extrema derecha y el fascismo para manipular al pueblo alemán antes de la Primera Guerra Mundial y durante la República de Weimar, temas que incrementaron su relevancia con la llegada al poder del nazismo.

La aparición de ese tema en el guion de la película no es una casualidad, sus autores, Carl Mayer y Hans Janowitz, pelearon durante la Primera Guerra Mundial y los horrores de la misma nunca los abandonaron. Su libreto no era sino la búsqueda por lidiar con dichos demonios. Como lo remarca Ronald Bergan:“El guión original de El gabinete del doctor Caligari pretendía ser una metáfora de la Primera Guerra Mundial, en la que Caligari representaba un gobierno que hipnotiza a su pueblo para que caminen dormidos hacia la guerra. Sin embargo, el final muestra a Caligari como un benevolente director de un manicomio, con el héroe como un paciente que ha imaginado toda la historia.”

Janowitz declaró en más de una ocasión a lo largo de su vida –y en sus memorias– que fue Robert Wiene –quién tomó el proyecto después de que Fritz Lang tuvo que abandonarlo– y altos dirigentes de la UFA impusieron dicho final a la historia, consternados de que el opresivo y poco naturalista diseño de producción creado por Hermann Warm, Walter Reimann y Walter Röhrig combinado con el final original (donde Caligari, como director de la clínica, era descubierto como la mente maestra detrás de los crímenes y era arrojado a una de las celdas del psiquiátrico) era demasiado pesimista para la sociedad alemana de la época.

Este “ligero” cambio transformó por completo el mensaje detrás de la película y, como argumenta Siegfried Kracauer en De Caligari a Hitler: historia psicológica del cine alemán, terminó ayudando tangencialmente a la consolidación del partido Nazi, porque al convertir los crímenes en el delirio de un loco evitó que la audiencia notara con claridad los peligros de la manipulación impuesta por Caligari a Cesare.

“Mientras que la historia original exponía la locura inherente a la autoridad, Caligari la glorificó y condenó a su antagonista como loco. Una película revolucionaria se convirtió así en una conformista”.El nuevo final también provocó que la cinta fuera abrazada por los psicólogos de la primera mitad del Siglo XX, quienes vieron en ella, y en el joven fenómeno cinematográfico, una nueva herramienta de análisis para la mente humana.

“El éxito (de Caligari) fue enorme, a pesar de que las secretas intenciones de la película no fueron comprendidas. Un crítico alemán escribió: ‘Se trata de un homenaje a la desinteresada y meritoria labor de los psiquiatras’. No lo era, pero lo cierto es que la película interesó vivamente a los círculos psiquiátricos y a partir de esta revelación, los cenáculos intelectuales europeos comenzaron a interesarse seriamente por el cine, considerándolo como una manifestación artística de vanguardia, pletórica de posibilidades” (Román Gubern en la Historia del cine).

 

Maracaibo, jueves 25 de abril del año 2024

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