Dentro de la vanguardia que represento el expresionismo alemán, aparecieron algunos de los cineastas más
importantes en la historia de la cinematografía germana, y los nombres de Paul Leni, FW Murnau, Fritz Lang y GW Pabst representarían los primeros
pasos arropados por aquel movimiento. Sin embargo, existió una película que se
distinguió e impactó de manera permanente a los espectadores: El gabinete del doctor Caligari (Das
Cabinet des Dr. Caligari), de Robert Wiene, la cual tuvo su premiere el 26
de febrero de 1920 en Berlín.
El filme
tiene un estilo visual oscuro y retorcido, con formas puntiagudas, líneas
oblicuas y curvas, estructuras y ambientes que se inclinan y giran en ángulos
inusuales, y sombras y rayas de luz pintadas directamente en los sets. Se dice
que el guion fue inspirado por varias experiencias en vida de Janowitz y de Mayer,
después de sus experiencias con los militares durante la Primera Guerra Mundial.
Este
filme, describe el fenómeno de la autoridad brutal e irracional, donde el
doctor Caligari representa al gobierno militar alemán, y Cesare el sonámbulo
hipnotizado simboliza al hombre común condicionado como los soldados, a matar.
En un influyente libro escrito por Siegfried Kracauer (De Caligari a Hitler)
se planteaba que el filme era el reflejo de una subconsciente necesidad de
un tirano en Alemania. Asimismo, ve en el filme una premonición del ascenso
de Hitler y del partido Nazi al poder. La
película pareciera desarrollar igualmente el desestabilizado contraste entre la
cordura y la locura.
El gabinete del doctor Caligari fue lanzada después de la Primera Guerra
Mundial, fue proyectada internacionalmente, y se ha considerado como "el
primer filme de terror". El crítico Danny Peary dijo
que era el primer “filme de culto”, un precursor del “cine de arte”.
Este filme clásico, ayudó a llamar la atención hacia el mérito artístico del
cine alemán y tuvo gran influencia en el cine estadounidenses,
en los géneros de terror y cine negro.
Caligari apareció en un
momento en que la Universum Film AG (UFA), el estudio más importante de
Alemania durante la República de Weimar, triunfaba con las comedias de Ernst
Lubitsch y controlaba la mayoría del mercado cinematográfico. Gracias a sus
alargadas sombras, alto contraste y estética pesadillesca, la cinta de Wiene no
podría ser más distinta de las de Lubitsch, y esto le daba a la productora de
la película, un toque que la distinguió.
“A la corriente originada
por los éxitos de Lubitsch se opuso el expresionismo, que fue más original y
más típicamente nacional. Caligari,… fue el primer tipo trágico creado
exclusivamente por el cine. Más que un hombre es un estado de alma, una mezcla
de crueldad y de inquietud, de fantasía y de frenesí. Este film famoso se ha
convertido hoy en una de las claves del alma alemana.” Así lo apunta el historiador Georges Sadoul en
su Historia del cine mundial desde los orígenes publicada
en 1967.
Otro de los grandes aportes del trabajo de Wiene tiene que ver
con su total subjetividad, ya que el realizador no busca retratar la realidad,
ni mostrar de manera natural a sus personajes. Caligari es
una pesadilla y como tal se desarrolla. Este punto lo remarca el sociólogo
alemán Siegfried Kracauer en su Teoría del cine: la
redención de la realidad física:“…el narrador de la historia de Caligari se mezcla en persona con los otros
personajes de la película… Toda la película parece surgir de la vida interior
del narrador, reflejando su luz en el universo que crea”.
El académico catalán Román Gubern en su Historia del cine, recuerda que :“El gabinete del doctor Caligari constituyó un éxito sin precedentes,
que consiguió romper el bloqueo impuesto por los aliados al cine alemán al
acabar la guerra, dándole un extraordinario prestigio en el extranjero. Caligari fue, junto con Charlot, el
primer mito universal creado por el cine y los críticos franceses acuñaron la
palabra caligarismo para designar las películas alemanas tributarias de la nueva estética”,
Caligari (interpretado
por Werner Krauss) es el extraño conductor de un espectáculo de feria centrado
en el sonámbulo Cesare (Conrad Veidt), quien predice el futuro de aquellos que
osan hacerle una pregunta. Sin embargo, Caligari no sólo usa a Cesare como un
entretenimiento, éste lo hipnotiza para que el sonámbulo despierte de su sueño
y cometa los crímenes que su amo le ordena.
No es complicado descubrir por qué más de un estudioso ha visto
en El gabinete del doctor Caligari una metáfora
de los mecanismos usados por la extrema derecha y el fascismo para manipular al
pueblo alemán antes de la Primera Guerra Mundial y durante la República de
Weimar, temas que incrementaron su relevancia con la llegada al poder del
nazismo.
La aparición de ese tema en el guion de la película no es una
casualidad, sus autores, Carl Mayer y Hans Janowitz, pelearon durante la
Primera Guerra Mundial y los horrores de la misma nunca los abandonaron. Su
libreto no era sino la búsqueda por lidiar con dichos demonios. Como lo remarca
Ronald Bergan:“El guión original de El
gabinete del doctor Caligari pretendía ser una metáfora de
la Primera Guerra Mundial, en la que Caligari representaba un gobierno que
hipnotiza a su pueblo para que caminen dormidos hacia la guerra. Sin embargo,
el final muestra a Caligari como un benevolente director de un manicomio, con el
héroe como un paciente que ha imaginado toda la historia.”
Janowitz declaró en más de una ocasión a lo largo de su vida –y
en sus memorias– que fue Robert Wiene –quién tomó el proyecto después de que
Fritz Lang tuvo que abandonarlo– y altos dirigentes de la UFA impusieron dicho
final a la historia, consternados de que el opresivo y poco naturalista diseño
de producción creado por Hermann Warm, Walter Reimann y Walter Röhrig combinado
con el final original (donde Caligari, como director de la clínica, era
descubierto como la mente maestra detrás de los crímenes y era arrojado a una
de las celdas del psiquiátrico) era demasiado pesimista para la sociedad
alemana de la época.
Este “ligero” cambio transformó por completo el mensaje detrás
de la película y, como argumenta Siegfried Kracauer en De Caligari a Hitler: historia
psicológica del cine alemán, terminó ayudando tangencialmente a
la consolidación del partido Nazi, porque al convertir los crímenes en el
delirio de un loco evitó que la audiencia notara con claridad los peligros de
la manipulación impuesta por Caligari a Cesare.
“Mientras
que la historia original exponía la locura inherente a la autoridad, Caligari
la glorificó y condenó a su antagonista como loco. Una película revolucionaria
se convirtió así en una conformista”.El nuevo final también provocó
que la cinta fuera abrazada por los psicólogos de la primera mitad del Siglo
XX, quienes vieron en ella, y en el joven fenómeno cinematográfico, una nueva
herramienta de análisis para la mente humana.
“El éxito (de
Caligari) fue enorme, a pesar de que las secretas intenciones de la
película no fueron comprendidas. Un crítico alemán escribió: ‘Se trata de un homenaje a la desinteresada
y meritoria labor de los psiquiatras’. No lo era, pero lo cierto es que la
película interesó vivamente a los círculos psiquiátricos y a partir de esta
revelación, los cenáculos intelectuales europeos comenzaron a interesarse
seriamente por el cine, considerándolo como una manifestación artística de
vanguardia, pletórica de posibilidades” (Román Gubern en la Historia del cine).
Maracaibo, jueves 25 de
abril del año 2024
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