martes, 9 de abril de 2024

RAYUELA


En este 2024, se cumplieron 100 años del nacimiento de Julio Cortázar y 40 de su muerte; y yo, esperaba poder escribir algo más (https://tinyurl.com/y3tmksd4) en el blog sobre RAYUELA, pero resulta que, me tropezaría con ciertos datos en un artículo de Anabel Vázquez, y cuando recién me he enterado de quien era ella, quien por demás se declaraba “cortazariana” y desde pequeña, quiso ser, exploradora, gimnasta, Edith Head, ministra de Cultura y emular a la escritora danesa Karen Blixen (1885-1962).

Supe que cuando Anabel cumplió 18 años, su madre le regaló un “rouge de Dior y un Chanel Nº 5”… Ella estudió en paralelo en España y en los Estados Unidos donde trabajó para el MOMA de Nueva York; mientras en España estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Sevilla, algo de Escenografía y tiene un Master en “Humanities and Social Thought” de la New York University. Su trayectoria profesional la ha llevado a escribir y a publicar desde 1992 y hoy lo hace en revistas como S Moda (El País), Condé Nast Traveler, o Vanity Fair, pero no es una escritora profesional de literatura

Al leer un artículo publicado en febrero de este año 2024, donde Anabel se autocalificaba como “cortazariana”, y escribía a propósito del inicialmente mencionado centenario, pensé que tal vez valdría la pena analizar la fecha, cómo ella lo planteaba. Veamos: leería entonces: “se me antoja que a Julio Cortázar no le habría hecho ninguna gracia un artículo bien organizado pues no hay nada que sea menos cortazariano que lo organizado y prefijado; la ruta de Cortázar debería estar llena de desorden, de idas y venidas, de “vaya, se nos ha ido la tarde en esta silla de este café y ahora hay tormenta y no tenemos paraguas y qué importa”…

Con ese espíritu, y esa manera de escribir las cosas, Anabel decidiría que deberíamos plantarnos en París, porque la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo del dentífrico”; y esta frase, sinceramente, me agradó. Así y por eso, organicé este artículo… cortazariano.

Diría textualmente Anabel: “estamos en el año Cortázar, y este mes ya hará 40 desde que el Gran Cronopio nos dejó”…Los cortazarianos somos una comunidad y nos olisqueamos y nos sabemos algo pasados de moda, pero nos da igual. Un día 12 de febrero falleció en la ciudad en la que vivió treinta y tres años y allí fuimos un día de lluvia, con el azar y el paraguas en la maleta, sintiéndonos un cliché y orgullosos de ello”.

Esa no es una “ruta Cortázar”; ya que hay muchas y mejores que esa… Así insistiría Anabel recordándonos que hay muchas que comienzan con un: ¿Encontraría a la Maga? Cómo resistirse a no empezar un artículo titulándolo como el del 2021 en este blog: (con Julio y Aurora fotografiados) “Entrevistando a La Maga”( https://tinyurl.com/y3tmksd4 )…  Así, con esas cuatro palabras con las que se disparaba RAYUELA… En todo caso, Anabel insiste en que su pregunta es otra: ¿Encontraríamos a Julio? ¿Cómo viviría el París de hoy?... y dice que “esa era nuestra bendita tarea, que, nos permite ponernos a escribir”

Esa “ruta cortazariana” que ya no es ruta, tendría que comenzarla por algún lado y lo haremos con Anabel donde todo termina; en el cementerio de Montparnasse donde descansan los restos del escritor junto a dos mujeres claves en vida y sin las cuales su obra no existiría, o sería otra, peor: Aurora Bernárdez y Carol Dunlop. 

A su tumba se llega por caminitos, rodeos y equivocaciones, y antes podemos visitar la de Susan Sontag, de mármol negro, un personaje de uno de sus libros, Fantomas contra los Vampiros y luego, dejaremos atrás el cementerio e iremos caminaremos por la zona de Montparnasse y de Saint-Placide y gozaremos lanzando gritos de alegría y asombro al veruna charcuterie , o un impermeable rojo, y vamos a dar un paseo por L'Epicerie  para comprar un chocolate con un éclair. Tal vez nos atreveremos a cruzar el Pont des Arts, como lo hacía Oliveira en RAYUELA, “Comíamos hamburgers en el Carrefour de l’Odéon, y nos íbamos en bicicleta a Montparnasse, a cualquier hotel, a cualquier almohada”. A nuestro protagonista le gustaría ver que su querido Boulevard de Sebastopol es una de los más transitados de Europa. 

Haremos lo que se debe y pasearemos por la rue de la Tombe-Issoire, donde vivía Horacio Oliveira, como el protagonista de RAYUELA, , esa que es una novela de búsqueda: “Buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas”… Cortázar y sus amigos del Club de la Serpiente, que se reunían para hablar de jazz, de Paul Klee y de cualquier tema grande o minúsculo en Le Trait d´Union, aquel sitio que abrió en 1957, seis años después de que aterrizará en París, desde Argentina, el escritor.

Es una institución en Montparnasse y sabemos que hoy sí que lo haría porque está lleno de jóvenes y hay ruido y es una ruta cortazariana que tiene siempre el idealismo loco de la juventud. RAYUELA es una novela de búsqueda y también de amor y de deseo. Oliveira y la Maga se aman en hoteles de la orilla izquierda del Sena, y así nosotros buscaremos también un hotel, lo haremos en la rue de Cherche-midiEl hotel Des Grands Voyageurs, donde el desayuno ofrece dulces obscenos que creo que a nuestro protagonista le habrían gustado.

A nosotros nos gusta leer en hoteles y bien sea en una ruta, o no ruta, Cortázar nos invita a llevar cualquiera de sus libros. Puede ser uno de esos que tenemos en casa desde la época de la universidad o cualquiera de las estupendas reediciones que en 2024 le dedicó   Alfaguara, los Cuentos Completos del autor, editados en dos volúmenes, o los libros de relatos Las armas secretasAlguien que anda por ahíUn tal LucasOctaedro y un poema dramático: Los reyes.  

El Paris de Cortázar no es diferente del tuyo o del mío, porque lo que importa en los viajes no es lo que vemos, sino lo que sentimosÉl no visitaba lugares secretos a los que no tengamos acceso. Todo el mundo puede pasear por el Jardin des Plantes o por el Marais. Sin embargo, no todo el mundo ve la ciudad con los ojos atentos a lo extraordinario y a lo inexplicable. “Caminar por París, y por eso califico a París como una ciudad mítica, significa caminar hacia mí, pero es imposible decirlo con palabras”. Así hablaba Cortázar en una escena de la película que le dedicó Tristan Bauer y nosotros lo entendemos y lo compartimos.

El Cortázar de 2024 se pasearía por los alrededores de la rue L'Eperon, donde en el número 3 tuvo su primer apartamento y se sorprendería al ver que Shakespeare and Company hoy es una atracción más de la ciudad, que Notre Dame se quemó y la están reconstruyendo, y que en las farmacias ya no venden medicinas, sino sérums de ácido hialurónico. En el hotel Dame des Arts, a un minuto de la que fue su casa, en la planta novena, hay una terraza pequeña y nada pretenciosa desde la que se divisa todo, pero todo, todo París. Allí subiría Oliveira con la Maga o lo haría Cortázar con Aurora Bernárdez y desde allí llamarían a sus amigos y allí juntos, hablarían de patafísica hasta cansarse. Desde allí diremos: París, total parcial te quiero, total general, te amo.

Así concluye su artículo Anabel, quien nos ha valido para usando la mayor parte de sus palabras, haber recordado a RAYUELA, a La Maga y al Paris, de Julio Cortázar.

Maracaibo, el día martes 9 de abril del año 2024

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