Conversando hace
unos días en la Academia de Medicina del Zulia sobre la tricomona vaginalis (TRV), allí surgió la idea de revisar con más
detalle sus peculiares “organelas” citoplasmáticas denominadas, los hidrogenosomas. Sabemos hoy día, que
este protozoario, la TRV, es parásito del aparato genital femenino y genitourinario
masculino que puede vivir en la microbiota intestinal y sobre ella,
comentábamos que, sin tener mitocondrias, utiliza los hidrogenosomas para
su intensa actividad metabólica.
El hidrogenosoma hace que el
piruvato (PYR) se convierta en dióxido de carbono (CO2) y acetato al
producir hidrógeno molecular (H2) y poder convertir el ADP en ATP.
Es por tanto la fuente de energía para este activo y movedizo protozoario
flagelado, el más frecuente agente parasitario del ser humano. El hidrogenosoma resulta ser un orgánulo redondeado que
está rodeado por una membrana y se encuentra en algunos protozoos flagelados y
hasta en algunos hongos anaeróbicos, siendo por ello, orgánulo u organela, muy
variable, que presumiblemente ha evolucionado a partir de protomitocondrias
para producir hidrógeno molecular y ATP en condiciones anaeróbicas.
Los hidrogenosomas
fueron descubiertos en 1973 por D. G. Lindmark y M. Müller y tienen importancia
en el linaje evolutivo para los organismos que viven en ambientes anaeróbicos o
con escaso oxígeno. Son muchas las instituciones de investigación que han
documentado sus hallazgos sobre cómo este orgánulo existe en diferentes
microrganismos, pero no sería sino hasta el año 1970 cuando Lindmark y Müller
en la Universidad Rockefeller fueron capaces de aislar y purificar esos
orgánulos celulares y demostrarían por primera vez en eucariotas la presencia
de piruvato: ferredoxina oxidorreductasa e hidrogenasa. Posteriormente se
realizarían más estudios sobre la organización subcelular de varios
protozoarios, parásitos anaeróbicos, la Trichomonas vaginalis,
Tritrichomonas foetus, Giardia lamblia y Entamoeba sp
Utilizando la información obtenida de estudios de citología hidrogenosomal
y de bioquímica, diversos investigadores han determinado el modo de acción del
metronidazol sobre los hidrogenosomas que son afectados provocándose en ellos
la desestabilización de la estructura helicoidal del ADN e inhibiendo la
síntesis de ácidos nucleicos y proteínas en el parasito. Hoy en día, el
metronidazol no solo se reconoce como un agente quimioterapéutico estándar para
el tratamiento de infecciones anaeróbicas, sino que su uso se ha popularizado
hasta el extremo de provocar casos de resistencia.
Sobre los
hidrogenosomas se ha especulado de que evolucionaron a partir de las
mitocondrias para proporcionar un mecanismo diferente para la síntesis anaeróbica
de ATP utilizando el piruvato. La reacción da como resultado la producción de
hidrógeno molecular, de donde esta organela recibe su nombre. Los
hidrogenosomas miden entre 0,5 y 2 micrómetros y están rodeados por una unidad
de membrana. Generalmente tienen forma redondeada o de mancuerna y se
encuentran aislados o en grandes complejos apilados, desde 4 o 5 (llamados
complejos juveniles) hasta 20 o más hidrogenosomas.
En ausencia de
mitocondrias, se han descrito igualmente, otra organela. Son los mitosomas, unos orgánulos encontrados en algunos organismos
eucariontes unicelulares descubiertos en
los años 90 del pasado siglo XX,
pero su función todavía no se conoce muy bien ya que solo se han encontrado en organismos
anaerobios o microaerofílicos, los cuales
evidentemente, carecen de mitocondrias.
Estos organismos no tienen la capacidad de obtener energía por oxidación, proceso
que ya sabemos es realizado normalmente por las mitocondrias.
Estas mitosomas las encontramos
primeramente en otros protozoos como la Entamoeba histolytica,
un parásito intestinal de los seres humanos, pero también se han identificado
en varias especies de Microsporidios y en parásitos intestinales flagelados
del género Giardia.
Las mitosomas como sucede con los
hidrogenosomas, derivan probablemente de las mitocondrias y como estas, tienen
una doble membrana y las proteínas le son entregadas por medio de una secuencia
de aminoácidos, un mecanismo muy similar al usado en las mitocondrias. Algunas
proteínas asociadas a las mitosomas están relacionadas con las que están presentes
en las mitocondrias, pero las mitosomas,
al contrario que las mitocondrias, no contienen genes. Los genes para los
componentes mitosomiales se encuentran incorporados en el genoma nuclear del
parasito.
Sabemos que, en la mayoría de los casos, los hidrogenosomas tampoco tienen genoma, ya que la mayor parte del genoma mitocondrial se transfirió al núcleo; debido a esto, todas las proteínas hidrogenosomales se importan al orgánulo. Se ha detectado un genoma hidrogenosomal en el ciliado de una cucaracha Nyctotherus ovalis y en el Blastocystis Sp., que es uno de los parásitos del humano que más frecuentemente es identificados en las muestras de heces.
Muchos organismos han evolucionado para adaptarse a sus entornos
anaeróbicos, y lo han hecho de forma independiente desarrollando hidrogenosomas
o estructuras con funciones similares. Dada la mencionada similitud entre Nyctotherus y el
Blastocystis, se cree que están relacionados, aunque sólo de forma
lejana, ya que resultan de una evolución convergente, detalle este que llega a
poner en duda si existen claras diferencias entre mitocondrias, hidrogenosomas
y mitosomas.
Existe la llamada "hipótesis del hidrógeno" que
estipula como se produjo una endosimbiosis en una célula primitiva antes de que
ella hubiese desarrollado un núcleo. Esta hipótesis dice que una bacteria se
metió por endosimbiosis en el interior de una arquea.
Recordemos que las arqueas son micorganismos procariotas unicelulares parecidos
a las bacterias, sin núcleo, que están más relacionadas con los eucariotas.
La bacteria que conformaría a la mitocondria, seguramente desprendía
mucho hidrogeno y este era utilizado por
la arquea, lo que favoreció que terminaran creciendo juntas. Este pasaría a ser
un hecho favorable evolutivamente hablando. En esa simbiosis, surge la diferenciación de la
mitocondria y de lo que luego pasaría a conformar el hidrogenosoma.
Algunos organismos
que contienen hidrogenosomas incluyen: a) flagelados parabasálidos (Trichomonas vaginalis, Tritrichomonas
feto, Histomonas meleagridis). b)
flagelados preaxostilicos (Trimastix pyriformis). c) amoeboflagelados
heterolobos (Salteriomonas lanterna). d)
ciliados anaerobicos (Nyctotherus
ovalis, Metopus palaeformis, Compresa Trimyema, Caenomorpha
uniserialis, Dasytricha ruminantium).
e) hongos anaeróbicos
chytridiomicetos ( Neocallimastix Spp., Piromyces spp.)
Recientemente, es
decir en 2010, los científicos también informaron sobre el descubrimiento de
los primeros metazoos anaeróbicos
conocidos que han sido encontrados en las profundidades de los sedimentos
mediterráneos y utilizan hidrogenosomas en
su ciclo de metabolismo anaeróbico. Luciendo orgánulos similares a los ya
conocidos hidrogenosomas, se describieron tres especies multicelulares de
Loricifera: Spinoloricus nov. sp., Rugiloricus nov. sp. y Pliciloricus
nov. sp.
Resumiendo, podemos asegurar que los hidrogenosomas son importantes para
las células que los contienen porque les proporcionan una fuente constante de
energía. La fermentación que ocurre dentro de los hidrogenosomas genera ATP,
que se utiliza como fuente de energía para llevar a cabo las funciones
celulares. Además de producir energía, los hidrogenosomas también
contribuyen a mantener el equilibrio de los iones y los niveles de pH dentro de
la célula. Los hidrogenosomas y las mitocondrias comparten pues algunas
funciones similares, con marcadas diferencias que espero haber resumido en este
trabajo.
Maracaibo, martes 16 de abril del año 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario