miércoles, 8 de marzo de 2023

“Gavilanero”



… “En la pared cuelgan varios almanaques de propaganda. Una puerta interna, siempre abierta, da a un pasillo que lleva al patio y alineadas contra la pared del corredor hay cajas de cerveza formando un muro plástico multicolor, con adobes rojos de Regional, amarillos de Zulia y azules de Polar. En la pared del otro lado, desde unos recortes de revistas, la Polaca, la Bomba de Puerto Rico y Lila Morillo miran descoloridas hacia la rockola. Al final, un cují escuálido hace sombra en la tierra y se apoya en una cerca de bahareque donde una flecha y letras negras indican el sitio del “urinario”. Sergio Valera y Rodrigo Gartán, llegan con el calor del mediodía.

- Danos dos Regionales, si nos hacéis la caridad! 
 - La mía me la dais con un puyón pasacarle el hielo a la botella.

Los rasgos indígenas de Luis sonríen mostrando unos dientes desiguales tras sus bigotes incipientes. Son los primeros clientes del día y él sabe que la cerveza enfriada desde la noche anterior debe estar helada.

- Si ya sé, de las de abaje que debenstar como culoefoca. ¿Así es ques qués?
- Sí señor, como siesoepinguino es qués.

- Como te venía diciendo Sergio, yo soy gavilanero desde que tengo uso de razón y paque vos veáis, yo te he visto más cosas del béisbol de las que vos mismo ni te podéis imaginar, he visto jaibas que a las dos pasadas vos ni sabéis que existieron, avaina yo...

- ¡Que motrenca! Bértica, lo que falta es que me digáis que ibas a ver jugar a Luis el Grande en el Estadio del Lago. ¡Vos si seréis Roñoquero!

- Bueno ni tanto así, pero lo que si te digo es me acuerdo clarito cuando iba como de siete años a los juegos de pelota en los tiempos cuando todavía la gente usaba aquello de ponerle un collar de arepas al carro y salir a dar vueltas tocando corneta y como no voy a acordarme de Luis El Grande y de Ernesto Aparicio!, te digo es como si los viera, con el uniforme de rayitas azules del Gavilanes, y de Vidal López, de Tarzán Contreras, de Guillermo Vento y de Camaleón García el antesalista y adonde me dejáis al Chino Canónigo?, troncoepitcher. De verdad te digo que me acuerdo de todos y sabréis que esos si eran jugadores que se fajaban duro y fijate que todo esto que te cuento es antes de la famosa mañana del aquel domingo, el día de La Chinita, cuando Luisito recibió el guante de manos de su padre, el Grande de Maracaibo.


- ¡Gación! ¡Que mollejaememoria la tuya! A lo mejor visteis jugar a Carrasquelito antes que yo! - Bueno Sergio, no sé, o mejor dicho, ni me acuerdo y además como voy a saberlo?, si yo ni te conocía!, pero vos tenéis que saber que antes, las cosas del deporte eran diferentes, había una jaiba muy importante aquí, se llamaba la Asociación Atlética del Zulia. El béisbol no era con equipos de Caracas, aquí jugaban Gavilanes y Pastora y si acaso el Espadón o el Centauros y el estadio se ponía ful, hasta el tronco se llenaba y la fanaticada se peleaba, siempre había una agarraita entre pastoreños y gavilaneros y todo esto era, fijate bien, antes de que Luisito fuera pelotero profesional, en los tiempos cuando el Chico Carrasquel era solo un pichón de jugador, cuando amarraban a los perros con chorizos, vos sabéis...

- Si me vais a hablar de Aparicio te me tenéis que quitar la cachucha y esperate!, no me lo mezcléis con Carrasquelito porque vos bien sabéis que como Luis no hay ni habrá otro igual. ¡Dígame el David! Ni por las patillas le llega. Tiene que quitarse la gorra y decirle, mi maestro Luis, mi Señor Luis, Don Luis...

- Yo me acuerdo de las peleítas que se formaban dentro de la tribunas, esas tánganas eran peores que las de ahora. Que me vengan a echar cuentos a mí los que ahora se asombran de lo fanáticos que son los rapiños, no juegue! Yo siempre iba a la tribuna del centro o a la de la derecha, la del Gavilanes ya sabéis, y uno veía allá abajo a Barbarita Aparicio y a toda su familia y me figuro que hasta el mismo Luisito estaría allí, pero seguro que no era más que un carricito, como uno, y yo me acuerdo precisamente de Barbarita porque estaba buenota y se ponía unos vestidos pegados, ella era medio catirona así cachetoncita y con el pelo largo y bien lacio, sabéis?, y se tenía que aguantar la pita de los pastoreños cuando perdían los gavilaneros o peor todavía, cuando venía un alzao y se le afincaba desde arriba con un vaso de cerveza y allí mismito era cuando se prendía el mollejero. Te digo que las tánganas de adentro eran mejores que las de los jugadores en el campo, solo que allá se caían a batazo limpio, inmaginate! Por eso ya te digo que vos te sabréis los numeritos de todos los records de Luis, cuantos guantes de oro ganó, a cual pitcher le robó más bases, cuantos doblepleis ligó, pero hay cosas viejas del béisbol nuestro que habría que vivirlas otra vez para que las entendiera la gente y a las dos pasadas vos estabas muy chiquito en esa época y por eso ni sabréis de lo que te hablo.

- ¡Ah vaina! Claro está, es que me lleváis tragao por la edad, vos seréis, dejame decirte, más o menos, vos seréis de la época del Bambino, de Babe Ruth...

- ¡No, que molleja! Pero si soy de la de Stan Musial, de Willy Mays, de Mickey Mantle y del Duke Sneider el de la destrucción y de Frank Robinson y Sandy Koufax. ¿Que más queréis? Vai, a vos que te gusta la receptoría, decime. ¿Vos sabéis quien fue Campanella? No me lo confundáis con Capanegra que ni es brandy ni jugaba el ajedrez.

- ¡Gran vaina! Si queréis te doy los numeritos del Roy, es más, te puedo decir donde sufrió el accidente y hasta cuantas vértebras se fracturó.

- ¡Que molleja Sergio! ¿Sabéis a quien nos parecemos? A Roñoquero y Mamblea.

- ¡No, y es que así tiene que ser! El maracucho que no sabe de béisbol no vale medio. ¿Como vais a hacer? Todo maracucho tiene que ser un experto en béisbol, tiene que tener en su casa un altar pa la Chinita y otro pa Luis. ¡Esas son jaibas obligatorias!

- ¡Que molleja Sergio, te pasaste de maraca!

- A vaina!, si uno no protege lo suyo, a quien le vamos a dejar esta jaiba?

- Estamos peor que un libro de Mantilla y no oigo la música, no suena!

- Vai Luis, dame un bolo sencillo que le voy a poner al catire una de Armando porque dejame decirte que este guajiro del carajo no tiene ni un disquito de Reyes Reyito.

Desde la rockola rasgan las cuerdas de una guitarra y “el cantor de todos los tiempos” arranca cantando...   Tu boca es como una flor, linda fresca rosa y pura, es un manantial de amor que las penas de amor cura, un prodigio de marfil, un milagro de coral, un arca fina y sutil donde se quiebra un cristal”...

NOTA; textualmente tomado parcialmente para este bog (lapesteloca) de “Taguara I” en mi novela “Entropía Tropical” (Ediluz 2003, Maracaibo).

Maracaibo, 8 de marzo del año 2023

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