La novela indigenista en América (3)
Corría el
año de 1567 cuando un joven de 28
años quien firmaba como Garcilaso de la
Vega, refiriéndose a un levantamiento de mestizos que pretendían eliminar a
las autoridades coloniales para constituirse en nación independiente
escribiría: «los mestizos rebeldes peruanos habían tomado una imposibilidad como
proyecto»… Esa misma inquietud, de algún modo era el germen de lo que
habría de ser abordado por Manuel Scorza en sus novelas. Él, lejos
de limitarse a la comprobación de los hechos, fue más allá de la pregunta sobre
la verdadera historia, para confrontar al mundo al preguntarse de cual historia
hablaban…
Manuel
Escorza Torres, conocido como Manuel
Scorza (1928-1983) fue
un novelista, poeta,
político y editor peruano atento
a los fenómenos sociales y los problemas del Perú de la época que le tocó vivir;
sería el escritor perteneciente al indigenismo o
neoindigenismo peruano que narraría en sus novelas, las sublevaciones
campesinas libradas entre 1956 y 1963 en los Andes peruanos.
Nacido en
la maternidad de Lima, Scorza viaja a Huancavelica por razones de salud en
1935. Luego de tres años de vivir en Acoria (Huancavelica) regresa a Lima, en donde
realizó su formación escolar en el Colegio
Militar Leoncio Prado, el mismo donde estudiaron Mario Vargas Llosa y César Hildebrandt. En 1945 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y
comenzó una etapa de febril actividad política, militando en el Apra.
En 1948, a los 20 años, Scorza tenía que
salir del país urgentemente en calidad de exiliado tras el golpe de estado del general Odría y la implantación de un gobierno
autoritario. Se estableció en París, Francia, donde aprendió francés y obtuvo
un trabajo de cierto prestigio: lector de español en la Escuela Normal Superior de
Saint-Cloud. Muchos de los versos que integrarían su primer
poemario, Las imprecaciones (1955), son fruto del desconsuelo en
que se hallaba inmerso. Vuelve al Perú durante el gobierno de Manuel Prado, que
contaba con el apoyo de los apristas.
En 1956
empezó a dirigir la edición de los Populibros que duró hasta 1965 y que
significó la democratización del libro y el acceso del gran público a una vasta
colección de joyas literarias a precios accesibles, dicha colección incluyó a
autores peruanos, latinoamericanos y universales de los llamados indigenistas o
progresistas. Su primera novela, Redoble por Rancas (1970), forma parte de un ciclo denominado "La
balada", "las Cantatas" o "La guerra silenciosa", donde,
desde una óptica eminentemente poética que fusiona mitos ancestrales e
historia,
Redoble
por Rancas, es la primera gran
novela de Manuel Scorza; en la saga narra las sublevaciones campesinas entre la
década del 50 y 60 del pasado siglo XX. A lo largo de cinco novelas Scorza
relatará como se sucederían los hechos, para los hacendados, y las comunidades
campesinas con sus líderes, pero el abuso será siempre el mismo, y la represión
fue la misma. Scorza
relata la lucha de los pobladores de la minúscula aldea de Rancas contra el avance de un Cerco que va “apoderándose” de sus tierras, sus casas y su ganado. El Cerco es la
presencia de Cerro de Pasco Corporation.
La dimensión personal del enfrentamiento la pone Héctor Chacón, el líder
campesino apodado el Nictálope y el Juez Montenegro, propietario de la
hacienda. Los sucesivos reclamos, infructuosos, ante las autoridades conducirán
a un enfrentamiento con la tropa enviada desde la capital para proteger los
intereses del hacendado, y la masacre pondrá punto final a esta resistencia
condenada al fracaso.
El
acercamiento de la saga scorciana a la realidad no se limita a la relación de
las luchas campesinas por la recuperación de tierras; sus referencias son de
episodios históricos del dominio colectivo donde encontramos algunos detalles
interesantes. En el capítulo de Redoble
por Rancas titulado “Presentación
de Guillermo el Carnicero” ,se
describe al comandante de la Guardia Civil Guillermo Bodenaco, conductor
de la tropa encargada de reprimir la resistencia sin prestar especial atención
a los límites del ejercicio de la violencia. Cuando Bodenaco y sus tropas
costeñas se detiene a la entrada del pueblo, leemos: “En ese lugar, algo así como cincuenta mil días antes, otro jefe detuvo
a su tropa: el general Bolívar, la víspera de la batalla de Junín, librada en
esa pampa”.
Tal vez
no es más que una referencia a la evidencia de que la historia nacional
sacrosanta y venerada por la mayoría de peruanos, de la cual es personificación
Bolívar, no tiene el mismo significado para los peruanos de Rancas, entre
otros. Podríamos argüir que nos encontramos ante una similitud de formas, de
estrategias militares tal vez, hasta que llegamos al relato del líder campesino
Raymundo Herrera en El Jinete Insomne.
Él nos presenta una dramática historia, insuficientemente repasada por la
historia oficial. Una historia que se conecta sospechosamente con el clamor que
animaba las sublevaciones de los años 60: la recuperación de las tierras
usurpadas. Pero la Historia también puede ser relativizada, ya que, al fin y al
cabo, es también una reconstrucción, un arreglo de elementos y
representaciones. Lo que hace Scorza es rescatar un relato controversial
haciéndolo figurar desafiante en sus novelas. Para la historia oficial la
versión de los pueblos indígenas se presenta clara y evidente.
La
pentalogía de Scorza está inspirada en el reguero de resistencia campesina que
incendió los Andes peruanos en la década del 60. A lo largo de sus cinco
novelas se suceden otros hacendados, otras comunidades campesinas, otros
líderes, pero el abuso será el mismo, la represión la misma. La única constante
está descrita por el protagonista de El
Cantar de Agapito Robles. Los críticos aprecian la
fantasía magistralmente desplegada en las novelas de Scorza y así citan como un
ejemplo la historia, en El Cantar de
Agapito Robles, de la anciana ciega Añada que tejía ponchos en los
cuales se dibujaba el porvenir.
Otro
ejemplo se encuentra en la segunda novela que relata la lucha de Garabombo,
este campesino que tenía la peculiaridad de volverse invisible, sobre todo cada
que se presentaba a hacer un reclamo ante los blancos, Garabombo el Invisible. En 1982, durante una conferencia en
Ayacucho, un antropólogo presentó los resultados de sus investigaciones
realizadas en dos pueblos de Cerro de Pasco, escenario de las novelas de Scorza.
La comunidad de Jupaicanán reverenciaba a Garabombo como divinidad protectora,
cada aniversario de su muerte realizaban peregrinaciones a la cueva donde se
ocultó de la persecución militar. Por otro lado, las autoridades de la
comunidad de Tusi (protagonistas de La
Tumba del Relámpago), se proclamaban propietarios legítimos de los
ponchos de doña Añada, los cuales, según ellos, se exhibían en su comunidad.
Historia de Garabombo el
Invisible (1972), El
jinete insomne (1977), Cantar de Agapito Robles (1977) y La tumba
del relámpago (1979), continúan uniendo el realismo social a la fantasía poética. Esta
serie de novelas, traducida a más de cuarenta idiomas, se ha constituido en una
de las más difundidas y reconocidas de la literatura peruana en el
siglo XX. En 1968, en plena efervescencia de las luchas campesinas
en la sierra central y en virtud a su activa participación a través de un
movimiento político indigenista, tuvo que abandonar de nuevo el
país. Llevó consigo dos manuscritos: El
vals de los reptiles y Redoble
por Rancas, un poemario y una novela respectivamente, ambos de 1970.
Algunas de las novelas de Scorza y sus editoriales
son: Cantar de Agapito Robles, Barcelona, Plaza y Janés, 1984. El Jinete Insomne, Caracas,
Monte Ávila Editores, (1977), Garabombo
el Invisible, Barcelona, Plaza & Janés, 1984. La mujer que cambió el tiempo,
Revista Nossa/Nuestra América on line,
1983, La Tumba del Relámpago,
México, Siglo XXI Editores, 1981. Redoble por Rancas, England,
Penguin Books Ltd., 1997.
Maracaibo, sábado 26 de febrero
del año 2022
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