Torturas y Covid-19
La llegada del COVID 19 le dio una
excusa el régimen venezolano para que la violencia carcelaria fuera más brutal.
Así lo destacaba Infobae entrevistando a las esposas y madres de los presos que
se encuentran en los sótanos de la Dirección General de
Contrainteligencia Militar (Dgcim). “Esta
angustia de no saber es la peor de las torturas”, confiesa una mujer
cuyo marido está desde hace más de dos años en los sótanos de la Dirección
General de Contrainteligencia Militar. “Para nosotros es peor, porque
demostramos que somos más fuertes, tenemos que soportar las amenazas y las
humillaciones como si las aceptáramos”: también lo ha revelado a Infobae el padre de uno de los
detenidos.
La esposa de un oficial preso reveló
igualmente: “Ninguna persona tiene
confianza en los tribunales ni en la fiscalía militar, y mucho menos en la
Corte Marcial. Violan la Ley, violentan los derechos de nuestros familiares, se
burlan de nuestros reclamos, no permiten el acceso a los expedientes sino
cuando quieren y en las condiciones que colocan. No todos pueden hacerlo”. Hay pruebas de torturas contra los
detenidos en el Dgcim, y hay familiares
que no saben absolutamente nada de los detenidos por el caso de la Operación
Gedeón. Leonardo David Chirinos Parra, funcionario de la Dgcim quien
estaba detenido desde semanas antes, está desaparecido. A su hermano Leandro
Leomar lo capturaron en el marco de la Operación y aparece en un video dándole una demostración de dignidad a un general.
La
madre de los Chirinos, Marisela Parra denunció el secuestro de sus hijos, exigiendo
fe de vida, según
ha publicado en su cuenta twitter, donde ella informó que Leonardo la llamó el 21 de abril para decirle
que lo habían detenido y lo estaban torturando para que diera el teléfono de su
hermano Leandro Leomar. Después sería
presentado ante los tribunales sin que hasta ahora se sepa nada de su caso,
desde cuando tenía 54 días sin comunicación y sin habérsele permitido
visitas familiares ni de abogados, ni siquiera llamadas telefónicas.
La desaparición del teniente coronel (Ej)
Igber Marín Chaparro tiene a sus familiares en situación de alarma. “Ellos no saben si él está vivo o muerto”,
dice la esposa de un militar que acude a la Dgcim a llevar medicamentos que le
pidieron para la tensión de su esposo. “La mayoría de nuestros familiares han
llamado dos o tres veces en los últimos meses, pero la familia de Marín no ha
recibido ni una llamada telefónica. No les reciben agua ni alimentos”. El teniente coronel (Ej) Marín Chaparro quien
era uno de los más destacados en el Ejército, desde que fue detenido en marzo 2018, ha sido muchas veces aislado, y
recluido en los llamados tigritos y en el “cuarto
de los locos”; ha permanecido incomunicado durante meses, sin visita de sus
padres, su esposa o sus hijos que son unos niños muy pequeños.
Las torturas contra muchos militares son
físicas, dejando graves lesiones en ellos. “Lo peor son las psicológicas, los intentos de suicidio que varios de
nuestros familiares han intentado en esos sótanos asquerosos. Si es terrible
para quienes estamos afuera, cómo será de cruel para ellos.
Cada vez que me acerco a ese lugar, lo hago con miedo, con angustia y eso ha
sido día tras día desde que a mi esposo lo detuvieron. A él lo mencionó ese
coronel García Palomo, no sé por qué le hizo esa maldad a mi esposo con quien
ni siquiera tenía relación”, dice una joven mujer, y una anciana narra que lo vivido en ese lugar
ha sido humillante. “Ni siquiera
porque soy una vieja, han respetado mi cuerpo ni mi pudor. Pobrecitas las más
jóvenes que han debido soportar los abusos de algunas funcionarias femeninas
que les gusta manosear a las mujeres. Ahí no hay respeto”.
En Venezuela fueron detectados cuatro casos
de coronavirus en funcionarios policiales que brindan servicio en El Helicoide,
el edificio en cuyo sótano se encuentra una de las cárceles más férreas donde
la dictadura chavista suele encerrar y torturar a sus enemigos políticos. Los pacientes que dieron positivo son
miembros de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Los funcionarios infectados son tres mujeres
y un hombre, pertenecientes a la brigada motorizada en la sede del
Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, quienes estuvieron presentando
los síntomas del coronavirus (Covid-19). Expertos se dirigieron al lugar para
hacerles las pruebas. “Están asustados, no quieren que se sepa”,
informaron fuentes cercanas al centro de reclusión de la policía política a
periodistas del diario El Nacional.
Desde que se empezaron a
registrar los primeros casos de coronavirus en Venezuela, familiares de los presos políticos solicitaron
que se les otorgara la liberación inmediata, como medida humanitaria. Recordaron
que los centros de detención no están
en condiciones de evitar que los prisioneros se contagien del virus,
además, por las condiciones de reclusión sería muy propenso que la pandemia pueda replicarse rápidamente entre los
privados de libertad y el personal que allí opera. En las cárceles destinadas a los más de 300
presos políticos civiles y militares, las personas se encuentran hacinados en
celdas de 2 x 2, sin agua para bañarse o tomar. Los familiares recordaron que
se encuentran con las defensas bajas, debido a la mala alimentación y a
la falta de sol.“Todas estas deplorables condiciones ponen en riesgo mortal la vida de
los presos políticos”. Los familiares tienen que llevar incluso el agua
que los presos políticos usan para bañarse ya que los funcionarios solo
permiten el aseo personal dos veces por semana, pero la única medida especial
conocida que han tomado en los centros de reclusión ante la pandemia es la suspensión
de visitas. Esta prohibición preocupa a los familiares de los presos políticos
y comunes porque les impiden llevarles la comida, el agua y los insumos de
higiene personal que no garantiza el Estado venezolano.
El partido político Voluntad
Popular, publicó un mensaje en su cuenta de la red social Twitter en el que
indicaron: “Alertamos a Venezuela y al mundo sobre el peligro que corren
nuestros presos políticos al confirmarse 4 funcionarios contagiados en El
Helicoide. Nuestros hermanos, Luis Navas, Roberto Marrero y el dip. Juan
Requesens, se encuentran en ese centro de reclusión”, indiicaron. Los médicos del Sebin le diagnosticaron a
Juan Requesens, una infección respiratoria y
recomendaron su traslado a la sede de la policía política en Plaza Venezuela,
una medida que no ha sido materializada. “Señalamos que es diputado y debe estar en
resguardo, pero la jueza Hennit Carolina López no se ha pronunciado al respecto”,
indicó el abogado del parlamentario, destacando que la medida se fundamenta en el
artículo 43 de la Constitución que protege el derecho a la vida y el 242 del
Código Orgánico Procesal Penal que establece medidas cautelares sustitutivas de
libertad.
Roberto Marrero,
exjefe del despacho del Presidente interino Juan Guaidó, es asmático crónico.
Sus días los pasa en una celda de 2×2 completamente aislado, un método de
tortura psicológica como ha establecido la Organización de Naciones
Unidas (ONU). Marrero se encuentra aislado en una celda de
2×2 sin ventilación, eso produce humedad y le va a afectar indudablemente. Los
expertos dicen que debe ser expuesto al sol. Acudimos a la Corte de Apelaciones
y ejercimos una acción de amparo porque el tribunal que lleva su causa, que es
el tercero en funciones de juicio en materia de terrorismo, pero no tiene juez
asignado”, explicó el abogado. García afirmó que solicitó una medida
cautelar sustitutiva de libertad, el 13 de marzo, ante el tribunal primero en
función de juicio con competencia en delitos conexos al terrorismo que lleva el
caso, un día después de que fue decretado el estado de alarma nacional en
el país por la pandemia de coronavirus.
Maracaibo, martes 16 de junio, 2020
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