domingo, 21 de junio de 2020

El cuento en los Estados Unidos


El cuento en los Estados Unidos

El 29 de junio 2018, hablé en este blog sobre el cuento en Norteamérica destacando las razones por las que esta variante literaria es tan apreciada en ese país y de cómo fue que el cuento se consolidó en los Estados Unidos. Hoy, ante las recientes disparatadas manifestaciones tendientes a borrar verdades históricas tan irrefutables como Cristóbal Colón, creo que puede ser interesante revivir la importancia de la literatura, y en particular del cuento, con esta reposición de un artículo del 2018. Ante las cadenas de streaming retirando películas clásicas para evitar problemas con la policía del pensamiento, y tergiversando la realidad para complacer apetitos políticos que comulgan con el desenfreno y la excitación de las bajas pasiones, aunque quieran denominarlas progresistas, proizquierda, o Black-Lives-Matters, no son cuentos, y son de hoy día, del mundo en medio de la pandemia…

La historia de “el cuento” en la literatura universal es interesante, pero si miramos la evolución del relato breve, o “el cuento”, en los Estados Unidos de Norteamérica, veremos que esta es una modalidad de la literatura que floreció brillantemente en esa nación. Podemos analizar las razones de este fenómeno que es particularmente curioso, si lo comparamos con otros países. Escritores norteamericanos famosos por sus relatos son incontables, y podemos nombrar algunos como ejemplo: Issac Asimov, Ray Bradbury, Charles Bukowski‎, George R. R. Martin‎, Philip K. Dick‎, F. Scott Fitzgerald Stephen King‎, H. P. Lovecraft‎ , Herman Melville‎, Joyce Carol Oates,‎ Edgar Allan Poe‎ y Mark Twain‎ para señalar varios de los muy reconocidos.
Entre los norteamericanos que primero aparecieron como autores de relatos, hay que mencionar a Washington Irving (1783-1859) quien durante décadas fue quizás el autor más influyente de su país. Sus obras más destacadas eran Rip van Winkle y La leyenda de Sleepy Hollow, y la colección de relatos titulada Cuentos de la Alhambra. Otro escritor cuyos recursos iban desde la parábola a breves historias y leyendas, hasta el ensayo, era Nathaniel Hawthorne (1804-1864) cuya obra más importante es la novela La letra escarlata, ambientada en la puritana Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII, sobre una mujer condenada a llevar en su pecho una letra «A», de adúltera. Siempre será necesario mencionar obligadamente a Hermann Melville (1819-1891) poeta, escritor, novelista y ensayista, principalmente conocido por su novela Moby-Dick, o su  cuento Bartebly el escribiente. Otro importante escritor fue Mark Twain (1835-1910) que era el seudónimo de Samuel Langhorne Clemens quien viviría hasta los inicios del siglo XX, y con el humorismo que le caracterizó, publicaría Las aventuras de Tom Sawyer y su mejor novela, Huckleberry Finn, que narra la vida  de Huck en el río Mississippi acompañado de un esclavo fugitivo. 

Todos los autores mencionados son antecesores a la obra narrativa de Edgar Allan Poe,  escritor especializado en el cuento fantástico, de terror, policíaco y de ciencia ficción. Su influencia habría de ser decisiva para poder darle importancia a las narraciones cortas que vendrían a transformarse en “el cuento”. En realidad Estados Unidos no contaba con una literatura propia, ya que como nación joven, imitaba la literatura europea romántica. Será en el siglo XIX cuando estas ideas comienzan a cambiar y se creará un nuevo lenguaje literario, el apropiado para un país nuevo. Esto fue posible gracias a la prensa, que ayudó a la divulgación de estas nuevas obras, la prensa escrita, diarios y revistas estimularon la actividad creativa de los escritores que se adaptaron al nuevo género que surgió: el cuento

Inicialmente los relatos estaban ambientados en las viejas ciudades del Este o del Sur y solían ser cuentos de fantasía, o basado en las tradiciones de los primeros colonos, o historias de terror  casi próximas a la novela gótica. El autor más destacable en este género es Edgar Allan Poe (1809–1849) escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, representa el mayor aporte literario de Norteamérica en esta área. Algunos de los cuentos más relevantes de Edgar Allan Poe se hallan en sus Narraciones extraordinarias: El gato negro, Los crímenes de la Calle Morgue, El escarabajo de oro, El pozo y el péndulo, etc. El lugar que Poe ocupa en la historia del cuento, no solo en Norteamérica sino universalmente es decisivo y definió su teoría artística en algunos de sus propios cuentos, manipulando el escenario, los personajes y los diálogos para crear en el lector el estado de ánimo propicio para entender el llamado crimen perfecto. La influencia de Poe en Europa se asocia a la pasión que por él sentía Charles Baudelaire, el poeta maldito francés, que lo tradujo a su lengua y lo promocionó como un gran renovador de la narrativa mundial. Poe influyo en toda la literatura de fantasmas victoriana y en autores tan dispares e importantes como Fedor Dostoyevski, Thomas Mann, William Faulkner, Franz Kafka, H. P. Lovecraft, H. G. Wells, Ambrose Bierce, Arthur Conan Doyle, Charles Baudelaire, Guy de Maupassant, Julio Verne, Jorge Luis Borges, Clemente Palma y Julio Cortázar, quien tradujo casi todos sus textos en prosa al español y escribió extensamente sobre su vida y obra. También se estimará positivamente, aunque no es esencial, considerar la influencia de Poe sobre escritores de cuentos de los siglos XIX y XX (Conan Doyle, Verne, Wells, Lovecraft). 

El cuento es un  género  del que los norteamericanos se sienten orgullosos. Se aplica aquí, además, el gentilicio con rigor, y el fenómeno que se comenta referido a los Estados Unidos con sorprendente similitud se repite en las demás literaturas americanas. Una tradición popular sobre anécdotas y personajes legendarios, en muchas ocasiones mezclando motivos del folclore europeo con la realidad local. El mejor ejemplo de esta tendencia desde el siglo XIX fueron los cuentos de Washington Irving. Otro factor que influyó directamente en el desarrollo del relato corto como forma narrativa predominante, en detrimento de la novela, fue la inexistencia de una ley internacional (“copyright”) que regulara los derechos de edición. A un editor local le resultaba más barato y menos arriesgado publicar literatura inglesa, o europea en traducciones inglesas, que patrocinar a los novelistas locales. Durante la época de la recesión, las ventas de libros experimentaron una fuerte caída, lo que se traduciría en un aumento del número de revistas, más asequibles a los bolsillos de los millones de desocupados que buscaron llenar su tiempo con el entretenimiento de la Literatura. El espíritu puritano, era aficionado a los escritos históricos y biográficos, y el escritor, consciente de ello, pretendió envolver su narración en un manto de veracidad. Ambrose Bierce, Mark Twain y, sobre todo, Stephen Grane, quien sin duda demostró cómo el mismo material que sustenta una noticia de periódico puede servir de base para un buen relato.

De todos los factores señalados, el más determinante ha sido la asociación del cuento con las publicaciones periódicas, una relación fructífera porque, sin el mercado de las revistas, el relato corto probablemente nunca habría florecido. También, las directrices editoriales de las revistas populares impusieron ciertas restricciones muy marcadas, llegando a crear verdaderas "escuelas' de escritores. Existió una gran demanda de espacio para publicar, que se vería satisfecha en gran medida por una parte por la cancelación de dinero por los cuentos, lo que los transformaba en un modus vivendi y una oportunidad para que el escritor pudiese subsistir, y más adelante, la llegada de los anuarios, una medida importada de Europa desde 1825, la fecha de publicación del primer anuario, hasta 1884, en que comienzan a perder importancia ante el ascenso de las grandes revistas de difusión nacional. Los anuarios fueron el canal dominante de publicación, y en ellos vieron la luz obras de autores como Hawthome y Poe. Tras la Guerra Civil se producirá una explosión en el número de nuevos periódicos y revistas, lo cual supone la aparición de muchos canales de publicación, algo sin precedentes en los Estados Unidos. O´Henry que era el seudónimo del escritor, periodista, farmacéutico y cuentista estadounidense William Sydney Porter, O¨Henry, fue un escritor que, ganaría una pequeña fortuna con cada uno de sus cuentos, y se le considera uno de los maestros del relato breve, su admirable tratamiento de los finales narrativos sorpresivos popularizó en lengua inglesa la expresión “un final a lo O´Henry”. 

En la actualidad, son las editoriales universitarias, no solo en Norteamérica las que están mostrando una especial predilección por el cuento, lo que en realidad refleja que es un campo que las editoriales comerciales descuidan a menudo.La riqueza de las grandes editoriales universitarias está también en las colecciones literarias y de divulgación científica que están hechas para un público no especializado”, explicó recientemente Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM. “Para nosotros la edición digital ya es una discusión superada”, asegura Esteban Giraldo, editor de la Universidad Nacional de Colombia. “Ya es un hecho que cada libro que sale en formato impreso debe salir también en su correspondiente versión electrónica”. Estos comentarios abrigan futuras expectativas favorables para el cuento también en Hispanoamérica.

Maracaibo, domingo 21 de junio, 2020

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