De la vejez…
En estos días,
cuando la pandemia acecha inclemente a los llamados “adultos mayores” para no
denominarles sencillamente viejos;
tocar el tema de la pérdida de la memoria reciente, o hablar de discretas
evidencias de que alguien evoluciona hacia una demencia senil, y ni hablar
sobre el terrible mal de Alzhéimer, pueden ser aspectos de interés general y
resulta la motivación para esta breve reseña, en parte por releer algo de lo
escrito por mi hermano, Lorenzo García Tamayo, hace
unos días, conversado públicamente a través de Facebook sobre el hecho de que
“la tragedia de la vejez es haber sido joven”. Esta
aseveración, nos dice, había sido ya expresada por Lewis Wolpert, un reconocido
biólogo inglés estudioso del proceso de envejecimiento.
Lewis Wolpert (1929) quien nació en Johannesburgo,
Sudáfrica,
es un catedrático de biología aplicada a la medicina
en el Departamento de Anatomía y Biología del desarrollo del University College de Londres. Formado
en Ingeniería Civil en Sudáfrica en 1995, reorientó su investigación a la biología celular en el King's College, y a partir del 2010 ocupa el cargo de Profesor
Emérito de Biología aplicada a la Medicina en el Departamento de Anatomía y
Biología del Desarrollo en el University College de Londres.
Además de sus publicaciones científicas y de
investigación, Wolpert ha escrito sobre su propia experiencia sobre la
depresión clínica en “Malignant
sadness: The anatomy of depression”(1999). En 2011, Wolpert publicó “You're Looking Very Well”, un
libro sobre los aspectos sociales y científicos del envejecimiento. La vejez,
como a la mayoría de mortales, le tomó a él por sorpresa y hoy se pregunta cómo
pudo un joven de 18 convertirse en un viejo de 91, su edad actual. “You're
looking very well”, ha sido
un éxito en Gran Bretaña. Una de las primeras sorpresas para él, nos dice, es
que no haya ninguna evidencia de que la vejez mate, porque no es una
enfermedad.
Regreso a lo que decía mi hermano Lorenzo sobre
como la manipulación de todas las piezas del rompecabezas en este proceso
denominado “el envejecimiento” está aún a años luz de resolverse. La meta es
entonces, llegar a viejos sin achaques… Un coeficiente intelectual alto es
garantía de que la persona va a cuidar más de su salud y se involucrará menos
en comportamientos riesgosos. Ser optimista también es clave. En un estudio
científico, aquellas mujeres que se mostraron positivas frente a su futuro
tuvieron 14 por ciento menos posibilidad de morir de cualquier causa que las
mujeres más negativas.
También está comprobado que hacer ejercicio y no
tener sobrepeso se sabe que prolonga la existencia. La dieta ideal para reducir
el riesgo de demencia incluye frutas, vegetales, cereal y mucho pescado. El
alcohol contribuye a llegar a la tercera edad en buen estado, pero solo si es
en dosis bajas. Profesar una fe ayuda a encontrarle sentido a la vida y a
manejar el estrés de esta etapa, lo cual es positivo para la salud. Aprender a
esta edad mejora el bienestar mental y físico, por lo cual Wolpert sugiere
abrirles espacios a los viejos en las universidades. Estar activo mentalmente
es muy importante, por lo que Wolpert también sugiere aplazar el momento del
retiro profesional, o, en algunas profesiones, incluso abolirlo.
Los jóvenes calculan que la vejez empieza a los 68
años, mientras que los más viejos piensan que es a los 75. Pero curiosamente,
un estudio mostró que solo 35 por ciento de quienes tienen 75 se sienten
viejos. Por eso, Lorenzo comentaba sobre lo dicho por Wolpert: “si
alguien conocido en la calle te dice "¡Qué bien te ves!", aunque
estés alrededor de los 75, créele, no lo repienses, disfruta del piropo,
gózalo y date por bien servido”…
Maracaibo,
viernes 19 de junio del 2020, en medio de la pandemia…
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